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jueves, 19 de septiembre de 2024

Tori y Lokita

Me gustan mucho todas las películas de los hermanos Dardenne. Algunas de ellas están entre mis favoritas absolutas. La penúltima es El joven Ahmed, de la que ya hablé

Tori y Lokita es de 2022 y también me ha gustado mucho: me impresiona esa manera de rodar, desde tan cerca, tan pegados a los personajes, todo con esa naturalidad (que parece que está muy ensayada previamente), de tremenda eficacia.

Aquí se trata de dos MENA, pero en el extremo bueno del espectro: un niño que cumple estrictamente la definición, en concreto un niño perseguido por brujería y, ahí está el núcleo dramático, una muchacha algo mayor, que está muy unida a él, hasta el punto de considerarse hermanos, en realidad y también buscando una ficción jurídica que permita la legalidad de la que no pueden disfrutar y que les permitiría quizá una vida normal. La realidad es que están en un ambiente que les empuja al trapicheo de drogas y a someterse a la inmoralidad. Hacen el mal pero en un contexto de inocencia personal, algo casi milagroso y también doloroso de ver, suspendida nuestra incredulidad ante la posibilidad real de que se dé el extraño caso de indefinición moral en el que viven.

A mí me conmueve cómo cantan esta canción, que supuestamente habrían aprendido en Sicilia, en un centro de refugiados. Es clave en la película, porque es la inocencia asediada por el mal, también en el contenido de la canción, que hizo famosa Angelo Branduardi a partir de una canción hebrea, sobre el traslado de la culpa de unos a otros, que da claramente para una reflexión girardiana:  
 También aquí:

miércoles, 28 de agosto de 2024

Las noches de Cabiria, de Fellini

Era una película que no había visto. Es toda Giulietta Masina y todo gira alrededor de ella. Fellini crea un imposible: la ingenuidad real en un ser profundamente manchado, la inocencia que sobrevive en alguien herido.

Esta escena de la hipnosis es maravillosa, de cabo a rabo. Nos la presentan en toda su ingenuidad:

La romería al Divino Amore es además un documento impresionante sobre la piedad popular. Me acordé de Los jueves, milagro de Berlanga: en las dos hay un registro de religiosidad popular que no es maltratado, sino observado, y eso es muy raro de encontrarlo después.

También el final es tremendo y maravilloso. Pero tremendo. Y maravilloso. En el momento más bajo, verse rodeado por la alegría. Sí, es un final maravilloso y tremendo,

miércoles, 21 de agosto de 2024

Another Year, de Mike Leigh

Another year la vi en su momento, por 2010, y he vuelto a verla ahora y las dos veces me ha gustado mucho. Ahora creo que la puedo valorar mejor, porque es sobre gente de mediana edad, cincuentones o algo más, que tiene al menos en un horizonte no tan lejano la noción de la muerte; ya su vida está formada y pueden valorar lo que ha ido bien o mal.

Los personajes son extraordinarios. A mí me conmueve el de Ken (Peter Wight), pero la que da un recital es Lesley Manville, por no hablar del matrimonio feliz del centro de la película, Tom y Gerry (Jim Broadbent y Ruth Sheen).

Hay un modelo de vida feliz en torno a ese matrimonio y hay gente que los rodea y no es feliz, pero están como polillas a su alrededor, dando vueltas: necesitan cariño, que les escuchen.

Lo que habría que preguntarse es si ese modo de vida: trabajo, un hijo que se va abriendo camino, el huerto al que le dedican el tiempo libre es todo lo que hace falta para una vida feliz. El momento de crisis, cuando reaccionan con disgusto ante la actitud herida de una amiga, es clave para entender el núcleo de la película.

miércoles, 19 de junio de 2024

El viajante y lo que me pasa con la dramaturgia

 
Vimos el sábado El viajante, la película del iraní Farhadi, uno de mis directores favoritos (una de mis películas favoritas es Una separación; ya hablé de Un héroe; también está muy bien Todos lo saben, una película españolísima, por cierto). Para mí era la segunda vez, ahora con la lectura de Muerte de un viajante de Arthur Miller fresca, que me permitió entender algunas referencias de la película mejor, aunque no es absolutamente necesario leer a Arthur Miller para disfrutar de la película.

