Ocupación de la
calle Ajuriaguerra
Situaciones; Churruca-Fausto-Llavata.
Fausto Grossi y Ramón Churruca me invitaron
a este evento a través de la galería Windsor Kulturgintza para vivir
un happening de dos días de duración en un entorno cultural
bastante formal, muchos artistas, galerías y ojeadores y lo mas importante,
gente, mucha gente local en un fin de semana soleado en Bilbao con muchos niños
correteando por la calle Ajuriaguerra mientras sus padres disfrutaban de los
magníficos pinchos bien regaditos con vino de la taberna, no habían coches y
queríamos disfrutarlo. Hasta allí marche con mi ego en una maleta y con
la evidente incógnita que produce el hecho de tener que
interactuar con dos artistas de tal calibre, sin un rumbo definido aunque nos
sabemos bien y llevamos la pasión por bandera, eso si, la calle era nuestra.
A primera hora del sábado en la desierta
calle citada y mientras la estructura de madera del kiosko se iba
construyendo, comenzaron las tensiones, ya que Ramón necesitaba asistencia para
su montaje , Fausto andaba recién operado de la cadera y yo andaba con un
pallet de ladrillos, queda claro que me tocó ayudar en la construcción de la
chabolita, mi vástago que conmigo vino, tenía entonces tres años y también nos
ayudaba, así que me encontré agotado, antes de que la gente hiciera acto de
presencia.
Cuando empezó a llegar público, encontré
niños, iban llegando mas y mas, apresuradamente improvisé, con medio saquito de
escayola que encontré en una obra cercana, una tiza gigante del tamaño de un
ladrillo y comencé a escribir en el suelo de la calle “No me cuentes mentiras”,
que como un imán, los atrajo, y como por arte de magia, la calle se convirtió
en un bosque de hobbits pintándolo absolutamente todo con tizas de colores que
fuimos suministrándoles a medida que se les acababa, al mismo tiempo Grossi con
ayuda de los infantes, empapelaba paredes con grandes fotocopias de si mismo a
tamaño natural con textos que rezaban: "Que comience el espectáculo"
y Churruca movía de un sitio a otro sus obsesivos pensamientos fotocopiados o
escritos a mano muy ampliados en paneles de forex con frases definitivas:
"el arte institucional conceptual me aburre"...y es que la vitalidad
de aquellos chavales fueron el detonador de aquel proceso memorable. De esa
manera es como mi pallet de ladrillos se convirtió en un puesto de intercambio
de tizas en pago por la tiza recibía un gesto, poema o baile, lo que me ocupó
muchas horas. Otros artistas invitados aparecían, Raul Romo con su saxo,
DJ (Heren Bst) ocupaban el kiosco creando una atmosfera sonora
formidable, ahora mi puesto de ladrillos se había convertido en un trono
donde te podías sentar para ver un guitarrista tocaba en la calle mientras
definitivamente aparecía el “ego bunker” (véase el post de cabanyal intim: ego
bunker) donde permanecí cerca de 4 horas.
Por otro lado se hizo la presentación del
fancine La Performería dentro del kiosko donde con una sarten los pasaba por la
plancha caliente para marcar la blanca portada del mismo, al gusto del
comprador. Tan solo remarcar que en Bilbao Art District, la pintura de los
niños se hace cada año, a pesar del pseudo anonimato en que quedó el proyecto
por parte de los medios y de la organización del festival. Y uno conspira al no
entender porque, ¿o si que lo entendemos? aunque el caso es los que lo vivimos
nos sabemos bien.
Fotografia (photography) Anabel Barrio