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miércoles, 26 de octubre de 2022

Humedad del patín

Yo, persona bien hablada, lo digo así: esta tremenda humedad del patín tiene que ver con la lluvia, buena para los embalses, y mala para las casas, que se enfrían mucho; y sin calefacción todavía.

Una persona de la Catedral nos dio ayer un largo paseo por las naves, el Pórtico de la Gloria (aproveché para quejarme de que no sea de acceso libre, pero me adujeron problemas de condiciones de humedad, justamente) y por el Museo. Para mí la novedad fue volver, después de muchos años, a visitar las cubiertas: la restauración que han hecho, vista desde arriba, es todavía más impresionante: es una Catedral remozada de arriba abajo. 

A mí me gusta especialmente ver la base románica de las torres, que ahora desde el Obradoiro casi no se distinguen, recubiertas por la fachada barroca:

Andar por el tejado, entre lluvia racheada, apariciones estelares y breves del sol, y nuevos vientos húmedos, fue toda una experiencia. Aquí estoy yo, subido en la parte más alta del tejado, como increpando a las nubes (estaba haciendo una foto):

Hasta la torre -la que no es de las campanas- subimos: se veía de maravilla la ciudad, la inmensidad del monasterio de san Martín Pinario, la forma de parrilla del Hostal, el parque de la Alameda enfrente, las figuras pequeñitas del Obradoiro. Estábamos al lado de los angelitos con cartelas de bronce, que eran enormes:

Hasta en el cimborrio nos metimos. Mirar desde allí arriba el altar impresionaba. 

También se veían muy bien los arranques medievales de la torre del reloj sobre la fachada de Platerías:

Qué tremendo el remate barroco de Andrade, con decoración como de muebles de ébano y marfil:



lunes, 27 de junio de 2022

Un rato con la Banda

Hacía un montón de tiempo que no oía música en directo. Hace dos jueves tocaba la Banda Municipal en Platerías. Era un concierto de música contemporánea, que me pilló con ganas de oírlo: ya no escucho sólo a Haendel y el barroco en general. Esto eran obras de compositores locales y/o de tema gallego. 

De hecho la primera, estreno absoluto, era de un miembro de la Banda, Manuel Otero Paino, que tituló Apeiron. Aquí se le ve, al a izquierda, de pie, explicándola:

Nos dijo que en la base estaba Anaximandro, en concreto el fuego, el agua y el ápeiron. Vale. A mí me gustó cómo sonaba. Yo me estaba fijando casi más en ver a la banda actuar (los de la percusión eran un espectáculo, tenían un enorme despliegue) y en concreto al propio autor, pensando que para él sería emocionante oír cómo se interpretaba algo que había hecho él mismo.

Luego Raúl Martín Niñerola presentó una sinfonía, Iacobus, de corte más clásico. A mi lado una señora iba diciendo cada tres minutos: Está lloviendo. Delante de mí una señora sacó el mítico caramelo y empezó a hacer ruido con el envoltorio, como pasa siempre en los conciertos de música clásica: no me lo podía creer. El autor estaba en un lateral y la gente ignara que salía de la Misa iba pasando delante de él, como si nada.

El tercero, Miguel Rueda Carpio, resultó ser andaluz. Era una Sinfonía Galega y era un estreno absoluto y me dio mucha pena cuando se puso a llover gotones y todos huimos. Espero que la toquen entera pronto. Estaba muy bien, lo que pude oír.  He buscado y la he encontrado en Youtube. A ver qué os parece:

 

martes, 28 de septiembre de 2021

«Viaje de invierno», de Miguel d'Ors

Lo he traído de Follas Novas, he empezado a leerlo y he seguido y lo he acabado, el último libro de poesía de Miguel d'Ors. Una maravilla. Muy emocionante, con detalles muy graciosos, la perra "Ory / con el rabito eufórico", muy maja. Hay sonetos excepcionales. Todo está lleno de Santiago de Compostela, su pueblo y ahora el mío.

Cuando traía el libro por la Algalia, justo por donde vivió de pequeño Miguel d'Ors, pensaba otra vez en lo emocionante que fue para mí pasear por Santiago los primeros años. Ahora me parece un pueblo agrisado, todo ello empeorado por la pandemia, con tiendas cerradas y a la vez con más tiendas de turistas, de esas de todo a precio de basura.