La cosa es que leí hace poco Muerte de un viajante y me costó mucho seguirla. Ahí volví a caer en la cuenta de las dificultades que tengo para leer obras teatrales: me supera la cuestión del espacio, de ver quién habla en la conversación, de seguir la trama dramática. O es que las leo a toda prisa, sin pararme a ver quién dice qué. En cambio, sí que disfruto de las tragedias griegas, quizá porque tengo que leerlas muy despacio. En el caso de las obras actuales, yo puedo disfrutar de la película o la obra de teatro, pero el guión o el texto teatral, si los leo solos, me resultan secos, fríos. Creo que sería el peor lector de guiones de la historia. O es que en realidad no me gustó Muerte de un viajante y ya está.

Pero el hecho es que la película iraní sí que me gustó, ahora con mucho más trasfondo para entenderla, pero sobre todo por la intensidad del drama que se culmina en la última parte. Es de esas películas -es una tragedia- en las que el mal está por encima de los personajes, repartiéndose entre ellos pero sin explicar lo particular el drama general. Aquí hay al final un viajante, un anciano, interpretado impresionantemente por Farid Sajjadi Hosseini, que hace que me sienta conmocionado viendo su situación en la película. Le dan una bofetada que es como si me la dieran a mí. Eso es la tragedia: sentir con compasión y horror el mal que padecen y causan los personajes y del que son víctimas. No hay malos-malos ni buenos-buenos: son como nosotros.


Aquí hay una reseña muy buena.

viernes, 9 de febrero de 2024

Syntynyt suruun ja puettu pettymyksin - Maustetytöt

En la última película de Aki Kaurismäki, que es regulera, la escena más triste, que ya es decir, tiene esta canción, que me gustó:
   
 Aquí la canción entera y en directo. Abajo os pongo la letra, para cantar a la vez:

Pannussa homeinen kahvi
Ja lattialla astia
Sade huuhtoo ikkunoita
Eipä tarvitse niitä itse pestä
Ei mikään enää lähtemästä estä

Mut oon kuin betoniin valettu polviin saakka
Seläs näkymätön tuhat kiloinen taakka
Vaik edessä ois enää yksi rasti
En tiedä jaksanko hautaan asti

Olen vankina täällä ikuisesti
Myös hautausmaata kiertävät aidat
Kun päättyisi viimein maallinen pesti
Mut syvempään kuitenkin maahan vain kaivat
Pidän sinusta mutten itseäni siedä
En tarvitse muita, sinusta en tiedä
Myönnän jos mä lähden
Sen teen vain itseni tähden

Kesäkengät ja liian suuri huppari
Pakkasessa lähikauppaan
Vain muutaman kaljan jälleen noudan
Jos lisää tarvin, niin hyvin joudan uudelleen

Kun muutoin kuitenkin vain lähinnä makaan
En kotoa poistu syyttä ainakaan
Unohtakaa minut, tahdon olla yksin
Synnyin suruun ja minut puettiin pettymyksin

Olen vankina täällä ikuisesti
Myös hautausmaata kiertävät aidat
Kun päättyisi viimein maallinen pesti
Mut syvempään kuitenkin maahan vain kaivat
Pidän sinusta mutten itseäni siedä
En tarvitse muita, sinusta en tiedä
Myönnän jos mä lähden
Sen teen vain itseni tähden

Olen vankina täällä ikuisesti
Myös hautausmaata kiertävät aidat
Kun päättyisi viimein maallinen pesti
Mut syvempään kuitenkin maahan vain kaivat
Pidän sinusta mutten itseäni siedä
En tarvitse muita, sinusta en tiedä
Myönnän jos mä lähden
Sen teen vain itseni tähden

Myönnän jos mä lähden
Sen teen vain itseni tähden

martes, 30 de enero de 2024

Un héroe

Vimos Un héroe, otra película de Asghar Farhadi (está en Amazon Prime). A mí me gustan todas las películas que hace, sobre todo Una separación y El viajante, pero también la que hizo en España con Javier Bardem y Penélope Cruz, una película españolísima aunque dirigida por un director iraní, y de la que hizo en Francia tengo un recuerdo vago, pero también bueno.

