Me encantan las maderas gastadas. De echo, estoy deseando escaparme a las costas de por aquí cerca pues estoy segura de que me volvería con alguno de estos tesoros (y mi compañero refunfuñando porque siempre recojo piedras, palos... soy peor que los niños!!).
Estas cuerdas me hacen pensar también en la playa... concretamente en la de Cadaqués, con las barquitas meciéndose en el mar y los drings drings que se oyen.
Y ya si lo unimos, tenemos que con madera+cuerdas nos podemos hacer una cama así de bonita.