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14 diciembre, 2005

El ángel exterminador

Charly Gaul. Su nombre evoca el ciclismo mítico de las grandes hazañas, aquel del que apenas quedan unas pocas grabaciones en celuloide, las justas para el noticiario obligatorio antes de las proyecciones en el cine. Charly Gaul. De él hemos leído las más asombrosas historias, pero lo que siempre quedará para la historia del ciclismo sus récords. Charly Gaul, he aquí el sencillo obituario de un ciclista que nunca conocí pero que ha sabido ganarse un lugar en el corazón de todos los aficionados.

¿Cómo se ama a un ciclista del que no se tiene recuerdos? No por su nacionalidad, la no tan exótica de Luxemburgo, país que ya había dado un doble ganador del Tour como Frantz, uno de los primeros clasicómanos con Faber y que continúa hoy en día su tradición con Schleck y Kirchen. No por su carisma, alejado del circuito durante décadas y sólo recientemente recuperado, en parte como un elemento más del circo montado en torno a Pantani. Y desde luego, no por lo que se haya podido leer en España, demasiado ensimismada en loar justamente las hazañas de Bahamontes, su contemporáneo y enemigo muchas veces derrotado, sin ni siquiera comprender que el hábil toledano engrandece su leyenda cuando se le compara con Gaul.

Su palmarés está compuesto por un Tour y dos Premios de la Montaña (10 etapas) y dos Giros (11 etapas), resultados en sintonía con sus características de gran escalador y con los que sus tres vueltas a Luxemburgo y sus seis títulos nacionales apenas se pueden comparar. 40 victorias en un tiempo en el que se ganaba mucho más, pero ¡qué victorias!. En ambientes ciclistas ya se hablaba de su proyección cuando con 18 años pulverizó el récord de la subida al Glossglockner durante la Vuelta a Austria, pero se dio a conocer con 21 años conquistando el bronce en el Mundial del 54, el de Bobet, corriendo en solitario contra equipos nacionales potentísimos. Al año siguiente, en el Tour, atacó en la etapa de Briançon, dejando al segundo clasificado, el suizo Kubler, a 13´47”: conquisto el tercer puesto final, pero su legendaria cabalgada por el Aravis, el Telegraphè y el Galibier le valió el apodo de “Ángel de las montañas”. En 1956 afronta el Giro y completa su mayor hazaña, con 23 años. En la general estaba 24º a 16´05” del líder, sólo quedaban tres días para finalizar la carrera. No conoce lo que espera delante, descubre sobre la marcha los Dolomitas. En el Costalunga corona por delante de Bahamontes, a la caza de esos puntos de la montaña que tanto le gustaban. En el siguiente puerto, el Rolle, corona en solitario con 2´55” sobre el toledano. Por esas cosas de la mala suerte, pincha dos veces y se le rompe el freno, y vuelve a estar a 4´ de la cabeza de carrera. No será hasta el Bondone cuando, en una tormenta de nieve y hielo, se marche en solitario y gane la etapa con 7´44” sobre el segundo y 12´15” sobre el tercero, un Magni con la clavícula rota que nunca ganará su cuarto Giro: subirá segundo al podio de Milán, la maglia rosa pertenecía al debutante Gaul.

En 1958 se repite la historia, esta vez en el Tour. En la etapa 21º Gaul está a 16´ de Geminiani, líder. Ataca en el Col de Luitel y Bahamontes no le puede seguir, escala en solitario el Porte, Cucheron y Granier para ganar en Aix-Les Bains con 7´50” de ventaja. Será al día siguiente, en un crono, cuando consiga el maillot amarillo y su primer Tour. Y en 1959, de nuevo en la etapa 21º del Giro, Gaul está a 3´49” del líder, Anquetil. Después de 270 km. de etapa, y a tan sólo 4 km. de coronar el Piccolo San Bernardo, el rubio francés sigue a su rueda. Gaul ataca entre gruesas paredes de nieve y Anquetil se hunde. Entra en meta con 9´48”, suficiente para ganar su segundo Giro. Y pudieron ser tres. En 1957, cuando iba líder, Bobet aprovechó que estaba parado para orinar y le atacó. Gaul, que siempre corrió en equipos débiles (aunque su patrocinador fuese la misma Faema que después ficharía a Merckx) perdió en meta su maglia. Al día siguiente, se lanzó como un loco al ataque, reventó a Bobet y el beneficiado fue Nencini, que se llevó el Giro al agua.

El próximo año se cumplen 50 años de la hazaña del Monte Bondone. Es por eso que el puerto ha encontrado lugar en el recorrido de parque de atracciones del próximo Giro de Italia. Ese día les contarán historias de un corredor que tuvo que ser ayudado a bajar de la bici, al que el café le caía por los labios entumecidos del frío, al que se le tuvo que quitar el maillot con unas tijeras porque era incapaz de mover las articulaciones, pero lo que hay que extraer de la historia es que era un corredor que no se rendía y al que no le importaba atacar. Una pena que Gaul no vaya a estar allí para recordar una época en la que la que en el ciclismo los hundimientos se producían en carrera, y no fuera de ella. El Ángel de las cumbres, tantas veces exterminador para sus rivales, estará presente en el recuerdo.

03 diciembre, 2005

Tanto tienes, tanto vales

Quien pone el dinero se lleva el gato al agua. El Ag2R, que había invertido una buena cantidad de dinero en fichar a Mancebo y Moreau (además de sus respectivos acompañantes) ha visto premiados sus esfuerzos económicos con la plaza del ProTour que dejaba libre el Fassa Bortolo. No ha servido de nada que el mejor equipo continental de la temporada 2005 fuese el Panaria de Bruno Reverberi, con 23 victorias de 8 corredores diferentes, cuando los franceses sólo han podido ser segundos con 14 victorias con el mismo número de corredores…El Kelme, tercero, 20 victorias con seis corredores, pero a más de 200 puntos de los italianos. Todos estos resultados se refieren a carreras que no son del Uci ProTour, porque dentro de la elitista challenge de la UCI los grandes equipos sólo han dejando escapar diez etapas, nunca una clasificación general. El análisis de éstas arroja resultados muy interesantes.

El único corredor proveniente de un equipo continental que ha repetido victoria en el ProTour ha sido Iván Parra, en sus mágicos Dolomitas del Giro: después no ha hecho absolutamente nada, al igual que su compañero en el Colombia Selle Italia Rujano, también vencedor de la etapa del Finestre en la misma carrera y con trayectoria similar. También consiguieron ganar en el Giro Brett Lancaster y Luca Mazzanti, ambos del Panaria (que también ganó por equipos, como el Kelme en la Vuelta).El diminuto Samuel Dumoulin consiguió la única victoria ProTour para el Ag2R en la segunda etapa del Dauphinè, Van Dijck hizo lo propio para el Mr.Bookmaker en la séptima etapa del Tour de Benelux y los kelmes García Quesada, Eladio Jiménez y Rubén Plaza ganaron etapas en la Vuelta. Diez victorias para nueve corredores diferentes, lo que refleja la dificultad de abrirse camino en el invento de la UCI viniendo desde debajo. Cinco en el Giro y tres en la Vuelta: en el resto de carreras, teóricamente más accesibles, sólo dos etapas.

Así las cosas, los equipos pequeños están condenados a encontrar un buen patrocinador para poder prosperar; eso, y que alguno de los elegidos para el olimpo se dé de baja. Mientras tanto, sólo servirán de cantina para reforzar a los equipos de primera división. Rujano ha fichado por el Quick Step (este Lefevre, que no espabila nunca: como si no hubiese tenido bastante escarmiento con Pecharromán), García Quesada por el Davitamon y de Parra no se espera que continúe con Savio. Respecto a los demás, Lancaster es un corredor demasiado específico, Mazzanti tiene 31 años y Van Dijck y Eladio han encontrado su lugar en unos equipos pequeños en los que pueden ejercer de líderes. Mención aparte merece el caso de Rubén Plaza, que ha renovado contra todo pronóstico con el Kelme y que vendrá pagado con el dinero de Ángel Casero: su caso es el del único joven y apetecible que ha elegido seguir fuera del ProTour. Está cómodo en con Belda y con sólo 25 años ya tendrá tiempo de escoger otras metas. De momento, es la única anomalía que se puede encontrar en el sistema de levas y castas diseñado con mimo por el estrellado Manolo Saiz. Por lo demás, el ProTour ha respondido bien al plan con el que fue ideado por uno de los directores que menos ha cuidado su cantera hasta tiempos muy recientes: unos que venden y otros que compran, ya sean plazas o corredores.

30 noviembre, 2005

Auge y caída de Roberto Heras

No. Los contraanálisis no existen para desmentir al análisis, sino para ratificarlo. Todos aquellos que siguieron con atención la segunda prueba a la orina de Roberto Heras debían saberlo. Y lo sabían. A unos se les disculpa por la normal aprehensión del aficionado traicionado y que se resiste a creer. A otros no. Me estoy refiriendo al diario El País, que el día de la exhibición del Liberty camino de Pajares no dedicó ni una mínima atención en la primera página, y que desde su exclusiva han dedicado un seguimiento inusitado a la confirmación del tanto que se apuntaron: que Roberto Heras se dopa. Bravo. El sábado 26, primera página de deportes y sesuda columna de reacciones. La semana de la vigilia, retratos de familia y detalles de abogados, casos de esperanza (Hamburguer, Llaneras, Guido). En vano.

Sigue el muro de ceguera en torno a Heras. Nadie se atreve a criticarlo, nadie. Se da gran alharaca a las declaraciones de Mancebo, el único que se sale del guión de plañideras (“El que juega con fuego, se quema”), pero hasta donde yo sé no he leído en ningún medio de comunicación la gran pregunta que cabe hacerse en estos casos:

¿Cuando empezó?

Nooooooo, que va, el gran Roberto ha sido pillado por un método no fiable, está pagando los platos rotos de la guerra entre la FCE y la UCI, entre la Vuelta y el ProTour, entre Manolo Saiz y todo el mundo vivo. Un cuerno. No avanzaremos nada hasta que no seamos conscientes de que no se pilla al tramposo en la primera ocasión en la que juega con cartas marcadas. Una vez confirmado el positivo, hay que preguntarse cuando se pudo producir antes. Dice Vicente Belda, en una de sus pocas declaraciones razonables, que se trata del mayor escándalo de doping desde el caso Festina…bueno, si tenemos en cuenta que Pantani en Madonna di Campligio en 1999 no fue estrictamente doping, puede pasar, pero para conocer la verdad del mal tenemos el caso Millar. Lo he utilizado frecuentemente en este blog porque es la confesión de un corredor que nunca dio positivo, pero confesó ante la jeringuilla con restos de EPO: la utilizó para ganar etapas en la Vuelta y un Mundial CRI, mientras recibía elogios sobre su clase y su futuro. Se dopaba cuando estaba bajo de forma, y nunca fue pillado.

Es bien conocida la epopeya ciclista de Roberto Heras. Formado en la escuela vasca, casi pasa a profesional con el Euskadi. Era un joven fibroso que andaba muy bien en montaña y con una buena punta de velocidad: así fueron sus primeras temporadas en el Kelme, con victorias en el GP Primavera y un debut en la Vuelta con victoria de etapa en El Morredero y 5º puesto final. Era 1997. En 1999 debuta en el Giro y logra su única victoria en el extranjero, nada menos que la etapa del Mortirolo por delante de Simoni y Gotti. Precisamente la etapa que no disputó Pantani. El salmantino estaba en auge, el cometa italiano iniciaba su caída. Con 26 años gana la Vuelta y ficha por el equipo de Armstrong, por 200 millones de pesetas al año y con esperanzas de mejorar contrarreloj, aunque pierde gran parte de la chispa que le caracterizaba. En 2002 pierde la Vuelta en la última crono con una prestación decepcionante, pero en 2003 gana una Vuelta disputada de menos a más, tras un Tour horrible. Nunca tendré pruebas, y no creo que jamás Heras tenga la entereza de hacer una confesión pública como la de Millar, pero para mí toda su trayectoria tiene que ser puesta en duda. No se cuando empezó a doparse, pero no fue en esta Vuelta. Si sé, en cambio, cuando no se dopó: en los dos últimos Tours. Así de triste, así de sentido común.

La etapa de La Mongie en 2002. La cronoescalada de Abantos. Calar Alto. Valdezcaray. Los días y los recuerdos se agolpan y en ninguno soy capaz de poner la mano en el fuego. No tengo tampoco porqué. No soy herista, ni nadie me paga, pero quizás Roberto Heras tendría que preguntarse por qué el día del contraanálisis sólo le escudaban Vicioso y Serrano. ¿Dónde está su superamigo Rubiera? ¿Cual es la razón por la que renuncia en el último momento al abogado especialista en rebatir resultados de laboratorio “por su elevada minuta”, cuando gracias a su trabajo en todas estas temporadas tiene asegurada su jubilación y la de toda su prole? ¿Quizás por que las pruebas son abrumadoras?. Y no vale la explicación ofrecida por Carlos Arribas en El País. La tan cacareada “familia” de Manolo Saiz, ¿dónde estaba ese día? ¿Dónde está el médico del Liberty? ¿Por qué Heras no dice el nombre de su médico particular? Bah, ya nada importa. El dopaje confirmado de Heras pone una mancha indeleble en la Generación de Oro del ciclismo español, mucho más allá de la suya particular. La historia del auge y caída de uno de los mejores corredores españoles por palmarés, pero que cierra su carrera en falso, al mismo tiempo que arroja sombras densas como el betún sobre todo el ciclismo.

