Este increíble método de fumigación se utiliza en algunas infames partes de nuestro mundo. En Argentina se ha denunciado, sobre todo, en plantaciones de soja. Los niños son rociados con herbicidas cancerígenos que los mata lentamente. Trabajan todo el día, caminando unas 200 hectáreas, para llevarse a su casa unos 50 pesos en el bolsillo; con el consentimiento de sus familias pobrísimas y, obviamente, de los productores hijos de puta que los emplean.
Algunos links para seguir el tema: aquí, acá o más allá.
Gracias a Azul Cordo y a Arturo Avellaneda por ayudarme a construir esta pequeña historia. Buenas tardes
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