"Fría, eres fría, y yo necesito a una mujer apasionada a mi lado" El muy gilipollas... fría... más quisiera ella que ser fría, haber dejado que su corazón se helase en aquel mismo momento... no haber sentido aquella furia que le abrasa las entrañas aún ahora... fría... Enredando el índice en un rizo de su pelo rojo, Mariana concentra toda su ira en las gotas que todavía quedan en el cristal, regalo de la lluvia torrencial que asola Santander desde hace horas... Fría... hacía falta valor... y por un momento, casi se lo había creído... el muy cabrón... qué típico de él tratar de culparla de lo que había pasado... ¡fría! Sobre la mesa, una divertida postal escrita con letras grandes y verdes "Ven cuando quieras, niña. Pablo y Ana"... Frío el que él le había dejado... agarrotándola... imponiendo su criterio... pero eso se había acabado... Con un suspiro se da cuenta de que sí, está enfadada, muy enfadada, pero se siente libre, sorprendentemente libre... Un anuncio por megafonía la avisa de que es el momento de subir al autobús, deja unas monedas como propina en el platillo, guarda la postal en el bolso y camina hacia el andén arrastrando una maleta roja.
Esta es mi primera aportación a El Telar de las Parcas.
Relato detonador: Un mundo en cuatro-coma-tres segundos
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