viernes, 12 de abril de 2019

De Semana Santa y otras cosas

Cuando mis niñ@s, que son muy procesionales ell@s (porque la mayoría toca en bandas, salen de mantilla o van de nazarenos), me preguntan qué es lo que más me gusta de la Semana Santa, yo siempre les digo lo mismo:

-"Ni las procesiones, ni las saetas, ni las torrijas, ni las vacaciones (que además este año las empecé ayer y tengo toda la semana pa mí). No. Lo único que a mí me gusta de Semana Santa es el himno de la Legión en Málaga, el Jueves Santo"-.

Oye, y me miran raro si me oyen cantarlo...
:)






miércoles, 27 de marzo de 2019

Desevolución

Estaba pensando en el instinto asesino que me entra cada vez que salgo del trabajo y tengo que cruzar la calle San Antón a una hora punta.
Y es que, desde que los móviles nos han invadido, es imposible ir por la calle sin llevarte más de un 'restregón'.
Joé, es que la gente no tiene miramientos con nadie, ¿eh? Van a su bola, contestando mensajes, viendo vídeos o vete a saber, y tú tienes que ir sorteando obstáculos como si de una gimkana se tratase.

Y chocas con alguien y encima te mira mal. ¡Coñ*o, tira el móvil! Porque es que van delante de ti haciendo 'eses' como si hubieran bebido, y de pronto, se paran en seco. Y claro, que te los llevas por delante sin poder evitarlo.

En serio. Las ganas que me dan de arrancar de las manos de su dueño uno de esos put*os móviles, estamparlo contra el suelo y salir corriendo son tremendas. Bueno, en realidad me dan ganas de guardárselo en un sitio que no es precisamente el bolsillo, pero eso sería un poco 'heavy', ahí, en mitad de la calle, claro.

Me doy cuenta de que ya no disfrutamos de nada porque siempre tenemos la cara metida en el dichoso móvil. Que es para ver ahora un concierto, donde absolutamente nadie está disfrutando de él porque todo el mundo está intentando hacer una foto o grabar un trocito de una canción, para luego subirla y que la gente sepa que has estado allí.



Y ¿qué queréis que os diga? Será que con los años tolero menos las tonterías y las faltas de respeto de la gente. Porque ésa es otra. Que el otro día estuvo a punto de atropellarme una niñata en bicicleta que iba por la acera más estrecha de tó Graná, y tuve que saltar a la calle para que no me pasase por encima, la jodía petarda. 
Tía, si estás en la acera, ¿por qué no vas a pie y llevas la bicicleta 'de la mano'? 
Y ten mucho cuidaíco cómo la miras, que es una 'biciclista' y a esos hay que saber respetarlos porque son los más vulnerables.
Ya... (Qué hostia te daba, nena...).



Pero vamos, que da igual. Que la otra tarde fui a cruzar un paso de cebra de dos carriles, y el coche del carril más cercano a mí se paró para dejarme pasar. -"Gracias, apañao"-. Pero el que  venía por el otro carril (que iba entretenido CON EL PUTO MÓVIL), cuando me vio, ya se había atravesado delante del paso de cebra y de mí. 
Y es que lo estaba viendo venir y yo me paré en medio de la calle por si acaso. 
Cuchi, ¿pos no me miró encima el tío 'enrabietao' porque tuvo que frenar y todo?
Qué paciencia, coñio.

No sé. Será que cada vez soporto menos a la gente. Porque es que también me he dado cuenta de que ya no me gusta pasar mi tiempo con cualquiera. De hecho, cada vez son menos las personas con las que me gusta pasar el rato. Y que para estar con alguien que no me va a aportar nada, prefiero estar yo sola.

Debe ser verdad también eso de que con los años nos volvemos más selectivos.

Y también debe ser verdad eso de que evolucionamos en técnica y tecnología a pasos agigantados, pero de la misma manera y con los mismos pasos agigantados, desevolucionamos como sociedad en valores y principios.





domingo, 20 de enero de 2019

Yo soy biólog@, ¿cuál es tu súperpoder?

La otra tarde, hablando con una de mis alumnillas de 1º, (que el curso pasado en 4º hizo letras pero que tuvo una epifanía moral y decidió pasarse a ciencias este año, y que evidentemente le están dando palos por todas partes con las "Mates" y la Física porque el año pasado ni las olió), me contaba que es que se dio cuenta de que no le gustaba ninguna carrera de letras y lo que realmente quería estudiar era una de ciencias.
Pero eso, que le está costando la misma vida coger el nivel que llevan en su curso.