Y me he leído el libro entero y podría empezar a saquearlo aquí, con el riesgo de citar mal algún verso, pero me conformaré con uno solo de los muchos del Santiago de su infancia:

Aquel ambiente inmóvil de lluvia provinciana

Ay, Señor, que nos queda todo el otoño y todo el invierno aquí. Que al menos tengamos días de sol de noviembre.



jueves, 12 de abril de 2018

Santiago, mejor que ganar mundiales de fútbol

En el Elogio de España del principio del Poema de Fernán González dice:
Fuertemient quiso      Dios a España honrar,
cuando al santo Apóstol quiso y [=allí] enviar;
d’Inglatierra e Francia      quísola mejorar,
sabet [=sabed], non yaz [yace] Apóstol      en todo aquel logar (154).
Necesito leer cosas así en días como el de hoy, cuando llueve sin parar (entre otras cosas) sobre la ciudad del Apóstol.

lunes, 20 de enero de 2014

Llueve el sábado

No era mucha noticia –otro record de lo mismo: 330 litros llevamos en quince días de 2014 en Santiago- pero lo primero de lo que hablé con mi madre fue de la lluvia.
Bueno, lo primero después de felicitarle el cumpleaños.
Quería contarle que el viernes, pasado el mítico viaducto de Sollans (ahí -el primer paisaje con ciertas lejanías si sales desde Santiago- siempre hablamos del espectáculo de las nubes, que hasta ese punto afinamos en colores oscuros estos meses grises) nos dimos con las mimosas florecidas: Mario no, porque le pesa más lo que tienen de dañinas y depredadoras, pero a mí me pudo la estética y me alegró mucho ver ese amarillo estallando entre el verde sucio de los eucaliptos.
Le iba a decir también que los camelios han florecido, pero se cruzó –claro- el tema Gamonal (mi hermana Marga me había hablado de la calle Eladio Perharlem, entre risas) y tanta demagogia.
Y luego me contó que se había muerto mi tío Leandro, Hermano de la Salle, en Griñón, con 96 años, 79 de vida religiosa, que hizo la letra del himno a santa Lucía en Hacinas. Hace unos años fui a visitarle, pero con mi escaso sentido de la oportunidad –era primera hora de la tarde en pleno verano- le costó aclararse de quién era aquel que había ido a verle tan de golpe.
No le dije pues a mi madre lo de las flores, así que utilizo este rodeo (sobre la retama blanca, en lo de Enrique).

Y luego salimos de paseo y llovía y hacía frío -pero Suso y yo disfrutamos de la exposición.

Cuando llegué a casa me dijo un estoico –muchos años viviendo en Orense- que sí, que llovía y que hacía frío, pero que al menos no hacía viento: la ética práctica de los altramuces.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

El momento justo

Volvía ayer a la Facultad a las cuatro y media de la tarde y camino del Auditorio vi esto:






Nada, fue un minuto. Luego se quedó así. Y después ese cielo de nubes negras se puso a llover como solo sabe hacerlo aquí.
Y quiero dar las gracias a la japonesa de chubasquero naranja, que también estaba en el momento justo.

martes, 25 de septiembre de 2012

Arquitectura del cielo

Denis R. McNamara hace esta definición de cómo tiene que ser una iglesia.

Una iglesia [se refiere al edificio] es:
principalmente un modo de ordenar simbólicamente cosas de modo que nos muestre cómo es el cielo [literalmente: "fundamentally a symbolic arrangement of things to show us how heaven is like"].
Lo dice en el décimo y último vídeo de una serie excelente que os recomiendo con todas mis fuerzas (5 minutos cada uno):


Yo me acordé de ello el domingo, que estuve con unos amigos primero viendo la Catedral y luego asistiendo a una Misa del peregrino multitudinaria. Estábamos como sardinas, pero a pesar de todo (casi sobre un pie, encogidos) la Misa fue muy intensa: de muchos países, de muchas lenguas (hasta latín en el Padre Nuestro: y fue cuando más gente rezó en alto), con menciones en la Ofrenda al apóstol a las Navas de Tolosa, todos con una alegría concentrada que se desbordó en el momento de la paz: cómo se abrazaban los peregrinos, qué emocionante hasta para mí, que soy tan poco caminista, verles tan contentos, cuando en realidad, de tejas para abajo, solo habían llegado al Santiago de siempre: fuera la lluvia (a veces gotitas, a veces cataratas) aliada al viento (a veces a rachas, a veces a la espera).

