La Clásica de Zürich es la carrera más prestigiosa de un día que se celebra en Suiza, país que también alberga su ronda nacional y el Tour de Romandía, lo que no está nada mal. Ubicada en el calendario en agosto, durante muchos años fue la primera cita nada más concluir el Tour, lo que explica la maravillosa nómina de vencedores en el velódromo de Oerlikon. Ahora, debido al ProTour, la carrera se disputa este fin de semana, en un octubre que en esas latitudes significa hojas caídas y bastante fresquito.
El último vencedor fue Jose Antonio Flecha, en una gran victoria derrotando a todos los favoritos al sprint. Huelga decir que fue el primer vencedor español, en una clásica que había visto brillar a Escartín (3º en 2001) y a Zarrabeitia, que un año fue 7º. Sin embargo, en esa nómina de vencedores hay un nombre que extraña a propios y extraños: el polaco Grzegorz Gwiazdowski , que en 1999 se impuso de manera sorprendente defendiendo los colores del Cofidis. Tras ir escapado toda la carrera, fue neutralizado a pocos kilómetros de la conclusión. En un día gris y lluvioso, no se sabe cómo, el desconocido corredor sacó fuerzas de donde no las había y se volvió a escapar para conseguir un triunfo de los más sorprendentes en el ciclismo moderno. A partir de ahí, el vacío. No se volvió a saber más, y ahora mismo está retirado. Otro corredor que pertenece a la historia de la carrera es Jan Ullrich, que ha sido ¡cuatro! veces segundo. Si este dato lo combinamos con sus ¡cinco! segundos puestos en el Tour nos daremos cuenta de que el bueno del alemán es un cenizo de mucho cuidado.
Los favoritos para la edición de este domingo son Valverde, al que el recorrido le va muy bien, Cancellara, Kirchen, Cunego, Davis, Di Luca, Perdiguero, Bettini y Boogerd. Un montón. No es para menos: muchos corredores no han hecho los deberes este año y el cambio de calendario de la Clásica de Zürich les viene muy bien para obtener una victoria de relieve y con nota propia. En esta nómina hay muchos corredores que no se la pueden jugar al sprint, por lo que esperemos que haya una buena carrera.
30 septiembre, 2005
29 septiembre, 2005
El hombre que pudo ganar el Tour de Francia
Rumores no confirmados con fuente en L´Equipe y ampliamente recogidos en la prensa de hoy apuntan a un posible positivo de Aitor González en la pasada Vuelta a España, en la etapa de La Bien Aparecida. De confirmarse la presencia de nandrolona en la sangre del talentoso ciclista, posiblemente sería su tumba. No es mal momento para glosar a uno de los corredores con más inspiración que haya dado jamás el ciclismo español y al que le ha perdido su mala cabeza.
Aitor González pudo ganar el Tour de Francia. Entiéndame, no es como un corredor que apunta buenas maneras y tal, y se dice "puede ganar el Tour". No. Aitor lo pudo hacer, de veras. Estuvo (y fue protagonista indiscutible) en la celebérrima escapada de Pontarlier, aquella etapa del Tour 2001 donde una avanzadilla llegó con ¡35 minutos! sobre el pelotón de favoritos, dejándolos fuera de control. Se llegaba cerca de la frontera suiza tras una buena kilometrada, llovía y hacía frío. El Cofidis en bloque se había quedado fuera de otro corte el día anterior y fueron castigados a hacer dura la carrera: forzaron el corte y se fueron con otros muchos corredores. Por detrás, día de descanso y mofa para la competición, porque sabían que no habría lo que hay que tener para excluirlos de la carrera. A. González hizo segundo en la etapa después de luchar denodadamente contra Dekker y Knaven. Estaba en forma, pero todavía nadie le conocía. En esa escapada estaban también Kivilev y François Simon, que pudieron acabar el Tour 4º y 6º respectivamente gracias a la ventaja obtenida. Por el contrario, nuestro protagonista se fue para casa en la etapa de Alpe D´Huez alegando un problema de rodilla. De haberse esforzado un poco más, el brillante corredor hubiese podido convertirse en otro Walkowiak, porque fuerza y potencia no le faltaban.
En el año 2002 lo demostró, ganando dos etapas en el Giro y tres en la Vuelta, además de la general. En vez de mantener el estado de forma que le permitió arrasar en la crono del Bernabeú (le metió 1´23" a Casero, segundo, y 3´22" a Heras, el líder), se dejó llevar y se presento en el Mundial de contrarreloj de Zolder para ser sólo 7º. El oro fue para Botero, que en la Vuelta se había quedado 4º a 1´55"...No obstante, fichó por el Fassa por un contrato de dos años a razón de millón de euros por temporada. Debutó con victoria en el Giro de Reggio Calabria, pero en el Giro sólo pudo ganar una crono y quedar 18º...en el Tour abandonó y en la Vuelta no fue mejor, tras haber ilusionado en los Pirineos. El año 2004 fue una fotocopia, con un gran triunfo de etapa en el Tour (en Nimes) y desastres en la general. Sin contrato, acabó fichando por el Euskatel por 180.000 euros y una sola temporada. Jefe de filas para el Giro, abandonó, pero en la Bicicleta Vasca hizo quinto y ganó la Vuelta a Suiza a lo gran campeón, dando una lección en montaña antológica. En la Vuelta abandonó a falta de tres etapas, cuando era 28º de la general. El equipo le había renovado por un año más.
Abandonó el mismo día en que lo hicieron los otros dos componentes de la Banda de la Covatilla, unidos por la amistad entre ellos y con Eufemiano Fuentes. Aitor González, corredor de una clase incontestable, y que es algo que no se puede adquirir por dóping, se pone en el disparadero de todos aquellos que siempre que ven hacer una exhibición a un corredor piensan en trampas y en triquiñuelas. Y quizás eso sea lo peor. Que acaban acertando. Con 30 años y el positivo con esa sustancia, le cae al menos un año, pero al aficionado siempre le quedará la duda de los méritos de esa exhibición en Suiza. ¡Cúanto nos tenemos que engañar para que nos siga gustando este deporte!.
***
El ponciopilatismo.
Aitor González pudo ganar el Tour de Francia. Entiéndame, no es como un corredor que apunta buenas maneras y tal, y se dice "puede ganar el Tour". No. Aitor lo pudo hacer, de veras. Estuvo (y fue protagonista indiscutible) en la celebérrima escapada de Pontarlier, aquella etapa del Tour 2001 donde una avanzadilla llegó con ¡35 minutos! sobre el pelotón de favoritos, dejándolos fuera de control. Se llegaba cerca de la frontera suiza tras una buena kilometrada, llovía y hacía frío. El Cofidis en bloque se había quedado fuera de otro corte el día anterior y fueron castigados a hacer dura la carrera: forzaron el corte y se fueron con otros muchos corredores. Por detrás, día de descanso y mofa para la competición, porque sabían que no habría lo que hay que tener para excluirlos de la carrera. A. González hizo segundo en la etapa después de luchar denodadamente contra Dekker y Knaven. Estaba en forma, pero todavía nadie le conocía. En esa escapada estaban también Kivilev y François Simon, que pudieron acabar el Tour 4º y 6º respectivamente gracias a la ventaja obtenida. Por el contrario, nuestro protagonista se fue para casa en la etapa de Alpe D´Huez alegando un problema de rodilla. De haberse esforzado un poco más, el brillante corredor hubiese podido convertirse en otro Walkowiak, porque fuerza y potencia no le faltaban.
En el año 2002 lo demostró, ganando dos etapas en el Giro y tres en la Vuelta, además de la general. En vez de mantener el estado de forma que le permitió arrasar en la crono del Bernabeú (le metió 1´23" a Casero, segundo, y 3´22" a Heras, el líder), se dejó llevar y se presento en el Mundial de contrarreloj de Zolder para ser sólo 7º. El oro fue para Botero, que en la Vuelta se había quedado 4º a 1´55"...No obstante, fichó por el Fassa por un contrato de dos años a razón de millón de euros por temporada. Debutó con victoria en el Giro de Reggio Calabria, pero en el Giro sólo pudo ganar una crono y quedar 18º...en el Tour abandonó y en la Vuelta no fue mejor, tras haber ilusionado en los Pirineos. El año 2004 fue una fotocopia, con un gran triunfo de etapa en el Tour (en Nimes) y desastres en la general. Sin contrato, acabó fichando por el Euskatel por 180.000 euros y una sola temporada. Jefe de filas para el Giro, abandonó, pero en la Bicicleta Vasca hizo quinto y ganó la Vuelta a Suiza a lo gran campeón, dando una lección en montaña antológica. En la Vuelta abandonó a falta de tres etapas, cuando era 28º de la general. El equipo le había renovado por un año más.
Abandonó el mismo día en que lo hicieron los otros dos componentes de la Banda de la Covatilla, unidos por la amistad entre ellos y con Eufemiano Fuentes. Aitor González, corredor de una clase incontestable, y que es algo que no se puede adquirir por dóping, se pone en el disparadero de todos aquellos que siempre que ven hacer una exhibición a un corredor piensan en trampas y en triquiñuelas. Y quizás eso sea lo peor. Que acaban acertando. Con 30 años y el positivo con esa sustancia, le cae al menos un año, pero al aficionado siempre le quedará la duda de los méritos de esa exhibición en Suiza. ¡Cúanto nos tenemos que engañar para que nos siga gustando este deporte!.
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El ponciopilatismo.
28 septiembre, 2005
La caña de pescar del Saunier
El Saunier Duval es un equipo que ha recorrido un gran trecho en muy poco tiempo. Debutó en 2004 y ya está año estaban en la terna del ProTour, tras realizar una gran campaña con victorias en vueltas por etapas, en etapas de grandes vueltas y hasta en una Clásica de la extinta Copa del Mundo. Su plantilla es una combinación de jóvenes valores con ciclistas en la recta final de su carrera, o que nunca han tenido la oportunidad, y que de la mano de Matxín han rejuvenecido en el equipo cántabro. En ese sentido, su fichaje más sonado fue el de Beloki para la Vuelta 2004, tras rescatarlo del La Boulangere: se retiró y no tardó en firmar por Liberty Seguros...
En el Saunier se juntan dos circunstancias: fichan sin importar nacionalidad u origen y después se van, sin recalar mucho en el equipo. A Zaballa lo rescataron del olvido en el Kelme y lo han convertido en uno de los corredores punteros del pelotón, pero ahora ficha por el Caisse d´Eparge, pero han dado nuevos bríos a carreras estancandas como la de Íñigo Cuesta, Juan Carlos Domínguez o Leonardo Piepoli, aparte de acercar al público europeo a un veterano como Chris Horner, que ha podido ganar una etapa en Suiza. Caso aparte es el de Tafi, que en su vida imaginó poder fichar con un equipo ProTour con 38 años. Su política de fichajes, por tanto, es bastante acertada, pero lo que no se explica es que vayan a fichar a Christophe Rinero, aquel escalador francés que pudo lograr ser 4º en el Tour de 1998 aprovechando la retirada en bloque de los españoles, además de ganar la montaña y después el Tour del Porvenir a Beloki. Desde entonces, absolutamente nada por problemas físicos, y una carrera profesional en equipos de 2ª o 3º división franceses, el último el RAGT Semences.
El panorama no acaba aquí: han fichado a David Millar como jefe de filas para el Tour 2006, justo cuando vence su suspensión de dos años. Algo parecido a lo que hizo el Banesto con Zulle, que no pudo debutar hasta mayo de 1999 en el Giro de Italia, entrenándose en casa. El problema de Millar es que es un corredor que ha confesado que todas sus victorias las obtuvo dopándose con EPO, y que aún así es incapaz de pasar un gran puerto ni con un motor adosado. La apuesta de Matxin es arriesgada, y más teniendo en cuenta que en su equipo milita un tal Gómez Marchante al que le tienen que salir las cosas de cara en ese mismo Tour. No se entiende muy bien. Ellos sabrán, pero parece seguro, a tenor de lo visto, que Santi Pérez ya tiene equipo para 2007...
En el Saunier se juntan dos circunstancias: fichan sin importar nacionalidad u origen y después se van, sin recalar mucho en el equipo. A Zaballa lo rescataron del olvido en el Kelme y lo han convertido en uno de los corredores punteros del pelotón, pero ahora ficha por el Caisse d´Eparge, pero han dado nuevos bríos a carreras estancandas como la de Íñigo Cuesta, Juan Carlos Domínguez o Leonardo Piepoli, aparte de acercar al público europeo a un veterano como Chris Horner, que ha podido ganar una etapa en Suiza. Caso aparte es el de Tafi, que en su vida imaginó poder fichar con un equipo ProTour con 38 años. Su política de fichajes, por tanto, es bastante acertada, pero lo que no se explica es que vayan a fichar a Christophe Rinero, aquel escalador francés que pudo lograr ser 4º en el Tour de 1998 aprovechando la retirada en bloque de los españoles, además de ganar la montaña y después el Tour del Porvenir a Beloki. Desde entonces, absolutamente nada por problemas físicos, y una carrera profesional en equipos de 2ª o 3º división franceses, el último el RAGT Semences.
El panorama no acaba aquí: han fichado a David Millar como jefe de filas para el Tour 2006, justo cuando vence su suspensión de dos años. Algo parecido a lo que hizo el Banesto con Zulle, que no pudo debutar hasta mayo de 1999 en el Giro de Italia, entrenándose en casa. El problema de Millar es que es un corredor que ha confesado que todas sus victorias las obtuvo dopándose con EPO, y que aún así es incapaz de pasar un gran puerto ni con un motor adosado. La apuesta de Matxin es arriesgada, y más teniendo en cuenta que en su equipo milita un tal Gómez Marchante al que le tienen que salir las cosas de cara en ese mismo Tour. No se entiende muy bien. Ellos sabrán, pero parece seguro, a tenor de lo visto, que Santi Pérez ya tiene equipo para 2007...
27 septiembre, 2005
Las incongruencias de Italia
El nuevo fracaso colectivo de Italia en un Mundial que parecía diseñado a medida para ellos tardará todavía un tiempo en producir reacciones de los protagonistas –hasta que salga el número de octubre de Bicisport, la biblia del ciclismo transalpino- más allá de los balbuceos típicos del pillado en sus contradicciones internas. De momento, sabemos que Petacchi no avisó hasta la última vuelta –“noté que tenía las piernas de madera”- de que no estaba súper, o al menos eso es lo que dice. También se habla de una sinusitis; de hecho, el día anterior se le pudo ver entrenando por la Castellana bien abrigado, como si el Mundial se disputase en Reykiavik y no en Madrid. Si es así, no se entiende porque Bettini se iba una y otra vez, forzando la puesta en evidencia del fenomenal sprinter. ¿O lo hacía a propósito?.
Quien sabe. Si que parece evidente que los otros corredores rápidos italianos –Pozzato, Tossato, Bennati y Velo- se mantuvieron al lado de su teórico líder hasta la sepultura, en este caso la lucha por la muy poco honrosa 28ª plaza. Ni uno sólo intentó irse por delante, enlazar con los fugados, organizarse para poder alcanzar. Un desastre sin paliativos, al nivel del ridículo de Lisboa 2001. Era la última vuelta a otro circuito que se presentó como duro y que después propició un sprint de 50 corredores. Simoni atacó desde la base de la subida y contaba con 15” preciosos para ser el primer escalador en décadas que luciese el maillot arcoiris –pasemos por alto el año de Luc Leblanc y Le Groupement-, mientras por detrás, contra toda lógica de selecciones nacionales, Lamfranchi se puso a tirar como un poseso, anulando la fuga. El escalador trentino siempre dijo que lo hizo porque le pagaba Mapei, interesado en una llegada con Freire y Bettini, como así fue. El ridículo no terminó ahí, porque en el sprint cada uno hizo su guerrita particular, con Il Grillo amargo segundo llevándose las manos al casco, Figueras séptimo y Bartoli décimo.
Este año ni eso. El primer italiano en meta ha sido, una vez más, Bettini, pero en el puesto 13º, el peor de un italiano desde que Saronni sólo pudiese ser 17º en el Mundial de 1983, el primero de LeMond. Ballerini ha quedado en muy mal lugar. Después del ridículo de Lisboa –nunca se quiso pronunciar sobre Lamfranchi- obtuvo oxigeno por el llamado consenso de Zolder, y nuevamente por el oro de Bettini en Atenas. En medio, la sensación de que no existe seleccionador. En Hamilton 03 dejó que Astarloa se fuese sólo, sin azuzar a Bettini a que saliese a por él, tras haber quemado a Di Luca en una escapada inútil. En Verona 04 su selección se quedó sin hombres rápidos cuando Bettini sufrió el infortunio en la rodilla: resultaba triste ver a Basso y Cunego atacando en una subida en la que no sólo no pudieron descolgar a un entonadísimo Freire, sino que arrastraban al resto del pelotón y deshacían al resto de corredores rápidos italianos. Y eso sin contar con que dejó a Rebellin en casa en su mejor temporada. Igual que este año ha dejado a Di Luca, que se hubiese desenvuelto muy bien en el circuito después de ser 5º en la Vuelta a Polonia.
Ballerini excluyó a Bartoli de la selección tras los sucesos de Lisboa. El superclase toscano se vengó dos años consecutivos ganando el Giro de Lombardía, pero nunca consiguió sacar de su cabezonería al seleccionador. Al anterior director de los azzurros, Antonio Fusi, lo echaron del cargo los periodistas italianos y los mismos errores de bulto, magnificados en su caso por razones que no comprendo. En cambio, con Ballerini todo es miel y hojuelas: ni una crítica a su labor de seleccionador, ni una voz en alto. Una auténtica omertà. Ellos sabrán, pero a este ritmo de ridículos va a resultar difícil que se les vuelva a tomar en serio como selección en mucho tiempo. ¿Apostamos a que Petacchi no vuelve a la selección italiana? Y no va a ser sólo por el recorrido de las próximas ediciones, no, sino porque, en cierta medida, ha roto la omertà. Ha dicho algo, poco, pero más que Bettini, cuyo lacónico “me voy al hotel”, nada más acabar la carrera, resulta elocuente. Eso sí, como algún italiano gane en Lombardía, ya se les acaba la depresión.
Quien sabe. Si que parece evidente que los otros corredores rápidos italianos –Pozzato, Tossato, Bennati y Velo- se mantuvieron al lado de su teórico líder hasta la sepultura, en este caso la lucha por la muy poco honrosa 28ª plaza. Ni uno sólo intentó irse por delante, enlazar con los fugados, organizarse para poder alcanzar. Un desastre sin paliativos, al nivel del ridículo de Lisboa 2001. Era la última vuelta a otro circuito que se presentó como duro y que después propició un sprint de 50 corredores. Simoni atacó desde la base de la subida y contaba con 15” preciosos para ser el primer escalador en décadas que luciese el maillot arcoiris –pasemos por alto el año de Luc Leblanc y Le Groupement-, mientras por detrás, contra toda lógica de selecciones nacionales, Lamfranchi se puso a tirar como un poseso, anulando la fuga. El escalador trentino siempre dijo que lo hizo porque le pagaba Mapei, interesado en una llegada con Freire y Bettini, como así fue. El ridículo no terminó ahí, porque en el sprint cada uno hizo su guerrita particular, con Il Grillo amargo segundo llevándose las manos al casco, Figueras séptimo y Bartoli décimo.