Esta película, como todas las suyas, es dolorosa de ver: toda la trama se complica tanto, es tan difícil saber quién actúa bien y quien mal y todo le pasa a gente buena, que a veces ha hecho cosas malas o cosas mal, y todo con unos malentendidos que crean conflictos parece que irresolubles. Aquí el protagonista es un héroe improbable, jaleado por los medios, pero su heroísmo es discutido a lo largo de la película hasta el final.

A mí me interesa también ver cómo es la vida en Irán, o cómo nos la muestra. Yo no tengo ni ganas ni probabilidad de ir allí, pero está bien ver esas calles y casas y coches cutres. Sobre todo me gusta en esta película el mundo de la casa de la hermana del protagonista, con toda la familia participando de todo, con niños presentes siempre, con los colores de los azulejos en encuadres de un colorido precioso. No sé si es una grandísima película. Sí que estoy seguro de que es una película que merece la pena ver.

jueves, 16 de marzo de 2023

Sobre Rohmer

Vi una película de Rohmer, Mi noche con Maud, en 2008. Luego he visto otras: es un director que me impresiona. Me detuve aquí en otra película suya, Cuento de invierno

Matthew Schmitz ha escrito dos artículos muy interesantes sobre él, uno, hace tiempo, Remembering Rohmer. Y más cercano en el tiempo: The Anti-Romantic.

Interviene también en esta discusión, que es de grandísimo nivel, del podcast de cine de Catholic Culture. Os lo recomiendo:

lunes, 6 de febrero de 2023

The Banshees of Inisherin

Me ha gustado muchísimo esta película. No creo que sea para que le guste a todo el mundo. A mí sí. Me partiré la cara defendiéndola. 

Antes de verla, había leído un artículo de Angela Alaimo O'Donnell que me dio claves muy importantes, sobre todo en la definición genérica, que seguramente sea el caballo de batalla de los que tengan problemas con esta película: sería un error entenderla como realista o costumbrista o "basada en hechos reales". En ella se logra, si uno entra al "pacto narrativo", un dificilísimo equilibrio entre la comedia y la tragedia. El guión es extraordinario y funciona a la perfección: me he reído mucho en muchos momentos, con muchas frases, con escenas, con la caracterización de los personajes y a la vez estaba con el corazón en un puño por el personaje de Colin Farrell, que al final me ha dejado destrozado: la compasión y el temor son las pasiones que purifica la tragedia, según Aristóteles. Para mí esta película es como un vapulearme en mi compasión por ese personaje no especialmente listo, que no quiere que cambie lo que había hasta ese momento, que él daba por supuesto quizá.

En el otro extremo estaba Colm, que me recuerda al personaje de Marcela en El Quijote: hay cosas que no podemos exigir y el amor es una de ellas, pero también es verdad que aquí hay otra cosa, una amistad rota abruptamente en pos de un objetivo individual, una gloria, una fama imperecedera, en la música tradicional además, por definición anónima.

Está situada en la Irlanda de 1923, pero es de ahora, de 2023, de individuos que han roto sus conexiones y están solos. Yo creo que hay una posibilidad clara de leerla como fábula, sin dejar de ser un relato concret, en torno a una cuestión palpitante ahora, la de la negación de los vínculos, la del "derecho" a romperlos, que es la clave del liberalismo y de este mundo woke que quiere afirmarse en su soledad, en su autoexpresión. 

Las banshees (y que traduzcan en español por almas en pena me parece un error) no sé exactamente lo que son en la mitología irlandesa y lo mismo me da; son como figuras ominosas y proféticas, al menos en la película la anciana: hay un trasfondo "mítico" que sirve para crear un aire ominoso y sobre todo para resaltar la figura de la víctima, el más tonto, el único que aspiraba al amor, el que dio pasos reales para lograrlo, aunque bien ridículos, al que todos despreciamos. En esta película el amor matrimonial no existe: la amistad es la gran barrera que queda rota en esta película, de lo poco que serviría de lazo en un mundo sin matrimonios, sin hijos.

