Ella huele a duraznos y sabe a cerezas. Sus pechos suben y bajan al ritmo de su respiración, agitados. Llora sin emitir sonido. El le besa el ombligo, apoya su cabeza en el vientre firme y se duerme, satisfecho. Ella lo acaricia y, prolongando su placer, se lo come.
domingo, 5 de diciembre de 2010
Gang bang salvaje
Desenfreno, desmesura, gemidos. Placer y lujuria dentro del costurero. Los hilos derrochaban testosterona. La aguja clamaba por más. Todo se desmadró cuando Hilo Negro e Hilo Rojo presentaron la sorpresa de la noche.
Ella se puso pálida. En un alarido gritó:
—¡El camello no!
No le hicieron caso.
domingo, 28 de noviembre de 2010
El lobito mentiroso
A la quinta vez que el lobito gritó «¡Viene el hombre! ¡viene el hombre!» la manada, furiosa, decidió ignorarlo. Diez minutos después, el lobito era huérfano y no quedaba nadie vivo en su clan. Pasó toda su vida arrepentido de aquella mentira que creyó sólo un juego, y despreciado por sus semejantes. Al final de sus días tuvo la oportunidad de revindicarse cuando atacó a un gran rebaño que pastaba en la ladera de la colina. Satisfecho consigo mismo, todo manchado de sangre y somñoliento, descansando a la sombra de un grupo de álamos después de haber matado más de cuarenta ovejas, se preguntó porqué los hombres no protegieron a sus animales, a pesar de que el pastor que actuaba de vigía gritó varias veces «¡Viene el lobo! ¡viene el lobo!»
sábado, 6 de noviembre de 2010
La maldad de las cosas inanimadas I
—¡Qué contratiempo!―estalló el motorman —¡Voy a tener que parar una semana para arreglar estos putos frenos! ¿Quién me paga los días que no trabaje?
Lo dijo fastidioso, sin mirar el tendal de cuerpos muertos, mutilados, cortados al medio que dejó la locomotora a su paso, hasta que se detuvo.
El efecto Chuang Tzu II
Cuando despertó, estaban a su lado un dinosaurio y una mariposa. Chuang Tzu se sonrió y dijo:
—Esta vez me toca ser dinosaurio.
—Esta vez me toca ser dinosaurio.
Tiempo loco
—Tiempo loco, ¿no cree vecino? —dijo la oruga desde una rosa.
—Hoy llueve, mañana hay viento, pasado nieva, y después nos fríen cuarenta grados a la sombra —acotó el ciempiés, desde un aloe —. La culpa es de la mariposa del gladiolo del otro cantero. Cada vez que mueve sus alas, la muy estúpida estropea el fin de semana.
sábado, 25 de septiembre de 2010
"El Secreto" en "Grageas 2", editorial IMFC
Mi relato "El Secreto" fue seleccionado por Sergio Gaut vel Hartman para integrar la antología "Grageas 2 (Más de cien cuentos breves hispanoamericanos)" editado por el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (Buenos Aires, Argentina), Colección Bicentenario
Un detalle extra: ilustración de tapa de Carlos Nine (¿que tul?)
Se puede comprar en:
http://www.imfc.coop/compraenlinea/libros/ficcion/grageas-2.html
"Grageas 2 contiene más de cien textos que fueron escritos por autores experimentados y noveles, mayores y jóvenes, que viven en Argentina, Chile, Colombia, Cuba, España, México, Perú, Uruguay y Venezuela. Hagamos nuestras, entonces, las palabras de Ingenieros ("En la utopia de ayer se incubó la realidad de hoy, así como en la utopía de mañana palpitarán nuevas realidades"), y que en la utopía de mañana palpiten nuevas realidades, realidades como ésta. Estamos construyendo una utopía en este acto de creación, haciendo lo que sabemos hacer, y legando, de algún modo, estas grageas de ficción para los que vendrán, para los que empezarán a poner los cimientos del Tricentenario."
"Mare Nostrum" finalista y publicado
Mi poema "Mare Nostrum" fue seleccionado como finalista por el Comité de Selección del Concurso "Años Maduros" (Madrid, España). El jurado esta trabajando y se espera conocer el poema ganador a principios de Noviembre.
Además, y por ser finalista, será publicado en la Antología "Años Maduros".
"Las profecías en el espejo" finalista en el Concurso "Universo THElunes"
Mirá vos.
Diana Cermeño, coordinadora de contenidos de "THELunes" (España) me hace llegar el siguiente mensaje:
"Como has podido comprobar, si has revisado el listado de finalistas del Certamen Universo THELunes, tu texto "Las profecías en el espejo", no estaba incluido entre los 20 relatos que compiten ahora en la votación popular, para obtener un lugar en la publicación impresa de THELunes.
Me alegra decirte que esto es debido a que, dada la gran calidad literaria y originalidad de tu relato, el texto a obtenido directamente un lugar en la publicación, según las bases, sin tener que concurrir en la segunda fase selectiva.
Quiero enviarte personalmente mi enhorabuena, de entre todos los relatos participantes en el certamen, únicamente tres obras, incluyendo la tuya, han obtenido esta distinción. Además, como miembro del jurado y como responsable de Contenidos de THELunes, he de decir que pasé un rato fantástico leyendo "Las profecías en el espejo".
Mirá vos.
domingo, 5 de septiembre de 2010
Anatema de madre
—Ve con Dios, hijo mío —dijo su madre antes de morir, hace más de treinta años. Desde entonces, el ateo se desliza por el mundo, busca que te busca, tratando inútilmente de complacer a la vieja.
El despertar sexual de Vladito
—Oiga doña Drácula —dijo el empleado de la gomería —dígale a su hijo que no muerda más el cuello de la muñeca inflable. Ya no me queda lugar para ponerle parches.
De cuentos V
—¡Ya van a ver cuando sea grande, manga de pelandrunes! ―decía el Patito Feo, llorando, ante las carcajadas de sus hermanos. Ya se sabe lo crueles que pueden ser los niños.
Al crecer, todos dejaron la laguna materna para conocer otras, con suerte buena algunos, mejor los otros.
El Patito Feo, no. El se quedó en su «terruño», donde al menos lo conocían y ya se cansaron de burlarse de su aspecto y, por cansancio, se ganó cierto respeto. Sólo de tanto en tanto algún patito nuevo se asusta. Quedó pato, quedó feo. Jamás fue bello, jamás fue cisne.
domingo, 29 de agosto de 2010
Variaciones sobre «La metamorfosis» de Kafka XVII
De no creer, señor policía ¿Cómo iba a saber que era Samsa? Lo conocí de niño, una hermosura de criatura, y no se parecía en nada a eso que maté a chancletazos. Acá tiene el arma asesina. No se manche con los pedazos que están pegados a la suela.
Variaciones sobre «La metamorfosis» de Kafka XVI
Entiendo su punto de vista, señor Samsa, pero su hijo no puede viajar en la cabina del avión. Debe despacharlo en una jaula, previo paso por zoonosis. Cualquier duda que tenga, reclámele al señor Kafka.