Este año ni eso. El primer italiano en meta ha sido, una vez más, Bettini, pero en el puesto 13º, el peor de un italiano desde que Saronni sólo pudiese ser 17º en el Mundial de 1983, el primero de LeMond. Ballerini ha quedado en muy mal lugar. Después del ridículo de Lisboa –nunca se quiso pronunciar sobre Lamfranchi- obtuvo oxigeno por el llamado consenso de Zolder, y nuevamente por el oro de Bettini en Atenas. En medio, la sensación de que no existe seleccionador. En Hamilton 03 dejó que Astarloa se fuese sólo, sin azuzar a Bettini a que saliese a por él, tras haber quemado a Di Luca en una escapada inútil. En Verona 04 su selección se quedó sin hombres rápidos cuando Bettini sufrió el infortunio en la rodilla: resultaba triste ver a Basso y Cunego atacando en una subida en la que no sólo no pudieron descolgar a un entonadísimo Freire, sino que arrastraban al resto del pelotón y deshacían al resto de corredores rápidos italianos. Y eso sin contar con que dejó a Rebellin en casa en su mejor temporada. Igual que este año ha dejado a Di Luca, que se hubiese desenvuelto muy bien en el circuito después de ser 5º en la Vuelta a Polonia.
Ballerini excluyó a Bartoli de la selección tras los sucesos de Lisboa. El superclase toscano se vengó dos años consecutivos ganando el Giro de Lombardía, pero nunca consiguió sacar de su cabezonería al seleccionador. Al anterior director de los azzurros, Antonio Fusi, lo echaron del cargo los periodistas italianos y los mismos errores de bulto, magnificados en su caso por razones que no comprendo. En cambio, con Ballerini todo es miel y hojuelas: ni una crítica a su labor de seleccionador, ni una voz en alto. Una auténtica omertà. Ellos sabrán, pero a este ritmo de ridículos va a resultar difícil que se les vuelva a tomar en serio como selección en mucho tiempo. ¿Apostamos a que Petacchi no vuelve a la selección italiana? Y no va a ser sólo por el recorrido de las próximas ediciones, no, sino porque, en cierta medida, ha roto la omertà. Ha dicho algo, poco, pero más que Bettini, cuyo lacónico “me voy al hotel”, nada más acabar la carrera, resulta elocuente. Eso sí, como algún italiano gane en Lombardía, ya se les acaba la depresión.
26 septiembre, 2005
El mejor campeón del mundo posible
Tom Boonen se marcó cuatro objetivos al principio de temporada: Tour de Flandes, Paris-Roubaix, maillot verde del Tour y Campeonato del Mundo. Ha conseguido tres, y los tres con victoria inolvidable que hace la serie de triunfos en antológica. Para la regularidad del Tour ya habrá tiempo, al fin y al cabo ganó las etapas 2ª y 3ª, hasta que una caída el día de Briançon (aún así, acabó la etapa) le apartó de la carrera. Desde entonces, rumores sobre su estado de forma, ratificados por su bajo rendimiento en los sprints de la Vuelta ante el intratable Petacchi. Alguna insidia de Bettini, compañero de equipo pero no amigo (igual que con Freire en los tiempos Mapei) sobre el exceso de celebraciones con un muchacho que ya por entonces era adorado como un divo. Ayer Boonen dejó todas las dudas en el tejado de sus rivales, y con un sprint imperial se hizo con el Campeonato del Mundo, sucediendo en el palmarés nacional a Johann Museeuw, con el que ya se han acabado las comparaciones. Tom Van Boonen diseña su propia era, y lo hace con una superioridad incontestable.
El circuito no daba mucho de sí, por no decir que era un auténtico desastre para el ciclista y para el espectador: el recorrido de 21 km por vuelta hacía que sólo hubiese 13 pasos, un sufrimiento para el que, como el que escribe, pudo verlo en directo. El Mundial siguió su lógica interna: escapada en las primeras vueltas de corredores anónimos, neutralización a partir de la barrera de los 200 km. y escapadas, la más peligrosa a falta de tres vueltas con Valverde, Pereiro y Perdiguero por parte española, Bettini, y dos belgas, entre ellos el peligrosísimo Gilbert, lo que ya daba a entender sus aspiraciones. Llegó a contar con un minuto y hacer una vuelta en solitario antes de ser neutralizados. A partir de entonces, sinfonía de saltos sin terreno para prosperar, algunos tan notables como los protagonizados por el incombustible Bettini, anticipando el enésimo suicidio colectivo de la selección italiana, o Vinokourov, el más esperado: fue a punto de entrar en Plaza de Castilla, y arrastró con él al italiano que se resistía al sprint para su compañero de equipo, y a Valverde. Bélgica colocó a Devolder y a Nuyens, nuevamente dos corredores peligrosísimos, pero en el fondo lo que hicieron fue sacrificarse para que un pequeño grupo que se había desmarcado de los sprinters (Petacchi, Zabel y McEwen) pudiese enlazar...¿Quién iba entre ellos? Boonen. No sé si Valverde lo sabía, pero se la jugó saltando el primero a 300 metros de meta, por el lateral izquierdo. A falta de 150 metros parecía que todavía podía ganar, pero fue superado como una bala por el fenómeno belga, que le sacó dos bicicletas.
Y suerte que fueron ellos dos los grandes protagonistas, porque el Mundial ha tenido números para naufragar también en lo deportivo. Un gran corredor y una gran victoria rescatan cualquier desatino, porque del puesto tercero al decimotercero de Bettini se clasificaron corredores que difícilmente ganan carreras, por no hablar de su exotismo. Tercero el francés Geslin, clase 80 y sin resultados de relieve. Cuarto el sueco Ljungqvist, clase 74. Quinto el brasileño Murilo Fischer, buen sprinter en carreras tipo C italianas..noveno el veterano neozelándes Julian Dean...vamos, un auténtico Mundial, por no decir una ONU. Por supuesto que nadie les ha regalado nada, pero una carrera con un mínimo de dureza no hubiese permitido que llegasen a meta 134 de los 190 participantes. No quiero ni imaginar la cara de Gallardón entregando la medalla al bielorruso Usov, que ganó el sprint del grupo...Tom Boonen es el mejor campeón del mundo posible, porque corona una temporada impresionante en donde ha batido en todos los frentes a Valverde. Si, así son las cosas. En Paris-Niza el belga se llevó dos etapas por una del murciano y su segundo puesto. De la temporada de clásicas (el objetivo inicial de Valverde) mejor no hablar, aunque el fenómeno de Puerto Lumbreras ganó dos etapas en País Vasco. En el Tour, otras dos etapas para el zurrón por una del corredor del Illes Balears. Y a partir de ahí la lesión de uno y la sequía de victorias del otro. Hasta ayer.
La victoria de Boonen abre un interrogante. El fenómeno belga ha conseguido en un año todos los objetivos que se puede marcar un clasicómano de Flandes en su vida deportiva. ¿Qué hacer ahora? ¿Cómo se puede poner el listón más alto con 24 años? Pues repitiendo. Simplemente repitiendo. Ojalá le salgan rivales rápido, porque si no el panorama se presenta aburrido. Pero bueno, quizás el mayor enemigo lo lleve a partir de ahora...la maldición del Campeón del Mundo, irracional e ilógica, pero vaya que si existe. Pobre Freire, ese sprint lo hubiese ganado. Con Valverde de lanzador.
***
Un aficionado extranjero me comenta, con bastante malidicencia, que como se puede interpretar que un corredor que no compite desde julio se presente en una carrera de 280 km, haga ataques y quede segundo al sprint. Ganar sin competir, como Kenteris y Thanou. Así lo ven desde fuera, y tienen razones para ello. Piensen si no a la inversa, si un italiano o un alemán hiciese lo mismo. Pues lo mismo, claro.
***
Sobre el abandono del ciclismo: hoy en El País dedican de la página 53 a la 69 a Fernando Alonso, récord del periódico en sus casi 30 años de existencia. Al Mundial de ciclismo, dos medias páginas.
El circuito no daba mucho de sí, por no decir que era un auténtico desastre para el ciclista y para el espectador: el recorrido de 21 km por vuelta hacía que sólo hubiese 13 pasos, un sufrimiento para el que, como el que escribe, pudo verlo en directo. El Mundial siguió su lógica interna: escapada en las primeras vueltas de corredores anónimos, neutralización a partir de la barrera de los 200 km. y escapadas, la más peligrosa a falta de tres vueltas con Valverde, Pereiro y Perdiguero por parte española, Bettini, y dos belgas, entre ellos el peligrosísimo Gilbert, lo que ya daba a entender sus aspiraciones. Llegó a contar con un minuto y hacer una vuelta en solitario antes de ser neutralizados. A partir de entonces, sinfonía de saltos sin terreno para prosperar, algunos tan notables como los protagonizados por el incombustible Bettini, anticipando el enésimo suicidio colectivo de la selección italiana, o Vinokourov, el más esperado: fue a punto de entrar en Plaza de Castilla, y arrastró con él al italiano que se resistía al sprint para su compañero de equipo, y a Valverde. Bélgica colocó a Devolder y a Nuyens, nuevamente dos corredores peligrosísimos, pero en el fondo lo que hicieron fue sacrificarse para que un pequeño grupo que se había desmarcado de los sprinters (Petacchi, Zabel y McEwen) pudiese enlazar...¿Quién iba entre ellos? Boonen. No sé si Valverde lo sabía, pero se la jugó saltando el primero a 300 metros de meta, por el lateral izquierdo. A falta de 150 metros parecía que todavía podía ganar, pero fue superado como una bala por el fenómeno belga, que le sacó dos bicicletas.
Y suerte que fueron ellos dos los grandes protagonistas, porque el Mundial ha tenido números para naufragar también en lo deportivo. Un gran corredor y una gran victoria rescatan cualquier desatino, porque del puesto tercero al decimotercero de Bettini se clasificaron corredores que difícilmente ganan carreras, por no hablar de su exotismo. Tercero el francés Geslin, clase 80 y sin resultados de relieve. Cuarto el sueco Ljungqvist, clase 74. Quinto el brasileño Murilo Fischer, buen sprinter en carreras tipo C italianas..noveno el veterano neozelándes Julian Dean...vamos, un auténtico Mundial, por no decir una ONU. Por supuesto que nadie les ha regalado nada, pero una carrera con un mínimo de dureza no hubiese permitido que llegasen a meta 134 de los 190 participantes. No quiero ni imaginar la cara de Gallardón entregando la medalla al bielorruso Usov, que ganó el sprint del grupo...Tom Boonen es el mejor campeón del mundo posible, porque corona una temporada impresionante en donde ha batido en todos los frentes a Valverde. Si, así son las cosas. En Paris-Niza el belga se llevó dos etapas por una del murciano y su segundo puesto. De la temporada de clásicas (el objetivo inicial de Valverde) mejor no hablar, aunque el fenómeno de Puerto Lumbreras ganó dos etapas en País Vasco. En el Tour, otras dos etapas para el zurrón por una del corredor del Illes Balears. Y a partir de ahí la lesión de uno y la sequía de victorias del otro. Hasta ayer.
La victoria de Boonen abre un interrogante. El fenómeno belga ha conseguido en un año todos los objetivos que se puede marcar un clasicómano de Flandes en su vida deportiva. ¿Qué hacer ahora? ¿Cómo se puede poner el listón más alto con 24 años? Pues repitiendo. Simplemente repitiendo. Ojalá le salgan rivales rápido, porque si no el panorama se presenta aburrido. Pero bueno, quizás el mayor enemigo lo lleve a partir de ahora...la maldición del Campeón del Mundo, irracional e ilógica, pero vaya que si existe. Pobre Freire, ese sprint lo hubiese ganado. Con Valverde de lanzador.
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Un aficionado extranjero me comenta, con bastante malidicencia, que como se puede interpretar que un corredor que no compite desde julio se presente en una carrera de 280 km, haga ataques y quede segundo al sprint. Ganar sin competir, como Kenteris y Thanou. Así lo ven desde fuera, y tienen razones para ello. Piensen si no a la inversa, si un italiano o un alemán hiciese lo mismo. Pues lo mismo, claro.
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Sobre el abandono del ciclismo: hoy en El País dedican de la página 53 a la 69 a Fernando Alonso, récord del periódico en sus casi 30 años de existencia. Al Mundial de ciclismo, dos medias páginas.
24 septiembre, 2005
Ser campeón del mundo
En febrero de este año la selección española de balonmano ganaba el campeonato del mundo en Túnez. Mucha gente recibió con sorpresa la noticia de que era el cuarto deporte de equipo en el que España lograba el máximo entorchado: waterpolo, hockey sobre patines y otro que no acuerdo, de la misma categoría en cuanto a deporte de masas y federados. Ni una palabra sobre el ciclismo, olvidando de una forma incomprensible que su campeonato del mundo se disputa por selecciones nacionales y que el título va a España en primer término y después al vencedor individual. ¿Mala conciencia?
Puede ser. La realidad es que hace justo diez años Abraham Olano ganaba por primera vez un Mundial, y habían pasado una buena cantidad de años desde la primera edición de 1927. Las platas de Montero e Indurain o los bronces de Ocaña y Juan Fernández parecían poca cosa para una de las naciones clásicas en la historia del ciclismo, pero absolutamente negada para las clásicas. Incluso por aquel entonces el mítico Mundial de Colombia (Duitama y Tunja) se presentó como un rara avis, la extraña conjunción de factores irrepetibles como la dureza del recorrido, la preparación exclusiva del grandísimo Miguel Indurain y el que estaba llamado a ser su sucesor, el igualmente grande Olano. Pero no es el tema de este post recrear uno de los momentos cumbres del ciclismo y del deporte nacional, aunque lo será en el futuro. No. Aquel triunfo épico sentó las bases entre una generación de corredores nacidos a partir de 1974 (Rubiera y Chente fueron la cabeza de puente en Valkenbourg), seducidos por el influjo de una carrera única y sin parangón, vista por televisión a las once de la noche cuando quemaban sus últimos años de amateur o el primero de profesional.
En diez años se han ganado cinco campeonatos del mundo, incluyendo los dos últimos. No hay otro deporte en España que pueda presentar esos números, aunque rara vez sea presentado como tal. No. Parece que el ciclismo es el Tour y después todo lo demás. Pues no. Conviene recordar, repitiendo lentamente que significa para un deportista ser campeón del mundo: es, sencillamente, que eres el mejor del mundo en cuanto a título. Se podrán aducir muchas razones como que está al final de la temporada, pero el que no acude a disputarlo no puede argumentar que el premio en palio no sea de categoría. Es proclamarse campeón del mundo, con el premio añadido, muy apreciado por el ausente Freire, de lucir durante toda la temporada siguiente un maillot distinto, bonito y reconocido. El maillot arcoiris, el maillot del campeón del mundo. Ojalá el domingo veamos una bonita carrera y un gran campeón.
Puede ser. La realidad es que hace justo diez años Abraham Olano ganaba por primera vez un Mundial, y habían pasado una buena cantidad de años desde la primera edición de 1927. Las platas de Montero e Indurain o los bronces de Ocaña y Juan Fernández parecían poca cosa para una de las naciones clásicas en la historia del ciclismo, pero absolutamente negada para las clásicas. Incluso por aquel entonces el mítico Mundial de Colombia (Duitama y Tunja) se presentó como un rara avis, la extraña conjunción de factores irrepetibles como la dureza del recorrido, la preparación exclusiva del grandísimo Miguel Indurain y el que estaba llamado a ser su sucesor, el igualmente grande Olano. Pero no es el tema de este post recrear uno de los momentos cumbres del ciclismo y del deporte nacional, aunque lo será en el futuro. No. Aquel triunfo épico sentó las bases entre una generación de corredores nacidos a partir de 1974 (Rubiera y Chente fueron la cabeza de puente en Valkenbourg), seducidos por el influjo de una carrera única y sin parangón, vista por televisión a las once de la noche cuando quemaban sus últimos años de amateur o el primero de profesional.
En diez años se han ganado cinco campeonatos del mundo, incluyendo los dos últimos. No hay otro deporte en España que pueda presentar esos números, aunque rara vez sea presentado como tal. No. Parece que el ciclismo es el Tour y después todo lo demás. Pues no. Conviene recordar, repitiendo lentamente que significa para un deportista ser campeón del mundo: es, sencillamente, que eres el mejor del mundo en cuanto a título. Se podrán aducir muchas razones como que está al final de la temporada, pero el que no acude a disputarlo no puede argumentar que el premio en palio no sea de categoría. Es proclamarse campeón del mundo, con el premio añadido, muy apreciado por el ausente Freire, de lucir durante toda la temporada siguiente un maillot distinto, bonito y reconocido. El maillot arcoiris, el maillot del campeón del mundo. Ojalá el domingo veamos una bonita carrera y un gran campeón.
23 septiembre, 2005
Otro tricampeón del mundo
Victoria en el Mundial CRI para Michael Rogers, el corredor australiano residente en Bardolino (Verona), que revalida así el título obtenido hace un año por las carreteras de su casa. En 2003 quedó segundo, a un mundo, de un Millar que se salió, y al que le duró poco su gran triunfo, largamente ambicionado. En 2004, poco antes de la carrera, en una ceremonia discreta y privada, la UCI le entregó la medalla usurpada por el tramposo británico en la mejor temporada de Rogers: había ganado las vueltas a Bélgica, Alemania y otra francesa, y todo con 23 añitos. Desde entonces, muy poquita cosa. Al año siguiente debut en el Tour y mucho sufrimiento para acabar cerca de los 20 primeros y este año buena Vuelta a Suiza para completar un Tour anodino. Su paso al T-Mobile servirá para impulsar su carrera, aunque con este tricampeonato está ya bastante marcada. Lejos y cerca al mismo tiempo quedó Iván Gutiérrez, un amabilísimo campeón que tiene números de figura al que los nervios le traicionan mientras las temporadas siguen pasando. Parecía que esta iba a ser el año al debutar con la victoria bajo la lluvia en la Clásica de Almería, pero su propensión a las caídas ha sido determinante. En todo caso, es uno de los corredores españoles de los que se puede esperar más, y el buen aficionado nunca olvidará su impresionante triunfo en el Giro de Emilia (el primero de un español en la casi centenaria carrera italiana) en 2003, dejando clavados en el repecho de meta a Bartoli, Rebellin, Bettini y Basso.
El propio protagonista, cántabro de Hinojedo, lo sabe y ayer se exigía el oro para nuevas citas, pero en sus piernas tiene la capacidad de cumplir grandes proyectos en una edad clave, los 27 años. O eso, o hará cierta la respuesta que dio a un periodista que le preguntó si se sentía el sucesor de Olano al haber conquistado el Mundial CRI sub-23 de 1999 con la cabra del donostiarra: "me conformo con conseguir en mi vida deportiva un cuarto de las victorias de él". La plata de ayer es un buen camino que todavía se puede enderezar. En todo caso, la sensación final de satisfacción hubiese sido muy diferente si Cancellera le hubiese arrebatado la plata, algo de lo que se libró por centésimas. Era impresionante ver al suizo de ascendencia italiana rodar por el paisaje tipicamente castellano de la Casa de Campo madrileña: denominado en el pelotón "El Toro" por su fortaleza, se debió sentir tan a gusto como su congénere astado cuando trota por las dehesas. Como los dos anteriores, el próximo año será decisivo para su carrera después de un decepcionante 2005: pasa al CSC, donde harán de él una máquina para las cronos y las clásicas, el sustituto natural de Voigt. Y ojito con él para el domingo, ya que Suiza será de las pocas selecciones que no se la jugarán al sprint. Tiene fuerza y potencia para llegar en el último kilómetro. Cuarto, y medalla de chocolate a bastante tiempo del podio, Rubén Plaza, repitiendo el puesto de Nozal en Hamilton, un corredor con el que guarda muchas similitudes. Si todo acompaña, será un fijo de la selección en los próximos mundiales y podrá lograr una medalla de las de verdad, de esas que se besan y muerden.