Y yo le dije que la vida da muchas vueltas, que de pronto tienes las cosas muy claras, y al rato te cambia el "chip" y dejas de tenerlas tan claras. 
Y que era lógico que le estuviese costando ponerse al día, pero que con su esfuerzo y constancia (que yo sé que los tiene) tarde o temprano lo conseguiría. Y le conté que yo también entré al instituto con la idea de hacer letras porque quería estudiar Periodismo o Derecho, o alguna de esas.

Me dijo:-"Pero tú eres profe de ciencias..."-.
Y yo:-"Sí, porque es que, a pesar de lo claro que yo lo tenía, al final hice ciencias en el instituto"-.
Y ella:-"Pero, ¿por qué?"-.
Y yo:-"Pues... Porque en 1º de BUP se cruzó en mi vida el profe de Biología"-.

Y entonces lo recordé todo.
Es verdad que yo tenía muy claro lo que quería estudiar. Me gustaba escribir, me gustaba contar cosas, soy una maniática de la sintaxis y la ortografía, y es verdad que quería hacer Periodismo.

Pero eso, que cuando conocí a aquel hombre, el cual imprimía una pasión inigualable e incomparable en cada clase, me picó el gusanillo de las ciencias.
Nunca tuve un profesor igual, porque a la mayoría de los que conocí en mi época de estudiante les podía la apatía y el aburrimiento. Él era el único que sobresalía por encima de todos los demás. Y no estoy hablando de su 1'84 de estatura, que también.

Pero sí. Hice ciencias en el instituto y terminé estudiando Biología en la Universidad. Y siempre lo digo: Yo soy una bio-loca, porque el biólogo es él.

Y eso, que la cuestión es que no me arrepiento. En ningún momento me he arrepentido de haber derivado el rumbo de mi vida hacia las ciencias. Pero sí que es verdad que es bastante más que probable que si yo a él no le hubiese conocido a mis tiernos 14 años de existencia, mi vida habría seguido por otros derroteros. No sé si hubiese sido mejor o peor, pero sí que hubiese sido diferente.

Bueno, sí, seguramente hubiese sido peor porque no habría llegado a conocerle. Y a estas alturas, ya no me imagino mi vida sin él. Prácticamente le conozco desde siempre, ¿no? Y aunque después de acabar mis años estudiantiles, estuvimos muchos tiempo sin vernos, nos volvimos a reencontrar. Es lo que tienen los grupos de antiguos alumnos de "feisbuk".
De hecho, es que hace ya muchos años que somos amigos. Hablamos todos los días (bendito whatsapp), nos vemos todas las semanas, charlamos, discutimos, y a veces nos falta el canto de un duro para tirarnos de los pelos, porque no en todo estamos de acuerdo... 
Pero sí, es una amistad de esas de las que me siento más orgullosa de haber conseguido.

Como él dice: Coincidimos con mucha gente en esta vida, pero sólo con unos pocos establecemos enlaces covalentes. Con la inmensa mayoría sólo establecemos puentes de hidrógeno.
:)



P.D: Por Dios, si lo veis por ahí no le digáis que he escrito nada sobre él en mi blog, ¿eh? Que igual luego no hay quien lo baje del olivo. 

martes, 18 de diciembre de 2018

La última se llamaba Laura


Porque cuando llego a mi casa y me encuentro con esta noticia, enseguida se me parte el alma. Enseguida se me saltan las lágrimas. Enseguida me identifico con la víctima y siento como si la conociera.
Sí, porque yo he llegado sana y salva hoy. Pero ella no pudo.

Y cuando piensas que puedes comentarlo con la persona más cercana que tienes en ese momento, que da la casualidad de que es un hombre, resulta que no. Porque parece que él se siente más identificado con el put*o asesino y se ofende por los miles de comentarios y gritos de mujeres indignadas.

Porque cuando lo único que necesitas es que él te escuche y te entienda, resulta que tienes que oír argumentos y justificaciones que para nada te hacen un favor en ese momento.

-"Es que la presunción de inocencia..."-.
-"Es que todavía no se sabe si es 'autor' o 'autora'..."-.
-"Es que debería quitarse la palabra 'machista' y llamarse violencia sólo..."-.
-"Es que las denuncias falsas..."-.
-"Es que las mujeres que también asesinan..."-.

Que sí, joé, que no digo que eso no sea verdad. Pero no es el momento.
Hoy, precisamente hoy, no me hables de eso. Porque hoy no estamos hablando de eso.
Necesito que me escuches, que entiendas cómo me siento. Que entiendas cómo me hace sentir esta put*a historia una y otra vez.

