Para
escribir sobre los Dire Straits lo obvio hubiera sido escoger su LP de debut,
pero me gusta lo difícil y hace mucho tiempo decidí que si escribía sobre este
grupo lo haría sobre este disco. ¿Por qué? Muy fácil porque es muy bueno y ha
sido siempre infravalorado en comparación al éxito del single de su primer
disco.
La
realidad es que los de Mark Knopfler no debutaron con el laurel arrollador que
haría suponer lo conocida que es la canción “Sultans of Swing”. De hecho
¿Alguien se acuerda de alguna canción más de ese primer disco? Me gustaría
hacer una encuesta y estoy seguro de la contestación... Casi nadie salvo sus
fans más adictos. Les costó unos meses romper hacia lo alto y el gran éxito
mundial no les llegó hasta “Brothers in arms”.
El
disco que nos ocupa es el segundo de su escasa discografía y quizás vio la luz
de forma algo apresurada para aprovechar el tirón en los USA tras la edición de
la canción de los sultanes y como era más de lo mismo, aunque vendió mucho,
supuso un aparente bajón musical (para la crítica) en una carrera que apuntaba
meteórica.
El
disco abunda en los mismos argumentos que el primero pero sin una canción con la popularidad que tuvo su primer sencillo. De hecho podríamos hacer una
comparación entre todas y cada una de las canciones del primer larga duración y
el segundo y podríamos emparejar unas cuantas con gran facilidad. “Sultans of
swing” con “Lady writer”; “Once upon a time in the west” con “Down to the
waterline”; “Follow me home” con “Six blade Knife”. La diferencia fundamental,
para mí, es que salvo en el caso de la primera, el resto son mucho mejores, en
composición, arreglos y madurez, en el segundo disco que en el primero.
El
sonido de este disco es netamente americano. Característica que ya no
abandonará a este grupo ni a Mark en su carrera en solitario. Por ponerle una
pega, me recuerda mucho a algunas piezas de JJ Cale (Juan ¿Para cuando un disco
de él?) pero él hace mejor lo de estar tirado en una hamaca o mecedora tocando
indolentemente la guitarra. La conjunción de las guitarras de los hermanos
Knopfler es extraordinaria y en el estéreo suenan de lujo, la batería de Pick
Withers que en el primer disco no destaca en exceso, es contundente y marca el
ritmo sin titubeos desde el primer acorde de “Once upon a time in the west” que
abre la primera cara.
En
“News” y “Where do you think you’re going?” surgen dos de las mejores canciones
de los de las “situaciones desesperadas”. Guitarras afiladas, redobles de
tambores a medio tiempo que desembocan en un final en crescendo especialmente
en la segunda. “Come on” y aparece la “mala leche” de las dos guitarras, cada
una por su altavoz mientras retumba la batería y el bajo se hace presente con el
final disolviéndose a lo lejos el conjunto. Dejándote con ganas de más.
“Communiqué”
es más una canción de cabaret que de rock, demostrando el gusto, que Mark va a
deletrear en sus discos en solitario, por otros estilos. Singular y original
y... probablemente algo decepcionante para sus seguidores. A mí con el paso de
los años me parece una obra maestra.
“Lady
writer”. Las comparaciones son odiosas, pretendió ser la continuación de su
éxito en las listas y no lo consiguieron. Probablemente la más prescindible del
disco aunque me sigue gustando.
La
siguientes cuatro canciones de la cara “B” son impecables. Me gustan
especialmente “Portobello belle” (piano, piano) y “Single handed sailor”. Guitarras
perezosas aderezadas con el calor de un porche en el sur de cualquier país o
estado. Una delicia para una noche de verano. Aceleraciones y suaves toques de
frenos para hacer mover rítmicamente los hombros. Mojito, hamaca y brisa para
bajar la temperatura... No te digo nada si alguien te acompaña.
Otro
detalle interesante. El disco es corto, un poco más de cuarenta minutos.
Suficiente para disfrutar sin cansar. Anímate a recuperarlo. Hay vida más allá
de las obviedades musicales. Sube el volumen, los vecinos te lo agradecerán...
Está de oferta.
“But
she is no garden flower. There is no distress in the tower.”