17 noviembre, 2005

Un Giro extraño y duro, pero habrá espectáculo

El pasado fin de semana se presentó en Milán la edición 2006 del Giro de Italia. La ceremonia careció de cualquier tipo de interés, sin ninguna estrella internacional y sin ni siquiera el último vencedor, Savoldelli: su equipo se lo había prohibido tras la crucifixión pública de Lance Armstrong en la presentación del Tour 2006. Si a esto añadimos que el único corredor de nivel internacional que había manifestado públicamente su intención de disputar la carrera italiana –obligado por su equipo- era Roberto Heras, nos encontramos de nuevo ante la paradoja del ProTour: los mejores no van a las mejores carreras. El Giro de 2006 será un coto local, con alguna sorpresa extranjera, del tipo Rujano (que no ha vuelto a competir desde su fulgor en Finestre) u Osa. Se comenta que Ullrich podría tomar la salida…ya lo hizo en 2001 y no le gustó mucho la redada de San Remo, pero ese año disputó uno de sus mejores Tour. En todo caso, el T-Mobile es especialista en crear expectativa con sus estrellas. Sin ir más lejos, este mismo año mantuvieron hasta última hora la opción Klöden-Vinokourov…para después ir con Klier.

A lo que iba: el Giro se presenta como la tradicional carrera dura, con gran parte de esa dureza concentrada en la última semana. El diseño ha sido ideado por Angelo Zomegnan, un antiguo periodista del periódico organizador, que ha pecado de querer meter todo. Hay etapas en Bélgica (como en 2002), prólogo, contrarreloj por equipos, tramos sin asfaltar, Mortirolo y, si no llega a ser porque los corredores la han boicoteado, ¡una cronoescalada el último día!. Esto pasa cuando se pone a un aficionado al ciclismo a hacer cosas de organización: por mucho que sepa de ciclismo y lo ame, es un auténtico despropósito. Y se acabará pagando en la carrera, aunque el Giro siempre da jornadas espectaculares y emoción sin límite alguno.

Se parte el sábado 6 de mayo de Seraing –ya escenario de una crono del Tour, aquella tan emocionante de Indurain batiendo a Rijs en 1995- con un prólogo de 6´2 km que incluye una pequeña ascensión y las siguientes tres etapas son una apoteosis de explotar el territorio valón, con final en Namur (como en el GP de Wallonia) y alguna incursión en muros de la Lieja-Bastogne-Lieja. Y punto. Con sólo cuatro días de competición, habrá un día de descanso por el traslado obligado a Italia. Un despropósito jamás visto en una gran prueba por etapas…¡y es que encima les estará recibiendo una CRE de 50 km, la primera en el Giro desde 1989! Al menos el recorrido es llano, como la etapa siguiente, camino de Forlí, que será la segunda etapa más larga de la carrera (223 km.) como prólogo de la del día siguiente, la más larga con 230 km. por el difícil perfil de Las Marcas. El domingo, séptimo día de competición, primera llegada en alto al Paso Lanciano, el mítico Blockhaus donde Jose Manuel Fuente se olvidó de la fuerza de la gravedad y firmó una de las mayores exhibiciones de un escalador: sólo por ver esta etapa merecerá la pena el Giro. Además, los finales en alto en la primera semana favorecen las sorpresas y los hundimientos, aunque el recorrido favorece al corredor local, Danilo Di Luca. Dos etapas más de llano y el segundo día de descanso, miércoles 17 de mayo. No es para menos: la caravana tiene que subir desde el profundo sur hasta Toscana, por lo que el reposo brillará por su ausencia.

Y de nuevo, una crono de recibimiento: 50 km por un terreno quebrado, una distancia inusual en el Giro y que puede hacer muchas diferencias. Al día siguiente, espectacular llegada a la bellísima localidad marítima de Sestri Levante, con el durísimo Paso del Bracco a pocos kilómetros de meta. El Bracco es un auténtico puerto de los Apeninos Ligures: estrecho, grandes pendientes y emboscada en cada curva. Se llega así al segundo fin de semana de la carrera: el sábado final en la estación de esquí de La Thuile tras 216 km, tras subir antes el San Carlo y el increíble Pequeño San Bernardo. Habrá batalla y no tiene porque ser en la no muy exigente subida final, en pleno Valle de Aosta. Aunque es la primera vez que se sube en competición, la tradicional y prestigiosísima vuelta por etapas para aficionados que se corre en esa zona hace que todos los corredores transalpinos conozcan la subida. Y el domingo, la traca: otros 224 km. con final en Domodossola y “sólo” dos puertos, pero que puertos: el Gran San Bernardo y el Sempione, que no se sube en el Giro desde los tiempos de Mari Castaña.

La última semana tiene, tras una etapa de transición hacia los Dolomitas, el final en el Monte Bondone el martes y la etapa de 158 km. del miércoles, con final en el inédito Plan de Corones, sin asfaltar: 5´5 km a más de 2000 metros de altura con un tramo de pendiente al 24%. Para más Inri, antes se habrá subido el Pinei y el durísimo Erbe, por lo que tengo mis serias dudas de que la etapa no se acabe convirtiendo en una prueba de trial a ver quién es el que no se cae hacia atrás. Y a eso lo llaman ciclismo. El jueves será el día de atravesar los Alpes Julianos en una larga jornada de 227 km. con dos puertos de montaña, pero el último a cincuenta de meta. Discurso distinto es el del viernes, la etapa reina sobre el papel: 220 km con Forcella, la Marmolada y sus maravillosas rectas asesinas, el Pordoi por encima de los 2000 metros y final en alto en San Pellegrino.

Se podría decir que la carrera ya estará decidida, pero es que el sábado vuelve un viejo conocido: el Mortirolo, el puerto más duro que existe y capaz de invertir el orden de cualquier clasificación general. Y el criminal de Zomegnan, que ha diseñado el Giro porque nunca se ha subido en una bicicleta, lo inserta en una jornada de 212 km. y precedido por el Tonale y…el Gavia. Toma ya. Como con Olano en 1996, aunque esta vez el final de etapa está en Aprica y no en alto. Para el domingo estaba la bufonada de la cronoescalada al Ghisallo, la mítica subida del Giro de Lombardía donde está la patrona de los ciclistas: eran sólo 11 km en una semietapa por la mañana y después la tradicional pasarela hacia Milán, pero el sindicato de ciclistas ha dicho que es ilegal hacer semietapas en una gran vuelta por etapas. Curioso: el mayor especialista en ganar sectores parciales, Jens Voigt (tres años seguidos en el País Vasco, por poner un ejemplo), ha sido el vocal de esta justísima reclamación. Claro, como él no va a participar... Una lástima, porque este Giro va a necesitar valientes para rescatar una carrera asesina por las subidas, el recorrido de Monopoly y los traslados.

08 noviembre, 2005

Un deseo para el próximo año

La noticia estalló el lunes por las principales agencias de noticias, a punto para que al día siguiente todos los medios de información se hiciesen eco. Es normal. La noticia afecta nada más y nada menos que al vencedor de una gran vuelta por etapas, es español y era, hasta hace 24 horas, un corredor de trayectoria inmaculada. Roberto Heras, a falta del contranálisis, ha dado positivo por EPO en la crono de Alcalá de la última Vuelta. Y en todos los periódicos (una buena muestra es la crónica de Carlos Arribas en El País, matizada por otro articulo para guardar la ropa) la reacción ha sido opaca, seria, sin aristas: un parte de guerra, de una guerra que se cobra su enésima víctima, pero esta vez no hay corneadores que se ensañen con la víctima, como en el caso de Aitor González.

Analicemos fríamente los datos: un equipo que ya ha tenido dos hematocrito altos en la temporada (Ribeiro y Nozal: uno expulsado, el otro redimido), un corredor que volaba en la parte final de la Vuelta, hasta el punto que la jornada en la que da positivo pierde la etapa por centésimas ante un especialista en un terreno en el que nunca ha brillado, una carrera que el año pasado produjo los casos de doping sanguíneo de Santi Pérez (aunque fue cazado fuera de carrera) y Hamilton, un corredor con la rodilla maltrecha, pero que sin embargo se recupera para las etapas asturianas…elementos que se confabulan para que haya poca esperanza para Roberto Heras. Sin embargo, es imposible encontrar eco de alguno de ellos en ninguna de las crónicas. A Aitor González le recitaron todo el historial de fracasos, su relación con Eufemiano y la banda de la Covatilla y, entre líneas, su conversión a vasco para encontrar equipo. El que escribió esas cosas y el martes no se mojó con Roberto Heras debería releer lo escrito hace poco más de un mes. Y como me consta que muchos de ellos leen de vez en cuando este humilde blog, estaría bien recordar que un caso de doping es el mismo para figuras que para vedettes del ciclismo. Y que estaría bien que alguno se dignase a informar sobre el resultado de la autopsia a Alessio Galetti, que no ganó ninguna Vuelta, pero se murió en la carretera hace seis meses sin ninguna explicación.

¿Por qué tanta precaución en este caso? Heras es un corredor respetado, uno de los mejores de la historia del ciclismo español y respaldado por un importante patrocinador del ciclismo, que seguramente se vaya a replantear todo: si se confirma el positivo, Heras sería descalificado como vencedor de una gran vuelta. Como Ángel Arroyo. Como Pollentier. Ambos a principios de los ochenta, quizás demasiado lejos para que la gente se acuerde, pero de lo que si se va acordar es de la marca comercial. Todo son posibles explicaciones, así como la notable presencia de heristas en las principales redacciones, las mismas que no dudan en sacrificar a Armstrong ante pruebas mucho más insustanciales. Contra el doping no existen medias tintas: todos iguales. Incluso Heras, probablemente el corredor que menos se lo merecía por su carácter reservado. Pero así también era Santi Pérez, que todavía plañe su inocencia en los foros que le dejan (el último, en El Larguero celebrado en Gijón en la última Vuelta, un exhibición impúdica de juicios paralelos). Me duele imaginarme a Roberto Heras en la misma tesitura. Si se confirma su positivo, son dos años de sanción, por lo que se pondría en 33 años: con tres Vueltas a España confirmadas, sería difícil volver a encontrar motivación para volver.

Y ojito a no caer en los cuentos de la abuela de que es una venganza de la UCI por la falta de apoyo a Verbrugghen y su equipo, como ya se intentó vender el positivo (una historia que está paralizada, nadie sabe si se ha confirmado) de Aitor González. Esta carrera ya la hemos visto muchas veces, la carrera del ciclista capaz de resucitar después de arrastrarse en la carrera precedente, andar mucho mejor que sus rivales y salirse en especialidades que no son la suya. Y todos los años volvemos a picar. Qué error. Nadie esta libre, habrá que dar la razón en la cena de Navidad a todos esos que te espetan, mientras se comen la gamba y hablan de fútbol, “es que se meten todos”. Y en Nochevieja, pedir en silencio encontrar argumentos para seguir atento a este deporte, al deporte de competición en general.

03 noviembre, 2005

Un humorista llamado Lance Armstrong (y otras historias)

Se supone difícil la transición de astro del pedal a ciudadano corriente, aunque la carrera haya estado plagada de éxitos. Coppi seguía corriendo exhibiciones y arrastrando su leyenda cuando una enfermedad tropical se lo llevó por delante (como todo desaparecido italiano que se precie, hay misterio en torno a su muerte); Anquetil se desvinculó totalmente de su estela y se refugió con su bella rubia en una villa de ensueño antes de que el cáncer le consumiese; Eddy Merckx colgó la bicicleta con 30 años y una próspera empresa con su propio nombre le tuvo bien ocupado mientras amasaba kilos y millones; Hinault tardó pocos años en vincularse con la empresa organizadora del Tour, donde ejerce de Di Stefano rejuvenecido; e Indurain transita su madurez entre cargos testimoniales y variados como el COE, el jurado de los Príncipe de Asturias y la UCI, tras unos años de completa desvinculación. ¿Y Armstrong?

Armstrong es humorista. Si, como lo oyen. Pasea su popularidad fruto del binomio campeón-cáncer por los más populares talk-shows americanos, mientras rumia su rencor ante el enésimo rapapolvo del Tour en la presentación de la edición 2006 (todos los comentarios en el anterior post). Una de sus últimas actuaciones ha sido dejarse perseguir por un payaso que se hacía pasar por francés (ya saben: acento nasal, comer paté y leer a Rousseau dan la combinación perfecta) y que estaba interesado en hacerse con una muestra de su orina al grito de “J´acusse”. El espectáculo de latrocinio público que está ejerciendo el Tour con Lance Armstrong una vez que se ha retirado no tiene nombre, desde la revelación de su doping con EPO en 1999 una vez que acabó la edición de 2005 (cuando se tenían los datos desde la primavera de ese año) hasta la supuesta investigación de todas las muestras congeladas del heptacampeón americano, pero tampoco es de recibo que cada semana tengamos noticia del último numero circense del hombre que derrotó a su destino y que ahora parece cebarse en su propia condición de sospechoso. La historia va para largo, en estos largos meses sin competición estaré atento: acabará formando pareja en plan Tip y Coll con Ekimov, el simpático ruso que seguirá un año más en el equipo, hasta cumplir los 40. ¿Adivinan quién recibirá las bofetadas cariñosas que tan bien captó Alex de la Iglesia en “Muertos de Risa”?

