Bien dicen que las tragedias nunca vienen solas. En el caso de Antígona, la suya viene precedida por una seguidilla de desgracias que encuentran la génesis del infortunio en una antigua maldición vertida a su abuelo Layo. Antígona deberá cargar, así, sobre sus hombros y su psiquis, aquel tortuoso linaje. Fruto de la incestuosa relación que tuvo Edipo con Yocasta, su propia madre, Antígona no sólo tuvo que padecer la muerte de éstos: tiempo después tendría que sufrir la de sus hermanos, enfrentados en una cruenta y destemplada lucha.
Sófocles, aquel célebre poeta griego que se dio el lujo de vencer en un concurso teatral ateniense al gran Esquilo (468 a.C.), escribió, según exegetas, más de un centenar de tragedias. Apenas se conservan siete: Antígona es una de ellas.
Gracias a una producción de la Asociación Cultural Peruano Británica, esta mítica pieza del teatro griego será puesta en escena, bajo la dirección de Roberto Angeles, desde este sábado en el teatro Británico de Miraflores.
Roberto Angeles ha demostrado, a lo largo de su extensa trayectoria, igual destreza a la hora de abordar tanto una pieza contemporánea como una clásica. No hace mucho dirigió, por ejemplo, El mercader de Venecia de Williams Shakespeare.
Tras una serie de trabajos realizados con solvencia, Antígona se tornaba, quizás, como una deuda pendiente. “Esta fue la primera obra que me impactó muy fuertemente cuando yo tenía 21 o 22 años y era alumno en la Escuela de Teatro de la Universidad Católica –confiesa Angeles–. En ese entonces, y quizás porque era muy joven, me quedé fundamentalmente con el contenido político. Pero luego de leer nuevamente a Sófocles y otras versiones como la de Brecht, e incluso otras versiones sobre el mismo mito escritas por otros poetas trágicos griegos, empecé a entender otros aspectos muy atractivos como el de la necedad del poder, el deseo por cumplir los ritos, las costumbres, y un explicable atractivo que se siente por algunas personas aunque éstas puedan estar muertas. Eso me conmueve, me atrae y también me da un poco de miedo”.
El argumento de la obra toca fibras sensibles para una sociedad como la nuestra. Dos hermanos, Etéocles y Polínice, se dan muerte entre sí, uno defendiendo Tebas y el otro atacándola. El primero es enterrado con los honores, mientras que el segundo es condenado a permanecer insepulto. “En este contexto nuestro, acá en el Perú, en donde aún tenemos que saldar nuestras heridas después de una guerra fraticida, esta obra clásica sin mayores añadidos contemporáneos pareciera engarzar”, señala Angeles.
Entre el reparto de actores destaca, por ejemplo, Alfonso Santisteban quien encarna a un imperturbable y tirano Creonte. Carlos Tuccio, Sofía Rocha, Gonzalo Molina y Mariano Sábato completan el reparto principal interpretando a Corifeo, Ismena, Polínice y Etéocles, respectivamente. Pero es Fiorella de Ferrari quien ha asumido el reto de escenificar a Antígona (hace poco hizo con acierto el protagónico de El perro del hortelano). La propuesta la tomó de sorpresa, según nos cuenta Fiorella: “Todavía no lo creo. Es un personaje que me ha demandado mucho a nivel físico y emotivo. Este personaje es hermoso, posee una complejidad increíble”. El resultado es favorable, sin duda, como todo el montaje en sí. No es descabellado aventurarse a decir que se trataría de uno de los montajes más importantes del año. Todos apuntan a eso, y eso ya es bastante.
Sófocles, aquel célebre poeta griego que se dio el lujo de vencer en un concurso teatral ateniense al gran Esquilo (468 a.C.), escribió, según exegetas, más de un centenar de tragedias. Apenas se conservan siete: Antígona es una de ellas.
Gracias a una producción de la Asociación Cultural Peruano Británica, esta mítica pieza del teatro griego será puesta en escena, bajo la dirección de Roberto Angeles, desde este sábado en el teatro Británico de Miraflores.
Roberto Angeles ha demostrado, a lo largo de su extensa trayectoria, igual destreza a la hora de abordar tanto una pieza contemporánea como una clásica. No hace mucho dirigió, por ejemplo, El mercader de Venecia de Williams Shakespeare.
Tras una serie de trabajos realizados con solvencia, Antígona se tornaba, quizás, como una deuda pendiente. “Esta fue la primera obra que me impactó muy fuertemente cuando yo tenía 21 o 22 años y era alumno en la Escuela de Teatro de la Universidad Católica –confiesa Angeles–. En ese entonces, y quizás porque era muy joven, me quedé fundamentalmente con el contenido político. Pero luego de leer nuevamente a Sófocles y otras versiones como la de Brecht, e incluso otras versiones sobre el mismo mito escritas por otros poetas trágicos griegos, empecé a entender otros aspectos muy atractivos como el de la necedad del poder, el deseo por cumplir los ritos, las costumbres, y un explicable atractivo que se siente por algunas personas aunque éstas puedan estar muertas. Eso me conmueve, me atrae y también me da un poco de miedo”.
El argumento de la obra toca fibras sensibles para una sociedad como la nuestra. Dos hermanos, Etéocles y Polínice, se dan muerte entre sí, uno defendiendo Tebas y el otro atacándola. El primero es enterrado con los honores, mientras que el segundo es condenado a permanecer insepulto. “En este contexto nuestro, acá en el Perú, en donde aún tenemos que saldar nuestras heridas después de una guerra fraticida, esta obra clásica sin mayores añadidos contemporáneos pareciera engarzar”, señala Angeles.
Entre el reparto de actores destaca, por ejemplo, Alfonso Santisteban quien encarna a un imperturbable y tirano Creonte. Carlos Tuccio, Sofía Rocha, Gonzalo Molina y Mariano Sábato completan el reparto principal interpretando a Corifeo, Ismena, Polínice y Etéocles, respectivamente. Pero es Fiorella de Ferrari quien ha asumido el reto de escenificar a Antígona (hace poco hizo con acierto el protagónico de El perro del hortelano). La propuesta la tomó de sorpresa, según nos cuenta Fiorella: “Todavía no lo creo. Es un personaje que me ha demandado mucho a nivel físico y emotivo. Este personaje es hermoso, posee una complejidad increíble”. El resultado es favorable, sin duda, como todo el montaje en sí. No es descabellado aventurarse a decir que se trataría de uno de los montajes más importantes del año. Todos apuntan a eso, y eso ya es bastante.