Ayer se subieron al podio del Mundial CRI tres corredores que ya lo hicieron repetidas veces en categorías inferiores, algo que no sucede, ni de lejos, con su hermano mayor de ruta. Es cierto que esto incluye el necesario grado de especialización para la disciplina, pero un dato que no debería permanecer ajeno al análisis de la carrera es que el campeón, Michael Rogers, no había ganado ninguna carrera esta temporada. Y es la tercera vez consecutiva que logra el oro. Es tricampeón del mundo, pero da cierto repelús ponerlo al mismo nivel que Merckx, Binda, Rik I o Freire.
***
El podio del Mundial, un desastre. Orientado en dirección al sol (los ciclistas estaban cegados mientras escuchaban el himno) y de espaldas al grueso del público, una vacía grada para personalidades de la UCI servía de triste acompañamiento a una carrera que se merecía un poco más. Y también un abnegado público (el color del Mundial) que se merecía algo mejor.
El propio protagonista, cántabro de Hinojedo, lo sabe y ayer se exigía el oro para nuevas citas, pero en sus piernas tiene la capacidad de cumplir grandes proyectos en una edad clave, los 27 años. O eso, o hará cierta la respuesta que dio a un periodista que le preguntó si se sentía el sucesor de Olano al haber conquistado el Mundial CRI sub-23 de 1999 con la cabra del donostiarra: "me conformo con conseguir en mi vida deportiva un cuarto de las victorias de él". La plata de ayer es un buen camino que todavía se puede enderezar. En todo caso, la sensación final de satisfacción hubiese sido muy diferente si Cancellera le hubiese arrebatado la plata, algo de lo que se libró por centésimas. Era impresionante ver al suizo de ascendencia italiana rodar por el paisaje tipicamente castellano de la Casa de Campo madrileña: denominado en el pelotón "El Toro" por su fortaleza, se debió sentir tan a gusto como su congénere astado cuando trota por las dehesas. Como los dos anteriores, el próximo año será decisivo para su carrera después de un decepcionante 2005: pasa al CSC, donde harán de él una máquina para las cronos y las clásicas, el sustituto natural de Voigt. Y ojito con él para el domingo, ya que Suiza será de las pocas selecciones que no se la jugarán al sprint. Tiene fuerza y potencia para llegar en el último kilómetro. Cuarto, y medalla de chocolate a bastante tiempo del podio, Rubén Plaza, repitiendo el puesto de Nozal en Hamilton, un corredor con el que guarda muchas similitudes. Si todo acompaña, será un fijo de la selección en los próximos mundiales y podrá lograr una medalla de las de verdad, de esas que se besan y muerden.
Ayer se subieron al podio del Mundial CRI tres corredores que ya lo hicieron repetidas veces en categorías inferiores, algo que no sucede, ni de lejos, con su hermano mayor de ruta. Es cierto que esto incluye el necesario grado de especialización para la disciplina, pero un dato que no debería permanecer ajeno al análisis de la carrera es que el campeón, Michael Rogers, no había ganado ninguna carrera esta temporada. Y es la tercera vez consecutiva que logra el oro. Es tricampeón del mundo, pero da cierto repelús ponerlo al mismo nivel que Merckx, Binda, Rik I o Freire.
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El podio del Mundial, un desastre. Orientado en dirección al sol (los ciclistas estaban cegados mientras escuchaban el himno) y de espaldas al grueso del público, una vacía grada para personalidades de la UCI servía de triste acompañamiento a una carrera que se merecía un poco más. Y también un abnegado público (el color del Mundial) que se merecía algo mejor.
22 septiembre, 2005
Un Mundial sin historia ni tradición
El mundial contrarreloj es un invento nuevo (primera edición de 1994) que en su breve existencia no se ha conseguido afianzar como prueba de relevancia. Por jerarquía y nombre es una victoria muy importante, pero la participación es exigua y el nivel competitivo mínimo, y esta edición de 2005 no es una excepción. Su origen se debe a la tremenda popularidad que tenían las contrarrelojs a principios de los 90, y también a un intento de dar entidad diferenciada a una disciplina eminentemente individual en un deporte de equipo. La primera edición se saldo con el único gran triunfo de Boardman (sí, así son las cosas cuando se ven con el tiempo), por aquel entonces flamante recordman de la hora a pocos días de que Indurain y después Rominger lo fulminasen. Segundo quedó el dopadísimo Andrea Chiurato, uno de los tantos corredores de grandes altibajos de los 90...con decir que ganó en los Lagos en aquellas magníficas Vuelta a Asturias de la época... Después desapareció, claro está. Y tercero un jovencisímo Ullrich, que el año anterior había sido Campeón del Mundo amateur. Fue el primer mundial contrarreloj y marcó la tónica de lo que habría de seguir: victoria para superespecialistas, pocas de las estrellas de la temporada y exiguas diferencias.
1995 fue el año de Indurain y Olano, 1996 la que Zulle considera "mi mejor victoria como profesional", 1997 un Jalabert aprovechando una ocasión histórica, 1998 Olano lesionado y Mauri con un gran refrendo internacional, 1999 Ullrich sobre el desconocido sueco Andersson, 2000 Gontchar, 2001 de nuevo Ullrich ganando por un tris al superdopado Millar, 2002 Botero a lo Jalabert y 2003-2004 Rogers, el primer año por descalificación del famoso "It´s Millar time". Del Mundial contrarreloj se puede decir lo peor de una carrera: si no hubiese existido no nos perderíamos nada. De hecho, cuelga sobre el desafortunado que gana el título que sólo permite ver el maillot de pascuas a ramos una maldición aún más virulenta que la del campeón del mundo de fondo en carretera. Los favoritos para hoy son esas jóvenes estrellas que vienen pisando fuerte últimamente, unos tal Julich y Ekimov, que tendrán que medirse con Rogers (a salvar la temporada), el especialista Rich (tres veces plata) o Vinokourov, que puede dar la sorpresa a lo Jalabert/Botero. En cuanto a Plaza y Gutiérrez, a hacer un buen papel. Y a acordarnos del grandísimo Abraham Olano, cuyo noble 5º puesto en Plouay 2000 (después de hacer 4º en Sidney) fue criticado ferozmente por los de siempre. Que poco hemos tardado en volver a quedarnos sin contrarrelojistas de entidad. Una generación, mismamente.
1995 fue el año de Indurain y Olano, 1996 la que Zulle considera "mi mejor victoria como profesional", 1997 un Jalabert aprovechando una ocasión histórica, 1998 Olano lesionado y Mauri con un gran refrendo internacional, 1999 Ullrich sobre el desconocido sueco Andersson, 2000 Gontchar, 2001 de nuevo Ullrich ganando por un tris al superdopado Millar, 2002 Botero a lo Jalabert y 2003-2004 Rogers, el primer año por descalificación del famoso "It´s Millar time". Del Mundial contrarreloj se puede decir lo peor de una carrera: si no hubiese existido no nos perderíamos nada. De hecho, cuelga sobre el desafortunado que gana el título que sólo permite ver el maillot de pascuas a ramos una maldición aún más virulenta que la del campeón del mundo de fondo en carretera. Los favoritos para hoy son esas jóvenes estrellas que vienen pisando fuerte últimamente, unos tal Julich y Ekimov, que tendrán que medirse con Rogers (a salvar la temporada), el especialista Rich (tres veces plata) o Vinokourov, que puede dar la sorpresa a lo Jalabert/Botero. En cuanto a Plaza y Gutiérrez, a hacer un buen papel. Y a acordarnos del grandísimo Abraham Olano, cuyo noble 5º puesto en Plouay 2000 (después de hacer 4º en Sidney) fue criticado ferozmente por los de siempre. Que poco hemos tardado en volver a quedarnos sin contrarrelojistas de entidad. Una generación, mismamente.
21 septiembre, 2005
¿Los mejores mundiales de la historia?
Fue Juan Antonio Samaranch, en su larga hégira de los Juegos Olímpicos, el que patentó la frase "los mejores Juegos de la Historia" para cerrar las Olimpiadas...el problema de una frase manida y vacía de contenido en cuanto se estandarizó es que tuvo que hacer auténticos malabares en la clausura de los JJ.OO de Atlanta...Algo así le pasó a Gallardón ayer en Madrid, en la presentación de unos Mundiales sin sentido para la capital de España una vez que el proyecto olímpico fue a parar a Londres. Igual que el alcalde está desmontando todos los proyectos (ya no habrá pinos en La Peineta, como si el arbolado fuese una instalación olímpica, y lo mismo con otras muchas infraestructuras), seguro que desearía escurrir el bulto con unos Mundiales incómodos por lo que traen de recuerdo de lo que ya no podrá ser. El problema viene en que se adquirió el compromiso y no hay vuelta atrás, más cuando se aplicó la política de "yo pago más, y por tanto los Mundiales los hago yo" para desbancar al notabilisímo proyecto presentado por la ciudad suiza de Lucerna.
Ayer el alcalde se descolgó con la frase "vamos a organizar los mejores mundiales de la historia". Ya ni se espera a concluir el evento, se dice antes, en un birbililoque de auténtica locura. ¿Cómo se puede afirmar algo así sobre algo que todavía no ha sucedido? Bueno, puede que se refiera a los aspectos puramente organizativos, independientes de los resultados. Así fue en Barcelona 92, las Olímpiadas con peores resultados deportivos de todos los tiempos (un récord olímpico en el estadio de Montjuic, y de relevos), pero un éxito de organización. No obstante, parece díficil que la frase encaje. Como ya sabemos todos, el circuito es una patata. Y peligrosísimo como llueva, porque en muchos tramos hay rejillas metálicas de ventilación del metro, un aspecto que no se ha cuidado nada y que puede convertir la carrera en una carnicería. Son ya dos aspectos organizativos que implican un problema de concepción de un evento que se adquirió bajo el concepto de nuevo rico (tengo el dinero y me lo llevo), igual que el Master Series de Madrid (la primera edición, con sillas de tijera, la última, con Tim Hemman como cabeza de serie, por entonces sexto de la ATP), como si eso bastase para crear el ambiente y asegurar el éxito.
Que sean o no los mejores mundiales de la historia está todavía por ver, pero es indudable que ese tipo de balances se tienen que hacer el lunes. Nada, absolutamente nada, parece indicar que el vaticinio del alcalde (más bien deseo) se vaya a cumplir, pero si el domingo, por esas cosas maravillosas que hacen al ciclismo un deporte único, vivimos una gran carrera, probablemente se nos quite esa nube negra de cenizos, como en los tebeos de Bruguera. Ojalá sea así.
Ayer el alcalde se descolgó con la frase "vamos a organizar los mejores mundiales de la historia". Ya ni se espera a concluir el evento, se dice antes, en un birbililoque de auténtica locura. ¿Cómo se puede afirmar algo así sobre algo que todavía no ha sucedido? Bueno, puede que se refiera a los aspectos puramente organizativos, independientes de los resultados. Así fue en Barcelona 92, las Olímpiadas con peores resultados deportivos de todos los tiempos (un récord olímpico en el estadio de Montjuic, y de relevos), pero un éxito de organización. No obstante, parece díficil que la frase encaje. Como ya sabemos todos, el circuito es una patata. Y peligrosísimo como llueva, porque en muchos tramos hay rejillas metálicas de ventilación del metro, un aspecto que no se ha cuidado nada y que puede convertir la carrera en una carnicería. Son ya dos aspectos organizativos que implican un problema de concepción de un evento que se adquirió bajo el concepto de nuevo rico (tengo el dinero y me lo llevo), igual que el Master Series de Madrid (la primera edición, con sillas de tijera, la última, con Tim Hemman como cabeza de serie, por entonces sexto de la ATP), como si eso bastase para crear el ambiente y asegurar el éxito.
Que sean o no los mejores mundiales de la historia está todavía por ver, pero es indudable que ese tipo de balances se tienen que hacer el lunes. Nada, absolutamente nada, parece indicar que el vaticinio del alcalde (más bien deseo) se vaya a cumplir, pero si el domingo, por esas cosas maravillosas que hacen al ciclismo un deporte único, vivimos una gran carrera, probablemente se nos quite esa nube negra de cenizos, como en los tebeos de Bruguera. Ojalá sea así.
20 septiembre, 2005
A Heras lo que es de Heras
Terminó la Vuelta para alegría de muchos, que intentan trasladar al ciclismo la confrontación bipartidista del fútbol. Parece que haya sido Manolo Saiz el que haya ganado la Vuelta y no Roberto Heras, y nada menos que por cuarta vez consecutiva. El director cántabro es un personaje que ha aportado mucho al ciclismo, pero que también se ha granjeado odios y enemistades por encima de cualquier criterio objetivo, y eso siempre ha dado buenos motivos a sus detractores. Por una parte, además de sus seis Vueltas ganadas, dos de sus antiguos pupilos son ahora directores de dos potentes equipos como el Rabobank y el Discovery (Breukink y Bruyneel), y en no pocas ocasiones han aplicado su método, el mismo que dió la Vuelta a Heras camino de Pajares. Por otra parte, Manolo Saiz es el hombre de los gritos, los lloros y los mocos cuando las cosas le van mal, y el servilista que se postra ante el cacique de la Morena para que dedique algo más al ciclismo, donde él es uno de los mayores mandamases de la UCI.
Así, entre cifras de audiencia descorazonadoras (sólo en el tríptico cantábrico se superaron los dos millones de espectadores, y eso que apenas se retransmitió media hora en dos de las etapas) y la guerra mediática iniciada con la venta de Unipublic, puede pasar desapercibido que es el sexto año consecutivo que gana la Vuelta un español, un récord sin precedentes en la única gran vuelta en el que el número de victorias foráneas supera al de las nacionales (a este paso, también lo será el Tour de Francia). Y es la tercera consecutiva de un corredor al que le falta un gran refrendo en el extranjero para ser considerado, tal cual, como uno de los más grandes. Los datos cantan: cuatro Vueltas, 10 etapas, una Volta a Cataluña y sendos 5º puestos en Giro y Tour, además de la etapa del Mortirolo. Como no existe el antiherista, los que son tibios con Heras porque "es frío y no conecta con el público" ejercen la función de criticar a un corredor que, les guste o no, ha marcado una época. A Heras lo que es de Heras, y a Manolo Saiz lo que es de Manolo Saiz. Y Heras tiene una trayectoria y un palmarés mucho más que dignos, incluso comparándose con el pasado. ¿A quién ganó Perico sus Vueltas? ¿A Millar o Rincón? ¿Son ellos mejores que Tonkov, Casero, Mancebo, Menchov o Sastre? Porque este es el último argumento de los que no conectan con Heras: que no ha tenido rivales. Valiente tontería, como si Montoya o Zarrabeitia hubiesen sido rivales para Rominger. Que si la Vuelta no tiene participantes extranjeros de entidad...¡Qué fácil se olvidan de los últimos estertores de la Vuelta en abril, cuando tomaban la salida equipos como el Varta austríaco -todos fuera en la segunda semana- o el Orbitel! ¿Y quienes son los apóstoles del catastrofismo con la Vuelta? Pues los mismos que por entonces se peinaban orgullosos, como Mínguez o González Linares, los que tenían en sus filas a Oscar de Jesús Vargas o Klimov...Venga ya: salvo por la caída de audiencia, un elemento en el que también influye el desplazamiento del tiempo del ocio hacia otros deportes o otras aficiones (el playstationismo), la Vuelta no ha sido ni mejor ni peor que otras ediciones, y basta con las etapas de Valladolid, Pajares, Ávila o La Granja para justificar el espectáculo.
Y todos esos que critican la Vuelta serán los primeros que se dejen ver llorando (que no quepa ninguna duda) cuando falte. Mientras tanto, disfrutemos del triunfo de Heras, que es suyo y particular.
***
En la Vuelta a Polonia, sainete diario. La etapa reina de montaña, ganada por el prometedor joven Weening, se saldó con la retirada de medio pelotón, sin más. Y la general final para Kim Kirchen, que está completando una temporada completa (ganando desde febrero) y de prestigio. En el podio final, además del holandés que ganó la etapa del Tour a Kloden, el increíble Thomas Dekker, que con 20 años se llevó la crono final y se aupó a la tercera posición. Quinto Di Luca, que hipoteca el triunfo final en el ProTour. Y acompañándoles, 70 corredores que al menos tuvieron la decencia de llegar hasta el final.
Así, entre cifras de audiencia descorazonadoras (sólo en el tríptico cantábrico se superaron los dos millones de espectadores, y eso que apenas se retransmitió media hora en dos de las etapas) y la guerra mediática iniciada con la venta de Unipublic, puede pasar desapercibido que es el sexto año consecutivo que gana la Vuelta un español, un récord sin precedentes en la única gran vuelta en el que el número de victorias foráneas supera al de las nacionales (a este paso, también lo será el Tour de Francia). Y es la tercera consecutiva de un corredor al que le falta un gran refrendo en el extranjero para ser considerado, tal cual, como uno de los más grandes. Los datos cantan: cuatro Vueltas, 10 etapas, una Volta a Cataluña y sendos 5º puestos en Giro y Tour, además de la etapa del Mortirolo. Como no existe el antiherista, los que son tibios con Heras porque "es frío y no conecta con el público" ejercen la función de criticar a un corredor que, les guste o no, ha marcado una época. A Heras lo que es de Heras, y a Manolo Saiz lo que es de Manolo Saiz. Y Heras tiene una trayectoria y un palmarés mucho más que dignos, incluso comparándose con el pasado. ¿A quién ganó Perico sus Vueltas? ¿A Millar o Rincón? ¿Son ellos mejores que Tonkov, Casero, Mancebo, Menchov o Sastre? Porque este es el último argumento de los que no conectan con Heras: que no ha tenido rivales. Valiente tontería, como si Montoya o Zarrabeitia hubiesen sido rivales para Rominger. Que si la Vuelta no tiene participantes extranjeros de entidad...¡Qué fácil se olvidan de los últimos estertores de la Vuelta en abril, cuando tomaban la salida equipos como el Varta austríaco -todos fuera en la segunda semana- o el Orbitel! ¿Y quienes son los apóstoles del catastrofismo con la Vuelta? Pues los mismos que por entonces se peinaban orgullosos, como Mínguez o González Linares, los que tenían en sus filas a Oscar de Jesús Vargas o Klimov...Venga ya: salvo por la caída de audiencia, un elemento en el que también influye el desplazamiento del tiempo del ocio hacia otros deportes o otras aficiones (el playstationismo), la Vuelta no ha sido ni mejor ni peor que otras ediciones, y basta con las etapas de Valladolid, Pajares, Ávila o La Granja para justificar el espectáculo.
Y todos esos que critican la Vuelta serán los primeros que se dejen ver llorando (que no quepa ninguna duda) cuando falte. Mientras tanto, disfrutemos del triunfo de Heras, que es suyo y particular.
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En la Vuelta a Polonia, sainete diario. La etapa reina de montaña, ganada por el prometedor joven Weening, se saldó con la retirada de medio pelotón, sin más. Y la general final para Kim Kirchen, que está completando una temporada completa (ganando desde febrero) y de prestigio. En el podio final, además del holandés que ganó la etapa del Tour a Kloden, el increíble Thomas Dekker, que con 20 años se llevó la crono final y se aupó a la tercera posición. Quinto Di Luca, que hipoteca el triunfo final en el ProTour. Y acompañándoles, 70 corredores que al menos tuvieron la decencia de llegar hasta el final.
