Sin luz que rasgue esta oscuridad,
sin memoria, ni salida,
no sé hacia dónde caminar,
en cada vuelta de esquina
me alejo un poco más.
Busco el faro de la vida,
alguien contó,
que alguien sabía,
desde entonces, trepo
sin esperanza,
escalo y buceo,
me hundo y vuelo
hasta lo más recóndito de mi interior.
Cuando de mis cenizas
comience a surgir la pasión,
cuando recupere el sentido, la razón,
desde este barco
desplegaré velas,
desplegaré velas,
dejaré que sea la brisa,
la que, con su caricia,
proponga el rumbo
que me retorne a la ignorancia,
a no ser,
a no saber,
volver para, por fin,
dejar de temer.
© Yashira 2018