Los actores son extraordinarios y logran que sea verdadero un argumento tan imposible pensado en frío. Colin Farrell, con esa mirada de estar perdido, es una maravilla.

El paisaje, los colores, el cielo, el sol. Hay también una reflexión importante sobre los animales como último recurso, pero al final no son capaces de sustituir las relaciones humanas: a lo sumo las reflejan.

La Iglesia queda como última instancia, pero como la que solamente acaba certificando el fondo de desesperación que late en todo. Lo que quiere Colm es perdurar, pero por una vía que es cultural. Curiosamente, la cultura más característicamente irlandesa, siendo reconocida, se mide en la película con la música maravillosa de Brahms, en tres momentos que para mí son de los más emocionantes de la película. Toda la música de la película es maravillosa.

Sobre Irlanda y todo el trasfondo que se toca en relación con la tradición irlandesa, hay un extraordinario artículo de John Waters. Me parece clarísimo que esta película es un gran toque de atención a Irlanda. A todos nosotros, pero en concreto a Irlanda.

 

lunes, 28 de noviembre de 2022

El espíritu de la colmena

Miré a ver si había dicho algo aquí y ya en 2004, al empezar este blog, comparaba a las dos niñas con mis sobrinas; dos años después, me fijaba en la escena de la pregonera con la trompetilla y ponía la película entre mis favoritas españolas.

El sábado volví a ver El espíritu de la colmena y cómo la disfruté otra vez: la estructura de la película de Frankenstein superponiéndose en la historia de la niña que quiere saber; saber si hay espíritus, pero también qué es la muerte y qué es el mal (muy interesante la explicación de las setas). Ella o no tiene miedo o lo vence: pero ahí están los miedos de la infancia, el miedo que le transmite su hermana, el miedo que se palpa en el ambiente de su casa.

Me sigue impresionando mucho el paisaje castellano en la película, los campos. Creo que no hay otra que me lleve más cerca de mi infancia en el pueblo: el color de la tierra, el adobe de las casas, el barro por las calles.

Me impresiona, claro, la escena de las niñas en las vías, pero sobre todo la niña pequeña siempre que mira. Y el color como de miel de la luz en la casa o desde la casa, las ventanas con estructuras en forma de hexágono, las colmenas. Hay un fondo político, pero que queda en su justo punto, sin dominar la historia central, que creo que es la de la niña.

La escena en la escuela es impresionante.  

También la escena de la película, con las miradas de los espectadores, sobre todo de la niña:

martes, 13 de septiembre de 2022

Las uvas de la ira

Estoy revisando las películas de John Ford (soy el rey de la originalidad). 

No había visto Las uvas de la ira. Tenía el recuerdo de la novela, que no me había convencido mucho, por su maniqueísmo y sus simbolismos excesivos, o eso es lo que recuerdo vagamente de ella.

La película, también con sus maniqueísmos, me ha gustado mucho. Los personajes, la sensación de provisionalidad, de tirar para adelante, la figura del predicador que ha perdido su espíritu, el nihilismo que sobrevuela todo sin que llegue a dominar, porque hay algo ahí, humano, que impide que acabe dominando, incluso en esa crisis social tan extrema, de subsistencia: es la madre que da de comer a unos niños famélicos, es la señora que da unos caramelos, justo en esta escena:

 

Por otro lado, en mi situación post-liberal actual, tengo mucho que pensar sobre esta película, que ya digo que me parece maniquea en el marco político, pero llena de verdad en lo vital. Mucho de lo que quería explicar lo he encontrado en una extraordinaria reseña de Rogert Ebert, que habla de una fábula de izquierdas escrita por un director de derechas y explica por qué es una película verdadera.

