L
a gabacha que se quería aislar de un servidor construyéndose un palenque fijo, y aislándose con sábanas desde la litera de arriba, para preservar su virtud debía ser, me dió la noche. Sé que ronco. Sé que estoy compartiendo habitación con otros 11. Sé que aguanto ruidos de otros.
Lo que nunca me había pasado es que, cada vez que lograba conciliar el sueño, supongo que comenzaría a roncar, y notaba una mano que me empujaba.
Las tres primeras ocasiones me desperté desorientado. Alguien me to
caba...
La cuarta ví de donde procedía la mano. Solo dije:
"La próxima vez que me toques te suelto una hostia".
La gabacha no debía de saber mucho español, solo lo justo, porque, a partir de entonces, pude dormir...
Y sin embargo tuve una idea cojonuda planificando solo una noche en ruta común con el francés. Me expliqué, perfectamente, lo que muchos veían del Camino.
A las 2,45 de la mañana salieron los primeros a andar. Nos quedaban 28 kms. 9 horas para la Misa del Peregrino, una media de 3 kms/ hora parando (Media que, en el francés, la hace mi abuela). Eso sí...no te pierdas demasiado, que a esas horas, mucha luz no es que haya...
El resto de la noche, fue un continuo cachondeo. La gabacha se fue a las 4,30...o sea...a ver quien no deja dormir a quien.
A las 6,45, cuando me levantaba, hacía hora y media que estaba solo. Efectivamente, alguien estaba equivocado, y supongo que sería yo el que era el raro...
Y me quejaba de los polacos que se iban a las 4...
Me limpié bien los pies, desayuné un poquito de fruta y una barrita, y a las 7, 15 estaba caminando.
Se veía justo, pero, estaba seguro, que el día me iba a regalar un amanecer precioso. La temperatura era fresca, lo que favorecía mi ritmo. Pude caminar las dos primeras horas a una media de 6 Kms/h (A comparar con los 4 de Asturias sufriendo)
A Pedrouzo, en teoría final de la penúltima etapa, llegué en hora y media. Necesitaba un sello (Los últimos 100 kms necesitas dos sellos por jornada, y, a partir de ahí, no hay muchos sitios donde conseguirlo. El otro, al llegar a la Catedral). Paré a tomar un café. Al preguntar a la señora si había gente, ya que solo había pasado a unos 10 peregrinos, me dijo que habían pasado ya todos. Que entre las 4 y las 5 de la mañana, era la marabunta. De no dejarles dormir. En fin...que soy un raro y no me extraña que en los pueblos no me contesten al saludo. Pero supongo que alguien no ha entendido bien que el Camino es el Trayecto, y no el llegar a las 9 de la mañana, despues de toda la noche caminando sin ver nada, para esperar hasta la una del mediodía a que te asignen litera, y poder dormir 8 horas despues...
Me dirigí hacia Amenal a buen paso. Allá donde en invierno acabamos nuestra etapa. La subida a Cimadevila la recordaba exigente, aunque nada que ver con lo ya pasado. 30 metros de desnivel en 1 km de subida. Pasé como un avión a cuanto peregrino alcancé. Las ganas de llegar lo empañaban todo. Esta es una etapa de puro trámite. Los paisajes no son remarcables. Se rodea el Aeropuerto y es una etapa cruzando poblaciones rurales, nada más.
Al llegar al límite del Municipio de Santiago, una pareja de sevillanos sin mochila, que venían desde Sarria, solo 115 kms, me preguntaron como era lo que quedaba, que iban muy mal. Efectivamente, cada uno cuenta la Feria según le va en ella....
Y sucedió que, al cruzar el Rio Sionlla, allá donde los peregrinos se lavaban ellos y sus ropas, antes de entrar en Santiago, me di cuenta de que no olía a flores, precisamente..
No quedaba nada. La subida al Monte del Gozo, pero la riada de peregrinos era constante.
En el Monte del Gozo, por segunda vez, la niebla me impidió ver las agujas de la Catedral. Para aquellos que no lo sepan, se llama Monte del Gozo, debido a que es el primer sitio del Camino desde donde ya se podía ver la Catedral de Santiago, término de la Peregrinación.
Paré a tomarme una cerveza. Eran sobre las 11. LLegaba, justo pero llegaba, a la Misa del Peregrino. Estaba sentado en una valla de piedra, con espacio de sobra allá donde mirases cuando, una peregrina, se tumba al lado mío, y otra me pide que me mueva, que está lesionada. Solo les indiqué la cantidad de metros vacios de pretil de piedra como para sentarse justo, donde estaba yo.
Me miraron como se mira a un ser humano sin sensibilidad. ¡Pobre! ¡Estaba herida!...(Yo no...o por lo menos no lo decía. Solo pensaba en mis pies)
Efectivamente, eso de los dolores, es algo muy personal de cada uno...
Aprovechando que me hicieron levantar, apuré la cerveza ¡qué rica la Estrella de Galicia, oye!, y salí, ya cuesta abajo, hacia la Catedral. Me debían de quedar 5 kms
Y bajando las escaleras y enfilando la ciudad vieja, todas las emociones agolpándose.