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ciclismo,
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16 septiembre, 2005
Un Sorensen en Ávila
Ávila es una de las metas más prestigiosas de la Vuelta a España, tanto por el marco y la tradicional subida por la muralla como por la nómina de ganadores, que en su tiempo fue de Jalabert, Dufaux o Vandenbroucke y que en los últimos años ha recaído en Piccoli, Pascual Rodríguez o Sorensen ayer, que por apellido podría ser ilustre, pero no deja de ser un gregario del CSC. En todo caso, la etapa fue disputada dentro de una media humana (38 km/h) y con varias alternativas dentro de una escapada con nombres ilustres como Pereiro o Lastras, pero donde la carne en el asador vino del vencedor del año pasado, Pascual Rodríguez, Txente y el propio Sorensen, que jugó muy bien sus bazas para obtener la victoria más prestigiosa de su magro palmarés, para nada parecido al de su pariente. Los dos españoles querían reverdecer laureles que florecieron en el mismo escenario, pero fueron incapaces de soltar al danés subiendo hacia Ávila. Al final, el leonés de la Virgen del Camino, ya tercero en Pajares, probó la misma medicina que dio el año pasado a Iván Parra, sufrido sprinter en maillot del Baqué y hoy héroe de los Dolomitas: no hubo color en el sprint.
Entre los favoritos, Mancebo lo intentó hasta cuatro veces y consiguió despegarse en el mismo tramo de la muralla donde Vandenbroucke pasó como un Sputnik a Zarrabeitia en el año 99. Con su pedaleo esforzado y su pundonor consiguió arañar 3" en meta, aunque la ventaja que mantiene Sastre de cara a la contrarreloj es excesiva para poder aspirar al podio. Claro, siempre que a Menchov le pongan un mecánico diferente del que tuvo el pobre Rassmusen en la última crono del Tour, porque si no Sastre será segundo y Mancebo tercero. Ya veremos. Mañana se llega a Alcobendas después de ir por el Sistema Central y el Guadarrama, en un recorrido muy agradable para las escapadas. No sería extraño ver en acción a gente que está acabando bien la Vuelta, como Ardila o Samuel Sánchez, ya prácticamente una pareja de hecho, pero sería sorpresa que entre los favoritos sigan dándose estopa en la vigilia de la crono.
En el capítulo negro, Santos González ha sido excluido por su equipo de la Vuelta, tras comprobar valores anómalos en su hematocrito. Ya se rumoreó algo parecido sobre el mismo corredor a principio de temporada, relacionado con su exclusión del Tour, la misma carrera donde el año pasado logró un sospechosísimo quinto puesto en la cronoescalada a Alpe D´Huez, sorprendiendo a propios y extraños. Los primeros incluyen a Álvaro Pino, que sacó pecho por su pupilo en un Tour que les fue de pena y los segundos, entre los que estamos todos los aficionados, fruncimos el ceño. En septiembre se sabría la transfusión de sangre de Hamilton y en octubre la de Santi Pérez, eso por no hablar de la extraña exclusión de Bennati durante toda la temporada o como Oscar Sevilla salió como alma que lleva el diablo del equipo, tras haber brillado con su tercer puesto en el Dauphiné. Cosas del Phonak, claro. O del corredor. Santos González forma parte de la banda de la Covatilla, junto con Perdiguero y Aitor González, caracterizada por sus altibajos de forma y su extraño todoterrenismo. El madrileño también abandonó ayer, alegando un dolor en la uña del pie (¿se la pintaría de negro, como las de las manos?), en una acción que más parece una acción de solidaridad con su amigo que una auténtica lesión.No me extraña que el millonario patrón del equipo suizo quiera dejar el patrocinio, una de la inversiones más fuertes en el ciclismo de los últimos años: es muy difícil fingir que no te enteras de nada cuando fabricas audífonos.
***
En la Vuelta a Polonia, cuarto segundo puesto consecutivo en otros tantos sprints de Luca Paolini, eso ya es mala suerte.
Entre los favoritos, Mancebo lo intentó hasta cuatro veces y consiguió despegarse en el mismo tramo de la muralla donde Vandenbroucke pasó como un Sputnik a Zarrabeitia en el año 99. Con su pedaleo esforzado y su pundonor consiguió arañar 3" en meta, aunque la ventaja que mantiene Sastre de cara a la contrarreloj es excesiva para poder aspirar al podio. Claro, siempre que a Menchov le pongan un mecánico diferente del que tuvo el pobre Rassmusen en la última crono del Tour, porque si no Sastre será segundo y Mancebo tercero. Ya veremos. Mañana se llega a Alcobendas después de ir por el Sistema Central y el Guadarrama, en un recorrido muy agradable para las escapadas. No sería extraño ver en acción a gente que está acabando bien la Vuelta, como Ardila o Samuel Sánchez, ya prácticamente una pareja de hecho, pero sería sorpresa que entre los favoritos sigan dándose estopa en la vigilia de la crono.
En el capítulo negro, Santos González ha sido excluido por su equipo de la Vuelta, tras comprobar valores anómalos en su hematocrito. Ya se rumoreó algo parecido sobre el mismo corredor a principio de temporada, relacionado con su exclusión del Tour, la misma carrera donde el año pasado logró un sospechosísimo quinto puesto en la cronoescalada a Alpe D´Huez, sorprendiendo a propios y extraños. Los primeros incluyen a Álvaro Pino, que sacó pecho por su pupilo en un Tour que les fue de pena y los segundos, entre los que estamos todos los aficionados, fruncimos el ceño. En septiembre se sabría la transfusión de sangre de Hamilton y en octubre la de Santi Pérez, eso por no hablar de la extraña exclusión de Bennati durante toda la temporada o como Oscar Sevilla salió como alma que lleva el diablo del equipo, tras haber brillado con su tercer puesto en el Dauphiné. Cosas del Phonak, claro. O del corredor. Santos González forma parte de la banda de la Covatilla, junto con Perdiguero y Aitor González, caracterizada por sus altibajos de forma y su extraño todoterrenismo. El madrileño también abandonó ayer, alegando un dolor en la uña del pie (¿se la pintaría de negro, como las de las manos?), en una acción que más parece una acción de solidaridad con su amigo que una auténtica lesión.No me extraña que el millonario patrón del equipo suizo quiera dejar el patrocinio, una de la inversiones más fuertes en el ciclismo de los últimos años: es muy difícil fingir que no te enteras de nada cuando fabricas audífonos.
***
En la Vuelta a Polonia, cuarto segundo puesto consecutivo en otros tantos sprints de Luca Paolini, eso ya es mala suerte.
15 septiembre, 2005
García Quesada a 43 km/h
Se subía dos veces Navacerrada y la Morcuera, 165 km de etapa...y victoria de Carlos García Quesada con una media de 43 km/h, como si de una etapa de llano se tratase. Increíble, pero es a lo que nos tienen acostumbrados en esta Vuelta loca, donde si alguien no ve espectáculo es porque no quiere. O porque TVE no lo retransmite, con la repetida y buena excusa del adelanto de etapa. Fuga de 19 corredores por delante, entre los que se incluyen, además del a la postre vencedor, nada menos que Mancebo, Simoni y otros tres Comunitat Valenciana, con un gran trabajo de equipo. Por detrás, claro, el Liberty tirando rabiosamente. Y todos volando por el Sistema Central, simpáticamente rebautizado como Sierra de Madrid.
En contra de lo acostumbrado, la segunda subida a Navacerrada no fue por las siete revueltas, ya que la etapa no acababa, como era tradicional, en Collado-Villalba, sino en La Granja. Daba igual: García Quesada dejó a sus compañeros de fuga en las primeras rampas y subió a un ritmo endemoniado, como pocas veces se recuerda por esa vertiente. El último kilómetro, cuando la carretera parece una autopista y los porcentajes son más elevados, fue una auténtica exhibición. Por detrás sólo sobrevivieron un entonado Mancebo (que seguro que hoy, por sus pagos, lo vuelve a intentar) y un Santos González que a duras penas podía seguir la rueda de un corredor que cada vez se escora menos subiendo y cada vez lo hace mejor. En todo caso, la persecución por la etapa era una tarea fútil. El granadino García Quesada coronaba con 1´40", y tenía un largo y complicado descenso para lograr su primera victoria importante. No es que sea un hacha bajando (dudó en prácticamente todas las curvas), pero logró llegar a meta, tras pasar por Valsaín y su reserva de corzos y encinas, con ventaja suficiente para besar su medalla, aunque no para mejorar su quinto puesto en la general, el mismo que obtuvo el año pasado tras una Vuelta al servicio de Valverde. Por lo que se cuenta, ha sentido la llamada de la emigración para seguir creciendo, aunque el Davitamon no parece una de las mejores opciones. Con 27 años, puede ser una decisión que condicione su futuro ciclista, bastante prometedor a tenor de lo visto ayer, porque ¡cómo pedaleaba en Navacerrada!.
Mancebo y Santos también redujeron la diferencia en meta a menos de la mitad, y un poquito menos el grupo, encabezado por Ardila y un Rubén Plaza que con 25 años está rodando de miedo en esta Vuelta. También suenan para él aires de cambio, aunque el equipo que lo quiera va a tener que pagar una buena suma para hacerse con sus servicios después de esta Vuelta tan prometedora. Sastre lo intentó repetidas veces subiendo Navacerrada, pero tanto Heras como Menchov no tuvieron ningún problema en soldarse a su rueda. Ataques entre los favoritos, el cuarto de la general que entra destacado, ¿quién dijo que la Vuelta estaba muerta? Bueno, son muchos. Parece que el desánimo cunde hasta en los infatigables Carlos de Andrés/Perico, que no dejan de insistir en que "todavía" quedan cuatro etapas, como si tuviesen ganas de acabar. Hoy, en la tradicional llegada a Ávila, seguro que volvemos a ver competición de verdad.
***
El incorregible Lefevre vuelve a la carga. Ha criticado duramente la nacional belga por considerar que incluir a dos corredores del Davitamon como Aerts (está haciendo una buena Vuelta) y Leukemans es dar "dos gregarios para McEwen", compañero de equipo pero no de selección. Leukemans hizo ayer el ridículo en el GP de Wallonia, una preciosa carrera que acaba en la ciudad-fortaleza de Namur, ya que levantó los brazos antes de tiempo y fue batido por Nuyens, que repite el triunfo de la pasada edición. Con polémicas Lefevrianas o no, Bélgica asusta.
En contra de lo acostumbrado, la segunda subida a Navacerrada no fue por las siete revueltas, ya que la etapa no acababa, como era tradicional, en Collado-Villalba, sino en La Granja. Daba igual: García Quesada dejó a sus compañeros de fuga en las primeras rampas y subió a un ritmo endemoniado, como pocas veces se recuerda por esa vertiente. El último kilómetro, cuando la carretera parece una autopista y los porcentajes son más elevados, fue una auténtica exhibición. Por detrás sólo sobrevivieron un entonado Mancebo (que seguro que hoy, por sus pagos, lo vuelve a intentar) y un Santos González que a duras penas podía seguir la rueda de un corredor que cada vez se escora menos subiendo y cada vez lo hace mejor. En todo caso, la persecución por la etapa era una tarea fútil. El granadino García Quesada coronaba con 1´40", y tenía un largo y complicado descenso para lograr su primera victoria importante. No es que sea un hacha bajando (dudó en prácticamente todas las curvas), pero logró llegar a meta, tras pasar por Valsaín y su reserva de corzos y encinas, con ventaja suficiente para besar su medalla, aunque no para mejorar su quinto puesto en la general, el mismo que obtuvo el año pasado tras una Vuelta al servicio de Valverde. Por lo que se cuenta, ha sentido la llamada de la emigración para seguir creciendo, aunque el Davitamon no parece una de las mejores opciones. Con 27 años, puede ser una decisión que condicione su futuro ciclista, bastante prometedor a tenor de lo visto ayer, porque ¡cómo pedaleaba en Navacerrada!.
Mancebo y Santos también redujeron la diferencia en meta a menos de la mitad, y un poquito menos el grupo, encabezado por Ardila y un Rubén Plaza que con 25 años está rodando de miedo en esta Vuelta. También suenan para él aires de cambio, aunque el equipo que lo quiera va a tener que pagar una buena suma para hacerse con sus servicios después de esta Vuelta tan prometedora. Sastre lo intentó repetidas veces subiendo Navacerrada, pero tanto Heras como Menchov no tuvieron ningún problema en soldarse a su rueda. Ataques entre los favoritos, el cuarto de la general que entra destacado, ¿quién dijo que la Vuelta estaba muerta? Bueno, son muchos. Parece que el desánimo cunde hasta en los infatigables Carlos de Andrés/Perico, que no dejan de insistir en que "todavía" quedan cuatro etapas, como si tuviesen ganas de acabar. Hoy, en la tradicional llegada a Ávila, seguro que volvemos a ver competición de verdad.
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El incorregible Lefevre vuelve a la carga. Ha criticado duramente la nacional belga por considerar que incluir a dos corredores del Davitamon como Aerts (está haciendo una buena Vuelta) y Leukemans es dar "dos gregarios para McEwen", compañero de equipo pero no de selección. Leukemans hizo ayer el ridículo en el GP de Wallonia, una preciosa carrera que acaba en la ciudad-fortaleza de Namur, ya que levantó los brazos antes de tiempo y fue batido por Nuyens, que repite el triunfo de la pasada edición. Con polémicas Lefevrianas o no, Bélgica asusta.
14 septiembre, 2005
Bettini de arcoiris
No está siendo una temporada sencilla para Paolo Bettini, uno de los corredores protagonistas de los últimos cinco años. Un cuarto puesto en Lieja, un Giro disputado como protagonista (una etapa, una descalificación, maglia rosa, el Intergiro) y nada más. Tomó la salida en la Vuelta para ir adquiriendo la forma del Mundial, algo que nunca había hecho. El resquemor de los sucesivos Mundiales perdidos ante Freire y Astarloa, fieles participantes en la ronda española, pesó mucho en su decisión. Al principio se probaba en sprints, después en escapadas en montaña, en repechos (camino de Vinarós, en aquella subida-trampa con la carretera más estrecha de esta Vuelta) y ayer, por fin, en una combinación de subidilla y sprint. ¿Resultado? Petacchi batido netamente. El enemigo en casa para la carrera de Madrid, en 12 días.
Bettini es un mafias (el sobre de dinero a Astarloa, la caída de Cooke en el Giro), pero sabe ganar, y el sprint de ayer fue antológico. Sin desviarse un solo momento de la trayectoria, desde el mismo momento en que saltó a por Samuel Sánchez, imprimió una velocidad a su bicicleta imposible de superar para Petacchi, que venía ahogado de la pequeña, pero dura, subida a Parquesol. Para los que no tenemos el libro de ruta, parecía una llegada insulsa a Valladolid, en un recorrido tan poco imaginativo que incluía el paso por la N-601 y el aeropuerto de Villanubla, donde la carretera se adapta a la pista de aterrizaje de la misma forma que un paréntesis a un cero (0). Sin embargo, esta vez los organizadores han llevado la carrera a una urbanización construida, a saber con que oscuros intereses, en la única loma que en la capital castellana, la misma donde está el estadio de Zorrilla, conocido por sus pulmonías. Entre el asfalto irregular y la cansina repetición de esquemas edilicios, ¿quién iba a pensar que se iba a disputar un sprint de categoría Mundial? Bueno, pues el Fassa controló de maravilla en la subida final, donde sólo hubo un salto de Lampre (sin identificar) y un Gerolsteiner (ídem); a rueda, perfectamente colocados, Petacchi, Bettini, Sánchez, Perdiguero, Zabel y J. Rodríguez. El salto del asturiano, ya en el tramo llano, provoca la reacción de Bettini, que se lanza con decisión, aunque necesita dar un golpe de riñones final porque Petacchi, de haber tenido tres metros más, le hubiese birlado la etapa. Bettini ha ganado, pero Petacchi ha estado super. Tercero Perdi, cuarto Rodríguez, quinto Sánchez, sexto Ardila y séptimo Zabel, a pesar de lo bien colocado que venía.
Con esta victoria, Il Grillo se convierte, junto con Aitor González, en uno de los pocos corredores en activo con victorias en las tres grandes sin ser un sprinter puro. Es algo más que una anécdota, porque Bettini siempre busca ser protagonista, y al final acaba obteniendo su premio. Y seguro que no se detiene. Quiere probar rodar sobre la Castellana, medir las distancias en competición, tomar esas referencias que toman los velocistas (un semáforo, un paso de cebra, una torre) para dar su salto. En Madrid, en la última etapa de la ronda, lo vuelve a intentar seguro. Asimismo, a la Vuelta también le viene bien un ganador de su tronío, especialmente cuando todavía arrecian las críticas de la baja participación. El sprint de ayer fue de categoría arcoiris y eso es algo que la Vuelta a Polonia no tiene, más viendo que ayer se impuso Danielle Bennati a Paolini y Chicchi, los mismos de la primera etapa.
Bettini ha dejado a Petacchi y al seleccionador italiano Ballerini, además de a la muy cainita prensa transalpina, un caballo muerto en la cama, al estilo de El Padrino: Zolder estuvo bien, pero es irrepetible. Me voy a jugar mis bazas en el Mundial, y al sprint después de 270 km. soy mejor que Petacchi. Tras la etapa, en esa lengua universal que hablan los ciclistas, explicaba muy contento que era un gran test para el Mundial. Hizo algo parecido a una semana del Mundial de 2002. Entonces se disputaba el Giro de Lucca por etapas y en octubre (este año ha pasado a febrero y sólo un día, eso sí que es un cambio), pero Bettini dejó el mismo mensaje: le entró entre ceja y ceja demostrar que podía batir a Cipollini y lo hizo. La foto de la llegada es antológica. Después, eso sí, cumplió a rajatabla la orden de todos para uno y uno para todos y se logró el llamado consenso de Zolder, una acronía tan rara en la selección italiana, preñada de personalismos, que va a ser muy difícil de repetir. La mejor noticia de ayer es que va a haber Mundial. La mirada que se cruzaron los dos italianos nada más cruzar la meta lo deja bien claro. Y a río revuelto, ganancia de todos.
Bettini es un mafias (el sobre de dinero a Astarloa, la caída de Cooke en el Giro), pero sabe ganar, y el sprint de ayer fue antológico. Sin desviarse un solo momento de la trayectoria, desde el mismo momento en que saltó a por Samuel Sánchez, imprimió una velocidad a su bicicleta imposible de superar para Petacchi, que venía ahogado de la pequeña, pero dura, subida a Parquesol. Para los que no tenemos el libro de ruta, parecía una llegada insulsa a Valladolid, en un recorrido tan poco imaginativo que incluía el paso por la N-601 y el aeropuerto de Villanubla, donde la carretera se adapta a la pista de aterrizaje de la misma forma que un paréntesis a un cero (0). Sin embargo, esta vez los organizadores han llevado la carrera a una urbanización construida, a saber con que oscuros intereses, en la única loma que en la capital castellana, la misma donde está el estadio de Zorrilla, conocido por sus pulmonías. Entre el asfalto irregular y la cansina repetición de esquemas edilicios, ¿quién iba a pensar que se iba a disputar un sprint de categoría Mundial? Bueno, pues el Fassa controló de maravilla en la subida final, donde sólo hubo un salto de Lampre (sin identificar) y un Gerolsteiner (ídem); a rueda, perfectamente colocados, Petacchi, Bettini, Sánchez, Perdiguero, Zabel y J. Rodríguez. El salto del asturiano, ya en el tramo llano, provoca la reacción de Bettini, que se lanza con decisión, aunque necesita dar un golpe de riñones final porque Petacchi, de haber tenido tres metros más, le hubiese birlado la etapa. Bettini ha ganado, pero Petacchi ha estado super. Tercero Perdi, cuarto Rodríguez, quinto Sánchez, sexto Ardila y séptimo Zabel, a pesar de lo bien colocado que venía.