lunes, 17 de enero de 2022

Grita "Macho" - Clint Eastwood

Vimos Grita "Macho" (Cry "Macho"), la última película de Clint Eastwood. Me gustan mucho todas sus películas y esta última (que no se sabe si será la última suya, con sus más de noventa años) no me ha decepcionado, aunque no es una película ni redonda ni perfecta, pero qué importa cuando tiene tanto bueno, sobre todo su mirada, la del director que se atreve a mirar a través de sus ojos como actor principal, con una mirada aquí más directa todavía. Es una mirada que no condena (ni se condena), que no es sarcástica ni irónica: es piadosa consigo mismo y con los demás. Es una mirada que podía estar lastrada por un estar de vuelta de todo, pero que tiene la grandeza de reconocer en los demás las dificultades por las que ha pasado uno mismo y mirar a donde hay que mirar.
Es una película sobre el confiar y sobre la necesidad de confiar. 
El argumento gira en torno a la paternidad y hay una mirada muy honda sobre ser padre o sobre el hecho de estar a la altura de algo que parece siempre demasiado, ser referencia de alguien, ser un modelo, ser una roca. Lo bueno es que todo se hace remontar explícitamente a la paternidad de Dios. Es una película sobre la confianza, sobre la necesidad de confiar, sobre tener compasión unos de otros. 

Recuerda al tipo de personaje que aparecía en Gran Torino y Mula.

Que sea sobre un gringo en Méjico y que además un no católico en ese mundo católico (y lleno de defectos, los ya tópicos, pero vistos con esa piedad que tampoco condena) es miel sobre hojuelas.

La película acaba con la música de Sabor a mí, nada menos:

lunes, 1 de noviembre de 2021

Me reconcilio con Pinocho

Íbamos a ver Pinocho el sábado y yo no estaba muy seguro de aguantar mucho, porque ya conté que tuve un grandísimo trauma con la versión de la RAI de mi infancia y le había cogido manía. En esta versión también estaba la RAI. Adelanto el desenlace: me gustó muchísimo: la RAI ha condonado su deuda con mi infancia maltratada.

Una clave de por qué sí que me gustó esta versión es que hay polvo, pero no barro. Gepetto lo interpretaba Benigni, que no me cae muy bien, pero que luego tampoco sale tanto: mejor. Lo que me ganó en este Pinocho fue el protagonista, el niño que hace de Pinocho. Vimos la versión doblada y por una vez creo que debe de estar a la altura de la original: muy bien la voz del niño, todas las voces.

Yo empecé poniéndome a pensar qué relación había con argumentos como el de Frankenstein, por eso del creador y su criatura que le sale respondona, pero por suerte me olvidé de todo tipo de teorías, fascinado ante el desarrollo de la narración, la música, la escenografía, los paisajes entre desolados y metafísicos, los personajes animalescos pero no repelentes ni waltdisneyanos, las fascinantes marionetas. Qué bien todo. La verdad es que me pareció una grandísima película, un milagro, porque ¡hay tantas cosas que podrían haber salido mal!

Quizá la clave esté en la profunda simpatía que tiene la película por todos los personajes. Y la asombrosa proporción entre un grado de realismo, italiano, desvencijado, pero en el fondo noble, y unos puntos de fantasía -con ribetes de la Commedia dell' arte- del mundo de los cuentos, con guiños a Jonás, Circe y las fábulas, que es prodigiosamente justa. Yo me he acordado de Alfanhuí: algo de ese aire creo que hay: una limpieza del aire, un intento de inocencia que no niega la existencia del mal.

Luego he visto que hay reseñas muy negativas junto a otras muy positivas: supongo que es una cuestión de afinidad con una estética y un modo de ver las cosas. Tampoco sé si se lo recomendaría a niños: quizá sí. Yo me reí mucho, hacía tiempo que no me reí así con una película.

viernes, 18 de junio de 2021

El Capitán Fantástico

Me sorprendió que me gustase una película, El capitán fantástico, sobre una familia de progres que viven a su modo el ideal de la vida aislada en la cabaña -ese sí que es un mito americano, desde el Walden de Thoreau- cruzado con resabios de la República de Platón. 