Como ejemplo de que la mala transición de la vida deportiva a la de un ciudadano más no es exclusiva de Armstrong, habrá que decir que Cipollini está compitiendo en un programa de la RAI que se titula “Bailando con las estrellas”…no lo hace mal, pero su ego lleva mal no ser protagonista: hace unas semanas se encaró con un periodista que le hizo una observación sobre su carrera: “Tu eres un ignorante: mis cuarenta y dos etapas en el Giro equivalen a 120 goles en la Serie A, sólo que vosotros únicamente teneis ojos para el fútbol”. Jo, Mario, ya nos explicarás esa tabla de conversión.
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Patéticos algunos argumentos que se han atribuido a Manolo Saiz defendiendo el ProTour: “El año pasado siguieron la Paris-Niza cien periodistas y este año 185” o “Se ha podido ver la Vuelta a Suiza en 130 países”. Recordemos: la Paris-Niza se vio en España en resumenes a las tres de la mañana y si hubo mayor cobertura informativa fue porque fue la primera carrera del ProTour: que diga el impacto de la Vuelta a Polonia; y la Vuelta a Suiza, sencillamente, no se vio: yo tuve que ir a casa de un amigo con parabólica a sintonizar la nacional suiza. Y estamos hablando de España, uno de los países donde se sigue más el ciclismo
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El CSC, que ya ha ganado este año la clasificación por equipos del ProTour (batiendo al Rabobank, que ha hecho una temporada increíble), se ha reforzado bien y barato, y eso es mérito de Rijs. Acaba de cerrar una plantilla de 30 corredores, reflejo de la ambición que le anima, y las dos últimas incorporaciones son Iñigo Cuesta, por referencias de Carlos Sastre (fueron buenos compañeros en la ONCE, donde les tocó gastar fuerzas por compañeros), y Gustov, el ruso que estaba en Fassa y que algunos años ha volado en las clásicas. Rijs ha conseguido que un corredor de 36 años como Lombardi (los mismos de Cuesta) haya acabado este año Giro, Tour y Vuelta: la locura de llevarlo al Mundial ya fue consecuencia directa de Ballerini. Esperemos que logre lo mismo con el burgalés de Villarcayo, uno de los corredores con más clase y profesionalidad del pelotón.

26 octubre, 2005

La respuesta es no

Hace unas semanas, el diario As llevó a cabo una serie de entrevistas a personas del mundo del ciclismo sobre el balance del ProTour. El periódico deportivo, fuertemente escorado en contra del invento de la UCI, daba cancha a todo tipo de especulaciones sobre el origen, la gestación y el resultado de una innovación a la que se le puede reprochar lo peor que se le puede reprochar a algo que pretendía ser un paso adelante: ha sido un paso atrás.

No queda nada del proyecto original que pretendía que los mejores ciclistas fuesen a las mejores carreras, y que tenía que ser el motor sobre el que girase la revolución. Y ha sido así desde el principio de temporada. A diferencia de otros organismos deportivos con sistema de liga cerrada, como la ATP del tenis, la UCI no tiene ningún mecanismo para obligar a sus federados en equipos ProTour a tomar parte en tal y cual carrera. Casi mejor así, porque si no hubiesen hecho como las estrellas de la raqueta cuando no les interesa ir a un torneo: es que me duele la ceja o no entiendo como no ha llegado mi vuelo. Algo de eso también ha habido en el ProTour, pero el caso es que la UCI se ha dado por satisfecha viendo los equipos inscritos en las carreras seleccionadas, sin importarle el contenido. Y eso al final ha ido en contra del deporte y el espectáculo. En la cabeza de todos están los ejemplos de equipos franceses, pero el Domina Vacanze o el Euskaltel no han ido a la zaga. Veinte equipos para el ProTour parecen excesivos, y todavía no sabemos porque se escogió ese número y no catorce. Para el próximo año, visto que la reelección de Verbrugghen encarnado en irlandés asegura una nueva edición del invento, hay una plaza en litigio, la del Fassa Bortolo. El candidato más serio, porque tiene el dinero, es el AG2R, pero el equipo que presenta mejores resultados dentro de la categoría continental es el Panaria italiano: como no hay sistemas de ascensos y descensos, no hay reclamación posible. Como la NBA.

En el plano deportivo, una triste realidad: salvo el vencedor del ProTour, que desde luego no se marcaba este objetivo a principio de temporada, los demás situados en las primeras posiciones están ahí por marcarse objetivos concretos del calendario, no por la challenge en sí. Es el caso de Boonen, Ullrich (por una vez por delante de Armstrong, que a pesar de disputar únicamente Dauphiné y Tour está entre los primeros de la clasificación), Vinokourov y todos los demás, salvo Rebellin, un especialista en sumar buenos puestos, pero cuya única victoria de la temporada ha sido fuera del ProTour. Un fracaso rotundo y mayúsculo, y más si tenemos cuenta que en los meses de rodaje la casaca de líder fue repudiada por Freire y ninguneada por Petacchi, aunque desde la UCI no dudarán en interpretar que prefirió no tomar la salida en Flandes para no ensuciar el blanco inmaculado de un maillot que no significada nada. Un momento, estoy especulando sobre esa posible justificación...Al fin y al cabo...¿hay alguien en la UCI que realmente haya hecho un balance de pros y contra con los resultados encima de la mesa? ¿Han intentado siquiera justificarse? Ni eso. No lo necesitan. Ellos tienen el ordeno y mando, pero nosotros la capacidad de criticar un desbarajuste que no ha beneficiado en nada al ciclismo.

Porque es muy difícil sacar argumentos a favor del ProTour. Incluso entre los propios ciclistas. Lo más que llegan a decir es “ha habido más competencia, más ansia”, pero habrá sido en las grandes citas del calendario, que ya lo eran antes del advenimiento de la criatura de Saiz y Verbrugghen. De la Vuelta a Polonia, el Benelux y la crono de Eidhoven no se acuerda nadie, y eso que en teoría iban a verse potenciadas en proyección, interés y competitividad. Un pimiento. Lo único mínimamente tibio (por no entrar en temas como el sistema de puntuación o el solapamiento de calendario) que se puede decir sobre el ProTour es que ha sido su primer año y puede enmendarse, porque la esperanza es lo último que se pierde. O porque nos gusta mucho este deporte. En todo caso, siempre hay que recurrir a la pregunta esencial, a reducir todo a un respuesta de si o no, apelando a nuestra conciencia interna: ¿El ProTour ha hecho que la temporada fuese mejor que las precedentes? ¿Hay alguien ahí que se lo haya preguntado?
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Segundo puesto de Mancebo en la Japan Cup. Ya entró en el grupo principal en Lombardía y ahora se ha metido un viaje de aúpa para despedirse de su equipo de toda la vida. Buena suerte en su nueva andadura francesa, pero supongo que en casa Unzué/Echavarri siempre tendrán la puerta abierta, porque es un grandísimo profesional y lo ha demostrado hasta el fin con una entrega que recuerda a la de Olano cuando se fue del Mapei. La victoria ha sido para Cunego, la cuarta de la temporada, una cifra de todo respeto pero que palidece ante el fulgor de su increíble 2004.

18 octubre, 2005

Bettini gana sin rivales el Lombardía

Bettini se presentó en la salida de Mendrisio para el 100º aniversario del Giro de Lombardía como el máximo favorito. Además, como suele pasar en este magnífico corredor, se presentó farruco. A una pregunta de un periodista de La Gazzetta de lo Sport sobre cual sería su estrategia en carrera respondió con la bufonada “todos con Petacchi”. No son nuevas las bravuconadas en el corredor que empezó como gregario de Bartoli y que ya acumula más clásicas de la antigua Copa del Mundo que su mentor, aunque corrigiendo a sus bastante numerosos aduladores, que no dudan en compararlo con Museeuw y sus once victorias, el meollo de la cuestión no está en el número, sino en la calidad. Bettini se ha impuesto en 4 monumentos, mientras Bartoli en 5 y el flamenco con problemas de doping en los tribunales, en 6, por no hablar de que el grandísimo Bartoli ha ganado en Het Volk, Tour de Flandes y Flecha Valona, carreras donde todavía no se tiene noticia de Il Grillo.

En contra de lo habitual, fue una gran jornada de sol los 256 km. del Giro de Lombardía, una carrera donde han escrito su nombre los más grandes campeones, pero que ha caído un poco en desgracia en los últimos 15 años, desde la irrupción del ciclismo moderno. No debe extrañar que entre los vencedores en estos años se encuentren Gilles Delion, Vladislav Bobrik, Rumsas o el superdoméstico italiano Faresin, pero el prestigio se ha mantenido inmarcesible, en parte por la labor de salvaguardia efectuada por el grupo RCS-Rizzoli, editor de la Gazzetta y el Corriere de la Sera, organizador también del Giro, la San Remo y otro puñado de carreras italianas. Si no, es difícil que hubiese sobrevivido una carrera que se disputa el 15 de octubre, con casi todos los deberes hechos y muchas ganas de descansar. Bueno, a lo que ibamos: Bettini dominó la carrera a su antojo, y sus rivales fueron los otros dos corredores que estaban en forma en este final de temporada, Simoni y Schleck. El ataque se produjo en el Ghisallo, a 56 km. de meta, con Bettini vanagloriándose en meta de “poner en dificultades a un escalador como Simoni en una subida tan dura”, y allí también estuvo Carlos Sastre, que sin embargo no aguanto en la última subida, que Simoni no dudó en definir como “comparable a las de la San Remo”.

En el final hubo un poco de incertidumbre, con Caruso llegando a rueda tras una gran remontada. Bettini lanzó el sprint de lejos, a lo Bugno, sin necesidad de hacerlo, y al final sólo pudo celebrar el triunfo cantado con un solo brazo, señalándose el patrocinador y declarando en meta, henchido por la victoria que “había superganado” y que el próximo año se plantea como objetivo “el Giro”. Toma ya. Ganó de una manera diferente a como lo hizo en Zürich 13 días antes, pero con la misma sensación de superioridad. Maquilla una temporada que iba muy mal encaminada, y parece que se ha desprendido del gafe del Campeón Olímpico. En todo caso, habrá que ver que calendario le hace Lefevre para que no entren chispas con su protegido y queridísimo Boonen. En cuanto al resto de participantes, Di Luca se retiró por problemas en la rodilla y Valverde entró 12º, exactamente la misma posición que logró Olano en 1995, cuando con el maillot de Campeón del Mundo se marcó Lombardía como objetivo y se topó de bruces con la realidad: en las clásicas no basta con tener la forma, hace falta el aprendizaje. Y Valverde se va de vacío en su proyecto de fin de temporada. Será difícil que se le vuelva a ver por estos pagos tras su conversión en hombre-Tour, pero esperemos que haya aprendido la lección, no demasiado bien madurada tras el batacazo de abril.

Mención aparte merece la fabulosa actuación de los corredores españoles. En el grupo principal de las posiciones 5º a treinta y pico había diez, diez, corredores nacionales, tan dispares como Bingen Fernández, Rubiera, Perdiguero, Lastras, Marcos Serrano o el sorprendente Mancebo.Es un reflejo de una temporada en la que se ha seguido incrementando el número y la calidad de las victorias, pero sobre todo el nivel general del ciclismo español, que se mide precisamente por la variedad y la calidad de corredores que están ahí delante. Ahora sólo falta acertar un poco más con el punto de mira, porque el sprint del grupo lo ganó Rebellin, un corredor que este año se ha impuesto en una única carrera, pero que aún así ha acabado tercero del ProTour. Este último dato no debe extrañar mucho, porque el vicentino siempre ha sido un experto en acabar entre los diez primeros de la UCI y de la antigua Copa del Mundo, pero si el puede con 33 años, ¿por qué no otros? Será porque se lo toma en serio, como Zabel, al margen de etiquetas.

11 octubre, 2005

Eternamente Zabel

Emocionantísima y brillante edición de la Paris-Tours, una carrera que año tras año nos regala un espectáculo que está a la altura de los mejores momentos de la temporada. En los últimos quince años, la mal llamada clásica de los sprinters sólo se había resuelto bajo esta modalidad en cinco ocasiones: en dos consecutivas ganó Minali y en otras dos Zabel, que ayer consiguió reverdecer laureles que nunca se marchitaron del todo en la misma carrera en la que se presentó al gran público en 1994, cuando apenas llevaba dos años de profesional. ¿Clásica de los sprinters? ¡Un cuerno! Clásica a la altura de las mejores, si por ello entendemos la competición hasta el último metro, carreteras estrechas y emboscadas. Ayer se llegó al sprint, sí, pero nadie daba un duro a un kilómetro del final.