Variaciones sobre «La metamorfosis» de Kafka XV
No es que no te querramos, hijo, pero ¿podrías no meter tu cabeza en la olla para tomar la sopa? Para nosotros, los que aún somos humanos, esa baba que dejás tiene un gusto asqueroso.
sábado, 21 de agosto de 2010
Clamor de un caído
La lluvia lavó nuestros pecados. Todos y cada uno de ellos. Una pena. Antes, durante la sequía, todo era más divertido.
Soledades
Cerró los ojos y trató de pensar en algo hermoso por sobre el ruido atronador que se acercaba a pasos agigantados. En su mente se comenzó a formar una imagen borrosa, oscura, pero que se auguraba bella. Adivinó una flor a orillas de un arroyo, una nube, un pájaro. No tuvo tiempo para nada más. El tren le pasó por encima.
Talismanes
Pata de conejo; relicario con una astilla de hueso de la mano izquierda de San Macario mártir; genio en la botella —quizá el mismo que obnubiló a Aladino—; herradura de siete agujeros que perdiera Babieca en una escaramuza durante el largo sitio de Valença; trébol de cuatro hojas encontrado en la base de los Highlands escoceses, en la primavera de mil novecientos noventa y tres; canto rodado con la runa Eoh grabada en él, hallada en las orillas del Liger, cerca de donde éste se vierte en el Atlántico; un viejo talit, descolorido, que según la tradición perteneciera al mismísimo Rabbí Moshe ben Maimón; escapulario de la Inmaculada, de un azul desvaído; ta’weez que usó el muftí Ahmad ibn Adam cierta vez que se quebró tibia y peroné; grigrís que preparara un Babalorixá de Pernambuco; eguzki-lore robada de un caserío de Barakaldo, los ocho ashta mangala del budismo vajrayāna.
No hubo caso. Fueron al alargue y después perdieron por penales.
lunes, 16 de agosto de 2010
Variaciones sobre «La metamorfosis» de Kafka XIV
En las alcantarillas de Praga suele verse la silueta de un monstruoso insecto que aterroriza hasta los roedores que pueblas las cañerías. Las madres ratas asustan a sus hijos:
—Si no comés los desperdicios, te va a llevar Gregor Samsa.
Variaciones sobre «La metamorfosis» de Kafka XII
—Mami ¿falta mucho?
—Dos días.
—Mami ¿falta mucho?
—Un día.
—Mami ¿falta mucho?
—No, dale. Andá
Gregorio salió feliz de la casa. Era Carnaval. En medio de los disfraces nadie se espantaba al verlo y podía recorrer los lugares de Praga que le estaban vedados el resto del año.
sábado, 7 de agosto de 2010
Procastinación a la inversa
Si quiero descansar hoy ¿porqué tengo que dejarlo para mañana?
Variaciones sobre «La metamorfosis» de Kafka IX
—¡Vago! —gritó el jefe de Samsa —¿no va a trabajar porque se encuentra indispuesto? ¡Tonterías! ¡Usted es un mal empleado! No me venga con que se ha transformado en un bicho. He escuchado escusas ridículas, pero esto es el colmo. Usted siempre fue un gusano, un parásito, una larva.
El fin del idilio
Yo estaba fervientemente enamorado de ella. Era tan perfecta, que hasta tenía defectos —los mínimos, justos y necesarios—. Pero al fin y al cabo, lo nuestro no pudo ser. ¿Porqué, me pregunto, mi amor por ella tenía que ser correspondido?
El efecto Chunag Tzu
Chuang Tzu, en Pekin, soñó que estaba enamorado de Li Pei y que en su estómago una mariposa agitaba sus alas, provocando un huracán al otro lado del mundo, tan enorme que llegó hasta la China entreverándolo todo, de manera que Tzu se mezcló con su sueño; y ahora el pobre no sabe si es él, la mariposa, si está enamorado de Pei o de su hermana, o las odia a las dos; si está en Pekin, en Nueva York o es, quizá, el que está leyendo esto y espera, desesperadamente, que alguna mariposa lo despierte.
domingo, 1 de agosto de 2010
Escuchado en las playas cercanas a la desembocadura del Escamandro, o cómo se decidió de qué manera engañar a los troyanos
—¡Lo tengo!— dijo el fócida Esténelo, cazador de zorrinos, hijo de Epeo; cuyas preferencias por las fiestas orgiásticas eran bien conocidas— Hagamos una gran torta, nos metemos dentro, y salimos de golpe, todos en sunga, tal como hicimos en el aniversario del natalicio del etoliano Eurímaco, tomador de ginebra, hijo de Yálmeno; que cuando fue a soplar las velas, le salieron veintidós vírgenes de Afrodita. Recuerdo que…
—Está bien, está bien— terció Odiseo, rey de Ítaca, hijo de Laertes —La idea es buena, pero en una torta no entramos todos.
—Sos un animal— acotó el beocio Peneleo, domador de avestruces, hijo de Toante
—Sos un caballo— dijo el cretense Meríones, corredor de conejas, hijo de Filóctetes
—¡Eso! ¡Hagamos un caballo!— opinó Euríalo, cantor de pasodobles, hijo de Trasímedes; entusiasmado, mientras volcaba su copa de vino sobre la cara del ecaliano Macaón, pescador de mojarras, hijo de Anticlo; que dormía su borrachera
—¿Y por qué no una torre? ¡O un alfil!— se entusiasmó el lacedemonio Meges, tomador de viagra, hijo de Menesteo
— ¡Porque el ajedrez no se inventó todavía!— le contestó el orcómeno Tersandro, barredor de veredas, hijo de Macaón —¡otro animal!
—Otro caballo— habló nuevamente Meríones —¿lo ven? Un caballo. Tenemos que hacer un caballo.
—¿No sería más fácil hacer una flor?— acotó el elidiano Eurípilo, comedor de galletitas, hijo de padre desconocido —Nos envolvemos en grandes pétalos rosados; y, cual flor de cestrum nocturnum, al caer la noche la abrimos, y entonces…
—Callate, puto— ordenó el melibeo Equión, soplador de nucas, hijo de Polípetes.
—¿Y de qué tamaño sería el caballo que proponés?— interrogó el rodaciano Anfidamante, inflador de globos, hijo de Toante; dirigiéndose a Meríones
—Y, no sé— dijo éste —debería ser para unos cuarenta guerreros.
— Capacidad: cuarenta pasajeros sentados— acotó el simeano Idomeneo, fumador de cannabis, hijo de Eumelo.
—¿Cómo? —preguntó Euríalo
—¿De qué habla? —interrogó Meríones
—No le hagan caso. Alucina. Dice que el oráculo le muestra cosas. Déjenlo— contestó el pilota Demofonte, saltador de tapiales, hijo de Ciarripo.
—Va a parecer una carroza de carnaval— intercedió Meges
—¿Una qué de qué?— preguntó el filacteano Ifidamante, escupidor de guanacos, hijo de Podalirio
—Desde que se junta con Idomeneo, también dice que ve cosas extrañas— explicó Demofonte—Sigamos.
