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domingo, 10 de junio de 2012

Contrabucólico

Qué verde se pone
el césped*
del jardín
con la lluvia.

[Y ya puse a TUnE YArDs aquí]

*En la pista de La Estila han puesto hierba artificial y cuando llueve, se pone más verde.

______
UPDATED
E. G.-M. me lo convierte en un haiku muy hermoso:
La lluvia pone
también más verde al césped
artificial.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Bello paisaje de Castilla

Es corriente entre las gentes, tanto de aquí[=Castilla] como de allí (allí es nuestro país[=País Vasco]), aborrecer este paisaje [=Castilla] y admirar el nuestro[=País Vasco]; hallar esto[=Castilla] horrible y aquello[=País Vasco] atractivo. Con afirmar que este paisaje[=Castilla] tiene sus bellezas como el nuestro[=País Vasco] las suyas, basta para que le tengan a uno por raro: dudan muchos, ya que no de la sinceridad, de la salud de sentimiento estético de quien asegure que esto[=Castilla] le gusta más que aquello; y si quien esto asegura es como usted, mi buen amigo, un hijo de nuestro país[=País Vasco], el asombro es grande, juzgan muchos encontrarse con un caso patológico. con una disparatada aberración del gusto.
Miguel de Unamuno, "Alcalá de Henares" (artículo de 1889. Obras completas 6, Turner, Madrid, 2004: 93)

viernes, 26 de noviembre de 2010

Bajo el hacha

Este sábado se presenta en Madrid -y además en el sitio donde JRJ conoció a Zenobia- un libro en el que he colaborado (y que todavía no me ha llegado).
Pero a mi trabajo -sobre la temática bucólica- ya le encontrado un fallo garrafal: haberme dejado sin citar este poema de Rosalía de Castro que me encontré en agosto en el siempre excelente blog Laudator temporis acti y que es un antecedente importante de una temática que por ejemplo será fundamental en Antonio Machado:

Bajo el hacha implacable, ¡cuán presto
en tierra cayeron
encinas y robles!;
y a los rayos del alba risueña,
¡qué calva aparece
la cima del monte!

Los que ayer fueron bosques y selvas
de agreste espesura,
donde envueltas en dulce misterio
al rayar el día
flotaban las brumas,
y brotaba la fuente serena
entre flores y musgos oculta,
hoy son áridas lomas que ostentan
deformes y negras
Hoy son áridas lomas
deformes y negras
sus hondas cesuras
ya no entonan en ella los pájaros
sus canciones de amor.
Ni se juntan
cuando mayo alborea en la fronda
que quedó de sus robles desnuda.
Solo el viento al pasar trae el eco
del cuervo que grazna
del lobo que aúlla.

¡Demasiado tarde para ponerla en el artículo que acaba de aparecer! ¡Lo que es el no leer! ¡Lo que es el no leer a quien tienes al lado.

miércoles, 21 de julio de 2010

Nubes hacia Oxford

Es mejor ir en autobús por una autopista: estás por encima de los arbustos de los lados.
Casi llegábamos a Oxford y el cielo se reconfiguró para hacer un juego de armonías con los campos verdes y las vacas: se puso en formación de nubes en fuga hacia un punto en el centro de la escena: eran completas, plenas, grises claras brillantes, no sé si nacaradas o de un color plateado o perla. Merecían un pintor de esos admirables que hubo aquí por el XVIII; hasta a Rubens se merecían.

viernes, 18 de junio de 2010

Por los alrededores

Cerca de donde estoy estas semanas, en Cheshire, hay varias iglesias interesantes.

Si fuera anglicano -para malpensados: ni lo soy ni pienso-, mi parroquia sería la de Todos los santos de Siddington, reconstruida pero conservando la forma de la iglesia [católica] original, del XV, que era de vigas de madera y adobe entre medias:


Estaba abierta para quien quisiera entrar. Estaba Santiago peregrino en una vidriera.