Hasta que, al cruzar el pasadizo que da a la Plaza del Obradoiro, todas esas emociones afloraron en forma de una lágrimilla que asomó a mis ojos. ¡Qué sí, cojones! ¡Lloré!
¡Lo había conseguido! ¡En mi estado! ¡Con estos pies!
Y pensé que, es cierto que la tendré pequeña (Como no me canso de escribir en este, vuestro blog ;-) ), pero tengo unos huevos que no me caben en los calzoncillos, aunque me los compre grandes.....
Y eso es lo que me queda del viaje. Ese afán de superación. Esa sensación de que, cuando quiero realmente algo, no hay obstáculo que me pueda parar (Aunque luego me tengan que amputar los pies a la altura de la epiglotis). Y estoy seguro de que es mucho más de lo que consiguen otros, aunque se levanten a las 3 de la mañana... (Y no he dicho que mis motivaciones sean inteligentes y racionales...que os veo venir)...
La Misa del peregrino, a reventar. Joder, qué olor despedía un servidor.... Una vez que concluyó, a recoger mi Compostela...otra vez cola
Y ahí me encontré con varios compañeros de fatigas que, las tres últimas jornadas habían andado más en bus que a pie, con más trampas que una película de chinos...en fin...cada uno es libre...
El funcionario que me entregó la Compostela me felicitó por venir de donde venía. Muy empático, he de decirlo. Había hecho los dos Caminos y conocía la diferencia y yo, se lo agradecí de corazón...
Con ella en la Mochila, otra vez, a la Catedral a completar los ritos. Primero a ver la Tumba del Apostol. Para dar el Abrazo al Santo, una cola de narices. Yo olía como una mofeta. Lo sentí por los turistas de alrededor...pero no me avergoncé. Olía a Peregrino, a cada kilómetro recorrido, admirado y sufrido, a cada paso doloroso y a cada ejercicio de fuerza de voluntad, y, en ese momento, era un orgullo
Por fin me tocó el turno. Solo pude decirle:
"Santiago, majo, no sabes lo que he pasado para venir a verte"
Y oí que, el muy cabrón, me respondía...juro que lo oí...
"Tú y tantos"
Un cachondo, Santiago.
Cumplido el abrazo, y aunque sabía que la columna de los próximos dos ritos estaba protegida y no podría cumplir con ellos (Apoyar los dedos de la mano en las huellas provocadas en la columna por millones de peregrinos antes que yo, y dar los preceptivos cabezazos, croques, al Santo) me dirigí hacia allí. Me quedé mirando esa columna..y salí
Era la una y cuarto. me senté en el Bar Dakar, donde me preguntaron qué deseaba.
Una cerveza, les contesté.
Si no va a comer nada no se puede quedar ahí
¿Qué?, exclamé.
Mientras me levantaba y me iba a la terraza de al lado, me iba cagando en la estampa de los del
Bar Dakar que se deben de pensar que trabajan en Alemania. Supongo que por la prima de riesgo, los muy cabrones. ¡La una y cuarto y si no vas a comer nada a mamarla! Les espero en noviembre, o cuando se corra un poquito la voz. Auguro un cambio de dueños rápido
En la teraza de al lado,
Don Camilo, me atendieron perfectamente. Me senté en una mesa justo al lado de una del Dakar, que me viese bien el encargado.
Me tomé dos cervezas tranquilamente....y luego, a una hora prudencial, las 2 y cuarto, comencé por unas ostras, continue por unas navajas, una ración de pulpo, unos mejillones, todo regado por una botella de un buen Alvariño, un mousse de nueces, un café y, para desengrasar, un gin tonic
Aprovechaba para pedir cuando el encargado del Dakar andaba cerca
Y estaba todo como Dios
Un ojo clínico los del Dakar de pelotas. Supongo que vieron que olía a peregrino...
Eso sí, jejeje, a los del Camilo, cada vez que pedía una cosa más, les comencé a ver como se iban poniendo nerviosos....pensando en el pufo que les iba a dejar como su intuición les engañase...pero ninguna observación me hicieron mientras me ponía como El Tenazas... (No me quiero imaginar las conversaciones entre ellos en la cocina, jejeje, a cuenta de la avería que les podía hacer)
Al final, no fue tanto. Lo solucionamos con 50 napos y una propinilla y, mientras me iba, delante del encargado del Dakar, les aseguré que hacía mucho tiempo que no comía tan bien, a una hora tan española...
Y es que hay que ser torpe...que los alemanes solo toman cerveza y salchichas....
¿Los pies? Ya me podían doler...misión cumplida
En Barajas, de regreso, mi familia esperándome con un cartel...son unos monstruos...
Y vuelvo con la inmensa satisfacción de haberme demostrado que, si quiero, puedo, y eso ya es bastante, ¿no creeis?
La bronca del médico al día siguiente en el Centro de Salud, casi mejor os la evito. Solo os dejo una foto de como me ha dejado, con la condición de pasar por el centro todos los días en las próximas dos semanas... y cada tres en las dos siguientes...