Y tú te sientes ofendido, no sabemos por qué. Tienes un verdadero problema con eso. Y lo primero que haces es criticar, justificar(te), echar mierda.
No, a mí no me des lecciones de moralidad. Hoy no. Porque lo primero que me dices es que no te haga sentir culpable por ser hombre, cuando a mí ni se me había pasado por la cabeza. 
¿Por qué tendría que hacerlo? Tú no tienes nada que ver.
Todo te lo tomas como algo personal, cuando no es contigo el tema. Pero claro, tú también eres hombre. Será eso. 

Joder, pero si hasta te ofendes cuando tus chistes machistas, bordes o sexistas no caen bien en un momento determinado o a una persona determinada. Ea, porque son sólo chistes, ¿no? ¿Por qué deberían molestarnos? Es que somos unas exageradas y no tenemos sentido del humor.

En fin, que yo sólo quería que me escucharas hoy. Sólo eso. Y me decepciona muchísimo, no te imaginas cuánto, darme cuenta de que contigo no puedo contar cuando me siento así.

Eres un hombre que no va violando ni matando, ni tienes intención de hacerlo. No nos estamos metiendo contigo. Deja ya de ofenderte como un subnormal y persigue como nosotras a los hijos de put*a que sí lo hacen.
Punto final.

sábado, 3 de noviembre de 2018

Bohemian Rhapsody


Sabía que la banda sonora me iba a encantar.
Sabía que vibraría con cada acorde, porque la acústica de una sala de cine no se puede comparar con nada.
Sabía también que había elegido muy bien a la persona con quien ir a disfrutarla, porque sabía a ciencia cierta que él la disfrutaría tanto como yo.

Sabía, además, que no podría evitar emocionarme cuando sonase la música. Pero también sabía que me emocionaría con la vida de Freddie Mercury, que estaba claro que no había sido nada fácil. Me consoló ver que a todos los desconocidos que había en el cine les pasó lo mismo.

Sí, se me saltaron las lágrimas. Sensación extraña en un cine repleto de gente.
La música de Queen produce ese efecto en mí, porque me sé las canciones pero se me ahoga la voz cuando suenan y no puedo articular palabra.

Me ha encantado la película. Altamente recomendable. Tengo claro que la volveré a ver ya mismo.

Porque el final... ¡Uff! El final es como estar en el concierto de Queen al que nunca pude ir.


lunes, 8 de octubre de 2018

Digamos...


... Pero digamos que las casualidades no existen y yo he estado toda la tarde oliendo a tu colonia.
;)

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Contra un muro

"Los palos y las piedras rompen mis huesos, pero las palabras no pueden herirme".

Menuda trola más grandísima, vaya. Estoy convencida de que todos sabéis que las palabras te pueden destrozar tantísimo por dentro, y de tal manera, que nunca se podrá comparar a un hueso roto. 

Cuando te rompen el corazón, cuando te parten el alma, la herida queda ahí para siempre. Y si esas palabras asesinas vienen de alguien que nunca hubieras imaginado, el dolor es tan grande que cuesta superarlo.
Una palabra inapropiada de alguien impensable tiene más filo que la mejor de las espadas.



Tengo un amigo que lo ha sufrido ahora. Dice que no tiene ganas de nada, que está apático. Y yo sé lo que es: Es la decepción. La decepción que te produce alguien al que habías defendido a capa y espada. Alguien por el que habrías puesto la mano en el fuego y descubres que te la habrías quemado sin remisión. Alguien que te ha mentido descaradamente a la cara cuando tú confiabas ciegamente en él.

Casualidades de la vida que ese alguien es la misma persona que me decepcionó a mí hace ya diez años. Se ve que es su "modus operandi", y el cabr*ón se dedica a eso en su vida: A decepcionar una y otra vez a la gente que le rodea. Aunque él piense que es perfecto en su forma de hacer y de decir las cosas, lo que es en realidad es un mierdecilla, que de hombre sólo tiene la fachada.
¡Cuchi! Y seguro que es él el que se siente ofendido cuando las gentes dejamos de hablarle, "no sabemos por qué"... 

Y se lo dije a mi amigo:-"Sé exactamente cómo te sientes, porque yo he pasado por ahí. Te lo conté en su día pero no quisiste ni planteártelo, porque no podías pensar que él pudiera ser así. Y ahora te ha tocado a ti. No sabes cuánto lo siento, porque sé lo mucho que duele..."-.

A mí me lo habían advertido. Yo se lo había advertido a él... Pero aquí no aprendemos hasta que no somos nosotros mismos los que nos estampamos contra el muro.