La escapada larga de la jornada tuvo un protagonista español, Iván Gutiérrez, pero fue neutralizada muy lejos de meta. Aunque el Davitamon intentó controlar la carrera para McEwen, fue prácticamente imposible. En el primer repecho serio, a 30 km. de la conclusión, Stijn Devolder y Philipe Gilbert se fueron por delante con relativa facilidad, tanto que pudieron dejar en el llano a un simpático corredor del Davitamon que resistió en la leve subida de 80 metros de desnivel. Los dos galgos belgas, que brillaron en el Mundial de Madrid (el de Discovery estuvo en la escapada de Valverde y Bettini, el de la Français des Jeux en el kilómetro final tirando para Boonen) pusieron rápidamente tierra de por medio, ayudados porque detrás tiraba un inoperante Illes Balears con Mikel Pradera y Chente, muy lejos de un estado de forma mínimamente aceptable: en 5 km. se pusieron con 1´, lo que en la Paris-Tours equivale a victoria. Un nuevo desastre para el equipo de Unzué y su plan de hacer de Valverde un corredor de clásicas: daba pena ver como el Discovery metía corredores delante sólo para obstaculizar los relevos de aficionados del Illes Balears.

Contra todo pronóstico, el Quick Step (Zanini y Krestens) empezó a colaborar a falta de 15 km. para meta, y sin tener a Bettini o a Boonen en carrera. Parecía que era muy tarde, y más cuando en los escasos repechos se rompía la colaboración necesaria por ataques de corredores (uno de ellos, Lastras, lo que lleva la situación en el Illes Balears al paroxismo, pero también Hushvod que no se sabe a qué juega) con escasas opciones. En la recta de Grammont, los 2,5 km. que son la conclusión de la Paris-Tours, parecía que iba a ser la repetición de dos corredores hábiles que saben aprovechar las indecisiones del grupo para llevarse una gran victoria. Esta vez fue al contrario: el grupo supo aprovecharse de la estupidez de un corredor nulo tácticamente como Devolder, que prefirió dejar de dar relevos. Con sólo dos o tres relevos más hubiesen llegado, pero prefirió ser uno más en el pelotón a regalarle la victoria al rapidísimo Gilbert. Es una cuestión electiva, está claro, pero los perjudicados fueron los dos. Gilbert le dedicó un espectacular corte de mangas mientras por delante un enorme Zabel conseguía zafarse de las malas artes de Bennati y batir claramente a Davis (que gran temporada) y a McEwen, que por fin hace entre los 10 primeros en una clásica de la antigua Copa del Mundo.

Una vez más, Zabel. Pasan las temporadas y la gente le quiere enterrar, pero el gran Eric, un prodigio de deportista en cuanto a perseverancia y trayectoria, sigue ahí. Segunda victoria de la temporada, pero que dos victorias: la clásica de Frankfurt y la Paris-Niza. Unos dirán que no había sprinters de categoría, pero si no los había no era problema de Zabel. El siempre está ahí. Siempre. Di Luca se fue a casa en el km. 200, Petacchi sigue desaparecido desde el Mundial, Bettini prefirió las carreras del fin de semana en Italia, de Valverde mejor no decir nada...y Zabel siempre será Zabel. Lo siento por los vecinos que ayer por la tarde escucharon un grito de victoria, pero pocas victorias alegran tanto como la de esta edición de una carrera que es ya cita ineludible para todos los amantes del buen ciclismo.
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Magnífica 80ª edición del Giro de Emilia, una de la carreras más bonitas y espectaculares del calendario ciclista. Aunque el tiempo no acompañaba, Simoni ha dado un gran recital atacando a 45 km. de meta en la primera de las cuatro subidas al Monte San Luca, que alcanza el 18% de pendiente. El circuito no favorecía una acción en solitario desde tan lejos, pero demostró que el gran corredor italiano era el que tenía mejor forma, incluso mejor que el luxemburgués Schleck, muy bien ayudado por un Sastre especialmente entonado. En la última subida se fue sólo, dejando clavados a los corredores del CSC y a Celestino, además de a su compañero Cunego, que quería pero no podía. Segunda victoria en la carrera para Simoni, después de la edición de 2000 (ante Codol y también Celestino), y tercera de la temporada tras el Giro del Apenino y la etapa del Mont Faron en la Paris-Niza, además del 2º puesto en el Giro de Italia. Victoria de prestigio para un corredor que será de los favoritos para el sábado y la importantísima cita del Giro de Lombardía.
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El domingo, el GP Beghelli, también en Emilia-Romagna. Exhibición de Bettini en la única subida de la carrera, atacando a 100 m. del final de la cuesta al 5%, pero insuficiente para romper el previsible sprint ¿De nuevo gastando energía como en Madrid? Quizás, pero disputó el sprint con todas sus energías y fue batido netamente por...Murillo Fischer, que obtiene su ¡séptima! victoria de la temporada. Y su 5ª puesto en el Mundial de Madrid, que vale como una victoria. Ayer Bettini no le hubiese ganado, y el italiano no es de los que regalan victorias. Salvo en Madrid, claro.

06 octubre, 2005

Recital de Bettini en solitario

Las luces de los coches encendidas, el suelo siempre mojado...lo vivido en Zurich fue un Lombardia transplantado al norte. Y un recital de un corredor que esta en una forma increible. Bettini ataco a 37 km. de meta y en meta obtuvo 3' de ventaja sobre sus perseguidores. Es cierto que por delante iban, perfectamente filtrados en fuga, hasta cuatro corredores del Quick Step (Paolini, Moreni y el desaparecido Sinkiewitz), que le ayudaron a la manera de Scarponi, Caruso, Beloki y Vicioso a Heras camino de Pajares, pero no es menos cierto que el mayor merito reside en exclusiva en la maravillosa prestacion de Bettini. Ganar con esa climatologia y con esas diferencias dice mucho de un corredor que esta teniendo una temporada parca de resultados, pero que todavia tiene muchas victorias en sus piernas.

Segundo en meta Frank Schleck, del que se dice que a lo mejor debuta en el proximo Tour, y tercero Lorenzo Bernucci, que sobrevivia de la fuga. A un minuto, Di Luca y Samuel Sanchez, el primero sellando su triunfo en el ProTour (como si hubiese alguna duda) y el segundo consiguiendo su segundo mejor puesto en una clasica, tras haber sido cuarto en la Lieja de 2004. Sexto el recien nacionalizado suizo Wesseman y septimo la agradable sorpresa alemana de 21 primaveras Heinrich Haussler...en dias como el domingo se descubre la autentica naturaleza de los corredores de raza, y parece que el corredor del Gerolsteiner puede dar muchas alegrias. Valverde, en su promesa de cazar alguna clasica antes del cierre de la temporada, solo pudo ser vigesimo a 7'11" de Bettini, sin entrar nunca en carrera. Para la Paris-Tours de este domingo Unzué dejo caer en el As que le veia ganando un sprint masivo...lastima que la carrera francesa rara vez decida su vencedor al sprint.

30 septiembre, 2005

Cita en Suiza

La Clásica de Zürich es la carrera más prestigiosa de un día que se celebra en Suiza, país que también alberga su ronda nacional y el Tour de Romandía, lo que no está nada mal. Ubicada en el calendario en agosto, durante muchos años fue la primera cita nada más concluir el Tour, lo que explica la maravillosa nómina de vencedores en el velódromo de Oerlikon. Ahora, debido al ProTour, la carrera se disputa este fin de semana, en un octubre que en esas latitudes significa hojas caídas y bastante fresquito.

El último vencedor fue Jose Antonio Flecha, en una gran victoria derrotando a todos los favoritos al sprint. Huelga decir que fue el primer vencedor español, en una clásica que había visto brillar a Escartín (3º en 2001) y a Zarrabeitia, que un año fue 7º. Sin embargo, en esa nómina de vencedores hay un nombre que extraña a propios y extraños: el polaco Grzegorz Gwiazdowski , que en 1999 se impuso de manera sorprendente defendiendo los colores del Cofidis. Tras ir escapado toda la carrera, fue neutralizado a pocos kilómetros de la conclusión. En un día gris y lluvioso, no se sabe cómo, el desconocido corredor sacó fuerzas de donde no las había y se volvió a escapar para conseguir un triunfo de los más sorprendentes en el ciclismo moderno. A partir de ahí, el vacío. No se volvió a saber más, y ahora mismo está retirado. Otro corredor que pertenece a la historia de la carrera es Jan Ullrich, que ha sido ¡cuatro! veces segundo. Si este dato lo combinamos con sus ¡cinco! segundos puestos en el Tour nos daremos cuenta de que el bueno del alemán es un cenizo de mucho cuidado.

Los favoritos para la edición de este domingo son Valverde, al que el recorrido le va muy bien, Cancellara, Kirchen, Cunego, Davis, Di Luca, Perdiguero, Bettini y Boogerd. Un montón. No es para menos: muchos corredores no han hecho los deberes este año y el cambio de calendario de la Clásica de Zürich les viene muy bien para obtener una victoria de relieve y con nota propia. En esta nómina hay muchos corredores que no se la pueden jugar al sprint, por lo que esperemos que haya una buena carrera.

29 septiembre, 2005

El hombre que pudo ganar el Tour de Francia

Rumores no confirmados con fuente en L´Equipe y ampliamente recogidos en la prensa de hoy apuntan a un posible positivo de Aitor González en la pasada Vuelta a España, en la etapa de La Bien Aparecida. De confirmarse la presencia de nandrolona en la sangre del talentoso ciclista, posiblemente sería su tumba. No es mal momento para glosar a uno de los corredores con más inspiración que haya dado jamás el ciclismo español y al que le ha perdido su mala cabeza.

Aitor González pudo ganar el Tour de Francia. Entiéndame, no es como un corredor que apunta buenas maneras y tal, y se dice "puede ganar el Tour". No. Aitor lo pudo hacer, de veras. Estuvo (y fue protagonista indiscutible) en la celebérrima escapada de Pontarlier, aquella etapa del Tour 2001 donde una avanzadilla llegó con ¡35 minutos! sobre el pelotón de favoritos, dejándolos fuera de control. Se llegaba cerca de la frontera suiza tras una buena kilometrada, llovía y hacía frío. El Cofidis en bloque se había quedado fuera de otro corte el día anterior y fueron castigados a hacer dura la carrera: forzaron el corte y se fueron con otros muchos corredores. Por detrás, día de descanso y mofa para la competición, porque sabían que no habría lo que hay que tener para excluirlos de la carrera. A. González hizo segundo en la etapa después de luchar denodadamente contra Dekker y Knaven. Estaba en forma, pero todavía nadie le conocía. En esa escapada estaban también Kivilev y François Simon, que pudieron acabar el Tour 4º y 6º respectivamente gracias a la ventaja obtenida. Por el contrario, nuestro protagonista se fue para casa en la etapa de Alpe D´Huez alegando un problema de rodilla. De haberse esforzado un poco más, el brillante corredor hubiese podido convertirse en otro Walkowiak, porque fuerza y potencia no le faltaban.

En el año 2002 lo demostró, ganando dos etapas en el Giro y tres en la Vuelta, además de la general. En vez de mantener el estado de forma que le permitió arrasar en la crono del Bernabeú (le metió 1´23" a Casero, segundo, y 3´22" a Heras, el líder), se dejó llevar y se presento en el Mundial de contrarreloj de Zolder para ser sólo 7º. El oro fue para Botero, que en la Vuelta se había quedado 4º a 1´55"...No obstante, fichó por el Fassa por un contrato de dos años a razón de millón de euros por temporada. Debutó con victoria en el Giro de Reggio Calabria, pero en el Giro sólo pudo ganar una crono y quedar 18º...en el Tour abandonó y en la Vuelta no fue mejor, tras haber ilusionado en los Pirineos. El año 2004 fue una fotocopia, con un gran triunfo de etapa en el Tour (en Nimes) y desastres en la general. Sin contrato, acabó fichando por el Euskatel por 180.000 euros y una sola temporada. Jefe de filas para el Giro, abandonó, pero en la Bicicleta Vasca hizo quinto y ganó la Vuelta a Suiza a lo gran campeón, dando una lección en montaña antológica. En la Vuelta abandonó a falta de tres etapas, cuando era 28º de la general. El equipo le había renovado por un año más.

Abandonó el mismo día en que lo hicieron los otros dos componentes de la Banda de la Covatilla, unidos por la amistad entre ellos y con Eufemiano Fuentes. Aitor González, corredor de una clase incontestable, y que es algo que no se puede adquirir por dóping, se pone en el disparadero de todos aquellos que siempre que ven hacer una exhibición a un corredor piensan en trampas y en triquiñuelas. Y quizás eso sea lo peor. Que acaban acertando. Con 30 años y el positivo con esa sustancia, le cae al menos un año, pero al aficionado siempre le quedará la duda de los méritos de esa exhibición en Suiza. ¡Cúanto nos tenemos que engañar para que nos siga gustando este deporte!.
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El ponciopilatismo.

28 septiembre, 2005

La caña de pescar del Saunier

El Saunier Duval es un equipo que ha recorrido un gran trecho en muy poco tiempo. Debutó en 2004 y ya está año estaban en la terna del ProTour, tras realizar una gran campaña con victorias en vueltas por etapas, en etapas de grandes vueltas y hasta en una Clásica de la extinta Copa del Mundo. Su plantilla es una combinación de jóvenes valores con ciclistas en la recta final de su carrera, o que nunca han tenido la oportunidad, y que de la mano de Matxín han rejuvenecido en el equipo cántabro. En ese sentido, su fichaje más sonado fue el de Beloki para la Vuelta 2004, tras rescatarlo del La Boulangere: se retiró y no tardó en firmar por Liberty Seguros...

