Fíate de la gente que
cierra las puertas. Os lo digo. Fíate. De esos que cuando entran a la
panadería la dejan entornadita, de los que hacen el esfuerzo por
cerrarla cuando entran al bar o de los que la empujan al salir. Esa
gente vale millones. Esa es la gente que vota bien. Esa es la gente que
pone el intermitente. Esa es la gente que dice buenos días. Esa es la
gente que no te echa el humo a la cara. Esa es la gente que se quita las
gafas de sol para hablar. Esa es la gente que no tira el chicle al
suelo, ni las pipas, ni las colillas… ¡ni escupe! Esa es la gente que no
monta grupos de whatsapp eternos. Esa es la gente que cede el asiento.
Esa es la gente que no grita. Esa es la gente que dice ‘por favor’ y
‘gracias’. Esa es la gente que no aparca en los sitios reservados para
sillas de ruedas ni se cuela en la fila con artimañas de tunante. Esa es
la gente que no sacude las migas del mantel por el patio de luces sin
mirar si hay ropa tendida en el segundo. La gente que no hace ruido en
el cine. La gente que pide la vez. La gente amable, ¿tan difícil es?
Texto: Maxim Huertas