Después de cuatro años he vuelto.
En este tiempo he estado viviendo, unos días con más intensidad que otros y algunos sobreviviendo más que otra cosa. Lo cierto es que sí, la vida sigue y nos pone a prueba y nos reta hasta donde nos pensamos que no podemos más y entonces la vida se encarga de ofrecernos una chispita que calienta nuestra alma o simplemente nos abofetea con tal colleja que nos impulsa para delante.
En febrero entré por última vez en quirófano, para en un principio una operación que indirectamente estaba relacionada con los efectos secundarios de la medicación experimental que estoy tomando para la LAM, como los médicos son como son me quedará la duda ya que parece ser que en uno de cada diez casos provoca el efecto secundario que me provocó a mí, pero no lo podré saber seguro ya que en la biopsia no se pidió un análisis de toxicidad.
En la última revisión neumológica había perdido un "sutil" porcentaje del oxígeno que aprovecho, cosa totalmente previsible ya que he tenido que estar dos meses de post-operatorio sin poder hacer nada de ejercicio (ni meterme al agua con la tabla) y ya llevaba dos meses en los que tampoco había podido hacer nada. Esta pérdida la asumo como daño colateral del "reposo forzado" que he hecho.
En el mes en casita he aprovechado para ver muchos vídeos, leer, escribir (en mi diario personal), pensar, reflexionar, aburrirme y hasta para dramatizar y todo. Y después de todo eso, algo de provecho he sacado, he llegado a unas conclusiones personales, que rozan la declaración de principio y pretendo que sean mis propósitos a partir de ahora:
- Ser coherente entre lo que siento, pienso y hago.
- Ser responsable de mis actos.
- Y el poder de la mente y de mis pensamientos.
Con el poder de la mente ha sido con el que más me he enganchado, he estado dando vueltas y más vueltas y enlazándolo con los otros dos puntos. Así he llegado a una conclusión, que si quiero ser coherente conmigo misma tengo que aplicarme aquello en lo que yo realmente creo.
Y para muestra un botón, si yo pienso que la mente es realmente poderosa y el verdadero placebo soy yo tengo que aplicármelo y ser coherente conmigo misma. Que traducido quiere decir, que después de reflexionarlo mucho, valorar las posibles consecuencias, ha llegado el momento de dejar la medicación experimental ya que en mi balanza no compensan los beneficios. Los que más me conocéis ya sabéis que yo pienso que me funciona mucho más una mañana en el mar con la tabla que una simple pastillita que me está fastidiando el sistema inmune (por no hablar del resto de efectos secundarios). Y como las casualidades no existen, pero sí las causalidades, es curioso pero un mes antes de la operación el propio neumólogo me propuso dejarla justo para la operación y para facilitar el post-operatorio.
Así que aquí está mi nuevo reto: conseguir demostrar para la próxima revisión en octubre que soy capaz de mejorar el porcentaje de oxígeno que aprovecho sin tomar medicación alguna.
Sé que me va a suponer un fuerte esfuerzo, ya que me va a suponer salir de mi zona de confort obligándome a trabajar en una serie de aspectos que me requieren un máximo de fuerza de voluntad y de constancia.
Esta noticia no es algo que haya comentado entre mi entorno a bombo y platillo ya que no quiero oír eso de "estás loca", "cómo se te ocurre", "te crees que sabes más que los médicos?",.... por eso de mi entorno directo sólo lo saben aquellas personas que realmente sé que me van a acompañar en este reto, alegrándose de mis logros.
Por eso y por todo lo dicho, aquí y ahora, he vuelto!!!! ;)
Y para despedirme comparto aquí un reportaje que salió en TVE hace ya un par de años del que yo soy la protagonista.