Y pasamos por un lago donde va la gente a ver pajaritos y patos. Yo me pasmaba de un coot que se sumergía en el agua y con lo que pillaba agarrado en el pico le daba un beso alimenticio a su cría.

Y de ahí fuimos a la iglesia [antes católica] de Santiago de Gawsworth:

Era un sitio de película. Está al lado de Gawsworth Hall, nada menos. La iglesia estaba abierta.

Pero la que más me gustó fue la iglesia [antes católica] de Marton. Era toda de madera:


sábado, 8 de mayo de 2010

Racismo arbóreo

Antón me avisó de que había salido un libro* que me podía interesar. Y sí que me ha interesado, porque trata de la visión de la naturaleza entre el XIX y XX en España desde la Historia de la Ciencia.
Y además es un libro sereno, bien escrito, trabajado y nada maniqueo (a diferencia de los panfletos de Sánchez Ron).
Y me ha hecho gracia encontrarme en la p. 108 la frase racismo arbóreo, aplicada al modo de conservar árboles en España a finales del siglo XIX: cuenta que se evitaba vender a manos privadas bosques de pinos, hayas, robles y castaños, pero había más manga ancha con encinares, alcornocales, álamos y fresnos.
La historia de la ciencia también es historia del ser humano, como se ve: y bien vista, es muy ilustrativa.
Y ahora en Galicia los eucaliptos están mal vistos: racismo arbóreo, este sí.

*Santos Casado de Otaola, Naturaleza patria. Ciencia y sentimiento de la naturaleza en la España del regeneracionismo, Madrid, Marcial Pons, 2010

martes, 24 de noviembre de 2009

Modo bucólico ON

Como las últimas semanas lo miro todo con anteojeras bucólicas, todo me lleva a ese literaturizado redil; y el entorno ayuda, que el casco histórico es cerrado y pequeño y fuera la ciudadaldea se deshilacha en campo (al lado de mi Facultad picotean las gallinas), pero lo bucólico no te lo encuentras en el campo, que es una literatura de disfraces para hablar de lo de siempre.
Y en las doscientas primeras páginas de Troppo vero de Andrés Trapiello -tengo miedo de que se me acabe demasiado pronto, pero no consigo leerlo despacio-, además de descacharrarme al principio con la epifanía del extremeño en la zarza, me he emocionado con el relato maravilloso de sus días de Semana Santa con amigos: la alegría contada en un entorno rural, unas páginas admirablemente felices.
Y recoge ahí esos sonidos de esquilas que me han llevado a las esquilas reales que oía yo a los rebaños en Castrojeriz, porque se me habían debido de quedar grabadas en alguna parte de la memoria. Y aquí las literaturizo (porque las pongo en letras y por escrito): las esquilas de esos rebaños que levantaban una nube de polvo y dejaban en el suelo unas cagarrutas negras, cuando las llevaban a recogerse a las tenadas del barrio de la Colegiata.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Baroja en su locus amoenus