Con esta victoria, Il Grillo se convierte, junto con Aitor González, en uno de los pocos corredores en activo con victorias en las tres grandes sin ser un sprinter puro. Es algo más que una anécdota, porque Bettini siempre busca ser protagonista, y al final acaba obteniendo su premio. Y seguro que no se detiene. Quiere probar rodar sobre la Castellana, medir las distancias en competición, tomar esas referencias que toman los velocistas (un semáforo, un paso de cebra, una torre) para dar su salto. En Madrid, en la última etapa de la ronda, lo vuelve a intentar seguro. Asimismo, a la Vuelta también le viene bien un ganador de su tronío, especialmente cuando todavía arrecian las críticas de la baja participación. El sprint de ayer fue de categoría arcoiris y eso es algo que la Vuelta a Polonia no tiene, más viendo que ayer se impuso Danielle Bennati a Paolini y Chicchi, los mismos de la primera etapa.
Bettini ha dejado a Petacchi y al seleccionador italiano Ballerini, además de a la muy cainita prensa transalpina, un caballo muerto en la cama, al estilo de El Padrino: Zolder estuvo bien, pero es irrepetible. Me voy a jugar mis bazas en el Mundial, y al sprint después de 270 km. soy mejor que Petacchi. Tras la etapa, en esa lengua universal que hablan los ciclistas, explicaba muy contento que era un gran test para el Mundial. Hizo algo parecido a una semana del Mundial de 2002. Entonces se disputaba el Giro de Lucca por etapas y en octubre (este año ha pasado a febrero y sólo un día, eso sí que es un cambio), pero Bettini dejó el mismo mensaje: le entró entre ceja y ceja demostrar que podía batir a Cipollini y lo hizo. La foto de la llegada es antológica. Después, eso sí, cumplió a rajatabla la orden de todos para uno y uno para todos y se logró el llamado consenso de Zolder, una acronía tan rara en la selección italiana, preñada de personalismos, que va a ser muy difícil de repetir. La mejor noticia de ayer es que va a haber Mundial. La mirada que se cruzaron los dos italianos nada más cruzar la meta lo deja bien claro. Y a río revuelto, ganancia de todos.
13 septiembre, 2005
Esperando el Mundial
Es un buen indicador del nivel que vive el ciclismo en España. Dentro de una semana se inaugura el Mundial de Madrid, un proyecto deseado en una de las pocas provincias de España donde no hay vuelta regional y concretado a cambio de 3 millones de euros, porque todo valía con el fin de demostrar el Espíritu Olímpico. En julio se disolvieron las esperanzas de aros y antorchas, pero quedó el compromiso de organizar un evento que se ha quedado sin función alguna. Ahora, ningún medio recuerda la carrera, a pocos días de su inauguración. Es el tercer mundial en España en los últimos quince años, después de Benidorm 92 y San Sebastián 97, al mismo nivel de Italia (Agrigento 94, Verona 99 y 04), los dos únicos países que han repetido cita en el mismo período. ¿Exagerado? Quizás sí, y todo apunta a un Mundial deslucido.
Al clima de luto por la no consecución de las Olimpiadas se unirá el pésimo recorrido urbano (la primera vez que un Mundial se celebra en una gran ciudad desde Barcelona 84, porque en Lisboa se hizo prácticamente entero en un parque, y la capital lusa no tiene grandes avenidas) y la nula movilización del aficionado, que ya se vivió en San Sebastián 97, una carrera donde en la única subida destacable se podía encontrar un buen sitio a falta de una vuelta...Es cierto que ese año contribuyó la bomba de ETA dos días antes y la mala climatología, pero fue una auténtica decepción considerando la fidelidad del aficionado vasco. Y en Benidorm se salvó la papeleta porque todavía se disputaba en agosto, fecha en la que la ciudad-hotel tiene más población que las capitales de muchos Estados. Y una población, por lo más, ociosa, que no le importa sacrificar un par de horas de sol. Sin embargo, el Mundial es mucho más: un Mundial es carreteras estrechas (no la Castellana) llenas de pintadas, aficiones nacionales concentradas y mucha, mucha gente, especialmente del país organizador, y desde las primeras vueltas. ¿Se prevén grandes masas de aficionados acudiendo a Madrid? Yo creo que no, porque no se han visto durante la Vuelta y no hay un claro favorito español.
A pesar de todo, hay que albergar esperanzas en el Mundial. Es una de las carreras más fascinantes del calendario, la única que se disputa por selecciones nacionales, y donde los españoles han ganado en cinco de las diez últimas ediciones. Además, es la prueba más bonita de ver en directo para el aficionado, porque siempre es circuito y se puede ver repetidas veces a los corredores, muy lejos del viejo chiste del colegio que sale a ver la Vuelta, oye ¡zas! y ya ha pasado el pelotón...Sólo hay que desear que los protagonistas y sus seleccionadores tomen nota de lo vivido el domingo en la Vuelta y se salten el guión del previsible sprint. Con imaginación y fuerzas, todo es posible. Bélgica, Australia, Alemania e Italia apostarán por el sprint. Todos los demás, salvo que se luche por una plaza de honor, tiene que intentar la fuga. Si hay llegada masiva, el Mundial saldrá muy parecido al de Plouay 2000 o Zolder 02: una tiña de carrera controlada, recorrido nulo y ningún nuevo aficionado ganado para este gran deporte. Yo llevo esperando el Mundial desde hace semanas, pero veo que se acerca y nadie habla del mismo. Ojalá se invierta la tendencia en estos días, pero hay pocos ingredientes para el optimismo.
***
Escándalo en la Vuelta a Polonia. Uno de los mayores desatinos del ProTour hace aguas por todos los lados. Por un problema con la Embajada polaca en Francia, los cinco kazajos del pelotón (incluido Vinokourov) no pueden tomar la salida al no estar disponible su visado. Si esta situación no fuera ya de por sí de sainete, se añade que el Illes Balears y el Euskaltel, obligados a tomar la salida, no lo harán por "problemas de mal tiempo" que han impedido coger los vuelos. Hombre, el domingo hizo mal tiempo en España, pero no he oído nada de vuelos anulados...Al menos el Euskaltel había desplazado el autobús, por el que dirán, pero no se tienen noticias del equipo insular, que ya se perdió un Tour de Flandes porque les robaron el medio de locomoción.¡Viva el ProTour!
***
Robbie McEwen cierra un fin de semana de ensueño con la victoria en el GP de Fourmies este domingo, prestigiosa carrera francesa con la que hace doblete con la Paris-Bruselas del sábado. Lleva una temporada increíble, con tres victorias de etapa en el Giro, dos en la Vuelta a Suiza y otras tres en el Tour. Y todo con 33 años. Está claro que la selección australiana apostará por el sprint en el Mundial, y lo hará con garantías, otra cosa es que alguien esté dispuesto a lanzar. El año pasado O´Grady fue cuarto y Davis quinto, cuando uno de los dos podía haber sido medalla de haberse sacrificado por el compañero. Y por McEwen, que no tiene amigos en el pelotón, y que con O´Grady mantiene una airada y perpetua disputa, no se va a sacrificar nadie.
***
La misteriosa rodilla de Valverde, objeto de disquisición entre los más acerados valverdistas. Circulan rumores de que Valverde está preparando el Giro de Lombardía...supongo que los habrán filtrado los muchos acólitos del fenómeno de Puerto Lumbreras, pero son de dudosa credibilidad. Desde junio, ha acumulado estos días de competición: abandono en la sexta etapa de la Vuelta a Suiza, Campeonato de España, abandono en la duodécima etapa del Tour y Vuelta a los Puertos. Yo apuesto a que Valverde, en liza desde febrero, cierra la temporada con su participación testimonial y obligada en el Mundial de Madrid. Y si no, al tiempo. Siempre queda la excusa de la rodilla, claro.
***
Los hermanos Osa abandonan casa Unzué/Echavarri para ir al Liberty. No se que habrán hecho mal los navarros, pero parece haberse desatado un éxodo programado de la formación. Para los dos ciclistas de Itziar, supone la oportunidad de ser jefes de fila en algunas carreras, aunque seguramente Saiz les ha querido en su corte para poder tirar cuesta arriba en las grandes vueltas al estilo de Marcos Serrano. Para el futuro Caise D´Eparge, un montón de huecos en la plantilla por cubrir: Mancebo, Jose Luis Arrieta (toda una vida en la formación), David Navas, Jonathan González (que se retira por "agotamiento crónico") y seguramente alguno más. Aparte de los franceses ya confirmados, suenan fuertes rumores sobre Pereiro. ¿Será compatible con Valverde?
Al clima de luto por la no consecución de las Olimpiadas se unirá el pésimo recorrido urbano (la primera vez que un Mundial se celebra en una gran ciudad desde Barcelona 84, porque en Lisboa se hizo prácticamente entero en un parque, y la capital lusa no tiene grandes avenidas) y la nula movilización del aficionado, que ya se vivió en San Sebastián 97, una carrera donde en la única subida destacable se podía encontrar un buen sitio a falta de una vuelta...Es cierto que ese año contribuyó la bomba de ETA dos días antes y la mala climatología, pero fue una auténtica decepción considerando la fidelidad del aficionado vasco. Y en Benidorm se salvó la papeleta porque todavía se disputaba en agosto, fecha en la que la ciudad-hotel tiene más población que las capitales de muchos Estados. Y una población, por lo más, ociosa, que no le importa sacrificar un par de horas de sol. Sin embargo, el Mundial es mucho más: un Mundial es carreteras estrechas (no la Castellana) llenas de pintadas, aficiones nacionales concentradas y mucha, mucha gente, especialmente del país organizador, y desde las primeras vueltas. ¿Se prevén grandes masas de aficionados acudiendo a Madrid? Yo creo que no, porque no se han visto durante la Vuelta y no hay un claro favorito español.
A pesar de todo, hay que albergar esperanzas en el Mundial. Es una de las carreras más fascinantes del calendario, la única que se disputa por selecciones nacionales, y donde los españoles han ganado en cinco de las diez últimas ediciones. Además, es la prueba más bonita de ver en directo para el aficionado, porque siempre es circuito y se puede ver repetidas veces a los corredores, muy lejos del viejo chiste del colegio que sale a ver la Vuelta, oye ¡zas! y ya ha pasado el pelotón...Sólo hay que desear que los protagonistas y sus seleccionadores tomen nota de lo vivido el domingo en la Vuelta y se salten el guión del previsible sprint. Con imaginación y fuerzas, todo es posible. Bélgica, Australia, Alemania e Italia apostarán por el sprint. Todos los demás, salvo que se luche por una plaza de honor, tiene que intentar la fuga. Si hay llegada masiva, el Mundial saldrá muy parecido al de Plouay 2000 o Zolder 02: una tiña de carrera controlada, recorrido nulo y ningún nuevo aficionado ganado para este gran deporte. Yo llevo esperando el Mundial desde hace semanas, pero veo que se acerca y nadie habla del mismo. Ojalá se invierta la tendencia en estos días, pero hay pocos ingredientes para el optimismo.
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Escándalo en la Vuelta a Polonia. Uno de los mayores desatinos del ProTour hace aguas por todos los lados. Por un problema con la Embajada polaca en Francia, los cinco kazajos del pelotón (incluido Vinokourov) no pueden tomar la salida al no estar disponible su visado. Si esta situación no fuera ya de por sí de sainete, se añade que el Illes Balears y el Euskaltel, obligados a tomar la salida, no lo harán por "problemas de mal tiempo" que han impedido coger los vuelos. Hombre, el domingo hizo mal tiempo en España, pero no he oído nada de vuelos anulados...Al menos el Euskaltel había desplazado el autobús, por el que dirán, pero no se tienen noticias del equipo insular, que ya se perdió un Tour de Flandes porque les robaron el medio de locomoción.¡Viva el ProTour!
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Robbie McEwen cierra un fin de semana de ensueño con la victoria en el GP de Fourmies este domingo, prestigiosa carrera francesa con la que hace doblete con la Paris-Bruselas del sábado. Lleva una temporada increíble, con tres victorias de etapa en el Giro, dos en la Vuelta a Suiza y otras tres en el Tour. Y todo con 33 años. Está claro que la selección australiana apostará por el sprint en el Mundial, y lo hará con garantías, otra cosa es que alguien esté dispuesto a lanzar. El año pasado O´Grady fue cuarto y Davis quinto, cuando uno de los dos podía haber sido medalla de haberse sacrificado por el compañero. Y por McEwen, que no tiene amigos en el pelotón, y que con O´Grady mantiene una airada y perpetua disputa, no se va a sacrificar nadie.
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La misteriosa rodilla de Valverde, objeto de disquisición entre los más acerados valverdistas. Circulan rumores de que Valverde está preparando el Giro de Lombardía...supongo que los habrán filtrado los muchos acólitos del fenómeno de Puerto Lumbreras, pero son de dudosa credibilidad. Desde junio, ha acumulado estos días de competición: abandono en la sexta etapa de la Vuelta a Suiza, Campeonato de España, abandono en la duodécima etapa del Tour y Vuelta a los Puertos. Yo apuesto a que Valverde, en liza desde febrero, cierra la temporada con su participación testimonial y obligada en el Mundial de Madrid. Y si no, al tiempo. Siempre queda la excusa de la rodilla, claro.
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Los hermanos Osa abandonan casa Unzué/Echavarri para ir al Liberty. No se que habrán hecho mal los navarros, pero parece haberse desatado un éxodo programado de la formación. Para los dos ciclistas de Itziar, supone la oportunidad de ser jefes de fila en algunas carreras, aunque seguramente Saiz les ha querido en su corte para poder tirar cuesta arriba en las grandes vueltas al estilo de Marcos Serrano. Para el futuro Caise D´Eparge, un montón de huecos en la plantilla por cubrir: Mancebo, Jose Luis Arrieta (toda una vida en la formación), David Navas, Jonathan González (que se retira por "agotamiento crónico") y seguramente alguno más. Aparte de los franceses ya confirmados, suenan fuertes rumores sobre Pereiro. ¿Será compatible con Valverde?
12 septiembre, 2005
Heras destroza la Vuelta en una jornada de leyenda
Dicen los entendidos de ciclismo que en Valdelinares vimos al mejor Heras de siempre. Después de la jornada de ayer, ¿qué calificativo merece la apisonadora ha asolado las montañas de Asturias? La jornada no invitaba al optimismo (ver post del domingo), porque el líder se había mostrado muy sólido y Manolo Saiz muy romo de ideas. Sin embargo, sucedió lo inesperado, y sucedió porque se forzó: ataque de lejos, compañeros por delante y error táctico de Menchov, un error que ya pasa a la leyenda de la Vuelta al nivel de la fuga de Delgado camino de Segovia en 1985, cuando Millar se quedó a rueda de Cabestany. Este es el ciclismo que enamora, el ciclismo de ataque, de no rendirse, de atacar bajando, el ciclismo que crea afición y el que forja mitos, la materia de la que se forman los sueños de un deporte que vive, como ningún otro, del recuerdo de los que subieron antes esas mismas montañas. Después de la grandiosa jornada de ayer, siempre que se suba Pajares recitaremos con letanía aquel día lluvioso de 2005...
El Liberty había colocado cuatro corredores en una escapada (Beloki, Scarponi, Vicioso y Caruso), lo que ya hacía prever un poco más de iniciativa que en los días anteriores. Y tanto. Subiendo la Colladiella, uno de esos puertos-trampa que hay por Asturias, Heras inflamó la carrera con sucesivos ataques (vistos en el resumen de las 21:10 en La 2, ayer la etapa fue nuevamente mutilada), hasta el punto de que sólo le acompañaron en la cima del puerto Sastre y Menchov. Pero en estos puertos, y más si llueve, la mayor dificultad está en la bajada. Los puertos-trampa asturianos ya se han cobrado varias Vueltas: en 1993, Zulle se cayó bajando La Cobertoria, y Rominger obtuvo en el Naranco la diferencia que le dio la carrera ante el más fuerte; en 1999, el mismo puerto se cebó en Escartín, que venía de hacer podio en el Tour, y a Olano le hizo una fisura en la costilla que, aunque le permitió meter 1´ a Ullrich en el Angliru, al final le costó el abandono. Esta vez no hubo caídas, pero si una apuesta valiente, un ataque en el descenso de Heras, que se encontró con la falta de pericia de Menchov (ay...tanto querer asegurar el amarillo...hasta Armstrong arriesga) y con un error táctico atribuible al innombrable director del Rabobank: en vez de intentar la persecución de Heras en solitario, antes de que cobrase mucha ventaja, prefirió esperar a Bram de Groot y Jan Boven para el llano. Con cuatro Libertys por delante. Imperdonable. Una Vuelta tirada por la borda.
En el llano del Valle del Caudal, de Figaredo hasta Puente de los Fierros, por delante volaban. El joven italiano Caruso, un valiosísimo Vicioso (que se retrasaron un poco para facilitar la incorporación de Heras) y un inconmensurable Beloki practicaban la especialidad predilecta de Manolo Saiz: una auténtica contrarreloj por equipos. Por detrás, Menchov no podía seguir el ritmo de Nicki Sorensen, que tiraba para un Sastre pillado en fuera de juego. Por no hablar de Mancebo, aún más retrasado. La diferencia crecía y crecía, y Menchov, desde las primeras rampas, no pudo seguir a Sastre. No eran rampas duras, y seguramente hubiese aguantado de haber visto la rueda de Heras delante, como así había pasado en Lagos. No, la presión también pudo con Menchov. Mientras tanto, Scarponi volvía a ganarse los galones para el próximo Giro, dejando el grupo delantero con Heras cómodamente a rueda, y aguantando como podían Samuel Sánchez (ayer segundo en meta, gran carrera), Pascual Llorente y Paco Lara. En cuanto el italiano se retiró, Heras se fue sólo para delante: afrontó las rampas del 17% con su pedaleo ágil, haciendo eses porque el esfuerzo era supremo, pero el premio final muy goloso. No hubo color. Entró en solitario como los grandes campeones, como Pantani en Les Deux Alps, bajo la lluvia gris que todo lo unifica y disuelve los vivos colores de los maillots. Victoria y liderato. Menchov entró a 5´17". Heras, líder con 4´30" sobre el ruso, afronta la semana final de la Vuelta con el cuarto triunfo (tercero consecutivo) en el bolsillo.
La etapa de ayer es de la que suceden una vez cada lustro en las grandes vueltas, pero una vez al año en la Vuelta. Una jornada mítica, y no sólo por el hundimiento del líder, sino porque en el grupo delantero no viajaba ninguno de los once primeros clasificados en la general. El doceavo, Scarponi, trabajaba para Heras. Si, Heras estaba fuerte, pero lo importante fue la estrategia, el ataque inesperado, el gran trabajo de equipo y la fuerza de voluntad de un corredor que encuentra en la Vuelta el sustento de su carrera. Por una vez, todo salió bien para los que apuestan por el ataque. Ayer no sólo ganó Heras: ganó el ciclismo imaginativo, el ciclismo de pasión, el ciclismo que no se ve en el Tour de Francia. Y todavía no se ha acabado la carrera. Sastre es tercero a sólo 20" de Menchov, y la Vuelta pasa por su Ávila natal. Tiene margen para intentar el asalto al segundo puesto sin incomodar a Heras. O también puede que Menchov reaccione como Ullrich tras Les Deux Alps, la etapa más reciente con la que encuentro parangón: atacar y atacar. Todo es posible en esta loca carrera (ayer 39 km/h de media), por mucho que le moleste al grupo Prisa (ni una mención hoy en la portada de El País) y la desvergonzada campaña anti-Vuelta que está protagonizando.
***
En la agenda del Mundial, nueva escapada de Bettini, subiendo como un escalador. Cada vez estoy más convencido de que se la va a intentar jugar el solito, y a Petacchi que le zurzan. Mientras tanto, el sábado Robbie McEwen ganaba la Paris-Bruselas, otro cliente difícil para el sprint mundialista. En el 2002 el treno italiano se la jugó bien jugada, pero esta vez seguro que lo intentará a su manera: con codos y bandazos, pero eso de esperar a que lancen a Petacchi...total, en el Giro ya le mojó la oreja hasta tres veces, y sin lanzador alguno.