—Si tiene hijitos adentro— interrumpió Eurípilo —no sería un caballo, sería una yegua
—Hablás de nuevo y te mando a limpiar a lengüetazos la estatua de Apolo, puto— amenazó, ahora, Equión
—¡¿Apolo es puto?!— dijo, asombrado, Macaón despertándose del sueño de su borrachera y saboreando una gota de vino que resbalaba hacia su boca —¿Y quién apagó la luz?
—Nadie, salame— dijo el filaceo Cianipo, juntador de cartones, hijo de Neoptólemo; mientras le pegaba un coscorrón en la cabeza a Macaón —te dormiste a media tarde, con el sol en plena jeta.
—Soñé que estaba dentro de un caballo— comentó el borracho.
—¡Santísimo Baco!— dijo Odiseo —¡Es un mensaje de los dioses!
—No jodas, Odi— interrumpió el éspora Agapenor, limpiador de parabrisas en los semáforos, hijo de Teucro; que era consejero de Odiseo, y por tanto con derecho a tratarlo haciendo uso de ciertas libertades —éste tiene un pedo bárbaro…
—¡No, no!— contestó Odiseo —los dioses se manifiestan de maneras extrañas. ¡Será un caballo!
—Puede ser una torta con forma de caballo— volvió al ataque Esténelo —Y adentro nos metemos nosotros y cuarenta vírgenes de Artemisa…
—¡Terminala!— dijo Peneleo
—Por ahí, con veinte alcanza…
—¡Basta!— dijeron todos al unísono
—A mi me parece que una flor no estaría mal …— empezó nuevamente Eurípilo
sábado, 31 de julio de 2010
Variaciones sobre «La metamorfosis» de Kafka VIII
—Mire, señor Kafka —dijo el editor —el mundo no está preparado para un relato de este tipo, tan oscuro, tan… ¿cómo diría? … repugnante ¿Porqué, mejor, no hace que Samsa se transforme, cuando se enoja, en un superhéroe gigante y musculoso, de color verde? Sería una pegada. Créame.
Variaciones sobre «La metamorfosis» de Kafka VII
«Estimado señor Kafka», comenzaba la carta, «entiendo su necesidad de expresar desesperación por una sociedad que no acepta al diferente. Le agradezco la fama imperecedera que me ha conferido su relato, Die Verwandlung. Pero ¿sería mucho pedir que en él incluya un bicho hembra? Me siento solo.»
Variaciones sobre «La metamorfosis» de Kafka VI
«¿Qué me ha ocurrido?», pensó Gregorio al despertarse de un sueño intranquilo. Se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso ser rosado, lampiño, con cuatro extremidades terminadas en dedos y una piel suave y repugnante, tan diferente a la dura caparazón que todos los insectos llevaban en Praga.
domingo, 25 de julio de 2010
La tía Gertrudis le pidió prestada una taza de azúcar a la vecina del sexto “A”, que tomaba sol en su balcón, en topless
Tocó a la puerta que, apenas segundos después, se abrió de golpe. Imagino la escena. Ella, solterona por decisión propia, mujer de misa diaria a las seis de la mañana, novenas por la tardecita y dos rosarios rezados durante el día; luto riguroso, medias hasta la rodilla y zapatos negros abotinados, cara lavada y pelo entrecano atado en un rodete; parada frente a la puerta sosteniendo la taza con ambas manos y, recortada en el marco, despampanante, la vecina de la que nunca supe el nombre pero a la que llamábamos La Potra: cuerpo extraordinario, envidia de los editores de Hustler, un metro ochenta, cabello rubio a lo Farah Fawcett, tanga roja y tetas así de grandes, libres de cualquier yugo.
Fue un choque de culturas. Marco Polo ante el Gran Kublai. Cortés ante Moctezuma. Nunca supimos qué hablaron durante ese encuentro; pero, a partir de allí, la tía abandonó la iglesia. Yo le conté doce amantes hasta que murió, hace poco. Solía pasar las noches acodada en la barra del Copenhague, donde la conocían como Gerty.
Unos meses atrás Tuve noticias de La Potra. Es pastora de un culto evangélico en un cine de Constitución, devenido en templo cristiano. Le va bien. Oficia los servicios en topless.
sábado, 24 de julio de 2010
Premio Dardo y Premio Globo de Oro
El escritor mexicano José Manuel Ortiz Soto, responsable del blog Cuervo para tus ojos, acaba de otorgar a éste y otros nueve blogs el Premio Dardo y el Premio Blog de Oro, con el objetivo de difundir y fortalecer los lazos entre los blogueros del mundo.
Demás está señalar el honor que esto representa.
De la misma manera, otorgo el premio recibido a siete blogs que visito regularmente. Aquí les dejo los blogs seleccionados (por estricto orden alfabético)
Etiquetas:
Premio Dardo,
Premio Globo de Oro
sábado, 17 de julio de 2010
Variaciones sobre «La metamorfosis» de Kafka V
—¡Gregorio Samsa! —gritó la esposa.
El tragó saliva. Estaba enojada. No lo llamó «Goyo», ni «Grégory», ni «Cuca» —como lo apodaban los muchachos del bar—, ni el tan íntimo y cariñoso «Bichito mío» con el que empezaban las pegajosas noches de amor.
Variaciones sobre «La metamorfosis» de Kafka III
En Praga, en cierta calle, en cierta esquina, Gregorio Samsa suspira. Le tocó en suerte viajar y conocer el mundo, y ahora no soporta su limpia ciudad natal. Y extraña, con un nudo en la garganta, los basurales a cielo abierto de Buenos Aires.
Variaciones sobre «La metamorfosis» de Kafka II
Destino de alcantarilla el de Gregor Samsa: en el horóscopo chino es rata.
domingo, 27 de junio de 2010
Antología Poética "XX Aniversario de 3+1"
El pasado 23 de junio se presentó la Antología Poética "XX Aniversario de 3+1", en el auditorio del edificio Alfredo L. Palacios del Honorable Senado de la Nación., y dentro del marco de los festejos por el Bicentenario.
Participo en esta antología con mi poema "Si vos estás".
Se puede conseguir en todas las librerías de Capital, y en buena parte de las del interior. Está MUY buena.
("Veinte años de 3+1", Editorial 3+1)
sábado, 26 de junio de 2010
¡Son todos inventos!
¡Se lo digo yo! ¿Que invadimos la Tierra? ¡Ja!. Es una cortina del gobierno, para disimular el verdadero problema de la falta de agua acá en Marte. Nunca salimos de este planeta. Las fotos y los videos fueron tomados en los estudios de cine de Syrtis Major, y los noticieros solo repiten lo que dictan desde el Ministerio de Propaganda Marciano.