En el Saunier se juntan dos circunstancias: fichan sin importar nacionalidad u origen y después se van, sin recalar mucho en el equipo. A Zaballa lo rescataron del olvido en el Kelme y lo han convertido en uno de los corredores punteros del pelotón, pero ahora ficha por el Caisse d´Eparge, pero han dado nuevos bríos a carreras estancandas como la de Íñigo Cuesta, Juan Carlos Domínguez o Leonardo Piepoli, aparte de acercar al público europeo a un veterano como Chris Horner, que ha podido ganar una etapa en Suiza. Caso aparte es el de Tafi, que en su vida imaginó poder fichar con un equipo ProTour con 38 años. Su política de fichajes, por tanto, es bastante acertada, pero lo que no se explica es que vayan a fichar a Christophe Rinero, aquel escalador francés que pudo lograr ser 4º en el Tour de 1998 aprovechando la retirada en bloque de los españoles, además de ganar la montaña y después el Tour del Porvenir a Beloki. Desde entonces, absolutamente nada por problemas físicos, y una carrera profesional en equipos de 2ª o 3º división franceses, el último el RAGT Semences.

El panorama no acaba aquí: han fichado a David Millar como jefe de filas para el Tour 2006, justo cuando vence su suspensión de dos años. Algo parecido a lo que hizo el Banesto con Zulle, que no pudo debutar hasta mayo de 1999 en el Giro de Italia, entrenándose en casa. El problema de Millar es que es un corredor que ha confesado que todas sus victorias las obtuvo dopándose con EPO, y que aún así es incapaz de pasar un gran puerto ni con un motor adosado. La apuesta de Matxin es arriesgada, y más teniendo en cuenta que en su equipo milita un tal Gómez Marchante al que le tienen que salir las cosas de cara en ese mismo Tour. No se entiende muy bien. Ellos sabrán, pero parece seguro, a tenor de lo visto, que Santi Pérez ya tiene equipo para 2007...

27 septiembre, 2005

Las incongruencias de Italia

El nuevo fracaso colectivo de Italia en un Mundial que parecía diseñado a medida para ellos tardará todavía un tiempo en producir reacciones de los protagonistas –hasta que salga el número de octubre de Bicisport, la biblia del ciclismo transalpino- más allá de los balbuceos típicos del pillado en sus contradicciones internas. De momento, sabemos que Petacchi no avisó hasta la última vuelta –“noté que tenía las piernas de madera”- de que no estaba súper, o al menos eso es lo que dice. También se habla de una sinusitis; de hecho, el día anterior se le pudo ver entrenando por la Castellana bien abrigado, como si el Mundial se disputase en Reykiavik y no en Madrid. Si es así, no se entiende porque Bettini se iba una y otra vez, forzando la puesta en evidencia del fenomenal sprinter. ¿O lo hacía a propósito?.

Quien sabe. Si que parece evidente que los otros corredores rápidos italianos –Pozzato, Tossato, Bennati y Velo- se mantuvieron al lado de su teórico líder hasta la sepultura, en este caso la lucha por la muy poco honrosa 28ª plaza. Ni uno sólo intentó irse por delante, enlazar con los fugados, organizarse para poder alcanzar. Un desastre sin paliativos, al nivel del ridículo de Lisboa 2001. Era la última vuelta a otro circuito que se presentó como duro y que después propició un sprint de 50 corredores. Simoni atacó desde la base de la subida y contaba con 15” preciosos para ser el primer escalador en décadas que luciese el maillot arcoiris –pasemos por alto el año de Luc Leblanc y Le Groupement-, mientras por detrás, contra toda lógica de selecciones nacionales, Lamfranchi se puso a tirar como un poseso, anulando la fuga. El escalador trentino siempre dijo que lo hizo porque le pagaba Mapei, interesado en una llegada con Freire y Bettini, como así fue. El ridículo no terminó ahí, porque en el sprint cada uno hizo su guerrita particular, con Il Grillo amargo segundo llevándose las manos al casco, Figueras séptimo y Bartoli décimo.

Este año ni eso. El primer italiano en meta ha sido, una vez más, Bettini, pero en el puesto 13º, el peor de un italiano desde que Saronni sólo pudiese ser 17º en el Mundial de 1983, el primero de LeMond. Ballerini ha quedado en muy mal lugar. Después del ridículo de Lisboa –nunca se quiso pronunciar sobre Lamfranchi- obtuvo oxigeno por el llamado consenso de Zolder, y nuevamente por el oro de Bettini en Atenas. En medio, la sensación de que no existe seleccionador. En Hamilton 03 dejó que Astarloa se fuese sólo, sin azuzar a Bettini a que saliese a por él, tras haber quemado a Di Luca en una escapada inútil. En Verona 04 su selección se quedó sin hombres rápidos cuando Bettini sufrió el infortunio en la rodilla: resultaba triste ver a Basso y Cunego atacando en una subida en la que no sólo no pudieron descolgar a un entonadísimo Freire, sino que arrastraban al resto del pelotón y deshacían al resto de corredores rápidos italianos. Y eso sin contar con que dejó a Rebellin en casa en su mejor temporada. Igual que este año ha dejado a Di Luca, que se hubiese desenvuelto muy bien en el circuito después de ser 5º en la Vuelta a Polonia.

Ballerini excluyó a Bartoli de la selección tras los sucesos de Lisboa. El superclase toscano se vengó dos años consecutivos ganando el Giro de Lombardía, pero nunca consiguió sacar de su cabezonería al seleccionador. Al anterior director de los azzurros, Antonio Fusi, lo echaron del cargo los periodistas italianos y los mismos errores de bulto, magnificados en su caso por razones que no comprendo. En cambio, con Ballerini todo es miel y hojuelas: ni una crítica a su labor de seleccionador, ni una voz en alto. Una auténtica omertà. Ellos sabrán, pero a este ritmo de ridículos va a resultar difícil que se les vuelva a tomar en serio como selección en mucho tiempo. ¿Apostamos a que Petacchi no vuelve a la selección italiana? Y no va a ser sólo por el recorrido de las próximas ediciones, no, sino porque, en cierta medida, ha roto la omertà. Ha dicho algo, poco, pero más que Bettini, cuyo lacónico “me voy al hotel”, nada más acabar la carrera, resulta elocuente. Eso sí, como algún italiano gane en Lombardía, ya se les acaba la depresión.

26 septiembre, 2005

El mejor campeón del mundo posible

Tom Boonen se marcó cuatro objetivos al principio de temporada: Tour de Flandes, Paris-Roubaix, maillot verde del Tour y Campeonato del Mundo. Ha conseguido tres, y los tres con victoria inolvidable que hace la serie de triunfos en antológica. Para la regularidad del Tour ya habrá tiempo, al fin y al cabo ganó las etapas 2ª y 3ª, hasta que una caída el día de Briançon (aún así, acabó la etapa) le apartó de la carrera. Desde entonces, rumores sobre su estado de forma, ratificados por su bajo rendimiento en los sprints de la Vuelta ante el intratable Petacchi. Alguna insidia de Bettini, compañero de equipo pero no amigo (igual que con Freire en los tiempos Mapei) sobre el exceso de celebraciones con un muchacho que ya por entonces era adorado como un divo. Ayer Boonen dejó todas las dudas en el tejado de sus rivales, y con un sprint imperial se hizo con el Campeonato del Mundo, sucediendo en el palmarés nacional a Johann Museeuw, con el que ya se han acabado las comparaciones. Tom Van Boonen diseña su propia era, y lo hace con una superioridad incontestable.

El circuito no daba mucho de sí, por no decir que era un auténtico desastre para el ciclista y para el espectador: el recorrido de 21 km por vuelta hacía que sólo hubiese 13 pasos, un sufrimiento para el que, como el que escribe, pudo verlo en directo. El Mundial siguió su lógica interna: escapada en las primeras vueltas de corredores anónimos, neutralización a partir de la barrera de los 200 km. y escapadas, la más peligrosa a falta de tres vueltas con Valverde, Pereiro y Perdiguero por parte española, Bettini, y dos belgas, entre ellos el peligrosísimo Gilbert, lo que ya daba a entender sus aspiraciones. Llegó a contar con un minuto y hacer una vuelta en solitario antes de ser neutralizados. A partir de entonces, sinfonía de saltos sin terreno para prosperar, algunos tan notables como los protagonizados por el incombustible Bettini, anticipando el enésimo suicidio colectivo de la selección italiana, o Vinokourov, el más esperado: fue a punto de entrar en Plaza de Castilla, y arrastró con él al italiano que se resistía al sprint para su compañero de equipo, y a Valverde. Bélgica colocó a Devolder y a Nuyens, nuevamente dos corredores peligrosísimos, pero en el fondo lo que hicieron fue sacrificarse para que un pequeño grupo que se había desmarcado de los sprinters (Petacchi, Zabel y McEwen) pudiese enlazar...¿Quién iba entre ellos? Boonen. No sé si Valverde lo sabía, pero se la jugó saltando el primero a 300 metros de meta, por el lateral izquierdo. A falta de 150 metros parecía que todavía podía ganar, pero fue superado como una bala por el fenómeno belga, que le sacó dos bicicletas.

Y suerte que fueron ellos dos los grandes protagonistas, porque el Mundial ha tenido números para naufragar también en lo deportivo. Un gran corredor y una gran victoria rescatan cualquier desatino, porque del puesto tercero al decimotercero de Bettini se clasificaron corredores que difícilmente ganan carreras, por no hablar de su exotismo. Tercero el francés Geslin, clase 80 y sin resultados de relieve. Cuarto el sueco Ljungqvist, clase 74. Quinto el brasileño Murilo Fischer, buen sprinter en carreras tipo C italianas..noveno el veterano neozelándes Julian Dean...vamos, un auténtico Mundial, por no decir una ONU. Por supuesto que nadie les ha regalado nada, pero una carrera con un mínimo de dureza no hubiese permitido que llegasen a meta 134 de los 190 participantes. No quiero ni imaginar la cara de Gallardón entregando la medalla al bielorruso Usov, que ganó el sprint del grupo...Tom Boonen es el mejor campeón del mundo posible, porque corona una temporada impresionante en donde ha batido en todos los frentes a Valverde. Si, así son las cosas. En Paris-Niza el belga se llevó dos etapas por una del murciano y su segundo puesto. De la temporada de clásicas (el objetivo inicial de Valverde) mejor no hablar, aunque el fenómeno de Puerto Lumbreras ganó dos etapas en País Vasco. En el Tour, otras dos etapas para el zurrón por una del corredor del Illes Balears. Y a partir de ahí la lesión de uno y la sequía de victorias del otro. Hasta ayer.

La victoria de Boonen abre un interrogante. El fenómeno belga ha conseguido en un año todos los objetivos que se puede marcar un clasicómano de Flandes en su vida deportiva. ¿Qué hacer ahora? ¿Cómo se puede poner el listón más alto con 24 años? Pues repitiendo. Simplemente repitiendo. Ojalá le salgan rivales rápido, porque si no el panorama se presenta aburrido. Pero bueno, quizás el mayor enemigo lo lleve a partir de ahora...la maldición del Campeón del Mundo, irracional e ilógica, pero vaya que si existe. Pobre Freire, ese sprint lo hubiese ganado. Con Valverde de lanzador.
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Un aficionado extranjero me comenta, con bastante malidicencia, que como se puede interpretar que un corredor que no compite desde julio se presente en una carrera de 280 km, haga ataques y quede segundo al sprint. Ganar sin competir, como Kenteris y Thanou. Así lo ven desde fuera, y tienen razones para ello. Piensen si no a la inversa, si un italiano o un alemán hiciese lo mismo. Pues lo mismo, claro.
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Sobre el abandono del ciclismo: hoy en El País dedican de la página 53 a la 69 a Fernando Alonso, récord del periódico en sus casi 30 años de existencia. Al Mundial de ciclismo, dos medias páginas.

24 septiembre, 2005

Ser campeón del mundo

En febrero de este año la selección española de balonmano ganaba el campeonato del mundo en Túnez. Mucha gente recibió con sorpresa la noticia de que era el cuarto deporte de equipo en el que España lograba el máximo entorchado: waterpolo, hockey sobre patines y otro que no acuerdo, de la misma categoría en cuanto a deporte de masas y federados. Ni una palabra sobre el ciclismo, olvidando de una forma incomprensible que su campeonato del mundo se disputa por selecciones nacionales y que el título va a España en primer término y después al vencedor individual. ¿Mala conciencia?

Puede ser. La realidad es que hace justo diez años Abraham Olano ganaba por primera vez un Mundial, y habían pasado una buena cantidad de años desde la primera edición de 1927. Las platas de Montero e Indurain o los bronces de Ocaña y Juan Fernández parecían poca cosa para una de las naciones clásicas en la historia del ciclismo, pero absolutamente negada para las clásicas. Incluso por aquel entonces el mítico Mundial de Colombia (Duitama y Tunja) se presentó como un rara avis, la extraña conjunción de factores irrepetibles como la dureza del recorrido, la preparación exclusiva del grandísimo Miguel Indurain y el que estaba llamado a ser su sucesor, el igualmente grande Olano. Pero no es el tema de este post recrear uno de los momentos cumbres del ciclismo y del deporte nacional, aunque lo será en el futuro. No. Aquel triunfo épico sentó las bases entre una generación de corredores nacidos a partir de 1974 (Rubiera y Chente fueron la cabeza de puente en Valkenbourg), seducidos por el influjo de una carrera única y sin parangón, vista por televisión a las once de la noche cuando quemaban sus últimos años de amateur o el primero de profesional.