El Liberty había colocado cuatro corredores en una escapada (Beloki, Scarponi, Vicioso y Caruso), lo que ya hacía prever un poco más de iniciativa que en los días anteriores. Y tanto. Subiendo la Colladiella, uno de esos puertos-trampa que hay por Asturias, Heras inflamó la carrera con sucesivos ataques (vistos en el resumen de las 21:10 en La 2, ayer la etapa fue nuevamente mutilada), hasta el punto de que sólo le acompañaron en la cima del puerto Sastre y Menchov. Pero en estos puertos, y más si llueve, la mayor dificultad está en la bajada. Los puertos-trampa asturianos ya se han cobrado varias Vueltas: en 1993, Zulle se cayó bajando La Cobertoria, y Rominger obtuvo en el Naranco la diferencia que le dio la carrera ante el más fuerte; en 1999, el mismo puerto se cebó en Escartín, que venía de hacer podio en el Tour, y a Olano le hizo una fisura en la costilla que, aunque le permitió meter 1´ a Ullrich en el Angliru, al final le costó el abandono. Esta vez no hubo caídas, pero si una apuesta valiente, un ataque en el descenso de Heras, que se encontró con la falta de pericia de Menchov (ay...tanto querer asegurar el amarillo...hasta Armstrong arriesga) y con un error táctico atribuible al innombrable director del Rabobank: en vez de intentar la persecución de Heras en solitario, antes de que cobrase mucha ventaja, prefirió esperar a Bram de Groot y Jan Boven para el llano. Con cuatro Libertys por delante. Imperdonable. Una Vuelta tirada por la borda.
En el llano del Valle del Caudal, de Figaredo hasta Puente de los Fierros, por delante volaban. El joven italiano Caruso, un valiosísimo Vicioso (que se retrasaron un poco para facilitar la incorporación de Heras) y un inconmensurable Beloki practicaban la especialidad predilecta de Manolo Saiz: una auténtica contrarreloj por equipos. Por detrás, Menchov no podía seguir el ritmo de Nicki Sorensen, que tiraba para un Sastre pillado en fuera de juego. Por no hablar de Mancebo, aún más retrasado. La diferencia crecía y crecía, y Menchov, desde las primeras rampas, no pudo seguir a Sastre. No eran rampas duras, y seguramente hubiese aguantado de haber visto la rueda de Heras delante, como así había pasado en Lagos. No, la presión también pudo con Menchov. Mientras tanto, Scarponi volvía a ganarse los galones para el próximo Giro, dejando el grupo delantero con Heras cómodamente a rueda, y aguantando como podían Samuel Sánchez (ayer segundo en meta, gran carrera), Pascual Llorente y Paco Lara. En cuanto el italiano se retiró, Heras se fue sólo para delante: afrontó las rampas del 17% con su pedaleo ágil, haciendo eses porque el esfuerzo era supremo, pero el premio final muy goloso. No hubo color. Entró en solitario como los grandes campeones, como Pantani en Les Deux Alps, bajo la lluvia gris que todo lo unifica y disuelve los vivos colores de los maillots. Victoria y liderato. Menchov entró a 5´17". Heras, líder con 4´30" sobre el ruso, afronta la semana final de la Vuelta con el cuarto triunfo (tercero consecutivo) en el bolsillo.
La etapa de ayer es de la que suceden una vez cada lustro en las grandes vueltas, pero una vez al año en la Vuelta. Una jornada mítica, y no sólo por el hundimiento del líder, sino porque en el grupo delantero no viajaba ninguno de los once primeros clasificados en la general. El doceavo, Scarponi, trabajaba para Heras. Si, Heras estaba fuerte, pero lo importante fue la estrategia, el ataque inesperado, el gran trabajo de equipo y la fuerza de voluntad de un corredor que encuentra en la Vuelta el sustento de su carrera. Por una vez, todo salió bien para los que apuestan por el ataque. Ayer no sólo ganó Heras: ganó el ciclismo imaginativo, el ciclismo de pasión, el ciclismo que no se ve en el Tour de Francia. Y todavía no se ha acabado la carrera. Sastre es tercero a sólo 20" de Menchov, y la Vuelta pasa por su Ávila natal. Tiene margen para intentar el asalto al segundo puesto sin incomodar a Heras. O también puede que Menchov reaccione como Ullrich tras Les Deux Alps, la etapa más reciente con la que encuentro parangón: atacar y atacar. Todo es posible en esta loca carrera (ayer 39 km/h de media), por mucho que le moleste al grupo Prisa (ni una mención hoy en la portada de El País) y la desvergonzada campaña anti-Vuelta que está protagonizando.
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En la agenda del Mundial, nueva escapada de Bettini, subiendo como un escalador. Cada vez estoy más convencido de que se la va a intentar jugar el solito, y a Petacchi que le zurzan. Mientras tanto, el sábado Robbie McEwen ganaba la Paris-Bruselas, otro cliente difícil para el sprint mundialista. En el 2002 el treno italiano se la jugó bien jugada, pero esta vez seguro que lo intentará a su manera: con codos y bandazos, pero eso de esperar a que lancen a Petacchi...total, en el Giro ya le mojó la oreja hasta tres veces, y sin lanzador alguno.
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Manolo Saiz
11 septiembre, 2005
Menchov sale líder de los Lagos
Sucedieron más cosas de las que parece a simple vista, pero el balance final es mediocre. Fue bonito volver a ver los Lagos después de cuatro años, sin lluvia, con un día gris plomizo que acentuaba los matices del verde y las afloraciones rocosas; lo que se pudo ver, claro, porque la retransmisión empezó a falta de 18 km. para el final. Se volvió a circular con media hora de adelanto sobre el horario previsto, pero no es excusa: estamos viendo la Vuelta más mutilada que se recuerda, y después se quejarán de las audiencias. El triunfo fue para Eladio Jiménez, un muy buen corredor que iba para figura y al que las lesiones han impedido brillar, pero que funciona muy bien en puertos de gran pendiente. Ganó en los Lagos a lo Jalabert en 1994: es cierto que iba en una escapada, pero es igualmente cierto que los favoritos no le consiguieron recortar nada en los 13 km. de subida, por lo que tiene un gran mérito. Buen corredor, pero no un figura: comentaba Carlos de Andrés que, salvo Zintchenko en 2000, siempre han ganado grandes corredores en el mito asturiano. Esperemos que tenga narices para decir lo mismo la próxima vez, pero actualizando con el corredor de Ciudad Rodrigo, o con Juanmi Mercado en 2001. En 1994 sucedió lo mismo: era un despropósito que Jalabert, un sprinter, ganase en una montaña tan dura, pero a la vista de como evolucionó su carrera después, más despropósito hubiese sido la victoria de Roberto Torres o Galarreta, sus compañeros de fuga. Todos los corredores merecen un respeto, hasta Zintchenko que en 1998 había ganado tres etapas en la Vuelta, incluyendo la de Navacerrada.
Segundo en meta un bravísimo Iñigo Cuesta, un magnífico corredor que se pasó la etapa tirando de la fuga con David Cañada para que Joaquím Rodríguez asegurase la montaña y tuviese opciones en la etapa: llegó la primera rampa de los Lagos y E. Jiménez salió como un cohete, mientras el catalán que quiere ser estrella se disolvía como un azucarillo. Iñigo intentó hacer lo que pudo, y se fue solo en persecución del salmantino. Llegó a estar cerca, pero en meta le cayó más de un minuto, aunque dio la sensación de que tenía la etapa en la piernas si el Saunier hubiese jugado mejor sus cartas. En todo caso, da profunda pena que un equipo ProTour, y encima de casa, se dedique a conseguir clasificaciones secundarias, algo así como lo que hicieron los continentales Panaria (por equipos) y Selle Italia (montaña) en el Giro. Ellos sabrán, claro. En cuanto a los favoritos, porque también hay que hablar de ellos, la acción más destacada vino de Carlos Sastre, que atacó muy pronto e hizo la subida sólo, para en meta apenas conseguir 8” sobre Heras y Menchov, pareja de hecho destinada a convivir en todas las subidas. El primero quiere y no puede, y el segundo es tan escuela Indurain que cualquier día nos confirman que es de Villaba. No se puede achacar todo a la rodilla: el Liberty puso un buen ritmo con Scarponi y después Igor, que venía en la escapada, puso todo antes de la Huesera, donde Heras se quedó sólo con Menchov y un renacido Simoni (3º en meta), al que es una maravilla verle pedalear. El bejarano no es el mismo de Valdelinares, pero todavía puede deshacer el pelotón, a excepción de Menchov.
El mayor perjudicado de la jornada fue Mancebo, en fuera de juego desde las primeras rampas y con un 51" en meta: el podio del año pasado se aleja, a la espera de la confirmación de hoy en Pajares. Lamentable la dirección del Illes Balears, que con Unai Osa por delante dejaron a Mancebo sólo durante toda la subida, salvo en la última rampa. También muy destacada la actuación de Oscar Sevilla, que por unos segundos se coloca sexto de la general, pero lo más importante es que ha vuelto a rendir en la alta montaña y está dando presencia en la montaña de la Vuelta a su equipo: ojalá sea valiente y consiga una victoria de etapa. Porque de valientes se trata: Menchov no tiene equipo, pero nadie ataca de lejos. El Liberty, como recordaba un poco tarde Pedro Delgado, tiene a Scarponi en buena forma, y durante la primera semana cerca del líder. Ahora ya no. Se podía haber jugado tácticamente, pero se ha perdido la opción. Menchov va a ganar la Vuelta sin equipo. Como Caritoux. Como Giovanneti. Corredores extranjeros de medio pelo que obtienen un premio fuera de serie con el triunfo en una grande. Tiene la edad en la que los grandes campeones obtiene su primera grande, 27 años, pero por carácter me da que el ruso está más próximo a Bugno que a Indurain. Al tiempo. Por cierto, todavía queda una semana de carrera.
***
En la apostilla Mundial que estoy metiendo en casi todos los post, mención especial para un Perdiguero que está mejorando a ojos vista su forma, ayer tirando como un poseso de Santos González. Sus opciones pasan por la escapada, porque en un sprint puro ante Petacchi, Boonen o Hushvod no tiene nada que hacer, pero a Bettini y Rebellin ya los ha batido, y nada menos que en la Clásica de San Sebastián. Se la jugará seguro, que para algo ejerce de madrileño chispero.
Y más sabiendo que a Paco Antequera le han metido a Valverde con calzador, un Valverde que no va a disputar la Vuelta a Polonia y que desde el fogonazo de Courchevel sólo ha corrido la Clásica de los Puertos. Presiones desde la Federación a un seleccionador que ha salvado el puesto por un suspiro, pero que tuvo el valor de, en la primera selección definitiva, dejar fuera a Valverde. Llamadas, avisos de que sin Valverde (“esa figura mediática”) el Mundial, que ya se va a disputar en ambiente de luto porque va a recordar mucho a las Olimpiadas perdidas, no va a atraer a la afición, esa misma afición que hay que buscar con lupa en cuanto se sale de Asturias. Y Valverde de nuevo en el Mundial. Y como jefe de filas. Acabáramos.
Segundo en meta un bravísimo Iñigo Cuesta, un magnífico corredor que se pasó la etapa tirando de la fuga con David Cañada para que Joaquím Rodríguez asegurase la montaña y tuviese opciones en la etapa: llegó la primera rampa de los Lagos y E. Jiménez salió como un cohete, mientras el catalán que quiere ser estrella se disolvía como un azucarillo. Iñigo intentó hacer lo que pudo, y se fue solo en persecución del salmantino. Llegó a estar cerca, pero en meta le cayó más de un minuto, aunque dio la sensación de que tenía la etapa en la piernas si el Saunier hubiese jugado mejor sus cartas. En todo caso, da profunda pena que un equipo ProTour, y encima de casa, se dedique a conseguir clasificaciones secundarias, algo así como lo que hicieron los continentales Panaria (por equipos) y Selle Italia (montaña) en el Giro. Ellos sabrán, claro. En cuanto a los favoritos, porque también hay que hablar de ellos, la acción más destacada vino de Carlos Sastre, que atacó muy pronto e hizo la subida sólo, para en meta apenas conseguir 8” sobre Heras y Menchov, pareja de hecho destinada a convivir en todas las subidas. El primero quiere y no puede, y el segundo es tan escuela Indurain que cualquier día nos confirman que es de Villaba. No se puede achacar todo a la rodilla: el Liberty puso un buen ritmo con Scarponi y después Igor, que venía en la escapada, puso todo antes de la Huesera, donde Heras se quedó sólo con Menchov y un renacido Simoni (3º en meta), al que es una maravilla verle pedalear. El bejarano no es el mismo de Valdelinares, pero todavía puede deshacer el pelotón, a excepción de Menchov.
El mayor perjudicado de la jornada fue Mancebo, en fuera de juego desde las primeras rampas y con un 51" en meta: el podio del año pasado se aleja, a la espera de la confirmación de hoy en Pajares. Lamentable la dirección del Illes Balears, que con Unai Osa por delante dejaron a Mancebo sólo durante toda la subida, salvo en la última rampa. También muy destacada la actuación de Oscar Sevilla, que por unos segundos se coloca sexto de la general, pero lo más importante es que ha vuelto a rendir en la alta montaña y está dando presencia en la montaña de la Vuelta a su equipo: ojalá sea valiente y consiga una victoria de etapa. Porque de valientes se trata: Menchov no tiene equipo, pero nadie ataca de lejos. El Liberty, como recordaba un poco tarde Pedro Delgado, tiene a Scarponi en buena forma, y durante la primera semana cerca del líder. Ahora ya no. Se podía haber jugado tácticamente, pero se ha perdido la opción. Menchov va a ganar la Vuelta sin equipo. Como Caritoux. Como Giovanneti. Corredores extranjeros de medio pelo que obtienen un premio fuera de serie con el triunfo en una grande. Tiene la edad en la que los grandes campeones obtiene su primera grande, 27 años, pero por carácter me da que el ruso está más próximo a Bugno que a Indurain. Al tiempo. Por cierto, todavía queda una semana de carrera.
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En la apostilla Mundial que estoy metiendo en casi todos los post, mención especial para un Perdiguero que está mejorando a ojos vista su forma, ayer tirando como un poseso de Santos González. Sus opciones pasan por la escapada, porque en un sprint puro ante Petacchi, Boonen o Hushvod no tiene nada que hacer, pero a Bettini y Rebellin ya los ha batido, y nada menos que en la Clásica de San Sebastián. Se la jugará seguro, que para algo ejerce de madrileño chispero.
Y más sabiendo que a Paco Antequera le han metido a Valverde con calzador, un Valverde que no va a disputar la Vuelta a Polonia y que desde el fogonazo de Courchevel sólo ha corrido la Clásica de los Puertos. Presiones desde la Federación a un seleccionador que ha salvado el puesto por un suspiro, pero que tuvo el valor de, en la primera selección definitiva, dejar fuera a Valverde. Llamadas, avisos de que sin Valverde (“esa figura mediática”) el Mundial, que ya se va a disputar en ambiente de luto porque va a recordar mucho a las Olimpiadas perdidas, no va a atraer a la afición, esa misma afición que hay que buscar con lupa en cuanto se sale de Asturias. Y Valverde de nuevo en el Mundial. Y como jefe de filas. Acabáramos.
10 septiembre, 2005
Ayer ganó Valle-Inclán
Desconozco el libro que regalaron ayer al triunfador de la etapa, Samuel Sánchez, pero el más apropiado hubiese sido alguno de Valle-Inclán y su esperpento. Hubo 15 m. de retransmisión: la carrera circulaba con ¡una hora! de adelanto (no se subió el Portillo de la Sía por un accidente de camión, pero ya es la cuarta alteración de recorrido en la Vuelta), y es que el viento a favor hace estragos en las medias de los ciclistas. Y en las parrillas televisivas, máxime cuando ya estaba programado en la 2 la retransmisión del interesantísimo duelo España-Lituania de baloncesto femenino. El caso es que después de El Tiempo, a las 16:00, un Carlos de Andrés muy azorado pasa a la retransmisión en directo, cuando quedan ¡5 km! para meta. Y sin motos. Sí, sin motos. No se llegó a explicar, pero las únicas imágenes que vimos de los fugados fueron por helicóptero, y sin zoom, que supongo también averiado. Olvídense del pelotón principal. Un esperpento.
El caso es que la situación de los ciclistas no era mucho mejor. Nueve destacados y de renombre, pero cuando llega la primera rampa se quedan delante Pereiro y Ardilla, el notable ciclista colombiano que ya brilló en el Giro. Toman una ventaja decisiva, pero con la incomparable táctica de Pereiro, especialista en tirar para que no enlacen desde detrás, la etapa ya parecía para el corredor del Davitamon, bastante rápido. Esta vez debió pasar algo (¿recuerdo de Hincapié?), aunque en el resumen se ve como el gallego abronca a su apocado compañero de una manera que haría la envidia de Casagrande, porque Samuel Sánchez, y después Oscar Sevilla, consiguieron enlazar por detrás. Enlazar y respirar, en el caso del asturiano. Sabían que era el más rápido y le dejaron recuperarse. Y por si fuera poco, en pleno esperpento, Ardilla celebró el triunfo en la pancarta de la montaña, hábilmente secundado por Pereiro, que después intentó disimular como pudo al ver que Samuel Sánchez se aprovechaba de la enésima situación loca para lograr su primer triunfo como profesional (la Escalada a Montjuic del año pasado no cuenta). En meta, Pereiro anunciaba venganza para hoy, aunque la venganza se la tiene que aplicar a sí mismo y su forma de correr. ¿Harakiri? En resumen: ayer ganó Max Estrella.
Metáforas aparte, el triunfo del ovetense (que corre para el Euskaltel porque se formó en el Olarra), es de justicia en base a su trayectoria, 27 años y sin triunfos, pero con 15 segundos puestos, incluyendo etapas en Paris-Niza, en País Vasco, Bicicleta Vasca, podios en importantes carreras y un 4º y 6º puesto en Lieja-Bastogne-Lieja. Al principio de su carrera le llevaban al Tour, pero no le fue muy bien, y el año pasado corrió una Vuelta de menos a más (fue el mejor del Euskatel), mientras que este año ha hecho Giro (17º, creo) y ahora Vuelta. Cobra 240.000€ al año, un sueldo por el que se le pueden exigir más cosas, especialmente por lo bien que pasa la montaña y su notable sprint. Heras aguantó bien y hoy tiene una oportunidad de oro en Los Lagos, probablemente la única cima que puede recibir el apelativo de mítica en la Vuelta a España.
***
Por cierto, Petacchi, imbuido del espíritu de la etapa, circuló escapado por delante del pelotón unos kilómetros, sin duda haciendo pruebas para el Campeonato del Mundo, no vaya a ser que le toque perseguir a Bettini...
El caso es que la situación de los ciclistas no era mucho mejor. Nueve destacados y de renombre, pero cuando llega la primera rampa se quedan delante Pereiro y Ardilla, el notable ciclista colombiano que ya brilló en el Giro. Toman una ventaja decisiva, pero con la incomparable táctica de Pereiro, especialista en tirar para que no enlacen desde detrás, la etapa ya parecía para el corredor del Davitamon, bastante rápido. Esta vez debió pasar algo (¿recuerdo de Hincapié?), aunque en el resumen se ve como el gallego abronca a su apocado compañero de una manera que haría la envidia de Casagrande, porque Samuel Sánchez, y después Oscar Sevilla, consiguieron enlazar por detrás. Enlazar y respirar, en el caso del asturiano. Sabían que era el más rápido y le dejaron recuperarse. Y por si fuera poco, en pleno esperpento, Ardilla celebró el triunfo en la pancarta de la montaña, hábilmente secundado por Pereiro, que después intentó disimular como pudo al ver que Samuel Sánchez se aprovechaba de la enésima situación loca para lograr su primer triunfo como profesional (la Escalada a Montjuic del año pasado no cuenta). En meta, Pereiro anunciaba venganza para hoy, aunque la venganza se la tiene que aplicar a sí mismo y su forma de correr. ¿Harakiri? En resumen: ayer ganó Max Estrella.