Pero mientras, el Pórtico de la Gloria, tapado -¡ya cuatro años! con andamios y redes, no vaya a ser que alguien vea que es el cielo lo que está representado ahí. Yo se lo fui contando a estos amigos y ellos se tuvieron que agarrar a la fe, porque lo que se dice ver, no veíamos nada: pero ahí estaba el Señor, con las manos llagadas; y todos cantando Gloria alrededor.

viernes, 24 de agosto de 2012

Duelo

Dejo el coche en el taller para prepararlo para otra ITV -la última, ay, de mi Peugeot del 97.
De Concheiros voy andando hasta Vite: la que creía yo lluvia de verano resulta ser otoñal (en el peor sentido de la palabra) y llego a la Facultad calado.
Para volver luego al taller, visto lo visto con esta lluvia traicionera, busco en vano en la parada de bus datos sobre frecuencias de paso de la línea 5: una señora se me queda mirando; y yo la miro también, para ver por qué me mira.
Me estoy yendo y a mi espalda oigo a su presunta hija -frescura de veinteañera- soltar una carcajada: quizá se ríe de mi facha, quizá de que su madre se me haya quedado mirando, quizá de que está contenta y todo le hace gracia: la juventud es sin porqué.
Pero la carcajada me mortifica: me paro, me vuelvo, me quedo mirando a las dos.
Y me querría ir, pero aguanto un minuto eterno mirándolas.
La chica va soltando risitas hasta que pasado medio minuto, la escena deja de ser graciosa y empieza a resultar incómoda.
No digo nada. Las miro. Bajo las manos, para no rascarme el cuello (señal de debilidad). Me querría ir, pero lucho por el bando de los cuarentones de facha ridícula contra la lozanía de la juventud rozagante.
La chica saca del bolso un móvil y se pone a teclear nerviosa.
He ganado: victoria pírrica.

lunes, 31 de enero de 2011

Recuerdo del sol

Hemos tenido unos hermosos días de sol, que ya parecen historia. Leo este poema de Leopoldo Panero (Escrito a cada instante, La Veleta, Granada, 2007, p. 76 [1ª ed. 1949]):

Canción para el recuerdo

Como un ciego haces daño
al mirar. Como un ciego
me tocas con amor la mano atónita,
y te apoyas en mí, como un enfermo,
sol tibio, a media tarde,
sol para el corazón, para el recuerdo,
para la tierra derramada y fría,
sol triste de Castilla, sol de invierno,
siempre infantil y rosa entre los chopos
inmóviles y trémulos...!

Y del sol de enero hablaba José Jiménez Lozano en su artículo de ayer.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Gran ripio

Lo cita Jiménez Lozano en la Guía espiritual de Castilla; es del gran Antonio Machado :
En Santo Domingo,
la misa mayor.
Aunque me decían
hereje y masón,
rezando contigo,
¡cuánta devoción!

Se puede entender à la cínica/humorística (Machado -eh- no fue masón) o à la religiosa. A mí me conmueve a la religiosa: podría ser el poema de muchos noviazgos y matrimonios.

Si queréis, leed el Poema de un día del gran poeta. Allí estos versos tan consoladores:
Todo llega y todo pasa.
Nada eterno:
ni gobierno
que perdure,
ni mal que cien años dure.