He hecho un artículo sobre Galdós, Antonio Machado, Valle y Unamuno en relación con el campo y la regeneración; ya se lo he mandado a algunos amigos, aunque está todavía sin publicar.
Me dejé fuera a Baroja. Esto podría considerarse como Addenda:
En Camino de perfección, novela que me ha parecido bastante floja, aunque mejora algo al final (en concreto con el cambio de narrador), el protagonista, Fernando Ossorio, -atención al apellido- intenta salir de su vida disipada y sin sentido huyendo de Madrid (como Nazarín, como Halma, como en cierto modo El caballero encantado de Galdós); para en Toledo (como Ángel Guerra, de Galdós), vive en un pueblo manchego, que es para él como una etapa de vida purgativa, lo que se refleja en el paisaje (p. 128):
Eran de una melancolía terrible aquellas lomas amarillas, de una amarillez cruda calcárea, y la ondulación de los altos trigos.
Pensar que un hombre tenía que ir segando todo aquello con un sol de plano, daba ganas, sólo por eso, de huir de un tierra en donde los ojos no podían descansar un momento contemplando algo verde, algo jugoso, en donde la tierra era blanca, y blanco también y polvorientos los olivos y las vides...
El protagonista acaba en Levante, no sé si por el Maestrazgo, donde encuentra todo lo que le faltaba. Y eso, claro, se refleja en el paisaje (p. 278-9):
Aquí no se ven pedregales como en Marisparza; todo es jugoso, claro y definido, pero alegre. A lo lejos veo montes cubiertos de pinares negruzcos; más cerca, entre los viñedos, un cerrillo poblado por pinos de copa redonda. Arriba, muy alto, en el espacio azul, sin mancha, resplandeciente, se divisan los gavilanes, que trazan lentas curvas en el cielo.
Es la vida, la poderosa vida que reina por todas partes; las mariposas, pintadas de espléndidos colores, se agitan temblando sobre los sembrados verdes; las altas hierbas vivaces brotan lánguidas, holgazanas, en los ribazos; pían, gritan los gorriones en los árboles; revolotean en algarabía chillona golondrinas y vencejos; corren como flechas las aéreas libélulas de alas de tul verde y dorado; los mosquitos zumban en nube; pasan como balas los grandes insectos de' caparazones negros, brillantes; rezonguean las abejas y los moscones, curioseando por los huecos de tapias y paredes, y el gran sol, padre de la vida, el gran sol, bondadoso, sonríe en los campos verdes y claros de alcacel, incendia las rocas del monte, con su luz vivísima, y va rebrillando en el agua turbia y veloz de las acequias que se desliza con rápido tumulto, y ríe con gorjeos misteriosos por las praderas florecidas y llenas de rojas amapolas.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Tendidas / las alas

Leyendo / releyendo a Antonio Machado  (LXXVI; de SGOP):
¡Oh tarde luminosa!
El aire está encantado.
La blanca cigüeña
dormita volando,
y las golondrinas se cruzan, tendidas
las alas agudas al viento dorado,
y en la tarde risueña se alejan
volando, soñando...
Y hay una que torna como la saeta,
las alas agudas tendidas al aire sombrío,
buscando su negro rincón del tejado.
La blanca cigüeña,
como un garabato,
tranquila y disforme, ¡tan disparatada!,
sobre el campanario.

jueves, 18 de junio de 2009

Resucitar el OPEP

Estoy abriendo muchas líneas en este blog y voy a necesitar pronto un cuentahilos. Una de esas era el OPEP (Observatorio Para el Estudio del Paisaje): me interesaba y me interesa mucho la cuestión de la representación del paisaje (dicho sea con la pedantería -si se me permite- de un profesor de Teoría de la Literatura), pero hacía tiempo que lo tenía un poco apartado. Todo esto viene a cuento de que el otro día hablaba de la dificultad de escribir sobre unas señoras en un tractor y quedé bastante contento del resultado, hasta que José Ramón vino a decir que no, que seguía fallando, que había un problema de tono. Y yo había quedado contento porque sentía una afinidad por el paisaje y el paisanaje gallego (guardadas las distancias insalvables) como nunca la había notado, con lo bueno y con lo malo (justamente eso último era lo que me di cuenta de que me faltaba hasta ahora).