Metáforas aparte, el triunfo del ovetense (que corre para el Euskaltel porque se formó en el Olarra), es de justicia en base a su trayectoria, 27 años y sin triunfos, pero con 15 segundos puestos, incluyendo etapas en Paris-Niza, en País Vasco, Bicicleta Vasca, podios en importantes carreras y un 4º y 6º puesto en Lieja-Bastogne-Lieja. Al principio de su carrera le llevaban al Tour, pero no le fue muy bien, y el año pasado corrió una Vuelta de menos a más (fue el mejor del Euskatel), mientras que este año ha hecho Giro (17º, creo) y ahora Vuelta. Cobra 240.000€ al año, un sueldo por el que se le pueden exigir más cosas, especialmente por lo bien que pasa la montaña y su notable sprint. Heras aguantó bien y hoy tiene una oportunidad de oro en Los Lagos, probablemente la única cima que puede recibir el apelativo de mítica en la Vuelta a España.
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Por cierto, Petacchi, imbuido del espíritu de la etapa, circuló escapado por delante del pelotón unos kilómetros, sin duda haciendo pruebas para el Campeonato del Mundo, no vaya a ser que le toque perseguir a Bettini...
09 septiembre, 2005
Petacchi sigue directo hacia el Mundial
No hay quien tosa al gran Alessandro Petacchi, que está volviendo a completar una temporada de ensueño, y ya van tres seguidas. Si bien Van Heejswik y Hushvod aprovecharon que no estaba en liza para ganar sendas etapas, ahora han abandonado la carrera y no parece que hubiesen sido una gran amenaza para el italiano, como no lo han sido Zabel (ayer de nuevo segundo) o Boonen, que quizás se ha relajado mucho durante el verano. Petacchi es sensacional: ayer Velo lo dejó relativamente lejos de meta y mantuvo una diferencia tan clara que su lanzador, antaño contrarrelojista, celebró el triunfo con 150 m. de adelanto. Petacchi hace natural ganar, y no es para menos: sólo en carreras ProTour, se ha ventilado tres etapas de la Tirreno-Adriático, la Milán-San Remo, dos etapas de Romandía, cuatro etapas en el Giro y, de momento, otras cuatro etapas en la Vuelta. Tiene todos los boletos para ser Campeón del Mundo, en una carrera que no tiene porque deparar sorpresas.
En todo caso, la noticia del día (además de la cabalgada en solitario de Pasamontes) ha sido la monumental montonera en cabeza del pelotón, algo que rara vez se ve. Se ha saldado con el abandono de Piil, un corredor que estaba en buena forma, pero sobre todo con el preocupante golpe recibido por Heras en una rodilla, justo cuando se acercan las decisivas etapas de Asturias. Desde luego, el incidente va a mermar capacidades a Heras, y por tanto allana el camino a Menchov, el ruso escuela Indurain, que de tan bondadoso no esprintó en Arcalis “porque no había colaborado en toda la etapa y era injusto”. Si Heras no está bien, nos vamos a quedar con una Vuelta insulsa, o quien sabe: viendo como ha paralizado la carrera Manolo Saiz, hasta el punto de que parece que Menchov sea del equipo, la baja del bejarano obligaría a que el inexistente Rabobank asumiese la responsabilidad de la carrera, y es difícil que pudiese salir a los ataques de Mancebo, Sastre o García Quesada. Hace dos días Bettini, escapado camino de Cerler, declaraba amargamente en la Gazzetta dello Sport que “la actitud de Saiz es estúpida, tirar abajo nuestra escapada cuando el primero en la general estaba a 14´...con esa actitud, no se va a ganar muchos amigos cuando los necesite”. Y ya se sabe lo mafioso que es Bettini dentro del pelotón, en general como todos los italianos. El caso es que ayer, donde Petacchi también se vio implicado en la caída, el pobre Marcos Serrano recibió una monumental bronca de Baldato por no esperar a los caídos una vez que se reincorporó Heras al pelotón. Es el espíritu de Armstrong o el lamentable espectáculo de la etapa de Caravaca del año pasado, cuando todo el pelotón se paró para esperar a Valverde: ganó Zabriskie, y ayer pudo ganar muy bien Pasamontes de haberse producido la caída más cerca de meta y con más ventaja para el corredor. Es algo estúpido, pero como existen precedentes, a ver quien cambia la tendencia. A este paso, veremos como el pelotón se para en las clásicas, o como el hombre muerde al perro.
En todo caso, la noticia del día (además de la cabalgada en solitario de Pasamontes) ha sido la monumental montonera en cabeza del pelotón, algo que rara vez se ve. Se ha saldado con el abandono de Piil, un corredor que estaba en buena forma, pero sobre todo con el preocupante golpe recibido por Heras en una rodilla, justo cuando se acercan las decisivas etapas de Asturias. Desde luego, el incidente va a mermar capacidades a Heras, y por tanto allana el camino a Menchov, el ruso escuela Indurain, que de tan bondadoso no esprintó en Arcalis “porque no había colaborado en toda la etapa y era injusto”. Si Heras no está bien, nos vamos a quedar con una Vuelta insulsa, o quien sabe: viendo como ha paralizado la carrera Manolo Saiz, hasta el punto de que parece que Menchov sea del equipo, la baja del bejarano obligaría a que el inexistente Rabobank asumiese la responsabilidad de la carrera, y es difícil que pudiese salir a los ataques de Mancebo, Sastre o García Quesada. Hace dos días Bettini, escapado camino de Cerler, declaraba amargamente en la Gazzetta dello Sport que “la actitud de Saiz es estúpida, tirar abajo nuestra escapada cuando el primero en la general estaba a 14´...con esa actitud, no se va a ganar muchos amigos cuando los necesite”. Y ya se sabe lo mafioso que es Bettini dentro del pelotón, en general como todos los italianos. El caso es que ayer, donde Petacchi también se vio implicado en la caída, el pobre Marcos Serrano recibió una monumental bronca de Baldato por no esperar a los caídos una vez que se reincorporó Heras al pelotón. Es el espíritu de Armstrong o el lamentable espectáculo de la etapa de Caravaca del año pasado, cuando todo el pelotón se paró para esperar a Valverde: ganó Zabriskie, y ayer pudo ganar muy bien Pasamontes de haberse producido la caída más cerca de meta y con más ventaja para el corredor. Es algo estúpido, pero como existen precedentes, a ver quien cambia la tendencia. A este paso, veremos como el pelotón se para en las clásicas, o como el hombre muerde al perro.
08 septiembre, 2005
Se va uno de los corredores de más clase del pelotón
Una vez que empiezan los problemas, es díficil acordarse de cuando se empezó a joder todo. Igor González de Galdeano, alavés de ley y miembro de una dinastía ciclista (su hermano Álvaro se retiro el año pasado, su primo Íñigo tuvo un discreto paso por profesionales) bien conocida por el pelotón, anunció ayer en Logroño, muy cerquita de su casa y donde la Vuelta hacía parada y sosta, que deja el ciclismo profesional tras 10 campañas y con sólo 31 años. Decisión meditada, se supone, a tenor del bajo rendimiento de las dos últimas campañas, donde en ningún momento ha podido mostrar la inmensa calidad ciclista que atesora, y que le hace uno de los corredores con más clase del pelotón.
Debuto con el Euskadi y se pasó media Vuelta escapado, con ese rodar tan fino que con el tiempo le llevaría a ganar, con auténticas exhibiciones, etapas en el llano y contra el reloj. Eran los tiempos en que el equipo vasco atacaba cuando era la conexión en directo con el Telediario, para que se le viese en el tele, cuando eran los más modestos del pelotón. Su paso al Vitalicio, aquel increíble equipo de Mínguez que sólo duró tres temporadas y que juntó a Freire, Horrillo, Casero, Blanco, Zintchenko, Ferrigato, Hruska y los mejores colombianos, hizo que en 1999 diese su primera gran campanada, al ser el primer maillot oro de la Vuelta, tras imponerse en el prólogo a Olano y Ullrich. En esa Vuelta Igor volaba, conquistando a lo campeón una etapa pirenaica donde, si no llega a ser porque el Banesto se puso a tirar, hubiese entrado en meta con seis minutos y no con dos. Acabaría segundo con 25 añitos, y todo el futuro por delante. En 2000 ganó la etapa más rápida de la Vuelta, una con llegada a Zaragoza, tras escaparse en los últimos kilómetros, una técnica para la que tenía grandes dotes pero que, una vez que se hizo vueltómano, abandonó, a pesar de que le permitió ganar un etapón en la Tirreno-Adriático saltando delante de Bartoli, Casagrande y Rebellin. En 2001 realizó un prólogo de Tour increíble, sólo superado por Moreau, deslizándose encima del asfalto sin perder la línea en ningún momento, con una planta impecable; al final, 5º en París, posición que repetiría al año siguiente tras ser durante una semana maillot amarillo. Ese año también se había impuesto en la Vuelta a Alemania, una carrera que con el tiempo será importante, el campeonato de España CRI y había obtenido el bronce en el Mundial CRI de Zolder. Al año siguiente, cuando estaba para repetir triunfo en la Vuelta a Alemania, se cayó en la crono y se perdió el Tour.
En contra de lo que afirman muchas crónicas, ese no fue el principio del fin de Galdeano. Ese mismo año, 2003, se presentó en la Vuelta y fue segundo durante 2/3 partes de la carrera, para ceder en la cronoescalada final a Abantos el tercer puesto a un Valverde inspiradísimo. Su nivel en ese Vuelta fue de más a menos, aunque si no llega a ser por la ineptitud de su director, que lo quería acaparar todo como en los tiempos de Zulle y Jalabert, el gran Igor se hubiese llevado algún premio grande. Tras cerrar con ese mal sabor de boca la temporada (en el Mundial de Hamilton abandonó con unos extraños calambres en el estómago), el 2004 fue una auténtica pesadilla, en el pelotón de los sprinters en las grandes vueltas. 2005, la que debería haber sido la temporada del rescate, se ha saldado con una caída en el Tour y abandono en la etapa de Courchevel y una Vuelta a España totalmente anónima. Mal se tiene que haber visto de cara al próximo año para dejarlo. En fin, que se va uno de los corredores con más clase del pelotón internacional, con un palmarés que para si quisieran corredores a los que se les ha subido el éxito a la cabeza: Campeón de España y medallista en Mundial CRI, dos veces 5º en Tour, maillot amarillo, podio en Gran Vuelta, etapas en Tirreno y Vuelta...siempre me quedará la duda de esa fijación suya por ganar en Gijón, donde ha obtenido tres victorias como profesional.
Debuto con el Euskadi y se pasó media Vuelta escapado, con ese rodar tan fino que con el tiempo le llevaría a ganar, con auténticas exhibiciones, etapas en el llano y contra el reloj. Eran los tiempos en que el equipo vasco atacaba cuando era la conexión en directo con el Telediario, para que se le viese en el tele, cuando eran los más modestos del pelotón. Su paso al Vitalicio, aquel increíble equipo de Mínguez que sólo duró tres temporadas y que juntó a Freire, Horrillo, Casero, Blanco, Zintchenko, Ferrigato, Hruska y los mejores colombianos, hizo que en 1999 diese su primera gran campanada, al ser el primer maillot oro de la Vuelta, tras imponerse en el prólogo a Olano y Ullrich. En esa Vuelta Igor volaba, conquistando a lo campeón una etapa pirenaica donde, si no llega a ser porque el Banesto se puso a tirar, hubiese entrado en meta con seis minutos y no con dos. Acabaría segundo con 25 añitos, y todo el futuro por delante. En 2000 ganó la etapa más rápida de la Vuelta, una con llegada a Zaragoza, tras escaparse en los últimos kilómetros, una técnica para la que tenía grandes dotes pero que, una vez que se hizo vueltómano, abandonó, a pesar de que le permitió ganar un etapón en la Tirreno-Adriático saltando delante de Bartoli, Casagrande y Rebellin. En 2001 realizó un prólogo de Tour increíble, sólo superado por Moreau, deslizándose encima del asfalto sin perder la línea en ningún momento, con una planta impecable; al final, 5º en París, posición que repetiría al año siguiente tras ser durante una semana maillot amarillo. Ese año también se había impuesto en la Vuelta a Alemania, una carrera que con el tiempo será importante, el campeonato de España CRI y había obtenido el bronce en el Mundial CRI de Zolder. Al año siguiente, cuando estaba para repetir triunfo en la Vuelta a Alemania, se cayó en la crono y se perdió el Tour.
En contra de lo que afirman muchas crónicas, ese no fue el principio del fin de Galdeano. Ese mismo año, 2003, se presentó en la Vuelta y fue segundo durante 2/3 partes de la carrera, para ceder en la cronoescalada final a Abantos el tercer puesto a un Valverde inspiradísimo. Su nivel en ese Vuelta fue de más a menos, aunque si no llega a ser por la ineptitud de su director, que lo quería acaparar todo como en los tiempos de Zulle y Jalabert, el gran Igor se hubiese llevado algún premio grande. Tras cerrar con ese mal sabor de boca la temporada (en el Mundial de Hamilton abandonó con unos extraños calambres en el estómago), el 2004 fue una auténtica pesadilla, en el pelotón de los sprinters en las grandes vueltas. 2005, la que debería haber sido la temporada del rescate, se ha saldado con una caída en el Tour y abandono en la etapa de Courchevel y una Vuelta a España totalmente anónima. Mal se tiene que haber visto de cara al próximo año para dejarlo. En fin, que se va uno de los corredores con más clase del pelotón internacional, con un palmarés que para si quisieran corredores a los que se les ha subido el éxito a la cabeza: Campeón de España y medallista en Mundial CRI, dos veces 5º en Tour, maillot amarillo, podio en Gran Vuelta, etapas en Tirreno y Vuelta...siempre me quedará la duda de esa fijación suya por ganar en Gijón, donde ha obtenido tres victorias como profesional.
07 septiembre, 2005
¡Vuelve el coco!
Y no, no, el titular no va por el increíble Roberto Laiseka -un corredor de belleza cubista-, que con 36 años todavía puede ganar grandes carreras, sino por Lance Armstrong, que ayer anunció que volvía a la práctica ciclista. Pero igual que me negué a entrar en el juego-espectáculo de su retirada, hablaré primero del ciclismo y después del circo, donde vuelve el jefe de pista, dispuesto a meter la cabeza en el león, hacer equibilibrio sobre una cuerda floja y malabarismos con sus hijos, precisamente la razón por la que se retiraba.
La Vuelta llegaba a Cerler, otrora un puerto mítico dentro de la complicada geografía montañosa que tenía la carrera española en los años 80 y 90. Curiosamente, no se subía en carrera desde 1998, y nadie lo había notado en falta. Y para qué, si ayer subieron todos los favoritos cogidos de la mano (el único ataque relevante fue el de Sastre, estilo acelerón como los que hizo en el Tour), en una etapa recortada al suprimirse un puerto por desprendimientos. Aún así, 192 km. de carrera para que Sastre, Heras, Menchov (que corre y habla a lo Indurain), Mancebo y García Quesada entrasen juntitos y casi besándose a 15" del héroe de la jornada (y de más cosas), el inconfundible Laiseka, que aprovechó la indecisión del grupo y que nunca es una amenaza para la general para irse con su estilo ágil a dos km. del final. Merecida victoria para un veteranísimo corredor que sólo ha conocido el Euskadi-Euskatel en su vida deportiva (debutó en 1994, en el primer año de la Fundación) y que estrenó su palmarés y el de su equipo en un gran vuelta en 1999, cuando ganó en Abantos (aquel día el Chava dijo que había ganado un "medio español", dolido por la victoria, aunque fue mejor el pasazo que le dió Vandenbroucke en los últimos metros). Volvería a ganar el año siguiente, en 2001 en el Tour (el año del debut del Euskaltel) y el año pasado fue ninguneado por un equipo que soñaba en grande y ha descubierto que el valor más sólido lo ha tenido siempre en casa: Laiseka volaba en la Bicicleta Vasca, donde ganó en Arrate y fue 3º en la general, pero no encajaba en el equipo Tour. Se resignó y este año debutó en el Giro, donde anduvo escapado por momentos. Su victoria de ayer es emocionante, de escalador viejo y clásico, como Conti, Vona, Chioccholi o Guerini. Y digo sólo italianos porque el muy vasco Laiseka siempre ha sido muy italiano a la hora de ganar carreras.
Acabó la etapa, con Carlos de Andrés diciendo "qué gran espectáculo", y al volver del bloque publicitario, ya sabían la noticia del retorno de Armstrong, confirmada por Bruyneel. Conmoción y un poco de risa nerviosa, pero así son las cosas. El yanki busca volver para "joder" a los franceses (la traducción literal de "piss off", y no fastidiar), aunque habría que explicarle que el Tour de Francia no es la Republiqué, sino una empresa privada que podría ser armenia o guatemalteca, pero supongo que le van mejor los discursos reduccionistas de "yo y ellos". Se retiró diciendo que quería pasar más tiempo con sus hijos, aspiración legítima, y ahora vuelve sin solución de continuidad: ¿se los llevará en carricoche a los entrenamientos? Quién sabe. Daría algo por saber que noche han pasado Ullrich y Basso. Vuelve el coco.
***
En el Tour del Porvenir, victoria de etapa para el corredor del Orbea Jesús del Nero, aunque la general está complicada.
La Vuelta llegaba a Cerler, otrora un puerto mítico dentro de la complicada geografía montañosa que tenía la carrera española en los años 80 y 90. Curiosamente, no se subía en carrera desde 1998, y nadie lo había notado en falta. Y para qué, si ayer subieron todos los favoritos cogidos de la mano (el único ataque relevante fue el de Sastre, estilo acelerón como los que hizo en el Tour), en una etapa recortada al suprimirse un puerto por desprendimientos. Aún así, 192 km. de carrera para que Sastre, Heras, Menchov (que corre y habla a lo Indurain), Mancebo y García Quesada entrasen juntitos y casi besándose a 15" del héroe de la jornada (y de más cosas), el inconfundible Laiseka, que aprovechó la indecisión del grupo y que nunca es una amenaza para la general para irse con su estilo ágil a dos km. del final. Merecida victoria para un veteranísimo corredor que sólo ha conocido el Euskadi-Euskatel en su vida deportiva (debutó en 1994, en el primer año de la Fundación) y que estrenó su palmarés y el de su equipo en un gran vuelta en 1999, cuando ganó en Abantos (aquel día el Chava dijo que había ganado un "medio español", dolido por la victoria, aunque fue mejor el pasazo que le dió Vandenbroucke en los últimos metros). Volvería a ganar el año siguiente, en 2001 en el Tour (el año del debut del Euskaltel) y el año pasado fue ninguneado por un equipo que soñaba en grande y ha descubierto que el valor más sólido lo ha tenido siempre en casa: Laiseka volaba en la Bicicleta Vasca, donde ganó en Arrate y fue 3º en la general, pero no encajaba en el equipo Tour. Se resignó y este año debutó en el Giro, donde anduvo escapado por momentos. Su victoria de ayer es emocionante, de escalador viejo y clásico, como Conti, Vona, Chioccholi o Guerini. Y digo sólo italianos porque el muy vasco Laiseka siempre ha sido muy italiano a la hora de ganar carreras.