Y de repente me sorprendo, diciendo con él, después de estos quince días gloriosos de sol en Galicia:
¡Llueve, Señor, llueve, llueve!

domingo, 1 de julio de 2007

Hic et nunc

Llueve, cielo cubierto entre gris y negro, 13 de mínima, 18 de máxima, llueve a ratos. La gente se desespera. Yo no sé si contento: al fin y al cabo no quiero derretirme de calor, como me dicen mis hermanas que les está pasando en Burgos.
Toda la mañana explosiones de cohetes; así nos vamos a pasar todos los fines de semana: Santiago no es una aldea, es una suma de aldeas y cada una con su fiesta. Yo pienso modos no ortodoxos de utilizar los cohetes en los que los lanzan. Menos mal que de repente me acuerdo de cuando de pequeños y no recuerdo que entonces me molestasen; de hecho íbamos corriendo a coger los palitroques. Y luego me acordé también de que la palabra palitroque sale en Camino.
En el periódico, fotos de gente que busca el medio de sobetear (híbrido de sobar y sabotear) las piedras del Pórtico de la Gloria, ahora que por fin han decidido prohibir el folklore de los tocones, de esas riadas de dedos asesinos que se estaban cargando el árbol de Jesé. Ahora habría que electrificar todo el Pórtico, para que sientan algo al menos si se siguen empeñando en toquetear. Otra posibilidad es poner una multa de 50 euros a cada uno que lo toque, para que se acuerde toda su vida.

sábado, 25 de noviembre de 2006

Lluvia Blade Runner

Un día entero lloviendo como en Blade Runner: todo oscuro y ríos por la calle. Las camelias, que están empezando a florecer, se caen al suelo.
Pero hay momento en que sale el sol: la línea que forman esos árboles no autóctonos (como yo), los liquidámbares, con las hojas ahora de un rojo fuerte, nos recuerdan que no estamos en Blade Runner: estamos en el mundo que se precipita hacia su culminación, aunque el espejismo del otoño parezca decirnos que ese fin es un final, pero no.
¿Y por qué tengo que hablar de Blade Runner, esa película un poco pedante? Aquí no hay japoneses ni anuncios gigantes con señoras de ojos rasgados, y cuando llueve no llueve siempre. También entrevemos el sol. Y sin lluvia no hay camelias.

lunes, 23 de octubre de 2006

A pesar de todo, lluvia

Lluvia y más lluvia. Ríos desbordados: desmadrados.
El viernes por la tarde, por Coristanco, sol entre las nubes y el arco iris, que se ve aquí con más frecuencia: ventajas de que llueva tanto y también una señal de esperanza para que no desfallezcamos, pensando que nunca dejará de llover.
También en Galicia hay más nubes rojas, rosas o tornasoladas. Dios vela por nosotros para que no nos dé un empacho de verde.
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URGENTE, 3 minutos después (10:45 AM): empieza a llover (de nuevo), nubes grises y un poquito de cielo azul, que permite que vea desde mi ventana, sólo unos segundos, un trozo de arco iris.
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Nueva actualización (6 horas y pico después). Mirad cómo lo dice Antonio Machado ('En abril, aguas mil', de Campos de Castilla CV, v. 5-8):
Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana
zigzaguea
una centella amarilla.

domingo, 16 de julio de 2006

Calor

Varios días sin bajar de 20 grados. Humedad. Tormenta ayer: un tormento de humedad después. Que llueva. Que haga frío. Que el sol se esconda para siempre.
No, no me consuela que haga más calor en otros sitios.

jueves, 16 de febrero de 2006

Corrijo La Regenta

Con Octubre muere en Vetusta [Compostela] el buen tiempo. Al mediar Noviembre suele lucir el sol una semana, pero como si fuera ya otro sol, que tiene prisa y hace sus visitas de despedida preocupado con los preparativos del viaje del invierno.
Puede decirse que es una ironía de buen tiempo lo que se llama el veranillo de San Martín [el tiempo de sol que hemos tenido en enero]. Los vetustenses no se fían de aquellos halagos de luz y calor y se abrigan y buscan su manera peculiar de pasar la vida a nado durante la estación odiosa que se prolonga hasta fines de Abril próximamente. Son anfibios que se preparan a vivir debajo del agua la temporada que su destino les condena a este elemento. Unos protestan todos los años haciéndose de nuevas y diciendo: «¡Pero ve usted qué tiempo!». Otros, más filósofos, se consuelan pensando que a las muchas lluvias se debe la fertilidad y hermosura del suelo. «O el cielo o el suelo, todo no puede ser».

miércoles, 2 de noviembre de 2005

Lluvia

Hoy, aquí, como ayer, día de a Dios dar lluvia.

CORRECCIÓN 3.11.05: Es "día de a Dios dar agua" (quiere decir que llueve por demás).