Una de las convenciones que aceptamos en las películas, al igual que se puede conducir sin apenas mirar a la carretera, es que disparar armas de fuego es facilísimo. Un pacífico ciudadano que en su vida ha visto una pistola que no sea de plástico de repente tiene que pegarle un tiro a un malvado que viene a matarlo y lo hace sin inmutarse. Nunca he disparado, pero sí conozco gente que por su profesión ha hecho prácticas de tiro y cuentan que, incluso dejando a lado aspectos psicológicos, disparar bien es difícil y que lleva su tiempo acostumbrarse al culatazo que da el arma.
Además de al golpe dado con la culata, se le llama culatazo al efecto que el retroceso del arma tiene sobre quien dispara. Se trata de una aplicación de uno de los principios más básicos de la mecánica, el de acción y reacción. Si golpeamos algo con la mano, la mano nos duele por aplicación de este principio, el objeto golpeado responde a la fuerza que le hemos aplicado con otra igual. En el arma ocurre lo mismo; si el tubo cañón impulsa a la bala con mucha fuerza para que salga, la bala responde empujándolo hacia atrás. En caso de dispararse en el aire, la pistola saldría hacia atrás, como lo hacen los cañones de artillería. Como la pistola la sostiene el tirador, es su cuerpo quien recibe un impacto que, en gente poco experimentada, puede tirarlos al suelo. Además, esta reacción empieza cuando la bala empieza a ponerse en movimiento, antes de que salga de la pistola, por lo que su efecto sobre un tirador poco experimentado le hará casi con toda seguridad alterar la posición de la mano y errar la dirección del tiro. La fuerza de este culatazo varía mucho dependiendo del tipo de arma, de munición y de muchos factores. En estos videos se puede ver el efecto del retroceso en el disparo, en un cañón (con consecuencias bastante espectaculares) y en un fusil.
El cine casi siempre ignora esta complicación, pero en Arcadia, por ser un film europeo, del director Costa Gavras, y más realista que los productos de Hollywood, sí vemos que cuando el protagonista dispara sufre un fuerte tirón en el brazo bastante doloroso. También podemos ver otras consecuencias del disparo; el hombre está hecho un manejo de nervios y le cuesta dominar el temblequeo compulsivo de sus manos. Matar no es fácil ni con la ayuda de armas de fuego.