Es difícil estar cerca y distante a la vez: el paisaje como tema literario o artístico es obra de los que no están pegados a la tierra; toda descripción idílica es mentirosa y toda descripción tremendista también. Algo de eso decía ya Unamuno:
El sentimiento de la naturaleza, el amor inteligente, a la vez que cordial, al campo, es uno de los más refinados productos de la civilización y la cultura. El campesino lo ama, pero lo ama por instinto, casi animalmente, y lo ama utilitariamente. El hambre de tierra, tan característica del labrador, no es lo más a propósito para aprender a amar desinteresada y noblemente a la tierra misma. El que tiene que tener su frente encorvada sobre la esteva del arado no es el que mejor puede gozar de la hermosura del campo. [Con todo, el amor al campo nace de la conciencia de su utilidad y de los beneficios de la agricultura; el alivio al ver que uno no tiene que trabajarlo es el origen del deleite]: Así es como el sentimiento estético de la naturaleza, nacido del agradecimiento a los favores que nos hace, sólo se perfecciona y acaba a medida que nos hacemos dueños de esos favores mismos, de los que antes éramos esclavos [“El sentimiento de la naturaleza", Obras completas VI. Paisajes. De mi país. Por tierras de Portugal y España. Andanzas y visiones españolas, Biblioteca Castro, Madrid, 2004, p. 370; Salamanca, noviembre de 1909].
Y yo no quiero ser un paisajista como de Haes (me refiero al enfoque, a lo pintoresco, aunque ya me gustaría pintar como él) ni hacer el cuadro de los campesinos de Van Gogh (me refiero a la gama de colores; ya me gustaría dibujar así), ni ser fotógrafo de las desfeitas, para que me cuelguen una enorme foto en cibachrome en un Centro de Arte Contemporáneo. Y en esas estamos.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

OPEP & AA

De la fiesta del Domingo el salmo 46, en la traducción de la Biblia de Navarra:
Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, la morada santa del Altísimo.
Dios está en medio de ella, no podrá retemblar; al despuntar el alba, Dios la asiste.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Polisíndeton (2 de 2)

Y el segundo ejemplo de polisíndeton (30 veces 'y') y de OPEP, y en el mismo capítulo (el de Pastor), de Los nombres de Cristo:
Vive en los campos Cristo, y goza del cielo libre, y ama la soledad y el sosiego; y en el silencio de todo aquello que pone en alboroto la vida, tiene puesto Él su deleite. Porque así como lo que se comprende en el campo es lo más puro de lo visible, y es lo sencillo y como el original de todo lo que de ello se compone y se mezcla, así aquella región de vida adonde vive aqueste nuestro glorioso bien, es la pura verdad y la sencillez de la luz de Dios, y el original expreso de todo lo que tiene ser, y las raíces firmes de donde nacen y adonde estriban todas las criaturas. Y si lo habemos de decir así, aquellos son los elementos puros y los campos de flor eterna vestidos, y los mineros de las aguas vivas, y los montes verdaderamente preñados de mil bienes altísimos, y los sombríos y repuestos valles, y los bosques de la frescura, adonde, exentos de toda injuria, gloriosamente florecen la haya y la oliva y el lináloe, con todos los demás árboles del incienso, en que reposan ejércitos de aves en gloria y en música dulcísima que jamás ensordece. Con la cual región si comparamos este nuestro miserable destierro, es comparar el desasiego con la paz, y el desconcierto y la turbación y el bullicio y disgusto de la más inquieta ciudad, con la misma pureza y quietud y dulzura. Que aquí se afana y allí se descansa; aquí se imagina y allí se ve; aquí las sombras de las cosas nos atemorizan y asombran; allí la verdad asosiega y deleita. Esto es tinieblas, bullicio, alboroto; aquello es luz purísima en sosiego eterno.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Polisíndeton (1 de 2)

Primero de dos ejemplos de polisíndeton del capítulo de Pastor en Los nombres de Cristo (y dos textos interesantísimos para el OPEP). Mañana el otro; hoy este:

Mas el [amor] pastoril, como tienen los pastores los ánimos sencillos y no contaminados con vicios, es puro y ordenado a buen fin; y como gozan del sosiego y libertad de negocios que les ofrece la vida sola del campo, no habiendo en él cosa que los divierta, es muy vivo y agudo. Y ayúdales a ello también la vista desembarazada, de que continuo gozan, del cielo y de la tierra y de los demás elementos; que es ella en sí una imagen clara, o por mejor decir, una como escuela de amor puro y verdadero. Porque los demuestra a todos amistados entre sí y puestos en orden, y abrazados, como si dijésemos, unos con otros, y concertados con armonía grandísima, y respondiéndose a veces, y comunicándose sus virtudes, y pasándose unos en otros y ayuntándose y mezclándose todos, y con su mezcla y ayuntamiento sacando de continuo a luz y produciendo los frutos que hermosean el aire y la tierra. Así que los pastores son en esto aventajados a los otros hombres.