De cuentos IV
Después de que Feroz intentara derribarle la casa y de salvar a sus dos hermanos, el tercer cerdito vio el filón: construye condominios que alquila a los lobos. Los hace de ladrillos, es verdad, pero con materiales de segunda. Son húmedos, fríos y oscuros. Los lobos viven hacinados. Ahora es un cerdo burgués que se aprovecha de la crisis y cobra, religiosamente, las rentas.
domingo, 6 de junio de 2010
Exorcizo te
—¡Fue ese señor, papá! —gritó el pequeño demonio mientras señalaba con su dedo —, ¡él me obligó a abandonar el cuerpo de mi huésped!
El aterrorizado sacerdote se quedó paralizado frente al terrible leviatán de más de tres metros de alto, ojos rojos, serpientes por cabellos, piel erizada de pústulas, manos como garras, piernas de caprino y fétido, en su olor a azufre.
—¿Así que usted le tiró agua bendita a mi hijo? —inquirió en latín el horroroso padre, mientras se acercaba al exorcista blandiendo su espada llameante.
Una famosa adivina de TV nos dijo hace veinte años
—El destino de la humanidad se encuentra escrito en la borra que deja la sal en el fondo marino.
Desde entonces, estamos dale que te dale tomar agua. Mi vejiga no aguanta más, y el nivel del mar ha bajado, apenas, dos metros.
Desde entonces, estamos dale que te dale tomar agua. Mi vejiga no aguanta más, y el nivel del mar ha bajado, apenas, dos metros.
Causas y efectos I
—¡Dalila!― gritó Sansón, desaforado —¿dónde pusiste el gorrito de lana, que afuera hace un frío de cagarse?
domingo, 23 de mayo de 2010
De cuentos II
—Mirá— dijo Hansel —no me vengas ahora con que somos hermanos. Vos me trajiste al bosque hace como quince años. Y uno no es de fierro...
Los siete trabajos de Hércules García
La hija del vasco Arreche era todo para Hércules. Pero para el vasco, García era claramente inferior a su pequeña; y no la merecía. Cuando por fin se dio la combinación exacta entre ganas y miedo del novio y condescendencia del vasco, el galán pudo pedir la mano de Teresa. Arreche lo escuchó callado y dijo:
— Vea, García, va a tener que demostrarme que puede mantener a mi hija. Trabajará para mi durante un tiempo, y si me satisface su labor, después hablamos de casamiento.
Hércules accedió esperanzado. Debió matar a los doce chanchos del tano Bonifacini, a puros besos de lengua; aflojarle las ruedas al sulky del polaco Pyrik, que lo corrió a escopetazos; cambiar por tinta china el agua bendita de la iglesia del padre Juan; silbar “La Cumparsita” medio tono mas alto, mientras el vasco le apretaba, levemente, los testículos con una morsa; domar a la suegra del chileno Segovia, que ya había enterrado siete maridos; cobrar cinco pesos de entrada en la mesa catorce, para poder votar en las elecciones del año noventa y tres; y, finalmente, fotografiar a la intocable rusa Vielisky, en bolas. La rusa lo sorprendió; pero en lugar de denunciarlo, lo invitó a pasar. García jamás regresó a lo de Arreche. Teresa quedó para vestir santos; y el vasco con una hija solterona y amargada, y sin las fotos de la rusa, que tanto ansiaba.
domingo, 9 de mayo de 2010
Boleros míticos I
—Me gustas tu, y tu, y tu … — cantaba Perseo
—No, hijo de Dánae. Si no puedes elegir a una de las tres, eres indigno de nosotras— contestó Euríale, una de las hermanas Gorgonas.
Otro día en el paraíso
Golpeó a la mujer en la cabeza, y la llevó arrastrando a su cueva. Preparó el fuego, recién inventado.
—¡No, bestia!— dijo el dios — ella es tu compañera, no comida…
La vida en el mundo moderno acarrea problemas nuevos
— Y bien, amigo. Hábleme de su problema
Miré al psicólogo, con una mueca entre curiosa e interrogativa.
— ¡Vamos!¡Anímese! — insistió él.
— ¡Guau! — dije yo. ¿Y qué otra cosa podría decir? Soy un perro marca perro, más vale pequeño y sin ningún atributo especial. Tuve la suerte de ser sacado de la calle por una solterona que me crió como a su hijo. Baño diario, peluquería los viernes. Pullover y gorra en los días de invierno. Cuando mi dueña notó mi primer comportamiento raro, inmediatamente recurrió a la psicología canina. Y acá estoy.
— Ajá — dijo él.
— Aúaúaú. Iúiúiuu — lloré, bajando la cabeza, con mi mejor voz de caniche.
— Bueeeeno — dijo él
— ¡GUAGRFGUAGUAARFGAGUAU! — le grité en la cara, adoptando la postura de un dóberman
— Y qué más — insistió él, sin inmutarse.
— Guuuuuáu — musité, con el aplomó inglés de un yorkshire.
— Bien. Bien — dijo él
Sin hablar, lo ataqué como un rottweiller.
— ¡Serapio! — me llamó mi ama. Solté al médico y me refugié a sus pies.
— ¿Y, doctor? — dijo ella.
— Curioso, señora — dijo él, acomodándose la ropa y levantando sus anteojos del piso — su perro tiene personalidades múltiples.
martes, 4 de mayo de 2010
Tercera Convocatoria de Minicuentos "El Dinosaurio"
Esteban Dublín los invita a participar en esta convocatoria, donde -de manera temeraria- me eligió como jurado (Cosas vederes, Sancho...).
Si están interesados en participar, les dejo el link con las bases:
Tercera Convocatoria de Minicuentos "El Dinosaurio"
Etiquetas:
El Dinosaurio
lunes, 3 de mayo de 2010
Un cuento mio seleccionado para la antología "Borumballa" en Valencia, España.
Mi cuento "La última operación de cerebro" fue seleccionado para la edición en papel de la Primera Convocatoria Abierta de Cuentos Cortos “Borumballa”, realizada por los organizadores de ENCONTES, Festival de Narració Oral d'Altea, junto a otros cuarenta y siete cuentos de autores españoles, argentinos, mexicanos, brasileños, chilenos, hondureños, uruguayos, cubanos, colombianos y venezolanos.
La presentación se hará en Altea (Alicante, España)el próximo dia 22 de mayo a las 12 horas, en el hotel "La Serena", dentro de las actividades del 7º ENCONTES, Festival de Narración Oral de Altea .
Toy chocho.
Etiquetas:
Altea,
Borumballa,
Encontes
sábado, 1 de mayo de 2010
Boleros míticos II
— Bésame, bésame mucho….— cantaba Hero
— Dejate de embromar — contestó Leandros — No crucé nadando el Helesponto, para besarte. Vamos al catre. Y después me hacés un churrasquito, que el agua me dió hambre.
— Dejate de embromar — contestó Leandros — No crucé nadando el Helesponto, para besarte. Vamos al catre. Y después me hacés un churrasquito, que el agua me dió hambre.
