Un nuevo mazazo, cuando todavía no he asimilado la perdida de Amadea, la vida me pone otra dura prueba. Salomé, la chiquitina, mi chica, se ha ido cuando estaba llena de vida y energía. Un huevo atascado ha sido su sentencia, de nada nos sirvió llevarla al veterinario de urgencia el domingo por la noche, de nada sirvió la intervención quirúrgica a la que fue sometida...la realidad es que ya no está y siento muchísimo su perdida, siento un frío en el alma, porque era una lorita sana que tuvo mala suerte y no es justo lo que ha pasado. Cinco loritas tenía y sólo me quedan dos, pero por suerte me queda el recuerdo y todo lo que me han regalado en estos años de compartir vida. Siete años me ha acompañado esta preciosidad que era amorosa y enérgica, puro nervio y pura ternura. Me alegraba al llegar a casa cuando me decia su sonoro: ¡Holaaaa! y sus silbiditos de alegría y complicidad. Cuando jugaba entre mis brazos buscando cobijo. Cuando se ponía mimosa, cuando se ponía brava...¡me encantaba, Salomé! Te voy a extrañar mucho, canijilla, nunca, nunca, nunca te olvidaré...Te quiero...
Vuela alto, chica...
Vuela con Amadea y Amelie...
Besito, besito, besito...