jueves, 23 de octubre de 2008

Técnica mixta

En la papelera de mi habitación, de diseño (es de plástico blanco; y es de oír el horrísono ruido que hace si la arrastras), dos pétalos rosas que se habían caído de la rosa del jarrón de al lado de la Virgen (que esta mañana parecían rojos), una tarjeta de embarque de Iberia con el destino borrado, un prospecto de Frenadol y la cuartilla doblada en la que fui apuntando las páginas del libro de Ker que me parecían interesantes.

domingo, 11 de mayo de 2008

Paisaje para urbanitas

Bud and Olla lived twenty miles or so from town. We'd lived in that town for three years, but, damn it, Fran and I hadn't so much as taken a spin in the country. It felt good driving those winding little roads. It was early evening, nice and warm, and we saw pastures, rail fences, milk cows moving slowly toward old barns. We saw red-winged blackbirds on the fences, and pigeons circling around haylofts. There were gardens and such, wildflowers in bloom, and little houses set back from the road. I said, "I wish we had a place out here." It was just an idle thought, another wish that wouldn't amount to anything. Fran didn't answer. She was busy looking at Bud's map.
Bud y Olla vivían a unos treinta kilómetros de la ciudad. Hacía tres años que vivíamos allí, pero Fran y yo no habíamos dado ni una puñetera vuelta por el campo. Daba gusto conducir por aquellas carreteras pequeñas y sinuosas. La tarde estaba empezando, hacía bueno y veíamos campos verdes, cercas, vacas lecheras que avanzaban despacio hacia viejos establos. También mirlos de alas encarnadas posados en las cercas, y palomas dando vueltas alrededor de los heniles. Había huertas y esas cosas, flores silvestres y casitas apartadas de la carretera. Ojalá tuviéramos una casa por aquí, dije. Sólo era una idea vana, otro deseo que no iría a parte alguna. Fran no contestó. Estaba ocupada mirando el mapa de Bud.

Raymond Carver, Feathers, en Cathedral (copio de Where I'm calling from. The Selected Stories, Harvill, London, 1993, p. 274; traducción española: Plumas, en Catedral, Barcelona, Compactos Anagrama, 1992, p. 12)

domingo, 3 de febrero de 2008

Pied beauty

GLORY be to God for dappled things—
For skies of couple-colour as a brinded cow;
For rose-moles all in stipple upon trout that swim;
Fresh-firecoal chestnut-falls; finches’ wings;
Landscape plotted and pieced—fold, fallow, and plough;
And áll trádes, their gear and tackle and trim.
All things counter, original, spare, strange;
Whatever is fickle, freckled (who knows how?)
With swift, slow; sweet, sour; adazzle, dim;
He fathers-forth whose beauty is past change:
Praise him


Traducción de Ángel Martínez Baigorri (tomada de aquí):
Gloria a Dios sea dada por las cosas abigarradas;
por los cielos de doble color como una vaca pinta;
por las motitas rosa, todo un dibujo puntillista, sobre la trucha que nada;
castaño en cataratas de ardientes brasas frescas, alas de los pinzones;
paisaje ajedrezado, aparcelado, apriscos, tierras en barbecho, aradas;
y las faenas todas, sus aperos, aparejos, aderezos.
Todo lo que es a sí mismo contrario, singular, raro, extraño;
todo lo que es voltario, vario (¿quién sabe cómo?),
con lo veloz, lo tardo; con lo dulce, lo agrio; con lo deslumbrante, lo opaco;
todo nace del Padre, en quien habita su hermosura inmutable: Alabadle.