Equívocos de la ciencia
Era alquimista. Conocía los secretos de la vida y la muerte. Sufría de Alzheimer, así que solía confundir las sustancias. Buscando la vida eterna inventó, en mil trescientos treinta, la leche en polvo.
sábado, 24 de abril de 2010
Momento de iluminación de un existencialista posmoderno
Sostuvo siempre que la vida es un accidente. Antes de impactar contra el árbol se dijo “Estuve equivocado. Vida fue lo que tuve hasta ahora. Esto, en cambio, es un accidente”
Dirán, con temor, nuestro nombre en los fogones
Drop me miró, y supe lo que pensaba. Desde niños nos entendimos con la mirada. La bella Targ estaba bañándose en el arroyo que está a dos tiros de piedra de los Árboles donde pernocta el clan. Estaba hermosa con sus brazos peludos y sus pechos caídos. La ataqué con una piedra. La llevamos hasta el Gran Árbol Viejo. Mientras esperamos que despertase, se desató una tormenta. Como es tabú tocar mujer dormida, nos refugiamos bajo La Piedra. Un rayo tremendo impactó directamente en la cabeza de Targ. Así inventamos la picana. Generaciones venideras resolverán como hacerla portátil o regular la intensidad del voltaje. Menudencias.
Después atacamos a Zrup, hijo de Fluj. Lo empujé y una vez en el suelo, Drop puso las manos en su cuello. Zrup dijo:
— ¿Uhgg pllu kkhhugg?
— ¿Que dijo, Grog?— me preguntó Drop, que no entiende el lenguaje del clan de La Caverna.
— ¿Qué hacen, muchachos? — traduje yo.
— ¡Ghh kkugghh sshgguhh! — dijo Zrup
— ¿Y ahora qué dice? — me interrogó Drop
— Nada. Ahora se está ahogando porque le apretás el cuello — contesté yo.
Entonces, Zrup se marchó junto al Gran Espíritu.
Luego matamos a Ull, la de cabellos amarillos; al viejo Grp, a la bruja Jjgh y a Zop, domador del Gran Tigre; a Yog, a Xtog, a la gorda Hgg, al pelado Dyp, a Xorg, a Kxarg y al rengo Dpog. Todo eso en un sol y una luna; y por diversión.
Seremos recordados. Los primeros asesinos seriales de esta incipiente humanidad.
domingo, 11 de abril de 2010
Zoofilia primitiva
—¡Ese es mi hombre!— gritó Eva, cuando vio que la gorila se llevaba a Adán arrastrándolo de los pelos
Todo es cuestión de instrumentos
Feliz, el sargento Barrientos, director de la banda militar, estrenó su Concierto en mi menor para obús, metralleta uzzi y fusil AK47.
Alf layla wa-layla
— ¡Alá es grande!— dijo la princesa Scherezade cuando vio a los mil y un apaches — ¡Todos para mi sola! Y se los ve tan exóticos con esos modelitos… ¿Quién les hace esos trajes, ricura? — le preguntó al más cercano a ella, que parecía estar al mando del grupo; vestido con un chaleco de piel de ciervo, un taparrabos extrañamente largo y mocasines, el cabello lacio atado en una trenza y la cara pintada en líneas oblicuas blancas.
El hombre miraba a todos lados con temor, y no habló.
— ¿Cómo te llamás, tesoro? — insistió ella.
— Gokhlayeh — dijo él — Pero me dicen Gerónimo.
— ¡Ay, pasen, pasen!¡Qué amorosos! Y vos, cielito, vení conmigo.
La princesa sabía que su esposo, el Gran Sultán Shahriar, le obsequiaría un presente traído de tierras lejanas, en compensación por tantas noches de sufrimiento esperando una muerte que, Alá sea alabado, jamás llegó. Según palabras del Gran Visir, el Sultán esperaba que el presente fuese de su agrado; y recalcaba muy especialmente que eran para su exclusivo solaz y esparcimiento.
Scherezade llevó a Gerónimo a su alcoba, de la que salió, espantada, un minuto después. Hizo desvestir a los otros mil guerreros, y lloró.
Claro estaba. Poseía, ahora, su propio harén, el más grande de todo el Islám: mil y un apaches eunucos.
domingo, 4 de abril de 2010
Avances de la ciencia
Antes de que Newton inventara la gravedad, las manzanas se vendían por docena; porque no pesaban nada.
Descubrimientos científicos que se perdieron en la historia I
El aporte más importante del Doctor Frankestein, además de su logro en la reanimación, después de más de veinticuatro horas, de material orgánico muerto; fue el de eliminar el rechazo entre órganos de donantes cadavéricos distintos. Resultó una pena que los ignorantes y miedosos habitantes de la villa de Darmstadt quemasen el castillo. Los documentos del doctor, invalorables, se perdieron en aquel incendio. Idiotas.
No me desampares
—Tiene derecho a un ángel de la guarda— me dijeron apenas antes de nacer —, si no puede pagarlo, se le proveerá uno de oficio.
Claro está, no pude pagarme uno. El que me tocó en suerte atiende unos veinte millones de humanos. No puedo esperar gran cosa de él.
sábado, 27 de marzo de 2010
Lo que nos dicen los cuadros
—Me sonrío— dijo la Gioconda — porque sé lo que estás pensando.
En el principio fue el heavy metal
—¿En serio me vas a llevar? ¿En serio?
—Si, hermano, te voy a llevar.
—¡Qué bueno! ¿Y falta mucho para que vayamos?
—Si, faltan más de diez días
—¿Y queda lejos? ¿queda lejos, che?
—No, no queda muy lejos
—¿Y vamos a viajar entren o en colectivo? Porque a mi el colectivo me da mareos
—En tren, en tren. Ahora dormite, que mañana tengo que levantarme temprano
—¿Y conseguiremos pasaje en el tren? Mirá si no hay lugar…
—Si, vamos a conseguir pasaje. Dormite
—¿Y mamá nos dejará ir?
—Si. Dormite, por favor.
—¿Y papá no querrá venir con nosotros?
—No se. Mañana le preguntamos. ¡Dormite de una vez!
—¿Y ya tenés las entradas?. Mirá si no hay más entradas.
—Por favor…
—Con lo que me gusta Metallica. ¿Mamá y papá me dejarán tatuar la lengua acá en el brazo?
—¡Esos son los Rollings! ¡Y dormite de una vez, carajo!
—¿Y va a haber que hacer mucha cola para entrar? Porque a mi me hace mal el sol
—¡Callate!
—¿Se puede llevar comida? Porque a mi la comida de adentro no me gusta. Aunque nunca la probé, pero los chicos me dijeron que era fea
—¡Callate o juro que te mato!
—Y hay que cuidarse si te convidan algo de tomar con una botella abierta, porque no se sabe qué pueden ponerle adentro
—¡¡Basta!!!
—Y hay que ver si nos dejan entrar con la cámara de fotos ¿no? Porque a mi me gustaría sacarme una foto con…¿cómo se llama el guitarrista?
—¡¡Basta, basta, basta!! ¡¡Dejame dormir!
—Y tendríamos que sacar entradas en el campo, porque se debe poner bueno el pogo…
El palo de golf silbó en el aire; y destrozó, con un golpe seco, la cabeza de Abel.
Caín, al fin pudo dormir en paz.
