Vistas de página en total

lunes, 24 de abril de 2023

Vagalume de Julio Llamazares en Ponferrada

 Una mañana estupenda la de este pasado domingo en Ponferrada, en concreto en la feria del libro, arropando la presentación del gran Julio Llamazares, al que no podía perderme, porque se me antoja un placer verlo y escucharlo, habida cuenta de que se trata de un gran contador de historias, también de forma oral, lo que lo emparenta con otro grande como fue -sigue siendo- el entrañable Antonio Pereira, que manejaba la palabra escrita y la oral con tal maestría y retranca que nos dejaba fascinados. Este es el año de su centenario. Inolvidable. Además, siempre nos quedará su obra, sus humorísticos cuentos.

Por su parte, lo que cuenta y cómo lo cuenta Llamazares es realmente emocionante, una auténtica lección de literatura y por supuesto de vida, porque la literatura, si es tal, debe contener vida. Hay que devolver vida a la literatura, como nos dijo otro coloso de las letras llamado Henry Miller, una voz única y todopoderosa en el panorama mundial de la literatura con mayúsculas.  

Con el maestro en la feria del libro de Ponferrada-Foto Marta Quiñones

El creador de La lluvia amarilla, ese conmovedor poema en prosa desde la primera hasta la última línea, vino a presentar su reciente novela Vagalume, cuyo título hace referencia, como él mismo dijo, a la luz que vaga  -en realidad la lumbre que vaga, puntualizó-, la lumbre que nos ilumina en las noches oscuras como una luciérnaga. Qué son sino los escritores, esas luces o luciérnagas en la noche, que nos iluminan, que iluminan nuestro oscuro cielo. Ahora, más que nunca, necesitamos escritores que arrojen luz sobre las sombras, escritores filósofos que iluminen nuestra senda, la senda de la vida. 

Cada novela es para Julio una respuesta. Y la respuesta a Vagalume es por qué se escribe, por qué escribe él, que lo hace como necesidad vital durante la noche, y escribiría -está convencido de ello-, aunque no publicara, incluso aunque no tuviera lectores, que son muchos quienes apreciamos su obra, plena de autenticidad y de maestría. 

Por eso cree el escritor leonés, que siente gran cariño por el Bierzo (prefiriendo presentar en un día tan señalado en nuestra comarca y no en Barcelona, donde regalan rosas) que escritores de verdad hay muy pocos, aunque sí existe muchísima gente que escribe, porque si no escribes no eres nadie -vino a decirnos Julio, siempre tan aplomado y certero-. Si la mayoría no publicara dejaría de escribir, según él. Estoy convencido de ello. Suscribo una a una sus palabras.

En el Bierzo, en vez de una rosa con cada libro debería obsequiarse con un botillo, pronunció humorístico y brillante Julio. 

Para qué se escribe y qué sentido tiene la escritura, se plantea el autor de Escenas de cine mudo (sobre ese mundo en blanco y negro que viviera en su infancia y adolescencia en Olleros de Sabero), que se ha dedicado desde joven a escribir. Y no concibe otra forma de vida, porque escribir, en su opinión, es una manera de estar en el mundo, "es mi manera de estar solo en el mundo", como dijera el genio portugués Pessoa, que es la definición más precisa que ha encontrado Llamazares sobre lo que ha sido su vida, porque sólo vivimos una vez, qué pena, y él ha dedicado y dedica su vida a contar con palabras lo que siente y lo que piensa acerca de la vida, que se le hace un misterio, como a uno mismo. Y Vagalume es su vida, aunque no sea exactamente su autobiografía, porque "toda novela es autobiográfica y toda autobiografía es ficción" (Escenas de cine mudo). 

Recordaba cómo en su adolescencia leía novelas del Oeste de autores como Lafuente Estefanía, Silver Kane o Eduardo Guzmán (Goodman), que le hacían soñar y viajar al Oeste americano, tanto es así que cuando visitó Estados Unidos tuvo la impresión de haber estado allí antes. Asimismo, rememoró la figura de Mario Lacruz, quien fuera editor de Seix Barral y por tanto de sus primeras novelas, el cual fue también un gran escritor. Fue después de su muerte cuando Julio Llamazares, a través de un hijo de Lacruz, se enteró, como el prota de Vagalume, de que Lacruz se había dedicado a escribir novelas durante las noches sin que nadie lo supiera, guardando en un armario bajo llave varias obras, incluso algunos guiones de cine y hasta una biografía de Gaudí. Algo que resulta fascinante.

Hay escritores que ni siquiera han escrito una sola línea, en cambio otros, que se dicen escritores, no lo son en absoluto, se atrevió a decir Julio, que se mostró muy lúcido en su charla, como siempre, con un excelente sentido del humor. Como es habitual en él. 

Me ilusionó -por qué no decirlo- que me mencionara como amigo al inicio de su intervención al igual que lo hiciera con la escritora y periodista Noemí Sabugal. Generoso que es el maestro. 

Una larguísima cola esperó paciente a que le firmara su ejemplar. Y es que Julio tiene un tirón enorme donde va porque, además de un excelente escritor, es un buen tipo.  

"Siéntate a mi lado", me dijo a punto de finalizar las firmas. Y ahí que nos hicimos algunas fotos. Gracias a la responsable de la feria del libro de Ponferrada, Marta Quiñones. 

Hasta la próxima. 

sábado, 15 de abril de 2023

El verde aroma del Noroeste

 Muchas gracias a La Nueva Crónica, en especial al escritor, periodista y director de este periódico David Rubio y al periodista y redactor Joaquín Revuelta por esta magnífica entrevista a propósito de mi nuevo y reciente libro El verde aroma del Noroeste, que contó asimismo con la colaboración, en el diseño de la cubierta, de la diseñadora madrileño suiza Babel García Aubert; la catedrática y escritora leonesa Marisé Prieto, que tuvo a bien escribir el epílogo, además de todas las personas que figuran en el apartado de agradecimientos. Y por supuesto a quienes aparecen como personajes del mismo, que son muchos, algunos escritores tanto de la provincia leonesa (José Yebra, Vicente Muñoz...) como de otros lugares por los que discurren estos viajes, a saber, Cantabria, Asturias, Galicia y  León, que conforman, en mi opinión, un territorio único, similar en paisaje y paisanaje. 

Ha sido un gran placer llevar a cabo estos viajes (el libro está estructurado en cinco viajes) y luego poder plasmarlos con emoción y reflexión, pues viajar te permite confrontarte con tu propia realidad y aun con otras realidades. Viajar para disfrutar, sentir, reflexionar acerca de la condición humana. 

Viajar para contar, también, porque viajar es vivir. ¿Acaso la vida misma no es un viaje, casi siempre breve?

Me entusiasma la escritura de viajes, lo confieso. Y me siento cómodo escribiendo sobre esto. Ojalá los lectores sientan estos viajes como uno los ha sentido. 

Espero poder llevar el libro a algunos de los lugares que aparecen en el mismo, que son muchos.  

Os dejo la entrevista de Joaquín Revuelta, que es un gran profesional: 

https://www.lanuevacronica.com/todos-los-lugares-del-libro-son-poseedores-de-un-envoltorio-emocional-y-afectivo