29 de abril de 2023

Miel de plomo

Abejas grises
de Andréi Kurkov.

70 páginas leídas
Pesadez narrativa
Abotargamiento descriptivo
Prosa robótica
Atmósfera bélica poco convincente
Situaciones intrascendentes
Supervivencia monótona
Incomparecencia de la reflexión
Sentido del lugar apático
Como un enjambre
Para mi boca de asno

26 de abril de 2023

Desde Sabrina con amor

Una noche con Sabrina Love
de Pedro Mairal.

Absorbente novela (la leí en una tarde) sobre un joven argentino que gana un concurso para acostarse con una actriz porno y tiene que viajar desde su pueblo hasta Buenos Aires para encontrarse con ella. La premisa promete y Mairal no defrauda. La prosa tiene un alto grado de competencia y la historia, aunque no es demasiado profunda, es inmensamente entretenida y entrañable. Al final, una envidia sana se extiende en mi interior por no poder haber vivido en primera persona las mismas aventuras que el personaje, lo cual dice mucho de lo que consigue el autor.

24 de abril de 2023

La cicuta de Marcus Aurelio

Por qué la literatura experimental amenaza con destruir la edición, a Jonathan Franzen y la vida tal y como la conocemos
de Ben Marcus.

La editorial Jekyll & Jill nos ofrece un 2x1 porque el texto de Marcus además viene "con unos pinitos en pedantería a cargo de Rubén Martín Giráldez". Les faltó añadir más abajo: "a
 caballo regalado no le mires el dentado".

La premisa es que Ben Marcus escribe desde el sillón (¿agujero?) de escritor difícil o, según sus detractores, elitista. Cree que todavía se pueden hacer cosas nuevas, aunque eso requiere esfuerzo por parte del lector. El villano es Franzen, porque echa mierda a la literatura difícil, ya que considera que la dificultad es algo innecesario.

Podría estar de acuerdo con los dos autores, pero sobrevuela un dualismo un tanto rancio en ambas visiones. Hay muchos matices que determinan cuándo la dificultad es innecesaria y cuándo no. No se puede usar el mismo nudo para los cordones de unas zapatillas que para las amarras de un barco.

Marcus podría haber hablado de profundidad en lugar de dificultad. Hay muchas obras (Hesse, Camus, Kafka...) que logran una gran profundidad con elementos relativamente sencillos y eso es una virtud. Supongo que no le interesa entrar en ese tema, porque él no transita tanto la profundidad como la innovación literaria y ahí sí que solemos hablar de dificultad.

No estoy de acuerdo con Marcus cuando separa entre racional y sentimental, no creo que esa división sea relevante a la hora de valorar un texto. Hay obras puramente racionales que son basura. También c
ontrapone realistas y posmodernos (experimentales), siendo Franzen portavoz contemporáneo de los realistas. No sé si hay que categorizar tanto, personalmente me guío más por sensaciones que por categorías mentales. ¿Podría decir que las imágenes que pone Marcus en mi cabeza son posmodernas y las que pone Franzen son realistas?, en muchos casos sí, ¿y qué? Nada de eso determina el valor de la obra. Puedo disfrutar Las correcciones igual que The Age of Wire and String y cada una de ellas tiene sus puntos fuertes y sus debilidades.

Lo cierto es que esperaba más ideas jugosas y menos ensañamiento con Franzen. Todo esto huele a envidia, ya que Marcus es consciente de sus logros artísticos y la poca fama y dinero que le han dado y Franzen es famoso y rico gracias a su obra. Me habría gustado algo más de independencia respecto a lo que opina Franzen, pero entiendo que la pasión de Marcus por el lenguaje y la literatura son evidentes y se sentirá ofendido y se habrá visto obligado a hacer una corrección a lo Franzen o Bernhard*.

*Marcus asegura que Corrección es el libro más difícil que ha visto, teniendo en cuenta el índice Lexile de legibilidad (aquí saco pecho porque es una de mis obras favoritas).

Me interesa el Marcus que dice que si Franzen quiere abandonar la dificultad no debería escribir sino dedicarse a algo que no tenga que ver con el lenguaje, que ya de por sí requiere más esfuerzo que el cine o el paintball por ejemplo. El problema es que, una vez más, las ideas asoman pero no están trabajadas más allá del escupitajo venenoso.

