Los pinceles de los acrílicos estuvieron guardados sin tiempo de nada y con pena por no poder dedicar un minuto a encontrarme con ellos y hacer mi terapia tan necesaria en la locura diaria. Un poco más se usaron los pinceles dedicados a las tortas, pero en alguna otra entrada les mostraré algunas de las cosas que fuí haciendo.
Hace ya unos meses, arreglando, encontré el cartel que hace más de 2 años mandé a hacer para pintar y poner en la puerta del cuarto de la peque.
Me había olvidado totalmente de él . Aproveché los días de turismo y logré ponerlo en su lugar antes de que a ella le parezca que ya está grande para Campanita.
Cariños para tod@s.