26 junio 2008

Arcadia: disparar no es tan fácil

Una de las convenciones que aceptamos en las películas, al igual que se puede conducir sin apenas mirar a la carretera, es que disparar armas de fuego es facilísimo. Un pacífico ciudadano que en su vida ha visto una pistola que no sea de plástico de repente tiene que pegarle un tiro a un malvado que viene a matarlo y lo hace sin inmutarse. Nunca he disparado, pero sí conozco gente que por su profesión ha hecho prácticas de tiro y cuentan que, incluso dejando a lado aspectos psicológicos, disparar bien es difícil y que lleva su tiempo acostumbrarse al culatazo que da el arma.

Además de al golpe dado con la culata, se le llama culatazo al efecto que el retroceso del arma tiene sobre quien dispara. Se trata de una aplicación de uno de los principios más básicos de la mecánica, el de acción y reacción. Si golpeamos algo con la mano, la mano nos duele por aplicación de este principio, el objeto golpeado responde a la fuerza que le hemos aplicado con otra igual. En el arma ocurre lo mismo; si el tubo cañón impulsa a la bala con mucha fuerza para que salga, la bala responde empujándolo hacia atrás. En caso de dispararse en el aire, la pistola saldría hacia atrás, como lo hacen los cañones de artillería. Como la pistola la sostiene el tirador, es su cuerpo quien recibe un impacto que, en gente poco experimentada, puede tirarlos al suelo. Además, esta reacción empieza cuando la bala empieza a ponerse en movimiento, antes de que salga de la pistola, por lo que su efecto sobre un tirador poco experimentado le hará casi con toda seguridad alterar la posición de la mano y errar la dirección del tiro. La fuerza de este culatazo varía mucho dependiendo del tipo de arma, de munición y de muchos factores. En estos videos se puede ver el efecto del retroceso en el disparo, en un cañón (con consecuencias bastante espectaculares) y en un fusil.





El cine casi siempre ignora esta complicación, pero en Arcadia, por ser un film europeo, del director Costa Gavras, y más realista que los productos de Hollywood, sí vemos que cuando el protagonista dispara sufre un fuerte tirón en el brazo bastante doloroso. También podemos ver otras consecuencias del disparo; el hombre está hecho un manejo de nervios y le cuesta dominar el temblequeo compulsivo de sus manos. Matar no es fácil ni con la ayuda de armas de fuego.

11 junio 2008

Indiana Jones y las máquinas de efectos encadenados

La navaja en el ojo, fiel lectora y compañera en el blog sobre traducción que ambos dirigimos (o perpetramos), me sugiere que escriba sobre los extraños mecanismos que aparecen en las películas de Indiana Jones. Compuertas que se abren al pisar sobre una roca, piedras que giran, trampas de todo tipo, etc. A todos estos ingeniosos dispositivos se les denomina máquinas de efectos encadenados y la pregunta que surge en estas películas es, en primer lugar, si se podrían haber construido artefactos así en las épocas de la antigüedad que investigan los arqueólogos y en segundo lugar si estas invenciones pueden soportar el paso de tanto tiempo y funcionar.

Una máquina de efectos encadenados es precisamente eso, un mecanismo en el que una parte mueve a otra, esa otra a su vez a una tercera, y así sucesivamente. Lo más enigmático de estos sistemas es cómo a veces aplicando una pequeña fuerza sobre un punto se puede mover una estructura pesada. Este efecto multiplicador de la fuerza se consigue desde que se inventaron, en la época de las primeras civilizaciones, las máquinas básicas, que son las siguientes:

- La palanca. Consiste en una línea que une dos puntos, uno en el que se va a aplicar la fuerza y otro con la resistencia que se quiere levantar o mover, y un tercer punto fijo. Si los dos lados de la palanca son iguales, tenemos un columpio en el que podemos levantar un objeto de nuestro propio peso, lo cual ya no está nada mal. Pero lo mejor es que si colocamos el objeto que queremos mover cerca del punto de apoyo, y nosotros nos ponemos lejos de él, multiplicamos la fuerza y podemos levantar un peso muy superior al nuestro, como en la foto, en la que la bola de 5 kg podría levantar a la de 100 kg. Para entender como funciona esto, podemos pensar en una puerta pesada: pueden hacer la prueba de intentar mover una puerta empujándola cerca de la bisagra (punto de apoyo). Cuesta mucho incluso con una puerta ligera de madera; una pesada de metal resulta casi imposible de mover. Sin embargo, empujando sobre el pomo, que está mucho más alejado, la abrimos fácilmente.