Epílogo:
El texto de Martín Giráldez es un batiburrillo pretencioso que no va a ninguna parte. Está únicamente movido por el ego del autor y sus ganas de brillar en el papel. Aquí su labor debería ser otra: ampliar y expandir las ideas que expone Marcus, algo que apenas hace. Entiendo que quiere complicarlo todo para seguir la línea que marca Marcus, pero no aporta nada. No hay un orden claro en las ideas. Supongo que es pereza estructural y narrativa; es más fácil lanzar todo lo que se pueda a la pared y esperar que algo se quede pegado ("throw things at the wall and see what sticks").

21 de abril de 2023

Longanimidad

Despedida que no cesa
de Wolfgang Hermann.

El autor escribe sobre la muerte de su hijo de manera emotiva y nostálgica, haciendo un pequeño repaso por sus vivencias como padre y su pesar tras la pérdida. Hermann despliega un estilo cuidado y se muestra claramente afectado por el suceso. Su mayor logro es que sus sentimientos suelen llegar al lector sin demasiado artificio. Seguramente se le podrían pedir más cosas al texto, pero el resultado es el que tiene que ser y me parece perfectamente válido.

19 de abril de 2023

Ruthless

Soy leyenda
de Richard Matheson.

La mente humana tiende a sobrevalorar lo que ha resistido el paso del tiempo y creo que esa es una de las razones por las que esta novela de vampiros meramente aceptable se sitúa como una de las más populares del género de terror.

Las primeras 120 páginas son extremadamente planas, con una atmósfera poco convincente y un protagonista insulso que ahoga sus penas en una ingestión constante (constantemente repetitiva) de whisky y música. No hay disfrute estético, no hay reflexiones enriquecedoras, ni siquiera situaciones estimulantes.

Por si esto fuera poco, la trama genera dudas desde el principio (sigo con spoilers). Los vampiros están hambrientos y rodean su casa todas las noches, ¿pero no intentan romper la puerta, las ventanas o el tejado? No hay ninguna escena en la que sufra contratiempos domésticos de este tipo, lo cual me parece poco creíble. Y sí, le estoy pidiendo acción a Matheson, aunque sea un recurso fácil, porque esta novela es lo que pide.

Quizá lo más inverosímil es que el protagonista tarda cinco meses en darse cuenta de que la luz mata a los vampiros. Es decir, sí sabe que el ajo y las estacas son efectivas, pero la luz, que es algo pasivo y cotidiano, que está siempre ahí, no.

La historia mejora a partir de la página 120, cuando aparece Ruth y cambia la situación. Aquí empieza a haber movimiento y surgen cuestiones interesantes sobre el nuevo orden mundial y la relación entre los humanos y los dos tipos de vampiros. Pero justo cuando la cosa empieza a animarse, se acaba la novela.

17 de abril de 2023

Arde la vela

Niño quemado
de Stig Dagerman.

A través de un estilo pulcro, relajado, contemplativo, quizá hasta cinematográfico (por las imágenes que plasma), Stig Dagerman 
logra crear una atmósfera rica y momentos emotivos sin demasiadas florituras, simplemente con una narración precisa y amable. Sutilmente nos vamos adentrando en la historia y vamos descubriendo los entresijos de una relación entre un padre y un hijo tras la muerte de la madre.

Dagerman demuestra mucha sensibilidad narrativa en el tratamiento de los personajes, las situaciones y la evolución de la trama, llegando a reflexionar ligeramente sobre los conceptos de pureza y verdad y mostrando una respuesta al luto bastante peculiar por parte del hijo. Creo que es una novela estupenda que destaca principalmente por su delicadeza y por su fuerza evocadora.

14 de abril de 2023

R que R

Corre, conejo
de John Updike.

Me detuve en la página 132, la mitad exacta de la edición de Penguin, para que mi abandono tuviera la misma precisión que la gula expositiva del autor. Hay que reconocer que la prosa de Updike tiene calidad, el problema es que aquí sólo le presta atención a las descripciones, todas ellas excesivas y miniaturistas, abusando de la lupa en detrimento del catalejo. 
Me lo advirtieron en el blog de Cuaderno de lectura, pero ya era demasiado tarde porque acababa de comprar el libro.