Milagrosamente, al menos a mí me lo parece, a la vista de los ingredientes, la película funciona, aunque me chirríen muchas cosas por el camino. Tiene puntos de humor geniales, por ejemplo la celebración que hace del cumpleaños de Chomsky. La música es extraordinaria, por ejemplo esta versión sorprendente de una canción de de Guns N' Roses, sorprendente para mí porque aquí descubres que es una canción básicamente buena, por encima de todo lo que tengas en contra de ese grupo :

 
También está esta otra versión:  
 Y esta canción de Israel Nash:

jueves, 3 de junio de 2021

Le Jeune Ahmed

Por mi cumpleaños vimos la última película que me quedaba pendiente de los hermanos Dardenne, El joven Ahmed. Os pongo un trailer, pero de la versión original, con subtítulos en flamenco, para que sea todo más confuso y no os destripen del todo el argumento. 
Es una película en la que es importante estar en el mismo nivel de información que los Dardenne esperan que tengamos, en general una noción confusa de cómo debe ser ser islamista y hasta qué punto un nacido en Bélgica se espera que pueda identificarse con todas las consecuencias de ello:
   
No creo que sea la mejor película de ellos, pero la recomiendo. Todas sus películas me gustan y algunas (El hijo, El niño) me parecen de las mejores que he visto en mi vida. Hay siempre en ellas una hondura, en esta también, que no encuentro en la gran mayoría de las demás películas. Hace un tiempo alguien mencionaba a los Dardenne como ejemplo de progres y de autores de películas de arte y ensayo en el peor sentido de la palabra: craso error. Sí, es un cine de cámara en la mano, muy cerca de las caras, todo como en un entorno frío, al menos de primeras, pero qué hondura, qué impresionantes momentos de revelación hay en todas. 
Esta película me ha recordado un montón a Flannery O'Connor, en la testarudez de Tarwater que es la del joven Ahmed, en el momento de gracia que se ofrece. Me he acordado también de la abuela de Un hombre bueno es difícil de encontrar
Pero vedla, que no quiero darle más vueltas a algo que es mejor que veáis.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Pedir piedad

Hace unos días vimos Hope Gap. No esperaba yo mucho, pero es una película que ha ido creciendo en mí (lo pongo en cursiva porque es un anglicismo) y os la recomiendo. Supongo que conocer un caso cercano de los problemas matrimoniales que se plantean en la película me ayudó a verla con más atención, o con empatía mayor, no sé.

Como ya estoy escamado de repetidas experiencias negativas, cuando al principio el personaje de Annette Bening dice que iba a Misa yo me puse en lo peor: la mujer fanática que martiriza a los demás con una capa superficial de amor entregado. Lo increíble es que no fue así. Además hace un comentario que me impresionó: dice que va a Misa a repetir "Señor, ten piedad". Eso, creo, es la clave de la película.

Me acordé de ello esta semana, cuando estaba viendo el vídeo del funeral del profesor Škoviera. Mientras recordaba cuando él cantaba como director del coro que justo entonces estaba cantando, pero para su funeral, y qué bien cantaban. Casi toda la primera media hora, me pareció, lo que hacían era cantar invocando el Señor ten piedad, en eslavo, en griego, en no sé qué lenguas, Toda oración es pedir piedad y en el rito católico oriental no se aburren de repetir lo verdaderamente importante:

jueves, 10 de diciembre de 2020

Del humor que me gusta

Si en este blog pongo música tirando a rara, por ejemplo de Yo la tengo o Fontaines D. C., luego se me hace un poco cuesta arribar hablar de una comedia taquillera que me gustó, pero el hecho es que el sábado vimos Padre no hay más que uno (y para colmo la segunda parte), y resulta que en conjunto me pareció muy bien.

Tengo que recurrir a tapujos autobiográficos para justificarme: el segundo año que di clase de secundaria tuvo que «impartir» la asignatura «alternativa a la religión», cuyo contenido era el ejemplo más perfecto de la teoría de conjuntos, en concreto del conjunto vacío; quiero decir que su único sentido era tener vigilados a los que no habían elegido (o no les habían elegido sus padres, pero creo que no había ninguno así) la asignatura de religión. Yo, ingenuo, pensé que podía dedicar las clases a promover la lectura, a mejorar la redacción: me encontré la hostilidad que subió a insurrección de las joyas que se habían matriculado en la asignatura, que no eran ateos ni agnósticos, sino partidarios, como en años anteriores, de dedicar el tiempo a ver películas. Me dijeron que querían ver cosas como Torrente y yo me horroricé. Acabé cediendo: vimos películas, pero de las que me gustaban a mí. Recuerdo que les puse Pelle el conquistador, una oscurísima película nórdica, con la que pasmosamente engancharon, porque el protagonista era un niño.