—Si, hermano, te voy a llevar.
—¡Qué bueno! ¿Y falta mucho para que vayamos?
—Si, faltan más de diez días
—¿Y queda lejos? ¿queda lejos, che?
—No, no queda muy lejos
—¿Y vamos a viajar entren o en colectivo? Porque a mi el colectivo me da mareos
—En tren, en tren. Ahora dormite, que mañana tengo que levantarme temprano
—¿Y conseguiremos pasaje en el tren? Mirá si no hay lugar…
—Si, vamos a conseguir pasaje. Dormite
—¿Y mamá nos dejará ir?
—Si. Dormite, por favor.
—¿Y papá no querrá venir con nosotros?
—No se. Mañana le preguntamos. ¡Dormite de una vez!
—¿Y ya tenés las entradas?. Mirá si no hay más entradas.
—Por favor…
—Con lo que me gusta Metallica. ¿Mamá y papá me dejarán tatuar la lengua acá en el brazo?
—¡Esos son los Rollings! ¡Y dormite de una vez, carajo!
—¿Y va a haber que hacer mucha cola para entrar? Porque a mi me hace mal el sol
—¡Callate!
—¿Se puede llevar comida? Porque a mi la comida de adentro no me gusta. Aunque nunca la probé, pero los chicos me dijeron que era fea
—¡Callate o juro que te mato!
—Y hay que cuidarse si te convidan algo de tomar con una botella abierta, porque no se sabe qué pueden ponerle adentro
—¡¡Basta!!!
—Y hay que ver si nos dejan entrar con la cámara de fotos ¿no? Porque a mi me gustaría sacarme una foto con…¿cómo se llama el guitarrista?
—¡¡Basta, basta, basta!! ¡¡Dejame dormir!
—Y tendríamos que sacar entradas en el campo, porque se debe poner bueno el pogo…
El palo de golf silbó en el aire; y destrozó, con un golpe seco, la cabeza de Abel.
Caín, al fin pudo dormir en paz.
domingo, 14 de marzo de 2010
Planes de novios
Como que mi nombre es Romeo que cuando nos casemos, Julieta, vamos a vivir en una casita sólo con planta baja. Me tiene repodrido tu balcón.
Típico amor de domingo a la mañana
Jamás podría olvidarme de ti, Susana. Ehh… no, Patricia. No. Esperá, esperá; no me digas nada… ¿Verónica?...
Breve esquela de amor
Estimado Carlos: me dices que me regalas la luna y todas las estrellas. Preferiría, de ser posible, la cartera Néo Cabby de Louis Vuitton o la gargantilla con diamantes que vimos la otra noche.
domingo, 7 de marzo de 2010
Suspicious Minds
Elvis cantó
Suspicious Minds
allá por el ´69
y apenas promediaba nuestra infancia.
Puede ser, nomás,
que ahora
un Elvis
viejo, canoso, gordo
y con la voz cansada
esté en alguna falsa Graceland
riéndose con ganas.
Chi lo sá.
Pero ahora, nomás,
mientras conduzco
por las calles
de ésta Buenos Aires maltratada
y escucho en la radio
algún programa,
entre noticias y pronóstico del tiempo
se cuela ese otro Elvis
joven, canchero
y con su voz templada
hablándome a mí
en otro idioma
y a casi medio siglo de distancia
diciendo porqué pienso en vos
acá y ahora.
“...Because I love you too much, baby...”
Porque te amo como nunca, amada.
Suspicious Minds
allá por el ´69
y apenas promediaba nuestra infancia.
Puede ser, nomás,
que ahora
un Elvis
viejo, canoso, gordo
y con la voz cansada
esté en alguna falsa Graceland
riéndose con ganas.
Chi lo sá.
Pero ahora, nomás,
mientras conduzco
por las calles
de ésta Buenos Aires maltratada
y escucho en la radio
algún programa,
entre noticias y pronóstico del tiempo
se cuela ese otro Elvis
joven, canchero
y con su voz templada
hablándome a mí
en otro idioma
y a casi medio siglo de distancia
diciendo porqué pienso en vos
acá y ahora.
“...Because I love you too much, baby...”
Porque te amo como nunca, amada.
martes, 2 de marzo de 2010
Génesis, capítulos del 6 al 9
“…Y entonces, Moisés tomó una pareja de cada especie de pájaros, de ganado y de reptiles, para que pudieran sobrevivir. Además, recogió víveres de toda clase y los almacenó para que le sirviesen de alimento a él y a los animales. Cuando todo estuvo listo, Moisés entró en el arca junto a su familia, y se dispuso a cruzar el Mar Rojo…”
—Perdón, mi Señor —dijo el ángel—; me parece que se le están confundiendo los personajes y las historias…
—¿Quién escribe el Libro? — replicó Dios—: ¿vos, o yo?.
—Perdón, mi Señor —dijo el ángel—; me parece que se le están confundiendo los personajes y las historias…
—¿Quién escribe el Libro? — replicó Dios—: ¿vos, o yo?.
Genesi, capitoli dal 6 al 9
...Y la versión en italiano, publicada en "Il Sogno del Minotauro"
«… E allora Mosè prese una coppia per ogni specie di uccelli, di bestiame e di rettili, perché potessero sopravvivere. Inoltre, raccolse viveri d’ogni tipo e li immagazzinò per utilizzarli come cibo per lui e per gli animali. Quando fu tutto pronto, Mosè entrò nell’arca insieme alla sua famiglia, e si preparò ad attraversare il Mar Rosso…»
— Chiedo perdono, mio Signore — disse l’angelo — ma mi sembra che i personaggi e le storie si stiano confondendo…
— Chi scrive il Libro? — replicò Dio — tu o io?
«… E allora Mosè prese una coppia per ogni specie di uccelli, di bestiame e di rettili, perché potessero sopravvivere. Inoltre, raccolse viveri d’ogni tipo e li immagazzinò per utilizzarli come cibo per lui e per gli animali. Quando fu tutto pronto, Mosè entrò nell’arca insieme alla sua famiglia, e si preparò ad attraversare il Mar Rosso…»
— Chiedo perdono, mio Signore — disse l’angelo — ma mi sembra che i personaggi e le storie si stiano confondendo…
— Chi scrive il Libro? — replicò Dio — tu o io?
sábado, 27 de febrero de 2010
Problemas inherentes a la creación
Hasta que dijo “Hágase la luz”, más o menos la llevábamos bien. El problema fue cuando dijo “hágase el gas, el teléfono, las expensas, el cable, el colegio de los chicos …”
Viernes, a eso de las once de la mañana.
Doña Berta me pidió una docena de huevos.
Los tomé de la canasta y separé una hoja de diario para envolverlos. Algo llamó mi atención, y detuve el movimiento del papel en el aire. Allí estaba, casi al final de la página. No podía creerlo.
“Horacio: dice el Colorado Fernández que te pasa a buscar este viernes, cerca del mediodía. Rogelio”.
Me olvidé de Doña Berta.