La historia del lepórido no arranca en ningún momento y los personajes carecen de interés. Puede tener cierto valor como obra representativa de la parsimonia narrativa que caracteriza a muchos escritos pre-Internet (pre-bufé-libre-de-estímulos-ven-y-mira, pre-nos-rodea-tanta-información-que-lo-único-efectivo-es-lo-que-impacta-en-poco-tiempo), donde la acumulación de detalles insignificantes, muchos y lentos, evoca un tiempo y un lugar de forma relativamente nostálgica, pero produce una experiencia de lectura poco estimulante y poco enriquecedora.

11 de abril de 2023

Glau,

Problemas oculares
de Javier Tomeo.

Regreso a Javier Tomeo años después de haber disfrutado Amado monstruo y El cazador de leones (aquí y aquí). Libro de relatos que se centra precisamente en personajes con problemas oculares. Se lee fácilmente y el humor toca alguna tecla de la risa, pero no ofrece nada memorable. Una pequeña decepción. Sobran hipérboles y faltan hipermétropes.

7 de abril de 2023

Paisajismo desnutrido

La desaparición del paisaje
de Maximiliano Barrientos.

Después de leer 105 páginas siento que no ha ocurrido nada en mi interior, como si hubiera mirado una pared de ladrillos durante una hora, pero sin las cualidades meditativas de ese ejercicio. Barrientos plantea un regreso a la tierra natal (Bolivia) que no ofrece nada remarcable y me veo obligado a usar la arcilla y el cemento para construir algo que rellene el hueco que deja este libro en todas direcciones, tanto por su vacuidad como por las pocas palabras que me inspira su paisaje.

5 de abril de 2023

Culpable de ser inocente

Los infortunios de Svoboda
de János Székely.

Novela ambientada en los inicios de la Segunda Guerra Mundial en un pequeño pueblo checoslovaco que sufre la invasión nazi. Tengo que decir que lo leí del tirón en una tarde. La prosa es muy precisa, el ritmo es magnífico y el tono tragicómico está conseguido. No obstante, no me dejó totalmente satisfecho porque esa idea de que 
la verdad y los mitos son construcciones humanas no está presentada con la potencia necesaria, aunque quizá lo más problemático sea su estructura.

En un primer momento, parece que el grandullón bobalicón Svoboda va a ser el protagonista, nuestro compañero inseparable, pero Székely no enfoca con suficiente intensidad su historia, ocupando demasiadas páginas con el devenir del coronel, lo que provoca que el conjunto se tambalee. Uno acaba el libro con la sensación de que no ha pasado suficiente tiempo con Svoboda y eso creo que es un error importante, sobre todo si ese personaje sustenta al título y al final podemos intuir las posibilidades narrativas de su personalidad.

Tengo mis reservas, pero aun así lo recomiendo, principalmente porque me absorbió por completo y eso es de agradecer.

3 de abril de 2023

Arcoíris de goma eva

Maniobras de evasión
de Pedro Mairal.

No había leído nada del autor, pero por alguna razón su nombre se coló en mi lista, así que cogí este libro de la biblioteca. Maniobras de evasión es una colección de piezas autobiográficas cortas que ofrecen un buen cóctel de humor, reflexión y emotividad. Mairal no se complica, va al grano, y presenta fragmentos narrativamente concisos, atinados y siempre entretenidos sobre sus viajes, sus encuentros literarios, sus apreciaciones sexuales...

Mención especial merece su percepción del blog personal como un lugar para "escribir como gente que no soy yo, como personas que llevo dentro, voces o quizá fuerzas verbales". Ratifico la observación con una sonrisa porque me hace cosquillitas por dentro. También afirma que internet y los blogs le han ayudado a soltar la mano, a escribir preocupándose menos por el rigor o la formalidad que se espera de un escritor. Hay muchos apuntes interesantes de este tipo.

Esa ligereza de la que habla el autor y que plasma muy bien en estas páginas hace que uno sienta que está leyendo el libro de un amigo. Hoy en día es muy difícil encontrar un libro que esté bien escrito y que a la vez sea gracioso, reflexivo, emotivo y entretenido, y eso es justo lo que Mairal nos brinda.