Pues bien, veinte años después me alegro un montón de que Santiago Segura haya hecho una comedia familiar para todos los públicos y además sin tentaciones de caer en lo políticamente correcto, protagonizada por una familia de seis hijos y con un humor que entronca con el de La gran familia. Qué bien ver que es posible encontrar en el cine español a alguien que se sale del coro nihilista que ha oscurecido la vida en los últimos cincuenta años. No llega a obra maestra ni de lejos, pero se ve con gusto: es uno de los pocos signos de algo positivo en el mundo audiviosual español que recuerde de estos últimos oscurísimos meses.

lunes, 13 de julio de 2020

Un buen hombre es difícil encontrarlo

El sábado nos pusimos a ver una pelicula, Un hermoso día en el vecindario, que empezó con signos ominosísismos: para empezar, salió un título de "inspirada en hechos reales", que es mucho peor todavía que "basada en hechos reales", y ya sabéis que eso es uno de mis tabúes: lo de que pongan al principio esos títulos, no el hecho, porque todas las películas están basadas o inspiradas en hechos reales, claro está. Luego, el protagonista era Tom Hanks, que la verdad es que me cae muy mal. Empezaba el metraje y había decorados infantiles y canciones para niños. Pero el hecho es que me quedé hasta el final y disfruté mucho de la película, que recomiendo.


Todo gira en torno a Mister Rogers, un famoso (en USA) presentador de un programa infantil. Me parece que la cuestión de fondo es sobre si es posible que exista un hombre bueno, una buena persona y además que haga cosas buenas, realmente buenas. Flannery O'Connor discutió la cuestión poniendo en el centro de un relato de ese título a un asesino en serie. En esta película al que contemplamos es a una persona buena, de ese tipo de personas buenas ante las que -es la tragedia de nuestro tiempo- instintivamente hemos aprendido a ponemos en guardia, porque miramos con cinismo a alguien como Mister Rogers, un hombre blanco de mediana edad de sonrisa suave. Lo que nos han enseñado a ver en gente así es a pedófilos encubiertos, con lo que se supone que se sentirán menos mal esas criaturas acomplejadas y presas de victimismos que niegan que exista el bien. 
La película, en voz baja, tiene la audacia de hacer una afirmación positiva: se puede ser bueno, aunque cada uno tenga una carga detrás de tantas cosas que hemos hecho mal. Mister Rogers se preocupaba de cada persona, atendía a cada uno, les escuchaba. Puede parecer poco, pero es mucho.
No sé si a algunos os parecerá demasiado dulzona. Yo creo que es de verdad valiosa como película, muy valiente en lo que muestra a este mundo que vive de alimentarse de odio y usa la envidia para hundir al que quiere ser bueno. 

martes, 30 de junio de 2020

Cosas que no me gustan en las películas

- Que haya barro. Que pisen barro.
- Que haya música de flauta sola o de piano solo, del tipo «buen rollo».
- Que empiece con el rótulo de «basada en hechos reales» (con la excepción de Fargo, claro).
- Que «tenga valores».
- Que me explique el mensaje.
- Que salgan monjas, porque son siempre monjas irreales, con la toca mal puesta siempre.

miércoles, 24 de junio de 2020

Richard Jewell

El sábado vimos Richard Jewell, la última película de Clint Eastwood. Como todas las suyas que recuerde, esta me gustó mucho, mucho. Podría intentar decir algo sobre ella, pero lo que escribió Hughes recoge todo lo que podría decir y más: es una reseña excepcional.
De añadir algo yo, destacaría el personaje de Kathy Bates, por la actuación y por lo que representa.