En diez años se han ganado cinco campeonatos del mundo, incluyendo los dos últimos. No hay otro deporte en España que pueda presentar esos números, aunque rara vez sea presentado como tal. No. Parece que el ciclismo es el Tour y después todo lo demás. Pues no. Conviene recordar, repitiendo lentamente que significa para un deportista ser campeón del mundo: es, sencillamente, que eres el mejor del mundo en cuanto a título. Se podrán aducir muchas razones como que está al final de la temporada, pero el que no acude a disputarlo no puede argumentar que el premio en palio no sea de categoría. Es proclamarse campeón del mundo, con el premio añadido, muy apreciado por el ausente Freire, de lucir durante toda la temporada siguiente un maillot distinto, bonito y reconocido. El maillot arcoiris, el maillot del campeón del mundo. Ojalá el domingo veamos una bonita carrera y un gran campeón.

23 septiembre, 2005

Otro tricampeón del mundo

Victoria en el Mundial CRI para Michael Rogers, el corredor australiano residente en Bardolino (Verona), que revalida así el título obtenido hace un año por las carreteras de su casa. En 2003 quedó segundo, a un mundo, de un Millar que se salió, y al que le duró poco su gran triunfo, largamente ambicionado. En 2004, poco antes de la carrera, en una ceremonia discreta y privada, la UCI le entregó la medalla usurpada por el tramposo británico en la mejor temporada de Rogers: había ganado las vueltas a Bélgica, Alemania y otra francesa, y todo con 23 añitos. Desde entonces, muy poquita cosa. Al año siguiente debut en el Tour y mucho sufrimiento para acabar cerca de los 20 primeros y este año buena Vuelta a Suiza para completar un Tour anodino. Su paso al T-Mobile servirá para impulsar su carrera, aunque con este tricampeonato está ya bastante marcada. Lejos y cerca al mismo tiempo quedó Iván Gutiérrez, un amabilísimo campeón que tiene números de figura al que los nervios le traicionan mientras las temporadas siguen pasando. Parecía que esta iba a ser el año al debutar con la victoria bajo la lluvia en la Clásica de Almería, pero su propensión a las caídas ha sido determinante. En todo caso, es uno de los corredores españoles de los que se puede esperar más, y el buen aficionado nunca olvidará su impresionante triunfo en el Giro de Emilia (el primero de un español en la casi centenaria carrera italiana) en 2003, dejando clavados en el repecho de meta a Bartoli, Rebellin, Bettini y Basso.

El propio protagonista, cántabro de Hinojedo, lo sabe y ayer se exigía el oro para nuevas citas, pero en sus piernas tiene la capacidad de cumplir grandes proyectos en una edad clave, los 27 años. O eso, o hará cierta la respuesta que dio a un periodista que le preguntó si se sentía el sucesor de Olano al haber conquistado el Mundial CRI sub-23 de 1999 con la cabra del donostiarra: "me conformo con conseguir en mi vida deportiva un cuarto de las victorias de él". La plata de ayer es un buen camino que todavía se puede enderezar. En todo caso, la sensación final de satisfacción hubiese sido muy diferente si Cancellera le hubiese arrebatado la plata, algo de lo que se libró por centésimas. Era impresionante ver al suizo de ascendencia italiana rodar por el paisaje tipicamente castellano de la Casa de Campo madrileña: denominado en el pelotón "El Toro" por su fortaleza, se debió sentir tan a gusto como su congénere astado cuando trota por las dehesas. Como los dos anteriores, el próximo año será decisivo para su carrera después de un decepcionante 2005: pasa al CSC, donde harán de él una máquina para las cronos y las clásicas, el sustituto natural de Voigt. Y ojito con él para el domingo, ya que Suiza será de las pocas selecciones que no se la jugarán al sprint. Tiene fuerza y potencia para llegar en el último kilómetro. Cuarto, y medalla de chocolate a bastante tiempo del podio, Rubén Plaza, repitiendo el puesto de Nozal en Hamilton, un corredor con el que guarda muchas similitudes. Si todo acompaña, será un fijo de la selección en los próximos mundiales y podrá lograr una medalla de las de verdad, de esas que se besan y muerden.

Ayer se subieron al podio del Mundial CRI tres corredores que ya lo hicieron repetidas veces en categorías inferiores, algo que no sucede, ni de lejos, con su hermano mayor de ruta. Es cierto que esto incluye el necesario grado de especialización para la disciplina, pero un dato que no debería permanecer ajeno al análisis de la carrera es que el campeón, Michael Rogers, no había ganado ninguna carrera esta temporada. Y es la tercera vez consecutiva que logra el oro. Es tricampeón del mundo, pero da cierto repelús ponerlo al mismo nivel que Merckx, Binda, Rik I o Freire.
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El podio del Mundial, un desastre. Orientado en dirección al sol (los ciclistas estaban cegados mientras escuchaban el himno) y de espaldas al grueso del público, una vacía grada para personalidades de la UCI servía de triste acompañamiento a una carrera que se merecía un poco más. Y también un abnegado público (el color del Mundial) que se merecía algo mejor.

22 septiembre, 2005

Un Mundial sin historia ni tradición

El mundial contrarreloj es un invento nuevo (primera edición de 1994) que en su breve existencia no se ha conseguido afianzar como prueba de relevancia. Por jerarquía y nombre es una victoria muy importante, pero la participación es exigua y el nivel competitivo mínimo, y esta edición de 2005 no es una excepción. Su origen se debe a la tremenda popularidad que tenían las contrarrelojs a principios de los 90, y también a un intento de dar entidad diferenciada a una disciplina eminentemente individual en un deporte de equipo. La primera edición se saldo con el único gran triunfo de Boardman (sí, así son las cosas cuando se ven con el tiempo), por aquel entonces flamante recordman de la hora a pocos días de que Indurain y después Rominger lo fulminasen. Segundo quedó el dopadísimo Andrea Chiurato, uno de los tantos corredores de grandes altibajos de los 90...con decir que ganó en los Lagos en aquellas magníficas Vuelta a Asturias de la época... Después desapareció, claro está. Y tercero un jovencisímo Ullrich, que el año anterior había sido Campeón del Mundo amateur. Fue el primer mundial contrarreloj y marcó la tónica de lo que habría de seguir: victoria para superespecialistas, pocas de las estrellas de la temporada y exiguas diferencias.

1995 fue el año de Indurain y Olano, 1996 la que Zulle considera "mi mejor victoria como profesional", 1997 un Jalabert aprovechando una ocasión histórica, 1998 Olano lesionado y Mauri con un gran refrendo internacional, 1999 Ullrich sobre el desconocido sueco Andersson, 2000 Gontchar, 2001 de nuevo Ullrich ganando por un tris al superdopado Millar, 2002 Botero a lo Jalabert y 2003-2004 Rogers, el primer año por descalificación del famoso "It´s Millar time". Del Mundial contrarreloj se puede decir lo peor de una carrera: si no hubiese existido no nos perderíamos nada. De hecho, cuelga sobre el desafortunado que gana el título que sólo permite ver el maillot de pascuas a ramos una maldición aún más virulenta que la del campeón del mundo de fondo en carretera. Los favoritos para hoy son esas jóvenes estrellas que vienen pisando fuerte últimamente, unos tal Julich y Ekimov, que tendrán que medirse con Rogers (a salvar la temporada), el especialista Rich (tres veces plata) o Vinokourov, que puede dar la sorpresa a lo Jalabert/Botero. En cuanto a Plaza y Gutiérrez, a hacer un buen papel. Y a acordarnos del grandísimo Abraham Olano, cuyo noble 5º puesto en Plouay 2000 (después de hacer 4º en Sidney) fue criticado ferozmente por los de siempre. Que poco hemos tardado en volver a quedarnos sin contrarrelojistas de entidad. Una generación, mismamente.

21 septiembre, 2005

¿Los mejores mundiales de la historia?

Fue Juan Antonio Samaranch, en su larga hégira de los Juegos Olímpicos, el que patentó la frase "los mejores Juegos de la Historia" para cerrar las Olimpiadas...el problema de una frase manida y vacía de contenido en cuanto se estandarizó es que tuvo que hacer auténticos malabares en la clausura de los JJ.OO de Atlanta...Algo así le pasó a Gallardón ayer en Madrid, en la presentación de unos Mundiales sin sentido para la capital de España una vez que el proyecto olímpico fue a parar a Londres. Igual que el alcalde está desmontando todos los proyectos (ya no habrá pinos en La Peineta, como si el arbolado fuese una instalación olímpica, y lo mismo con otras muchas infraestructuras), seguro que desearía escurrir el bulto con unos Mundiales incómodos por lo que traen de recuerdo de lo que ya no podrá ser. El problema viene en que se adquirió el compromiso y no hay vuelta atrás, más cuando se aplicó la política de "yo pago más, y por tanto los Mundiales los hago yo" para desbancar al notabilisímo proyecto presentado por la ciudad suiza de Lucerna.

Ayer el alcalde se descolgó con la frase "vamos a organizar los mejores mundiales de la historia". Ya ni se espera a concluir el evento, se dice antes, en un birbililoque de auténtica locura. ¿Cómo se puede afirmar algo así sobre algo que todavía no ha sucedido? Bueno, puede que se refiera a los aspectos puramente organizativos, independientes de los resultados. Así fue en Barcelona 92, las Olímpiadas con peores resultados deportivos de todos los tiempos (un récord olímpico en el estadio de Montjuic, y de relevos), pero un éxito de organización. No obstante, parece díficil que la frase encaje. Como ya sabemos todos, el circuito es una patata. Y peligrosísimo como llueva, porque en muchos tramos hay rejillas metálicas de ventilación del metro, un aspecto que no se ha cuidado nada y que puede convertir la carrera en una carnicería. Son ya dos aspectos organizativos que implican un problema de concepción de un evento que se adquirió bajo el concepto de nuevo rico (tengo el dinero y me lo llevo), igual que el Master Series de Madrid (la primera edición, con sillas de tijera, la última, con Tim Hemman como cabeza de serie, por entonces sexto de la ATP), como si eso bastase para crear el ambiente y asegurar el éxito.

Que sean o no los mejores mundiales de la historia está todavía por ver, pero es indudable que ese tipo de balances se tienen que hacer el lunes. Nada, absolutamente nada, parece indicar que el vaticinio del alcalde (más bien deseo) se vaya a cumplir, pero si el domingo, por esas cosas maravillosas que hacen al ciclismo un deporte único, vivimos una gran carrera, probablemente se nos quite esa nube negra de cenizos, como en los tebeos de Bruguera. Ojalá sea así.

20 septiembre, 2005

A Heras lo que es de Heras

Terminó la Vuelta para alegría de muchos, que intentan trasladar al ciclismo la confrontación bipartidista del fútbol. Parece que haya sido Manolo Saiz el que haya ganado la Vuelta y no Roberto Heras, y nada menos que por cuarta vez consecutiva. El director cántabro es un personaje que ha aportado mucho al ciclismo, pero que también se ha granjeado odios y enemistades por encima de cualquier criterio objetivo, y eso siempre ha dado buenos motivos a sus detractores. Por una parte, además de sus seis Vueltas ganadas, dos de sus antiguos pupilos son ahora directores de dos potentes equipos como el Rabobank y el Discovery (Breukink y Bruyneel), y en no pocas ocasiones han aplicado su método, el mismo que dió la Vuelta a Heras camino de Pajares. Por otra parte, Manolo Saiz es el hombre de los gritos, los lloros y los mocos cuando las cosas le van mal, y el servilista que se postra ante el cacique de la Morena para que dedique algo más al ciclismo, donde él es uno de los mayores mandamases de la UCI.

Así, entre cifras de audiencia descorazonadoras (sólo en el tríptico cantábrico se superaron los dos millones de espectadores, y eso que apenas se retransmitió media hora en dos de las etapas) y la guerra mediática iniciada con la venta de Unipublic, puede pasar desapercibido que es el sexto año consecutivo que gana la Vuelta un español, un récord sin precedentes en la única gran vuelta en el que el número de victorias foráneas supera al de las nacionales (a este paso, también lo será el Tour de Francia). Y es la tercera consecutiva de un corredor al que le falta un gran refrendo en el extranjero para ser considerado, tal cual, como uno de los más grandes. Los datos cantan: cuatro Vueltas, 10 etapas, una Volta a Cataluña y sendos 5º puestos en Giro y Tour, además de la etapa del Mortirolo. Como no existe el antiherista, los que son tibios con Heras porque "es frío y no conecta con el público" ejercen la función de criticar a un corredor que, les guste o no, ha marcado una época. A Heras lo que es de Heras, y a Manolo Saiz lo que es de Manolo Saiz. Y Heras tiene una trayectoria y un palmarés mucho más que dignos, incluso comparándose con el pasado. ¿A quién ganó Perico sus Vueltas? ¿A Millar o Rincón? ¿Son ellos mejores que Tonkov, Casero, Mancebo, Menchov o Sastre? Porque este es el último argumento de los que no conectan con Heras: que no ha tenido rivales. Valiente tontería, como si Montoya o Zarrabeitia hubiesen sido rivales para Rominger. Que si la Vuelta no tiene participantes extranjeros de entidad...¡Qué fácil se olvidan de los últimos estertores de la Vuelta en abril, cuando tomaban la salida equipos como el Varta austríaco -todos fuera en la segunda semana- o el Orbitel! ¿Y quienes son los apóstoles del catastrofismo con la Vuelta? Pues los mismos que por entonces se peinaban orgullosos, como Mínguez o González Linares, los que tenían en sus filas a Oscar de Jesús Vargas o Klimov...Venga ya: salvo por la caída de audiencia, un elemento en el que también influye el desplazamiento del tiempo del ocio hacia otros deportes o otras aficiones (el playstationismo), la Vuelta no ha sido ni mejor ni peor que otras ediciones, y basta con las etapas de Valladolid, Pajares, Ávila o La Granja para justificar el espectáculo.

