La marea viene y va, hace tiempo que no escribo y, después del terremoto que es la Breña en mi vida, vuelvo a las costumbres que me gusta conservar.
Han sido muchas las lecturas, de las que he disfrutado, de lo que ha supuesto para muchos la segunda edición de las 24 HORAS SOLIDARIAS BREÑA Xtreme. Hoy me toca a mí escribir mi crónica.
La noche anterior a las 24 HS duermo dos horas, a las 5 me estoy duchando, el día anterior he dormido 3,5. Amanece un día espléndido, la maquinaria está engrasada, los pisteros salen zumbando en los quads para revisar el balizaje del circuito. Son las 6.30 d ela mañana y los voluntarios van llegando a ocupar sus puestos. Me siento bien y centrado; bromeo, saludo a todos los que puedo, van llegando caras conocidas, otras son la primera vez que las veo. la música empieza a sonar y los nervios se palpan en el ambiente, colores, olores, sonrisas antes de la salida. Incidencias de última hora que me retrasan, que me hacen no estar donde debía estar. Mil sitios donde ir, donde acudir, todo el mundo parace querer algo en ese instante, me multiplico, no llego a todo lo que quiero, mi corazón sube.
Faltan muy pocos minutos par dar la salida, con el micrófono en la mano, me explayo a mis anchas, hablo de lo que quiero hablar, de la arena, el esfuerzo, la Breña que espera...
10.00 La salida puntual lanza la prueba, a partir de ese momento el engranaje funciona, sólo hay que engrasarlo, estar atento a lo que pueda ocurrir.
Hace calor y humedad, temo por aquellos que no hayan tenido encuenta la palabra Xtreme, no es una palabra puesta para impresionar, mucha humedad, mala combinación.
Es mediodía y el calor aprieta, primeros casos de insolación, los quads rescatadores hacen su trabajo...sigue, uno a uno los minutos que forman las horas. Estoy en la línea de meta viendo como llegan, les miro a los ojos, veo como les va afectando el cansancio, doy ánimos, abrazo, animo...primer problema importanate, la respuesta del sistema de rescate es buena; llega la tarde hay gente con tres vueltas y otros con 4 el hombre del mazo se emplea con intensidad, el calor da paso al frío interior que se produce por la bajada de temperarura exterior e interior: empiezan las hipotermias, más de uno sabe ahora el porqué de llevar la manda de emergencias.
Después de la segunda evacuación de importancia me quedo tocado, son cosas que pasan, para las que supuestamente debiera estar preparado, pero no lo estoy, me afecta bastante. No se me va de la cabeza ese chico en el Hospital...ese es mi hombre del mazo, no puedo desconcentrarme muchas cosas requieren mi atención, los voluntarios trabajan sin descanso; a menudo me recuerdo el porqué hago todo esto, la imagen fugaz de los que recibirán la ayuda económica me reconforta.
Llega la noche, parece que todo se ralentiza, se calma, me siento en la linea de meta, entran y salen deportistas; una fuerte emoción de admiración hacia ellos, se internan al borde del agotamiento en la entrañas del bosque, son personas normales que hace cosas extraordinarias. Todos sonríen, agraceden la palabra de ánimo, la broma, la madrugada es fría; me voy a domir dos horas caigo en un estado de sopor letárgico, inquieto, me levanto y las horas pasan veo entrar al ganador que, después 153 kms parace que ha empezado hace dos minutos.
A las 10.00 se completan las 24 horas, han estado siendo autosuficientes durante ese tiempo, la alegría se desborda, cada cual ha hecho lo que tenía que hacer.
En la entrega de premios, me permito la licencia de hacer subir a manolito para que acompañe a su padre, Manolito sube al podium contento y su padre le da el trofeo que ha ganado, ha ganado a la enfermedad y se merece ese momento de gloria junto a su padre.
Una vez acabada la comida, todo el mundo se ha marchado, sólo quedamos unos 7 voluntarios, entre los siete, como podemos pues estamos al borde del agotamiento total, recogemos, limpiamos, guardamos material, me encuentro a uno de los chicos que se ha sentado en un gimnasio un momento y se ha quedado dormido.
Han sido una días frenéticos, os puedo decir que he estado soñando con la Breña durante semanas. Ahora la calma ha vuelto...
Todo el esfuerzo, trabajo, dedicación, miedos, inquietudes merecen la pena, por cientos de razones, pero sobre todo por una: La Breña es una prueba con alma, con un sólo espíritu que abrazan todos aquellos que se involucran en ella.
Dentro de dos semanas me marcho a Marruecos con Ro impulsora incansable del proyecto marroquí y con la Leyenda de la Breña (Gerardo) vamos a desarrollar y gestionar el proyecto de cooperación para el desarrollo. Como dicen los estatutos de nuestra asociación intentaremos llegar a los más necesitados...os lo contaré. Es momento de recoger los frutos de tanta energía, física, material y psicológica de tanta gente.
Sólo puedo estar agradecido a tanta gente que ayuda, colabora y facilita en que podamos contribuir con unos cuantos puñados de arena a esta enorme duna que es la de la solidaridad humana.
Sed felices o, al menos, intentadlo...