Con premura, miré la fecha del diario. Era del lunes pasado; y lo que cuento ocurrió ayer jueves. Quedé atontado; primero, porque encontrar una noticia así es bastante extraño; segundo, porque no conozco a ningún Rogelio; y tercero, porque el Colorado Fernández murió hace trece años; cuando, borrachos, le dimos para tomar kerosene en su despedida de soltero.
Algo de miedo, tengo. Nunca me llevé bien con el Colorado Fernández.
De prueba y error
Dios hizo varias pruebas en su laboratorio de la calle Arenales. Partió de un organismo unicelular, y fue agregando funciones y órganos. Pasó por los grandes reptiles, los mamíferos, las aves. Creyó que lo había logrado con el hombre, pero entendió que su obra aún era imperfecta. Finalmente, lo consiguió. Hace unos días colocó en el Jardín del Edén, una hermosa pareja de chimpancés.
lunes, 8 de febrero de 2010
No hay mal que por bien no venga.
Ben Franklin encontró la forma de protegernos de los rayos, gracias a que Newton olvidó poner a los barriletes dentro de la lista de objetos alcanzados por su ley de gravedad
Problemas angelicales
¿Cómo puedo ser un hombre cabal y honesto, si mi ángel de la guarda está en prisión por contrabando, cohecho, posesión ilegal de arma de guerra, y tráfico de estupefacientes?
sábado, 30 de enero de 2010
Euclides…
… demostró que hay infinitos números primos. Tantos como hijos de sus tías en Alejandría, el Épiro, Tesalia, Corinto, Esparta, Atenas, toda la Argólida, Mileto, Abydos, Arcadia, Etolia, Apolonia, Pella, Cytera, Caristos, Itaca... Odiaba las reuniones familiares.
Vengo hasta ustedes desde un Dios muy lejano
El rey sajón que ofrece al rey noruego
Los siete pies de tierra y que ejecuta,
Antes que el sol decline, la promesa
El Pasado, Jorge Luis Borges
El oro de los tigres, 1972
Inconmensurables señores: hoy me presento ante esta asamblea para reclamar justicia y llamar a vuestra indulgencia, exponiéndoles mi caso. Vengo solo, sin mediadores ni protectores, porque entiendo que sabrán ser ecuánimes y creo, firmemente, estar asistido por la verdad.
Soy Raúl Ordóñez. Mis antepasados nacieron en la Hispania. Uno de ellos, el iniciador de la estirpe, se llamó Ordoño, y todos sus descendientes —mi padre, el padre de mi padre y así hasta llegar hasta él— nos llamamos sus hijos. Pero por mis venas corre sangre de otra raza, además de la ibérica: también vengo de los mapuches que habitaron el sur de la América, aún antes de que los barcos españoles llegaran con empeño de conquista. Por eso mi piel es cobriza; mi cabello renegrido y grueso; mi rostro es redondo, con pómulos altos y mentón fuerte y tengo ojos pequeños y negros. Nací en Caleufú, departamento de Rancúl, sobre la Ruta 4, en la Provincia de La Pampa; en una época que se me antoja perteneciente al futuro, si bien no sé en qué tiempo estoy viviendo y ni siquiera si ese concepto es válido aquí. Durante toda mi niñez cultivé la tierra de mis señores; y tuve una pobre educación, apenas la necesaria para aprender a leer y escribir, y para ser un hombre temeroso de mi Dios galileo.
Sin embargo, en algún momento de mi juventud fui reclutado, junto a otros veinte como yo, por un grupo de científicos que trabajaban en un proyecto muy importante, en apariencia, y totalmente secreto. Durante varios años fuimos entrenados en diversas artes, para servir como recolectores de datos y comisionados en distintos destinos. Nos llamaron los Enviados, y nos convencieron de que éramos soldados de la Tecnología, héroes, y que seríamos honrados por las generaciones futuras como Aquellos que Abrieron el Camino. Nunca lo mencionaron, pero estaba claro que no esperaban que volviésemos.
Acepté mi destino, quizá, por las palabras que usaron, o por el ambiente de entusiasmo militar que precedió a una epopeya que se adivinaba trascendente; o por que me sabía cobarde y quise convencerme, así, de que no lo era.
Por artes de encantamiento me tocó en suerte ser enviado al Puente de Stamford, en la mañana del veinticinco de septiembre del año mil sesenta y seis, a la batalla en que Harald Harald Sigurdsson, conocido como Hadrada y último rey vikingo de Noruega, obtuvo del rey sajón sus siete pies de tierra inglesa.
Estuve allí, a su lado, cuando en plena furia guerrera y con su estandarte Landeythan ondeando junto a él, recibió la flecha que le atravesó la garganta y acabó con su vida. Cuando los sajones del rey Godwinson contraatacaron, uno de ellos se precipitó sobre mi con rabia violenta. Por puro y simple acto reflejo, busqué alrededor algo para protegerme y mi mano encontró una espada abandonada con la que intenté cubrirme. La fortuna quiso que mi atacante, en su carrera impetuosa y vehemente, resbalase en las vísceras de un muerto y cayese sobre la espada que yo sostenía, muriendo a mi lado mientras pronunciaba una maldición que no entendí. Quizá el sudor, quizá la sangre me nubló la vista. Un instante después, una lanza entró en mi pecho, matándome y sin que aún hubiese soltado la espada. Fue así que, sin quererlo, honré la tradición vikinga como un einherjar, un muerto heróico, y fui llevado al Valhalla por las Valquirias.
Allí, día tras días y en las llanuras de Asgard, nos enfrentamos en sangrientos combates, que todos parecen disfrutar, en espera de la última batalla, al final de los tiempos. Por las noches somos curados de nuestras heridas para repetir la lucha al día siguiente. En el caldero mágico siempre está listo el estofado de jabalí y se celebran extraordinarios banquetes acompañados con embriagante hidromiel.
Sin embargo, no estoy cómodo allí. No soporto los repugnantes modales de los guerreros, sus habituales demostraciones escatológicas y las palabrotas; suelen caerse desvanecidos por las borracheras y tratan a las valquirias como a vulgares prostitutas, toqueteándolas y sometiéndolas a sus más bajos deseos, a la vista de todos y festejados por todos.
Pero lo que realmente me aterroriza es estar obligado a participar en las diarias batallas. Ya lo dije, soy total, absoluta y convencidamente cobarde. Siento un pánico atroz cada vez que veo avanzar hacia mi un temible y enorme guerrero, con su rostro desencajado, y drogado por los alcaloides de la muscaria o el comezuelo. Lo normal es que yo caiga, con terribles heridas, en la primera embestida. Y esto, según parece, durará por la eternidad. Para todos aquí, esto en el paraíso, pero no para mi.
Les he planteado mi caso y por eso recurro a ustedes con humildad.