Y todos esos que critican la Vuelta serán los primeros que se dejen ver llorando (que no quepa ninguna duda) cuando falte. Mientras tanto, disfrutemos del triunfo de Heras, que es suyo y particular.
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En la Vuelta a Polonia, sainete diario. La etapa reina de montaña, ganada por el prometedor joven Weening, se saldó con la retirada de medio pelotón, sin más. Y la general final para Kim Kirchen, que está completando una temporada completa (ganando desde febrero) y de prestigio. En el podio final, además del holandés que ganó la etapa del Tour a Kloden, el increíble Thomas Dekker, que con 20 años se llevó la crono final y se aupó a la tercera posición. Quinto Di Luca, que hipoteca el triunfo final en el ProTour. Y acompañándoles, 70 corredores que al menos tuvieron la decencia de llegar hasta el final.

16 septiembre, 2005

Un Sorensen en Ávila

Ávila es una de las metas más prestigiosas de la Vuelta a España, tanto por el marco y la tradicional subida por la muralla como por la nómina de ganadores, que en su tiempo fue de Jalabert, Dufaux o Vandenbroucke y que en los últimos años ha recaído en Piccoli, Pascual Rodríguez o Sorensen ayer, que por apellido podría ser ilustre, pero no deja de ser un gregario del CSC. En todo caso, la etapa fue disputada dentro de una media humana (38 km/h) y con varias alternativas dentro de una escapada con nombres ilustres como Pereiro o Lastras, pero donde la carne en el asador vino del vencedor del año pasado, Pascual Rodríguez, Txente y el propio Sorensen, que jugó muy bien sus bazas para obtener la victoria más prestigiosa de su magro palmarés, para nada parecido al de su pariente. Los dos españoles querían reverdecer laureles que florecieron en el mismo escenario, pero fueron incapaces de soltar al danés subiendo hacia Ávila. Al final, el leonés de la Virgen del Camino, ya tercero en Pajares, probó la misma medicina que dio el año pasado a Iván Parra, sufrido sprinter en maillot del Baqué y hoy héroe de los Dolomitas: no hubo color en el sprint.

Entre los favoritos, Mancebo lo intentó hasta cuatro veces y consiguió despegarse en el mismo tramo de la muralla donde Vandenbroucke pasó como un Sputnik a Zarrabeitia en el año 99. Con su pedaleo esforzado y su pundonor consiguió arañar 3" en meta, aunque la ventaja que mantiene Sastre de cara a la contrarreloj es excesiva para poder aspirar al podio. Claro, siempre que a Menchov le pongan un mecánico diferente del que tuvo el pobre Rassmusen en la última crono del Tour, porque si no Sastre será segundo y Mancebo tercero. Ya veremos. Mañana se llega a Alcobendas después de ir por el Sistema Central y el Guadarrama, en un recorrido muy agradable para las escapadas. No sería extraño ver en acción a gente que está acabando bien la Vuelta, como Ardila o Samuel Sánchez, ya prácticamente una pareja de hecho, pero sería sorpresa que entre los favoritos sigan dándose estopa en la vigilia de la crono.

En el capítulo negro, Santos González ha sido excluido por su equipo de la Vuelta, tras comprobar valores anómalos en su hematocrito. Ya se rumoreó algo parecido sobre el mismo corredor a principio de temporada, relacionado con su exclusión del Tour, la misma carrera donde el año pasado logró un sospechosísimo quinto puesto en la cronoescalada a Alpe D´Huez, sorprendiendo a propios y extraños. Los primeros incluyen a Álvaro Pino, que sacó pecho por su pupilo en un Tour que les fue de pena y los segundos, entre los que estamos todos los aficionados, fruncimos el ceño. En septiembre se sabría la transfusión de sangre de Hamilton y en octubre la de Santi Pérez, eso por no hablar de la extraña exclusión de Bennati durante toda la temporada o como Oscar Sevilla salió como alma que lleva el diablo del equipo, tras haber brillado con su tercer puesto en el Dauphiné. Cosas del Phonak, claro. O del corredor. Santos González forma parte de la banda de la Covatilla, junto con Perdiguero y Aitor González, caracterizada por sus altibajos de forma y su extraño todoterrenismo. El madrileño también abandonó ayer, alegando un dolor en la uña del pie (¿se la pintaría de negro, como las de las manos?), en una acción que más parece una acción de solidaridad con su amigo que una auténtica lesión.No me extraña que el millonario patrón del equipo suizo quiera dejar el patrocinio, una de la inversiones más fuertes en el ciclismo de los últimos años: es muy difícil fingir que no te enteras de nada cuando fabricas audífonos.
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En la Vuelta a Polonia, cuarto segundo puesto consecutivo en otros tantos sprints de Luca Paolini, eso ya es mala suerte.

15 septiembre, 2005

García Quesada a 43 km/h

Se subía dos veces Navacerrada y la Morcuera, 165 km de etapa...y victoria de Carlos García Quesada con una media de 43 km/h, como si de una etapa de llano se tratase. Increíble, pero es a lo que nos tienen acostumbrados en esta Vuelta loca, donde si alguien no ve espectáculo es porque no quiere. O porque TVE no lo retransmite, con la repetida y buena excusa del adelanto de etapa. Fuga de 19 corredores por delante, entre los que se incluyen, además del a la postre vencedor, nada menos que Mancebo, Simoni y otros tres Comunitat Valenciana, con un gran trabajo de equipo. Por detrás, claro, el Liberty tirando rabiosamente. Y todos volando por el Sistema Central, simpáticamente rebautizado como Sierra de Madrid.

En contra de lo acostumbrado, la segunda subida a Navacerrada no fue por las siete revueltas, ya que la etapa no acababa, como era tradicional, en Collado-Villalba, sino en La Granja. Daba igual: García Quesada dejó a sus compañeros de fuga en las primeras rampas y subió a un ritmo endemoniado, como pocas veces se recuerda por esa vertiente. El último kilómetro, cuando la carretera parece una autopista y los porcentajes son más elevados, fue una auténtica exhibición. Por detrás sólo sobrevivieron un entonado Mancebo (que seguro que hoy, por sus pagos, lo vuelve a intentar) y un Santos González que a duras penas podía seguir la rueda de un corredor que cada vez se escora menos subiendo y cada vez lo hace mejor. En todo caso, la persecución por la etapa era una tarea fútil. El granadino García Quesada coronaba con 1´40", y tenía un largo y complicado descenso para lograr su primera victoria importante. No es que sea un hacha bajando (dudó en prácticamente todas las curvas), pero logró llegar a meta, tras pasar por Valsaín y su reserva de corzos y encinas, con ventaja suficiente para besar su medalla, aunque no para mejorar su quinto puesto en la general, el mismo que obtuvo el año pasado tras una Vuelta al servicio de Valverde. Por lo que se cuenta, ha sentido la llamada de la emigración para seguir creciendo, aunque el Davitamon no parece una de las mejores opciones. Con 27 años, puede ser una decisión que condicione su futuro ciclista, bastante prometedor a tenor de lo visto ayer, porque ¡cómo pedaleaba en Navacerrada!.

Mancebo y Santos también redujeron la diferencia en meta a menos de la mitad, y un poquito menos el grupo, encabezado por Ardila y un Rubén Plaza que con 25 años está rodando de miedo en esta Vuelta. También suenan para él aires de cambio, aunque el equipo que lo quiera va a tener que pagar una buena suma para hacerse con sus servicios después de esta Vuelta tan prometedora. Sastre lo intentó repetidas veces subiendo Navacerrada, pero tanto Heras como Menchov no tuvieron ningún problema en soldarse a su rueda. Ataques entre los favoritos, el cuarto de la general que entra destacado, ¿quién dijo que la Vuelta estaba muerta? Bueno, son muchos. Parece que el desánimo cunde hasta en los infatigables Carlos de Andrés/Perico, que no dejan de insistir en que "todavía" quedan cuatro etapas, como si tuviesen ganas de acabar. Hoy, en la tradicional llegada a Ávila, seguro que volvemos a ver competición de verdad.
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El incorregible Lefevre vuelve a la carga. Ha criticado duramente la nacional belga por considerar que incluir a dos corredores del Davitamon como Aerts (está haciendo una buena Vuelta) y Leukemans es dar "dos gregarios para McEwen", compañero de equipo pero no de selección. Leukemans hizo ayer el ridículo en el GP de Wallonia, una preciosa carrera que acaba en la ciudad-fortaleza de Namur, ya que levantó los brazos antes de tiempo y fue batido por Nuyens, que repite el triunfo de la pasada edición. Con polémicas Lefevrianas o no, Bélgica asusta.

14 septiembre, 2005

Bettini de arcoiris

No está siendo una temporada sencilla para Paolo Bettini, uno de los corredores protagonistas de los últimos cinco años. Un cuarto puesto en Lieja, un Giro disputado como protagonista (una etapa, una descalificación, maglia rosa, el Intergiro) y nada más. Tomó la salida en la Vuelta para ir adquiriendo la forma del Mundial, algo que nunca había hecho. El resquemor de los sucesivos Mundiales perdidos ante Freire y Astarloa, fieles participantes en la ronda española, pesó mucho en su decisión. Al principio se probaba en sprints, después en escapadas en montaña, en repechos (camino de Vinarós, en aquella subida-trampa con la carretera más estrecha de esta Vuelta) y ayer, por fin, en una combinación de subidilla y sprint. ¿Resultado? Petacchi batido netamente. El enemigo en casa para la carrera de Madrid, en 12 días.

Bettini es un mafias (el sobre de dinero a Astarloa, la caída de Cooke en el Giro), pero sabe ganar, y el sprint de ayer fue antológico. Sin desviarse un solo momento de la trayectoria, desde el mismo momento en que saltó a por Samuel Sánchez, imprimió una velocidad a su bicicleta imposible de superar para Petacchi, que venía ahogado de la pequeña, pero dura, subida a Parquesol. Para los que no tenemos el libro de ruta, parecía una llegada insulsa a Valladolid, en un recorrido tan poco imaginativo que incluía el paso por la N-601 y el aeropuerto de Villanubla, donde la carretera se adapta a la pista de aterrizaje de la misma forma que un paréntesis a un cero (0). Sin embargo, esta vez los organizadores han llevado la carrera a una urbanización construida, a saber con que oscuros intereses, en la única loma que en la capital castellana, la misma donde está el estadio de Zorrilla, conocido por sus pulmonías. Entre el asfalto irregular y la cansina repetición de esquemas edilicios, ¿quién iba a pensar que se iba a disputar un sprint de categoría Mundial? Bueno, pues el Fassa controló de maravilla en la subida final, donde sólo hubo un salto de Lampre (sin identificar) y un Gerolsteiner (ídem); a rueda, perfectamente colocados, Petacchi, Bettini, Sánchez, Perdiguero, Zabel y J. Rodríguez. El salto del asturiano, ya en el tramo llano, provoca la reacción de Bettini, que se lanza con decisión, aunque necesita dar un golpe de riñones final porque Petacchi, de haber tenido tres metros más, le hubiese birlado la etapa. Bettini ha ganado, pero Petacchi ha estado super. Tercero Perdi, cuarto Rodríguez, quinto Sánchez, sexto Ardila y séptimo Zabel, a pesar de lo bien colocado que venía.

Con esta victoria, Il Grillo se convierte, junto con Aitor González, en uno de los pocos corredores en activo con victorias en las tres grandes sin ser un sprinter puro. Es algo más que una anécdota, porque Bettini siempre busca ser protagonista, y al final acaba obteniendo su premio. Y seguro que no se detiene. Quiere probar rodar sobre la Castellana, medir las distancias en competición, tomar esas referencias que toman los velocistas (un semáforo, un paso de cebra, una torre) para dar su salto. En Madrid, en la última etapa de la ronda, lo vuelve a intentar seguro. Asimismo, a la Vuelta también le viene bien un ganador de su tronío, especialmente cuando todavía arrecian las críticas de la baja participación. El sprint de ayer fue de categoría arcoiris y eso es algo que la Vuelta a Polonia no tiene, más viendo que ayer se impuso Danielle Bennati a Paolini y Chicchi, los mismos de la primera etapa.

