Un grito de horror escapa de
la boca de los asistentes al espectáculo cuando una cuerda se rompe y un
hombre se precipita al vacío. A escasos centímetros de estrellarse contra el
piso, el hombre deviene pájaro y remonta el vuelo; una salva de aplausos lo
acompaña.
Insomnio de Edgar Allan Poe —Never-dormir, never-dormir, never-dormir... -grazna el cuervo.
sábado, 27 de junio de 2015
miércoles, 3 de junio de 2015
Kafkiano
Esa
mañana, Gregorio Samsa despertó sobresaltado: emociones encontradas
ocupaban su mente. Era un hecho que Max Brod había faltado a su palabra, pero también
que gracias a su deslealtad, él —Gregorio Samsa—, su familia y tantos personajes más lograron
escapar del olvido al que habían sido condenados. «Lo siento, Franz, de verdad lo
siento», chirrió con sinceridad, y continuó con su difícil papel de convertirse en insecto cada vez que alguien abriera el libro.
martes, 2 de junio de 2015
Diluvio interior III
Los
dientes se cerraron firmes sobre el dorso de su mano, hasta hacerla sangrar. El
bochorno en los genitales presagiaba la erección. Dispuesto a continuar con su obra,
agitó con la punta del dedo la mezcla de sangre, orina y mierda que, a falta de
tinta o grafito, usaba para escribir. “La puta levantó la mirada al cielo, pero
la lluvia no se detuvo…”, comenzó. A cada palabra transcrita, se abatía sobre
la celda un aguacero de bocas, animales, senos, penes, gritos, anos, vaginas,
semen, golpes… En éxtasis total, el marqués seguía escribiendo.
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