Poderoso Odín, jefe de todos los dioses y señor de la sabiduría, temible Thor, dueño del trueno; sereno Freyr, amo de la naturaleza; Tyr, señor de la guerra; Heimdall, dios de la luz; Baldr, el más bello y amado de los dioses; Frigg, esposa de Odín; Sif, la de los largos cabellos rubios. No soy digno del honor dispensado a los más grandes guerreros vikingos. Acepto mi muerte, pero les pido, les ruego a todos ustedes, por favor, relévenme de este privilegio, permítanme abandonar el Valhalla y marchar a mi cielo cristiano.
sábado, 23 de enero de 2010
Etemenanki
—¡Acá, che!— gritó el Tuki
—¿Dónde está, chamigo?— dijo el paraguayo. La voz parecía venir desde dos pisos más abajo. —¿En qué piso?
—¿Cómo puedo saber qué piso es? Uno o dos más arriba, detrás de unas bolsas de cemento.
El edificio en construcción era altísimo; y más de una vez habían desayunado, bien temprano en la mañana antes de empezar el trabajo, en medio de la bruma de las nubes que mantenían en sombras las casas de la ciudad, mucho más abajo. El Tuki traía, siempre, un termo con café que no se vaciaba nunca. El paraguayo tenía listo su mate, en todo momento, bien caliente en invierno y tereré en los tórridos veranos del desierto.
— Mba'éichapa che ra'a. Va a ser un lindo día el de hoy.
—Sí— contestó el Tuki —Siempre y cuando no venga el alemán.
—Andá a saber dónde anda. Debe estar con los italianos viendo cómo arman las vigas, más arriba.
—O con los japoneses que están instalando los ascensores.
—Mirá si se va a subir tantas escaleras como nosotros ¿no, chamigo?
—¡Ja!, por ahí las sube. Siempre anda apurado el señor capataz— ironizó el Tuki.
—¡Aufgepasst, sudacas de porrrquerrría!— imitó el paraguayo
—¡Callate, boludo! Por ahí anda cerca
En ese momento escucharon el sonido, apenas audible, que venía desde arriba, muy arriba. Ambos lo reconocieron de inmediato. Era un alarido, un “¡Aaaaaaa!” continuo, muy agudo, que crecía en intensidad. Ambos se acercaron al borde, sin pared, de la construcción y levantaron la vista, buscando.
—Viene de lejos, chamigo
—Ajá.
El grito, cada vez más alto, se aproximaba.
—Ahí tá— dijo el paraguayo
—¿Dónde?— preguntó el Tuki.
Apenas terminó la pregunta, lo vió. El hombre pasó a un par de metros, como una exhalación, moviendo desenfrenadamente sus brazos, los ojos desorbitados, la cara roja; la tela de su thawb agitada por el viento; y continuó la caída. El sonido se alejaba, ahora en un tono más grave. Ambos lo siguieron con la vista, hasta que se perdió en las nubes bajas.
—Doppler— acotó el Tuki
—¿Quién, chamigo?— preguntó el paraguayo
—Efecto doppler. El sonido es más agudo cuando se acerca, y más grave cuando se aleja.
—Mirá usté. Se aprende con vos, chamigo.
—Hoy empezamos temprano con las caídas— dijo el Tuki
—Árabe, parecía— dijo el paraguayo
—O hindú
—El último de ayer parecía africano, apenas con un taparrabos
—Yo conté veinte, ayer
—treinta y uno, yo.
—Te apuesto que el próximo es un chino
—¿Cuándo nos caeremos nosotros?
—¡La boca se te haga a un lao!
—Mirá chamigo, acá vos ves cada uno trabajando, y yo no entiendo lo que habla ni la mitá. Te saludan en inglés o en ucraniano; te gritan en francés, en ruso o en cantonés; te piden algo en portugués, en farsí, en bengalí, en coreano, en sueco o en polaco. Pero al alarido sí que lo entendemos todos.
—Dale paraguayo, vamos a trabajar antes de que nos agarre el alemán y nos descuente la hora.
—Tenés razón, chamigo
Empezaba, así, un día más, una jornada de trabajo corriente en la inmensa, altísima, infinita Torre de Babel
Si vos estás
Si vos no estás en casa,
el silencio me anuda algo en la garganta,
las paredes se alejan
y hace frío adentro,
a pesar de los treinta y dos grados
de este enero.
Y el cuore llora, amor. De verdad, llora.
Cuando vos estás en casa
el aire tiene olorcito a pan recién horneado,
sabor a sobremesa de domingos,
a mates en tardes de verano bajo el tilo.
Si vos estás, amor,
el cuore salta, grita, ríe, canta
porque sabe que anda rondando la alegría
de esta luna de miel,
que más de veinte años y dos hijos después,
no se termina.
el silencio me anuda algo en la garganta,
las paredes se alejan
y hace frío adentro,
a pesar de los treinta y dos grados
de este enero.
Y el cuore llora, amor. De verdad, llora.
Cuando vos estás en casa
el aire tiene olorcito a pan recién horneado,
sabor a sobremesa de domingos,
a mates en tardes de verano bajo el tilo.
Si vos estás, amor,
el cuore salta, grita, ríe, canta
porque sabe que anda rondando la alegría
de esta luna de miel,
que más de veinte años y dos hijos después,
no se termina.
sábado, 16 de enero de 2010
De cuentos III
Durmió cien años. Cuando despertó, había en palacio tal quilombo de hijos, nietos, bisnietos y tataranietos; que, además, la trataban como a un estorbo. Se tomo medio frasco de valium. Durmió cien años mas
Sospechas de complot
Sé, de buena fuente, que los yanquis no fueron a la Luna. Me dijo el amigo del cuñado de la hermana del portero del jefe de mantenimiento de la cafetería de la Nasa que tooooodas las fotos y tooooodas las películas fueron tomadas en Marte.
martes, 12 de enero de 2010
Platero y nosotros - Juan Ramón Jiménez y yo
Platero es pequeño, peludo, suave. Hace doscientos años llegó de Antares y aún no sabemos si vive. Desconocemos su química basada en el azufre, tan diferente a la nuestra
Así habló Caperucita
—¡Basta de clases sociales, camaradas!— decía a los habitantes del bosque, mientras les ofrecía el contenido de su canasta — ¡Debemos bregar por la emancipación de todos los trabajadores de esta foresta!¡La dictadura del proletariado hará cesar esta explotación vergonzosa en forma de historia para dormir a niños con el opio burgués de un cuento simplón!¡El imperialismo capitalista no sabe del torrente revolucionario que corre bajo estos pinos!
La abuela, más curtida por los años vividos bajo el régimen del Lobo, sonreía a los animales como tratando de atenuar los exabruptos comunistas de su nieta, a la que todos en el bosque de Böhmerwald llamaban “La Roja”.
domingo, 3 de enero de 2010
Espíritus extraños
Ya me pasó otras veces. Miro en el espejo del zaguán de la vieja casona, y la veo allí. Giro la cabeza hacia el rincón, y está vacío. De madrugada suele despertarme su “ñac-ñac” y ya no puedo dormir en toda la noche.
¿Cómo se deshace uno del fantasma de la vieja mecedora de madera y mimbre que perteneció a mi padre, a la que se le rompió una pata y fue quemada con la basura una tarde de invierno de mil novecientos setenta y dos?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)