Para Olivia, quince años después, y los que falten
Antes de correr al trabajo, pregunto a mi mujer qué quiere para almorzar hoy.
“Lo que haya”,
responde inexpresiva.
Entre el mar de recuerdos, se hace un silencio que exaspera.
Al final, tras no
llegar a ningún acuerdo, le sirvo de almorzar lo que haya y una taza de café negro recién hecho, como cada mañana desde el accidente, hace quince años.