Ya no temo a los jamases
ni los puentes me esperanzan,
ya he comido la manzana
que un gusano deshace,
ya no lloro al despertarme
ni me da frío la lluvia,
ahora que sorbí las lunas
en todas sus fases.
Ya no arrodillo mi llanto
con tal de verte en pie,
ya el viaje que concerté
con mi sentimiento osado,
ha vivido los sobresaltos
y ha fotografiado en mi piel
la magnitud y la Fe
en cada uno de sus pasos.
Pero sí, salgo a la lluvia
sin importar lo que me empape,
por todas las ciudades
de la luz y de la culpa,
salgo resguardada a la lluvia,
con el alma que te late,
segura en el resguarde
que tu amor me asegura.
Esencia