Acabó la etapa, con Carlos de Andrés diciendo "qué gran espectáculo", y al volver del bloque publicitario, ya sabían la noticia del retorno de Armstrong, confirmada por Bruyneel. Conmoción y un poco de risa nerviosa, pero así son las cosas. El yanki busca volver para "joder" a los franceses (la traducción literal de "piss off", y no fastidiar), aunque habría que explicarle que el Tour de Francia no es la Republiqué, sino una empresa privada que podría ser armenia o guatemalteca, pero supongo que le van mejor los discursos reduccionistas de "yo y ellos". Se retiró diciendo que quería pasar más tiempo con sus hijos, aspiración legítima, y ahora vuelve sin solución de continuidad: ¿se los llevará en carricoche a los entrenamientos? Quién sabe. Daría algo por saber que noche han pasado Ullrich y Basso. Vuelve el coco.
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En el Tour del Porvenir, victoria de etapa para el corredor del Orbea Jesús del Nero, aunque la general está complicada.
06 septiembre, 2005
Mancebo gana por fin en una gran ronda
A Paco Mancebo, el increíble hombre invisible, el corredor que siempre está ahí (Tour, Vuelta, Mundial, un año tras otro) le cuesta ganar. Concretamente, no ganaba desde el Campeonato de España de 2004, donde se hizo más agresivo y ambicioso. La etapa de St. Brieuc en el Tour o la crono final robada por Santi Pérez en la Vuelta son días en los que estuvo cerca de la victoria, aunque seguramente tenga mucho más mérito su tercer puesto en la etapa de Courchevel de este Tour, para acabar 4º en París. Siempre puestos, como un Rebellin de las carreras por etapas, y muy pocas victorias. A Escartín le pasaba lo mismo y un día, viendo que llegaba a viejo y ni siquiera había ganado una etapa en una grande, atacó de lejos y inscribió su nombre en Piou-Engaly. Ayer Mancebo hizo lo propio en Ordino-Arcalis, un puerto duro en el que apenas hubo batalla entre los favoritos, con un Heras mermado y un Menchov reservón. Mientras tanto, Paquito el de Navaluenga, como la cigarra, se descolgaba un poquito para volver a enlazar, una y otra vez, intentando buscar fuerzas en esas piernas que eran veloces en aficionados (7º en el Mundial Sub-23 de San Sebastián, tras lanzar el sprint a Freire) y que en profesionales han sido de madera muchas veces. Hasta ayer.
Esperó a que Heras lanzase el sprint ( el bejarano se cebó en vigilar a Menchov), y en un par de pedaladas Mancebo le superó por la derecha a muy pocos metros de meta, suficientes para ganar de una vez. Triunfo merecido por lo que Mancebo ha aportado al ciclismo (constancia, trabajo, perseverancia), y más si los castigados han sido los dos corredores que se disputan la general pero que ayer apenas pudieron hacer diferencias, no ya entre ellos, si no con el resto de corredores. Los Pirineos en el Tour asesinan, y en la Vuelta se allanan como montañas de chicle. Cogiditos de la mano llegaron al sprint Menchov, Heras, Mancebo, Mercado (buena etapa, lo seguirá intentando) y G. Quesada. A un puñado de segundos, el inefable Beltrán (otro que corrió el Tour para entrenarse) y Sastre. Etapa reina, y diferencias mínimas. Como en la Vuelta de Nozal. Como casi siempre en los Pirineos en los últimos años. Ah, que hubo movimiento antes. Que hubo una escapada con Scarponi, Verbrugghe, Pereiro y J.Rodríguez, entre otros, que el Comunitat Valenciana intentó batalla y se quedó en batallita (aunque colocan muy bien a G. Quesada)...en estas circunstancias, es casi una bendición que TVE sólo retransmita los kilómetros finales de las etapas, con el ligero problema de que cuando van con media hora de adelanto, como ayer, todo queda en un pastiche de publicidad. Impagable el momento en el que bajo la pancarta de 8 km. ataca A. González en el grupo principal (entraría descolgado a 5´) y Carlos de Andrés, atribulado, pasa a un bloque publicitario. Pues nada, mañana pasamos a otro etapa pirenaica, y si a Menchov no se le ataca (ayer se descolgó en el tramo más duro de Arcalís, para después enlazar con facilidad) en la crono de Alcalá se pondrá un maillot que ayer ya lució con solvencia.
***
Más cosas del Mundial. El sábado Bettini se quiso probar e hizo tercero en un sprint masivo, tras Petacchi y Hushvod. No se resigna a ser de nuevo un gregario en un Mundial de sprinters, como ya hizo en 2002. Y eso que el año pasado, en Verona, se arrogó con orgullo el papel de capitano unico de la squadra azzurra. Mirando la hemeroteca, resulta que Bettini disputó el sprint final de la Vuelta en Madrid en 1999, siendo también tercero tras Blijlevens y Julian Dean. Claro que entonces la etapa era de 170 km. y no los 270 km. que darán el nuevo maillot arcoiris.
***
Ayer en El Larguero de la SER dieron paso a la Vuelta a la 01:10 de la mañana, y eso que había ganado Mancebo. De la Morena intenta fingir que todavía controla algo de ciclismo, mientras mezcla fechas, corredores y califica a Menchov de "malo, porque es extranjero, y alguien tiene que hacer el papel de malo, y le ha tocado a él". ¡Qué diferencia respecto a cuando era un reportero tribulete, bregando su panza en las llegadas para meterle la alcachofa a su Perico y despotricando contra los "extranjeros" Jalabert, Zulle y Rominger!. Impagable la entrevista a Casero (ayer para casita), sin alguna referencia a las bielas.
Esperó a que Heras lanzase el sprint ( el bejarano se cebó en vigilar a Menchov), y en un par de pedaladas Mancebo le superó por la derecha a muy pocos metros de meta, suficientes para ganar de una vez. Triunfo merecido por lo que Mancebo ha aportado al ciclismo (constancia, trabajo, perseverancia), y más si los castigados han sido los dos corredores que se disputan la general pero que ayer apenas pudieron hacer diferencias, no ya entre ellos, si no con el resto de corredores. Los Pirineos en el Tour asesinan, y en la Vuelta se allanan como montañas de chicle. Cogiditos de la mano llegaron al sprint Menchov, Heras, Mancebo, Mercado (buena etapa, lo seguirá intentando) y G. Quesada. A un puñado de segundos, el inefable Beltrán (otro que corrió el Tour para entrenarse) y Sastre. Etapa reina, y diferencias mínimas. Como en la Vuelta de Nozal. Como casi siempre en los Pirineos en los últimos años. Ah, que hubo movimiento antes. Que hubo una escapada con Scarponi, Verbrugghe, Pereiro y J.Rodríguez, entre otros, que el Comunitat Valenciana intentó batalla y se quedó en batallita (aunque colocan muy bien a G. Quesada)...en estas circunstancias, es casi una bendición que TVE sólo retransmita los kilómetros finales de las etapas, con el ligero problema de que cuando van con media hora de adelanto, como ayer, todo queda en un pastiche de publicidad. Impagable el momento en el que bajo la pancarta de 8 km. ataca A. González en el grupo principal (entraría descolgado a 5´) y Carlos de Andrés, atribulado, pasa a un bloque publicitario. Pues nada, mañana pasamos a otro etapa pirenaica, y si a Menchov no se le ataca (ayer se descolgó en el tramo más duro de Arcalís, para después enlazar con facilidad) en la crono de Alcalá se pondrá un maillot que ayer ya lució con solvencia.
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Más cosas del Mundial. El sábado Bettini se quiso probar e hizo tercero en un sprint masivo, tras Petacchi y Hushvod. No se resigna a ser de nuevo un gregario en un Mundial de sprinters, como ya hizo en 2002. Y eso que el año pasado, en Verona, se arrogó con orgullo el papel de capitano unico de la squadra azzurra. Mirando la hemeroteca, resulta que Bettini disputó el sprint final de la Vuelta en Madrid en 1999, siendo también tercero tras Blijlevens y Julian Dean. Claro que entonces la etapa era de 170 km. y no los 270 km. que darán el nuevo maillot arcoiris.
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Ayer en El Larguero de la SER dieron paso a la Vuelta a la 01:10 de la mañana, y eso que había ganado Mancebo. De la Morena intenta fingir que todavía controla algo de ciclismo, mientras mezcla fechas, corredores y califica a Menchov de "malo, porque es extranjero, y alguien tiene que hacer el papel de malo, y le ha tocado a él". ¡Qué diferencia respecto a cuando era un reportero tribulete, bregando su panza en las llegadas para meterle la alcachofa a su Perico y despotricando contra los "extranjeros" Jalabert, Zulle y Rominger!. Impagable la entrevista a Casero (ayer para casita), sin alguna referencia a las bielas.
05 septiembre, 2005
La metamorfosis de Menchov
¿Metamorfosis? A Menchov siempre se le había presentado como un muy buen escalador, aunque nunca haya superado un gran puerto con el grupo delantero. Exhibiciones en el País Vasco bajo la lluvia sí, pero no son grandes puertos. Nunca, nunca había sido vendido por sus numerosos publicistas como un contrarrelojista. Pues bien, van dos etapas de la Vuelta contra el reloj y las dos han sido ganadas, de manera bastante clara, por el ruso de Orel. Ni siquiera Unzué, su ex-mentor, lo citaba entres sus favoritos para la crono de Lloret, en una entrevista en todociclismo.com, donde sin embargo si citaba a Heras. Claro, todo tiene trampa. La nómina de contrarrelojistas en la Vuelta es trístisima, y aunque hay algunos de nombre y éxitos antiguos (Santos, Casero), los jóvenes que les debían suceder se caen o se disuelven (A.González, Botero, Gutierrez, McGee). Así, es más fácil que Menchov se pueda imponer en una crono de gran vuelta, por lo que la metamorfosis tampoco es tan radical. Ni tan escalador ni tan manta contra el crono, y menos sin grandes rivales. Y clase, mucha clase.
Viéndolo rodar por el penoso circuito diseñado por la organización (esos conos que tanto gustan), con la Guardia Civil escrupulosamente a 15 metros por delante (que diferencia con las cronos del Triki, donde le aspiraban en las rotondas) lo que más maravillaba era la planta y el pedaleo en el llano, que recordaban en algún momento al gran Gianni Bugno, corredor con el que temo que comparta también la falta de fe en sus propias posibilidades. Heras ha estado muy bien, en los tiempos de Sastre y Mancebo, que van mejor que en contra el reloj, y más en una crono larga de 48 km, pero cae en la general a 47" del ruso, incluyendo 10" por acortar el recorrido en curvas acotadas. Tendrá que atacar en montaña, nada nuevo bajo el sol. Cuenta para ello con un equipo en forma suprema (pedazo de crono ayer de Marcos Serrano), cosa que Menchov ni sueña. El Liberty controlará la carrera camino de Arcalís, gran etapa de montaña de 206 km. que se disputa hoy. Lamentablemente, los Pirineos rara vez han sido decisivos en la Vuelta, con mención especial para 2003. Y a Menchov no lo van a quitar de ahí arriba ni con salfumán, como otro corredor del mismo equipo que sólo se bajó del podio del Tour en la última crono. En el caso del ruso, como lo dejen vivo para la última crono, lo más probable es que les birle la Vuelta, esa que la SER insiste en decir que es cosa de españoles (y un coñazo, supongo que porque la ha comprado Antena 3 y hay que empezar a minarla poco a poco) y resulta que entre los cinco primeros esta de líder un ruso y de quinto un yanki, y que de nueve etapas disputadas (9, nine, nove) sólo se ha ganado una.
***
En las dos etapas anteriores, triunfos al sprint de Petacchi y Van Heeswijk, ataques de Bettini y una preparación fabulosa para el Mundial. Paolini ha vuelto a ganar en Inglaterra, esta vez una etapa de 64 km y una hora y media de duración por las calles de Londres.
Viéndolo rodar por el penoso circuito diseñado por la organización (esos conos que tanto gustan), con la Guardia Civil escrupulosamente a 15 metros por delante (que diferencia con las cronos del Triki, donde le aspiraban en las rotondas) lo que más maravillaba era la planta y el pedaleo en el llano, que recordaban en algún momento al gran Gianni Bugno, corredor con el que temo que comparta también la falta de fe en sus propias posibilidades. Heras ha estado muy bien, en los tiempos de Sastre y Mancebo, que van mejor que en contra el reloj, y más en una crono larga de 48 km, pero cae en la general a 47" del ruso, incluyendo 10" por acortar el recorrido en curvas acotadas. Tendrá que atacar en montaña, nada nuevo bajo el sol. Cuenta para ello con un equipo en forma suprema (pedazo de crono ayer de Marcos Serrano), cosa que Menchov ni sueña. El Liberty controlará la carrera camino de Arcalís, gran etapa de montaña de 206 km. que se disputa hoy. Lamentablemente, los Pirineos rara vez han sido decisivos en la Vuelta, con mención especial para 2003. Y a Menchov no lo van a quitar de ahí arriba ni con salfumán, como otro corredor del mismo equipo que sólo se bajó del podio del Tour en la última crono. En el caso del ruso, como lo dejen vivo para la última crono, lo más probable es que les birle la Vuelta, esa que la SER insiste en decir que es cosa de españoles (y un coñazo, supongo que porque la ha comprado Antena 3 y hay que empezar a minarla poco a poco) y resulta que entre los cinco primeros esta de líder un ruso y de quinto un yanki, y que de nueve etapas disputadas (9, nine, nove) sólo se ha ganado una.
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En las dos etapas anteriores, triunfos al sprint de Petacchi y Van Heeswijk, ataques de Bettini y una preparación fabulosa para el Mundial. Paolini ha vuelto a ganar en Inglaterra, esta vez una etapa de 64 km y una hora y media de duración por las calles de Londres.
02 septiembre, 2005
Con todos ustedes, Mr. Vuelta
De la especialización al Olimpo, y sin viceversa. Primera llegada en alto de la Vuelta, a la no muy exigente estación de esquí turolense de Valdelineras, y Heras pone la carrera patas arriba, entrando en solitario y poniéndose al frente de la clasificación general. Es una nueva demostración de Mr. Vuelta, un corredor que desde que debutó en 1997 con victoria en el Alto del Morredero (Ponferrada), batiendo a un Tonkov que en Asturias arrasaría en Lagos y Pajares (lo mismo que se sube este año), ha hecho sucesivamente en la Vuelta 5º, 6º,3º, 1º, 4º (primer año en el UsPostal, perdió el podio en la última crono ante el compañero Leipheimer), 2º (perdió la Vuelta en la última etapa, ante el huracán A.González), 1º y 1º. Son números de auténtico especialista, de un corredor capaz de imponerse en diez finales en alto (salvo la etapa de Segovia de 1998, todas sus victorias han venido cuando la carretera picaba). En el Tour dije que Heras siempre me había dado la impresión de que corría preparándose la Vuelta, y me vuelvo a afirmar en una intencionalidad que seguro que el protagonista desmentiría.
Durante el Tour, antes de Courchevel, dijo encontrarse "como nunca", a pesar de haber languidecido en el Dauphiné, abandono incluido en la etapa de Sallanches. Y se encontró como siempre, en el pelotón de los sprinters. En los Pirineos mejoró, pero siempre lejos de la clase y la alcurnia de un corredor que tiene tres grandes vueltas en su palmarés, algo que en los últimos 20 años sólo tienen Indurain, Rominger y Armstrong, no así Ullrich, por ejemplo. Heras conoce a Armstrong por dentro, sabe que nadie le ha derrotado, y creo que ha optado por una especialización que es bastante sana en tiempos de dominio absoluto, y eso que lleva corriendo dos grandes al año desde 1999, no como el yanki, un estajonista del especialismo. El próximo año tiene en programa el Giro, habida cuenta de que el equipo ha fichado a Vinokourov para el Tour. El año que lo corrió, 1999, hizo quinto y ganó la etapa del Mortirolo, algo al alcance de muy poquitos corredores. De momento, parece tener bien encarrilada la Vuelta.
A Menchov, que está en la general a 6", lo descolgó cuando quiso, y Sastre y Mancebo no supieron aprovechar su conocimiento mutuo y amistad para reducir las diferencias en los muchos descansos de Valdelinares. La dupla Blanco-Quesada del Comunidad Valenciana no me parece creíble para el asalto a la Vuelta, mientras que J. Rodríguez y Simoni han fallado en su terreno. Por no hablar de A. González, al que se le quiere por lo que promete, pero que casi siempre decepciona. Sobre el gregario de Armstrong retirado, sólo voy a recordar su triunfo en la crono de la Vuelta a Georgia y cómo muchos lo veían como protagonista de la temporada. Hoy se llega a Vinarós, donde en 2001 Gárate ganó una etapa de la Vuelta: el sprint está cantado, a pesar de un antecedente tan escalador.
***
Se está corriendo el Tour del Porvenir y no hay ningún italiano en liza, supongo que les bastará con su nutrido calendario nacional, pero no dejo de pensar en un ciclismo amateur italiano lleno de dopaje y escándalos ocultados. ¿Para qué ir a Francia?
***
Triunfo a lo campeón de Paolini en la 4ª etapa del Tour de Gran Bretaña. Otro que se candida para el Mundial, pero sólo en el caso de fugas. O que al jefe le de un telele y se vea disputando el sprint, como en Verona.
Durante el Tour, antes de Courchevel, dijo encontrarse "como nunca", a pesar de haber languidecido en el Dauphiné, abandono incluido en la etapa de Sallanches. Y se encontró como siempre, en el pelotón de los sprinters. En los Pirineos mejoró, pero siempre lejos de la clase y la alcurnia de un corredor que tiene tres grandes vueltas en su palmarés, algo que en los últimos 20 años sólo tienen Indurain, Rominger y Armstrong, no así Ullrich, por ejemplo. Heras conoce a Armstrong por dentro, sabe que nadie le ha derrotado, y creo que ha optado por una especialización que es bastante sana en tiempos de dominio absoluto, y eso que lleva corriendo dos grandes al año desde 1999, no como el yanki, un estajonista del especialismo. El próximo año tiene en programa el Giro, habida cuenta de que el equipo ha fichado a Vinokourov para el Tour. El año que lo corrió, 1999, hizo quinto y ganó la etapa del Mortirolo, algo al alcance de muy poquitos corredores. De momento, parece tener bien encarrilada la Vuelta.
A Menchov, que está en la general a 6", lo descolgó cuando quiso, y Sastre y Mancebo no supieron aprovechar su conocimiento mutuo y amistad para reducir las diferencias en los muchos descansos de Valdelinares. La dupla Blanco-Quesada del Comunidad Valenciana no me parece creíble para el asalto a la Vuelta, mientras que J. Rodríguez y Simoni han fallado en su terreno. Por no hablar de A. González, al que se le quiere por lo que promete, pero que casi siempre decepciona. Sobre el gregario de Armstrong retirado, sólo voy a recordar su triunfo en la crono de la Vuelta a Georgia y cómo muchos lo veían como protagonista de la temporada. Hoy se llega a Vinarós, donde en 2001 Gárate ganó una etapa de la Vuelta: el sprint está cantado, a pesar de un antecedente tan escalador.
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Se está corriendo el Tour del Porvenir y no hay ningún italiano en liza, supongo que les bastará con su nutrido calendario nacional, pero no dejo de pensar en un ciclismo amateur italiano lleno de dopaje y escándalos ocultados. ¿Para qué ir a Francia?
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Triunfo a lo campeón de Paolini en la 4ª etapa del Tour de Gran Bretaña. Otro que se candida para el Mundial, pero sólo en el caso de fugas. O que al jefe le de un telele y se vea disputando el sprint, como en Verona.
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