Comentábamos luego que parecía imposible un ensañamiento así con una persona. El propio personaje parece imposible, de tan sencillo. Quizá ese sea el milagro, que exista gente así y que alguien como Clint Eastwood sea capaz de contárnoslo.

lunes, 6 de abril de 2020

Vida oculta



Vimos el sábado la última película de Malick, Vida oculta (A hidden life), sin pensar que no iba a haber película más apropiada para la Semana Santa que esta. Ya suena hasta como comentario tópico en ciertos ámbitos, pero no recuerdo película más hondamente cristológica que esta. A mí me está dando mucho que pensar y rumiar y volver a recordar y seguir rumiando.
Yendo de fuera adentro, tiene muy buena fotografía. Esto, que muchas veces es disculpa para conceder algo de valor a películas superficiales, aquí no: las imágenes grandiosas en las montañas austriacas, las praderas verdes y los montes altos, los árboles en fila, la vida en el campo, lo edénico conviven con las de la vida en la cárcel, tan austeras, casi de Georges de la Tour: me acordé varias veces de José Jiménez Lozano en esta parte. Yo no creo haber visto escenas de una felicidad más completa que las que aparecen de la familia sobre todo al principio, un ideal de vida que pasa volando porque así es: la tristeza es más lenta, la alegría se va en unos segundos de metraje, que duraron en realidad años. Es emocionante verles a él y a ella y a las niñas y a la madre al ritmo de la vida en el campo. Y es importante todo esto para que calibremos a lo que renuncian.
Además, la música es preciosa, la banda sonora original y las piezas que toman de Bach, Pärt, Gorecki. Es todo de una delicadeza y una emoción extraordinarias.
Para que nadie se llame a engaño, la película empieza con las multitudes que jalean a Hitler, su salvador. El núcleo dramático es la negativa de Jägerstätter, cuando es llamado a filas, a jurar fidelidad al Führer. Tampoco se nos dan muchas explicaciones de por qué es así y es él en concreto quien dice, el único: etsi omnes, ego non; lo que en él podía ser una rebeldía con indicios de peleíllas con la policía en su juventud es, se nos explica, elevado a otro nivel por su matrimonio: no recuerdo otra película que muestre el ideal del matrimonio cristiano como esta; es de una gran delicadeza cómo se acerca el director a ese matrimonio santo y verdaderamente humano en toda la profundidad de su amor.
Me sorprendí encontrándole muchos ecos socráticos a la película: al final, lo que le impide a él doblegarse es su conciencia, algo dentro de él que le impide jurar, como el daimon a Sócrates. También se habla de preferir padecer la injusticia, antes que cometerla. Y son paralelas las consecuencias de rechazo social, de unanimidad grupal que no tolera excepciones, de parecer que es un intolerante y soberbio, cuando su motor es una obediencia extrema.
Pero más hondos son los ecos a los cantos del siervo de Yahvé en el libro de Isaías: lo insoportable de encontrarse con el justo, que nos muestra nuestra injusticia aunque se niegue a condenarnos, por el mero hecho de no doblegarse como nosotros. Y la violencia que padece es real, no nos la ocultan. Ayer leía la escena de Pilatos y en ella (Mt. 27, 11) Jesús está de pie, pero incluso el verbo que usa san Mateo es -por lo menos de forma- pasivo (ἐστάθη), cuando la forma habitual es ἔστη: hasta ahí se somete, está de pie pero no se enfrenta a nadie. Este es otro ejemplo del trasfondo cristológico, continuo, que le estoy viendo a toda la película.
Al final, es la posibilidad de padecer libremente el martirio lo que se nos presenta ahí. Y con todos sus defectos, que no se nos ocultan, es un mártir (fue beatificado por Benedicto XVI: es el beato Franz Jägerstätter). Aquí no me importa que al principio de la película se nos ponga un cartel de que todo está basado en hechos reales: no es una hipótesis, él murió porque en conciencia no podía jurar fidelidad a Hitler. Pudo pensar que no iba a tener ninguna repercusión su vida, no murió por la ejemplaridad: murió porque no podía hacer lo contrario.