- La polea. Consiste en una rueda en torno a la cual se ata una cuerda. Tiramos de ella por un lado y por el otro colocamos el peso que queremos levantar. La ventaja de la polea es que nos permite tirar de una cuerda en lugar de tener que levantar algo en peso, que es más incómodo.Pero además si la polea no es fija sino que se mueve podemos reducir la fuerza que tenemos que hacer a la mitad, haciendo el techo el resto del trabajo.Colocando dos poleas móviles sólo tendríamos que hacer la mitad de la mitad de la fuerza, y así sucesivamente. Por ejemplo en este mecanismo la fuerza que tenemos que hacer para levantar el peso sería sólo de la octava parte del mismo.

En estas dos máquinas se basan los efectos encadenados, añadiendo claro está el plano inclinado, el uso de superficies en pendiente por donde los objetos caen de forma natural por gravedad. Estas máquinas se han empleado desde las primeras civilizaciones por lo que sí podrían haberse construido en las épocas de las excavaciones que investiga Indiana Jones.

Que se hayan podido conservar en funcionamiento ya es un tema más delicado; en principio es posible por su simpleza, puesto que se basan en leyes de la mecánica elementales y no necesitan mayor mantenimiento, no tienen partes metálicas que se puedan oxidar, etc. Su conservación depende de cómo se haya mantenido su entorno; debido a los procesos que tienen lugar continuamente en nuestro planeta, que producen abundantes movimientos de tierra, etc., la mayor parte de tesoros arqueológicos se encuentran enterrados y resultan difíciles de sacar a la luz. Si la fuerza de estas alteraciones geológicas es demasiada para las estructuras y las construcciones, que acaban sepultadas bajo arena, tanto más para sistemas de palancas, poleas y planos inclinados que son más delicados. Claro que Indy siempre se las arreglará para encontrar un templo enorme conservado intacto, que nadie ha descubierto antes que él, inalterado con el paso del tiempo y donde todos los trucos funcionan.

01 junio 2008

Las hermanas Bolena y XXY: cuestión de sexo

Parece que estas dos películas estrenadas durante el último año no tendrían nada en común, pero el tema de los cromosomas del sexo está presente en ambas. Comencemos por la argentina XXY, la que aborda esta cuestión en su título de una forma más evidente. Se trata de la historia de una chica (o chico) intersexual, lo que hasta hace poco se conocía por un hermafrodita, una persona, no con genitales masculinos y femeninos al mismo tiempo como se suele pensar, sino con genitales difícilmente clasificables como masculinos o femeninos. La intersexualidad es muy poco frecuente pero real, lo erróneo en la película es el título.

El sexo de una persona viene dado por una pareja de cromosomas; si los cromosomas son del mismo tipo (XX) tenemos una niña, si son de distinto tipo (XY) un niño. A veces ocurren alteraciones o aberraciones cromosómicas, esta última expresión un tanto en desuso porque suena muy mal, y en lugar de dos aparecen tres cromosomas. La combinación XXY, a veces denominada síndrome de Klinefelter, no genera intersexuales sino varones que durante la infancia son más o menos normales salvo ciertos problemas para el lenguaje, pero que en la adolescencia desarrollan características "poco viriles" como crecimiento de las mamas, escaso desarrollo de los testículos e incapacidad para producir semen. Muy poco que ver con el caso del que habla la película, una niña intersexual que en la pubertad se plantea si el sexo que le han asignado es el correcto. Las personas con cromosomas XXY, en cambio, son varones y no tienen genitales femeninos, aunque sí caracteres sexuales secundarios del otro sexo.

Según la leyenda, Ana Bolena, una de las esposas del rey de Inglaterra Enrique VIII, fue decapitada por su incapacidad de darle al monarca un heredero varón. Los historiadores actuales, como suele ocurrir, son más prosaicos y piensan más bien que su muerte convenía a los intereses políticos de la época, y supongo que eso será lo que cuente la película de Las hermanas Bolena, que confieso no haber visto. El caso es que la madre cuenta muy poco en la determinación del sexo del bebé, puesto que sus cromosomas son XX y por lo tanto ella siempre va a ceder una X al feto; la clave está en el padre, que tiene una X y una Y: una segunda X dará origen a una niña, una Y a un niño. Por tanto la "culpa" es del padre si en una familia hay demasiadas niñas o demasiados niños. Eso sí, parece que ese cromosoma Y da una mayor debilidad al feto y la mortalidad natural es ligeramente superior en los varones. La madre naturaleza compensa esta tendencia produciendo un número algo mayor de niños que de niñas. Si más adelante los hombres tienen una esperanza de vida menor que las mujeres, se debe a cuestiones culturales y a lo que el antropólogo Marvin Harris denominó el coste oculto del machismo: los hombres sufren más muertes violentas, beben y se drogan más y se cuidan menos.