En realidad yo había visto otra traducción aquí y me puse a buscar en google. El poema, de Gerald Manley Hopkins.

domingo, 27 de enero de 2008

Paisaje: autorretrato


El retrato, la naturaleza muerta -la mal llamada naturaleza muerta- y el paisaje, me parecen tres variantes de lo mismo; eso es pintar la vida, nada más.


sábado, 15 de diciembre de 2007

Paisaje metafísico

Ahora que ya está en marcha la AA, puede ver la luz el OPEP (Observatorio para el Estudio del Paisaje; no confundir con la OPEP, esa panda de buitres). Dos textos:

-De Las inclemencias del tiempo de Trapiello (p. 316-17); están por Ordesa:

Quizá sea que uno está hecho a otra cosa, a la meseta, al erial, a la metafísica. Aquella exuberancia, el salvajismo primitivo de la región, la misteriosa y amenazante canción de los regatos tumultuosos, la embriagadora tesis de los helechos y de cuantas cortezas se pudren en un suelo especialmente húmedo, eran incontestables. Pero para pensar, uno necesita un poco menos de retórica, el campo abierto, el horizonte lejano, el soto apartado pero accesible y escueto, y el silencio. Con tanta agua, con tanto pájaro, con tanto ruido amplificado entre las peñas, no se puede pensar.

Unos versos de Paisaje, de Jaime García-Máiquez (Otro cantar, Renacimiento, Sevilla, 2007, 22):

Lentos, los áridos tractores aran
los machadianos surcos soñolientos,
sin sospechar, siquiera, que humanizan
este paisaje terco, seco y viejo.

Son versos muy marcados -aliteración, referencias literarias- en un poema que en realidad es bastante sobrio y en el que habla del paisaje como espejo, como medio de hacer un autorretrato. Me llamaron la atención por lo que os podéis suponer.
Otro poema suyo, magnífico, lo tenéis aquí.

martes, 27 de noviembre de 2007

Pinto con plata

El sabado vimos desde la Herradura la Catedral. El bendito cambio climático hace que sigamos disfrutando de cielos sin nubes (o con pocas, o al menos no de lluvia): las nubes eran oscuras, pero la luz por debajo hacía que pareciese la vista de Toledo del Greco, aunque no tan verde: más con tonos plata y azules. Diría que un poco Zuloaga, si no fuera rebajarlo. No querría utilizar la palabra arrebolado, pero con este recurso retórico del 'no querría' la uso: un cielo arrebolado y plateado.
Ayer, mientras forcejeaba con una traducción de Demóstenes, se pusieron a pasar nubes por mi ventana cuadrada, para despistarme; se juntó el hambre con las ganas de comer: eran plateadas y rosas, nubes de la tarde con el sol por debajo.
Esta mañana: la luna de plata en un cielo brillante.
Delante de mí, una postal de Margarita Teresa en rosa y plata.
Y que se amarguen los apocalípticos con el cambio climático. ¡BAMS!

martes, 11 de septiembre de 2007

Cuando perdices, perdices

El cielo azul y el fresco de la mañana este maravilloso mes de septiembre sin nubes (pero a mí también me gustan las nubes). El mar azul de aquel día en Sanxenxo.
La buganvilia que se sale del jardín de las Carmelitas. Nuestro jardín. Los agapantos del claustro de la catedral de Tui.
La escalofriante profundidad de aquellos versos de Enrique García-Máiquez.

El vaso de plata que me encontré en mi habitación, con camelias y rosas, las dos veces que volví del hospital.
El monte Pedroso con ese aura rosa de estos días cuando amanece.
Las fotos de Corey Arnold de la pesca de cangrejos en el mar de Bering.
El primer capítulo, sobre el bautismo de Cristo, del libro de Joseph Ratzinger. Lo que escribe Mesanza sobre el libro de Tobías.
Los desayunos: las bromas, la tranquilidad, los chistes.
Mi madre en la casita de Hacinas.