Bettini ha dejado a Petacchi y al seleccionador italiano Ballerini, además de a la muy cainita prensa transalpina, un caballo muerto en la cama, al estilo de El Padrino: Zolder estuvo bien, pero es irrepetible. Me voy a jugar mis bazas en el Mundial, y al sprint después de 270 km. soy mejor que Petacchi. Tras la etapa, en esa lengua universal que hablan los ciclistas, explicaba muy contento que era un gran test para el Mundial. Hizo algo parecido a una semana del Mundial de 2002. Entonces se disputaba el Giro de Lucca por etapas y en octubre (este año ha pasado a febrero y sólo un día, eso sí que es un cambio), pero Bettini dejó el mismo mensaje: le entró entre ceja y ceja demostrar que podía batir a Cipollini y lo hizo. La foto de la llegada es antológica. Después, eso sí, cumplió a rajatabla la orden de todos para uno y uno para todos y se logró el llamado consenso de Zolder, una acronía tan rara en la selección italiana, preñada de personalismos, que va a ser muy difícil de repetir. La mejor noticia de ayer es que va a haber Mundial. La mirada que se cruzaron los dos italianos nada más cruzar la meta lo deja bien claro. Y a río revuelto, ganancia de todos.

13 septiembre, 2005

Esperando el Mundial

Es un buen indicador del nivel que vive el ciclismo en España. Dentro de una semana se inaugura el Mundial de Madrid, un proyecto deseado en una de las pocas provincias de España donde no hay vuelta regional y concretado a cambio de 3 millones de euros, porque todo valía con el fin de demostrar el Espíritu Olímpico. En julio se disolvieron las esperanzas de aros y antorchas, pero quedó el compromiso de organizar un evento que se ha quedado sin función alguna. Ahora, ningún medio recuerda la carrera, a pocos días de su inauguración. Es el tercer mundial en España en los últimos quince años, después de Benidorm 92 y San Sebastián 97, al mismo nivel de Italia (Agrigento 94, Verona 99 y 04), los dos únicos países que han repetido cita en el mismo período. ¿Exagerado? Quizás sí, y todo apunta a un Mundial deslucido.

Al clima de luto por la no consecución de las Olimpiadas se unirá el pésimo recorrido urbano (la primera vez que un Mundial se celebra en una gran ciudad desde Barcelona 84, porque en Lisboa se hizo prácticamente entero en un parque, y la capital lusa no tiene grandes avenidas) y la nula movilización del aficionado, que ya se vivió en San Sebastián 97, una carrera donde en la única subida destacable se podía encontrar un buen sitio a falta de una vuelta...Es cierto que ese año contribuyó la bomba de ETA dos días antes y la mala climatología, pero fue una auténtica decepción considerando la fidelidad del aficionado vasco. Y en Benidorm se salvó la papeleta porque todavía se disputaba en agosto, fecha en la que la ciudad-hotel tiene más población que las capitales de muchos Estados. Y una población, por lo más, ociosa, que no le importa sacrificar un par de horas de sol. Sin embargo, el Mundial es mucho más: un Mundial es carreteras estrechas (no la Castellana) llenas de pintadas, aficiones nacionales concentradas y mucha, mucha gente, especialmente del país organizador, y desde las primeras vueltas. ¿Se prevén grandes masas de aficionados acudiendo a Madrid? Yo creo que no, porque no se han visto durante la Vuelta y no hay un claro favorito español.

A pesar de todo, hay que albergar esperanzas en el Mundial. Es una de las carreras más fascinantes del calendario, la única que se disputa por selecciones nacionales, y donde los españoles han ganado en cinco de las diez últimas ediciones. Además, es la prueba más bonita de ver en directo para el aficionado, porque siempre es circuito y se puede ver repetidas veces a los corredores, muy lejos del viejo chiste del colegio que sale a ver la Vuelta, oye ¡zas! y ya ha pasado el pelotón...Sólo hay que desear que los protagonistas y sus seleccionadores tomen nota de lo vivido el domingo en la Vuelta y se salten el guión del previsible sprint. Con imaginación y fuerzas, todo es posible. Bélgica, Australia, Alemania e Italia apostarán por el sprint. Todos los demás, salvo que se luche por una plaza de honor, tiene que intentar la fuga. Si hay llegada masiva, el Mundial saldrá muy parecido al de Plouay 2000 o Zolder 02: una tiña de carrera controlada, recorrido nulo y ningún nuevo aficionado ganado para este gran deporte. Yo llevo esperando el Mundial desde hace semanas, pero veo que se acerca y nadie habla del mismo. Ojalá se invierta la tendencia en estos días, pero hay pocos ingredientes para el optimismo.
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Escándalo en la Vuelta a Polonia. Uno de los mayores desatinos del ProTour hace aguas por todos los lados. Por un problema con la Embajada polaca en Francia, los cinco kazajos del pelotón (incluido Vinokourov) no pueden tomar la salida al no estar disponible su visado. Si esta situación no fuera ya de por sí de sainete, se añade que el Illes Balears y el Euskaltel, obligados a tomar la salida, no lo harán por "problemas de mal tiempo" que han impedido coger los vuelos. Hombre, el domingo hizo mal tiempo en España, pero no he oído nada de vuelos anulados...Al menos el Euskaltel había desplazado el autobús, por el que dirán, pero no se tienen noticias del equipo insular, que ya se perdió un Tour de Flandes porque les robaron el medio de locomoción.¡Viva el ProTour!
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Robbie McEwen cierra un fin de semana de ensueño con la victoria en el GP de Fourmies este domingo, prestigiosa carrera francesa con la que hace doblete con la Paris-Bruselas del sábado. Lleva una temporada increíble, con tres victorias de etapa en el Giro, dos en la Vuelta a Suiza y otras tres en el Tour. Y todo con 33 años. Está claro que la selección australiana apostará por el sprint en el Mundial, y lo hará con garantías, otra cosa es que alguien esté dispuesto a lanzar. El año pasado O´Grady fue cuarto y Davis quinto, cuando uno de los dos podía haber sido medalla de haberse sacrificado por el compañero. Y por McEwen, que no tiene amigos en el pelotón, y que con O´Grady mantiene una airada y perpetua disputa, no se va a sacrificar nadie.
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La misteriosa rodilla de Valverde, objeto de disquisición entre los más acerados valverdistas. Circulan rumores de que Valverde está preparando el Giro de Lombardía...supongo que los habrán filtrado los muchos acólitos del fenómeno de Puerto Lumbreras, pero son de dudosa credibilidad. Desde junio, ha acumulado estos días de competición: abandono en la sexta etapa de la Vuelta a Suiza, Campeonato de España, abandono en la duodécima etapa del Tour y Vuelta a los Puertos. Yo apuesto a que Valverde, en liza desde febrero, cierra la temporada con su participación testimonial y obligada en el Mundial de Madrid. Y si no, al tiempo. Siempre queda la excusa de la rodilla, claro.
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Los hermanos Osa abandonan casa Unzué/Echavarri para ir al Liberty. No se que habrán hecho mal los navarros, pero parece haberse desatado un éxodo programado de la formación. Para los dos ciclistas de Itziar, supone la oportunidad de ser jefes de fila en algunas carreras, aunque seguramente Saiz les ha querido en su corte para poder tirar cuesta arriba en las grandes vueltas al estilo de Marcos Serrano. Para el futuro Caise D´Eparge, un montón de huecos en la plantilla por cubrir: Mancebo, Jose Luis Arrieta (toda una vida en la formación), David Navas, Jonathan González (que se retira por "agotamiento crónico") y seguramente alguno más. Aparte de los franceses ya confirmados, suenan fuertes rumores sobre Pereiro. ¿Será compatible con Valverde?

12 septiembre, 2005

Heras destroza la Vuelta en una jornada de leyenda

Dicen los entendidos de ciclismo que en Valdelinares vimos al mejor Heras de siempre. Después de la jornada de ayer, ¿qué calificativo merece la apisonadora ha asolado las montañas de Asturias? La jornada no invitaba al optimismo (ver post del domingo), porque el líder se había mostrado muy sólido y Manolo Saiz muy romo de ideas. Sin embargo, sucedió lo inesperado, y sucedió porque se forzó: ataque de lejos, compañeros por delante y error táctico de Menchov, un error que ya pasa a la leyenda de la Vuelta al nivel de la fuga de Delgado camino de Segovia en 1985, cuando Millar se quedó a rueda de Cabestany. Este es el ciclismo que enamora, el ciclismo de ataque, de no rendirse, de atacar bajando, el ciclismo que crea afición y el que forja mitos, la materia de la que se forman los sueños de un deporte que vive, como ningún otro, del recuerdo de los que subieron antes esas mismas montañas. Después de la grandiosa jornada de ayer, siempre que se suba Pajares recitaremos con letanía aquel día lluvioso de 2005...

El Liberty había colocado cuatro corredores en una escapada (Beloki, Scarponi, Vicioso y Caruso), lo que ya hacía prever un poco más de iniciativa que en los días anteriores. Y tanto. Subiendo la Colladiella, uno de esos puertos-trampa que hay por Asturias, Heras inflamó la carrera con sucesivos ataques (vistos en el resumen de las 21:10 en La 2, ayer la etapa fue nuevamente mutilada), hasta el punto de que sólo le acompañaron en la cima del puerto Sastre y Menchov. Pero en estos puertos, y más si llueve, la mayor dificultad está en la bajada. Los puertos-trampa asturianos ya se han cobrado varias Vueltas: en 1993, Zulle se cayó bajando La Cobertoria, y Rominger obtuvo en el Naranco la diferencia que le dio la carrera ante el más fuerte; en 1999, el mismo puerto se cebó en Escartín, que venía de hacer podio en el Tour, y a Olano le hizo una fisura en la costilla que, aunque le permitió meter 1´ a Ullrich en el Angliru, al final le costó el abandono. Esta vez no hubo caídas, pero si una apuesta valiente, un ataque en el descenso de Heras, que se encontró con la falta de pericia de Menchov (ay...tanto querer asegurar el amarillo...hasta Armstrong arriesga) y con un error táctico atribuible al innombrable director del Rabobank: en vez de intentar la persecución de Heras en solitario, antes de que cobrase mucha ventaja, prefirió esperar a Bram de Groot y Jan Boven para el llano. Con cuatro Libertys por delante. Imperdonable. Una Vuelta tirada por la borda.

En el llano del Valle del Caudal, de Figaredo hasta Puente de los Fierros, por delante volaban. El joven italiano Caruso, un valiosísimo Vicioso (que se retrasaron un poco para facilitar la incorporación de Heras) y un inconmensurable Beloki practicaban la especialidad predilecta de Manolo Saiz: una auténtica contrarreloj por equipos. Por detrás, Menchov no podía seguir el ritmo de Nicki Sorensen, que tiraba para un Sastre pillado en fuera de juego. Por no hablar de Mancebo, aún más retrasado. La diferencia crecía y crecía, y Menchov, desde las primeras rampas, no pudo seguir a Sastre. No eran rampas duras, y seguramente hubiese aguantado de haber visto la rueda de Heras delante, como así había pasado en Lagos. No, la presión también pudo con Menchov. Mientras tanto, Scarponi volvía a ganarse los galones para el próximo Giro, dejando el grupo delantero con Heras cómodamente a rueda, y aguantando como podían Samuel Sánchez (ayer segundo en meta, gran carrera), Pascual Llorente y Paco Lara. En cuanto el italiano se retiró, Heras se fue sólo para delante: afrontó las rampas del 17% con su pedaleo ágil, haciendo eses porque el esfuerzo era supremo, pero el premio final muy goloso. No hubo color. Entró en solitario como los grandes campeones, como Pantani en Les Deux Alps, bajo la lluvia gris que todo lo unifica y disuelve los vivos colores de los maillots. Victoria y liderato. Menchov entró a 5´17". Heras, líder con 4´30" sobre el ruso, afronta la semana final de la Vuelta con el cuarto triunfo (tercero consecutivo) en el bolsillo.

La etapa de ayer es de la que suceden una vez cada lustro en las grandes vueltas, pero una vez al año en la Vuelta. Una jornada mítica, y no sólo por el hundimiento del líder, sino porque en el grupo delantero no viajaba ninguno de los once primeros clasificados en la general. El doceavo, Scarponi, trabajaba para Heras. Si, Heras estaba fuerte, pero lo importante fue la estrategia, el ataque inesperado, el gran trabajo de equipo y la fuerza de voluntad de un corredor que encuentra en la Vuelta el sustento de su carrera. Por una vez, todo salió bien para los que apuestan por el ataque. Ayer no sólo ganó Heras: ganó el ciclismo imaginativo, el ciclismo de pasión, el ciclismo que no se ve en el Tour de Francia. Y todavía no se ha acabado la carrera. Sastre es tercero a sólo 20" de Menchov, y la Vuelta pasa por su Ávila natal. Tiene margen para intentar el asalto al segundo puesto sin incomodar a Heras. O también puede que Menchov reaccione como Ullrich tras Les Deux Alps, la etapa más reciente con la que encuentro parangón: atacar y atacar. Todo es posible en esta loca carrera (ayer 39 km/h de media), por mucho que le moleste al grupo Prisa (ni una mención hoy en la portada de El País) y la desvergonzada campaña anti-Vuelta que está protagonizando.
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En la agenda del Mundial, nueva escapada de Bettini, subiendo como un escalador. Cada vez estoy más convencido de que se la va a intentar jugar el solito, y a Petacchi que le zurzan. Mientras tanto, el sábado Robbie McEwen ganaba la Paris-Bruselas, otro cliente difícil para el sprint mundialista. En el 2002 el treno italiano se la jugó bien jugada, pero esta vez seguro que lo intentará a su manera: con codos y bandazos, pero eso de esperar a que lancen a Petacchi...total, en el Giro ya le mojó la oreja hasta tres veces, y sin lanzador alguno.