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Saturday, September 14, 2013

George Santayana: una filosofía del viaje

Anduvo toda su vida Santayana soñando con viajes: posibles e imposibles, físicos e intelectuales, en el espacio y en el tiempo, hacia otros cuerpos y por mentes extrañas. Dice, incluso, que si algún día alcanzara el cielo, enseguida saldría a buscar sus límites y se pondría a pasear por las afueras. 
Entre el cuaderno de viajes, el libro de memorias y el ensayo filosófico, la tercera y última parte de la autobiografía de George Santayana Personas y lugares, publicada póstumamente bajo el epígrafe «Mi anfitrión el mundo», es un compendio ejemplar de su pensamiento, su vida y su escritura, unas páginas inolvidables que, junto con los maravillosos Soliloquios de Inglaterra, dan probablemente la medida literaria más alta de su autor. 
[...] Materialista platónico, hombre de porte elegante como su prosa, se imagina uno al anciano Santayana caminando a paso lento por la Riva degli Schiavoni o por el entorno de San Pietro in Montorio, junto a la fontana Aqua Paola, apoyado en un bastón, vestido con traje y sombrero, contemplando el delicioso cuadro veneciano de San Giorgio Maggiore o asomándose al espectacular crepúsculo romano desde el mirador del Gianicolo. Abismado en la observación de lo inmediato, en el hecho súbito de la experiencia, como algo no adulterado ni explicado: imágenes impresionistas, esencias de la belleza que llegan a través del aire, que también es -como él mismo afirmó- una forma de arquitectura. 
Personas y lugares, vistas instantáneas del mundo que cautivaron su mirada al pasar y quedaron fijadas en su memoria. 
"George Santayana: una filosofía del viaje", en la revista Clarín, nº 106.
 
PD: Siete años después del comienzo, quizá sea buen momento para hacer un cambio de título en el blog.

Wednesday, March 28, 2007

George Santayana

Me emplaza Portorosa a hacer un "memis" de esos, y yo, que soy muy diplomático y obediente, le sigo la corriente al amigo cunqueirista. (Es broma, siempre es un placer).
Gracias a Dios no tenía a mi lado una de esas revistas de moral relajada que a veces hojeo en mis ratos libres, sino un estupendo libro del escritor y filósofo George Santayana (1863-1952), uno de mis ídolos desde hace bastante tiempo (de esos ídolos que tengo yo, a los que en realidad me habría gustado tener como amigo para charlar un rato con él, tomando tranquilamente una pinta en Princess Louise). Se trata de Personas y lugares. Fragmentos de autobiografía, publicado en 2002 por la Editorial Trotta. Como digo, un libro maravilloso, sobre todo cuando habla de sus viajes por Europa. Los recuerdos de sus estancias en Londres o en Roma, por ejemplo, son inolvidables.


A ver. Os sitúo rápidamente. Aunque Santayana nació en Madrid, enseguida se fue a vivir fuera de España. Escribió todas sus obras en inglés, frecuentó a personajes ilustres como William James o Bertrand Russell y fue durante muchos años catedrático de Filosofía en la Universidad de Harvard.
En este capítulo está hablando sobre Ávila, una ciudad a la que tenía un especial cariño y admiración, por vínculos familiares, intelectuales y afectivos. Pues bien, allá voy:
En esta dirección existía una meta interesante para un largo paseo en el tiempo fresco; y un paseo es más agradable cuando se dirige hacia algún sitio concreto, donde uno puede detenerse, mirar alrededor y descansar un poco, antes de dar la vuelta satisfecho hacia casa. Esto era la ermita de Nuestra Señora de Sonsoles, una amplia capilla de piedra con una casa de labranza anexionada, construida sobre una eminencia al pie de las sierras, con una arboleda delante, una fuente y algunos bancos de piedra. En tiempos de mi padre, rara vez la visitamos, porque mis visitas caían entonces en pleno verano y el camino a través de todo el valle era largo y polvoriento bajo el sol; pero posteriormente, cuando podía quedarme con mi hermana en el otoño, me iba andando hasta allí solo, o acompañado a veces de mi cuñado, quien iba no obstante en mula, mientras su hijo Rafael (mi compañero habitual) y yo íbamos a pie.
Celedonio, de cierta edad y pesado, no iba por mí, aunque así aparentaba hacerlo. Él iba en peregrinación religiosa.
Y le paso la bola a Desconvencida, Mabalot (que está en Japón y seguro que tiene al lado un libro muy curioso) y Manuel Jabois. Se trata de coger el libro que tengas más cerca, abrirlo por la página 139 y escribir las cinco primeras frases del segundo párrafo.