Yo acompañaba a mis padres (mi hermano solía escaquearse) a dos cementerios diferentes, muy de mala gana. Cuando mi padre falleció, en el 2005, la situación cambió. La ocasión era especial, era otro año, otro año sin mi padre y no podía evitar romper a llorar. Cuando mi hermano pasó, tuve que llevar yo a mi madre, hasta que fue superior a mis fuerzas y le dije a mi hermano, que vive en otro pueblo toledano, que la llevara él, para no desplazarme desde Madrid. Pero no podía dejar de acordarme de mi padre y echarle mucho de menos. Ahora ya no va nadie a limpiar su tumba ni a ponerle crisantemos frescos. Mi madre es muy mayor y no puede, mi hermano pasa. A mi me afecta demasiado.
Así que hoy, confieso que soy anti-halloween, no es un día alegre para mí con fantasmas y esqueletos, y aunque no soy católica, celebro el "día de todos los santos", el día de mi padre. Es un día triste, y pensaré en él y le añoraré mucho. Y lloraré. Y como no tengo crisantemos frescos (como los que mi propio padre cultivaba en su huerto, grandes y olorosos), pongo como ofrenda para él estas rosas de ganchillo que hace tiempo hice.
Descansa en paz, papá, que sigues viviendo en mi memoria.
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