Un tópico frecuente del cine de terror y de ciencia-ficción son los experimentos secretos que el gobierno lleva a cabo con personas "especiales" dotadas de percepción extrasensorial u otras habilidades que salen fuera de lo explicable por la ciencia. Así ocurre, por ejemplo, en La furia, un film de Brian de Palma de 1978 en el que dos jóvenes ingresaban en una especie de escuela de poderes psíquicos para alumnos algo más mayores que los de la academia de brujos de Harry Potter. Varias veces he oído la leyenda urbana de que existen, no sistemas de aprendizaje y desarrollo de las capacidades paranormales tan organizados como los descritos en estas películas, pero sí experimentos llevados a cabo en universidades donde se ha dado constancia de casos reales de telequinesis, telepatía, adivinación, etc.
Lo cierto es (y si alguien tiene pruebas fidedignas de lo contrario le animo a que nos informe de ello) que nunca se han podido verificar tales cosas. La supuesta capacidad de doblar cucharas con el poder de la mente de Uri Geller era un truco bastante sencillo que viene explicado de forma gráfica en este blog; y durante la segunda guerra mundial se intentó utilizar la presunta habilidad de los zahoríes para encontra agua con sus palitos en forma de Y sin ningún exito. Se han llevado también a cabo experimentos en los que un grupo de personas tenía que adivinar el número y palo de una carta de una baraja puesta boca abajo: en efecto, algunos presuntos clarividentes consiguieron adivinar un número significativo de las cartas que se les presentaron, pero no tardó en encontrarse una solución poco sobrenatural al fenómeno: o bien simple estadística, porque si se les hacen las pruebas a muchas personas siempre tendrá que haber alguna que acierte, igual que la lotería siempre le toca a alguien, pero en ese caso el supuesto vidente no será capaz de repetir los resultados de forma sistemática, o bien engaño deliberado, puesto que los científicos no son especialistas en detectar a prestidigitadores o a gente con habilidad en este tipo de juegos de manos.
Frente al tópico de que los investigadores se cierran en banda a la posibilidad de que puedan darse fenómenos que ellos no pueden explicar, es más bien la realidad la que se encarga de desmentir la verosimilitud de los fenómenos paranormales y son los crédulos los que muestran cerrazón al seguir creyendo en ellos. Y la excusa de que los poderes del medium se alteran ante cualquier intento de registrarlos o probarlos .... En fin, evidentemente a ver quien puede demostrar que sea mentira que cuando estoy solo y nadie me mira yo me convierto en Letizia Ortiz; las leyes de la ciencia siempre se cumplen, tanto para el que las conoce como para el que no cree en ellas, y funcionan en cualquier tipo de circunstancia, si los fenómenos paranormales fueran científicos debería de poder aplicárseles estas máximas y parece que no es así. Eso no significa que no haya hechos sumamente curiosos e imposibles ante nuestro sentido común que puedan tener base científica; otro día me detendré en ellos.