sábado, 25 de abril de 2009

Sant Jordi 2009


Sant Jordi, el día del libro y de la rosa, con toda seguridad es mi fiesta favorita. Temía que este año, lejos de casa, en un pueblo de mala muerte, no pudiera pasear y curiosear entre libros y llevarme unos cuantos a casa, pero al final cogí el coche, me fui al pueblo de al lado y todo salió bastante bien.

Me acabé comprando una antología de 'Cuentos de amor victorianos' de Alba Editorial (porque los libros de Alba son carísimos pero siempre son una delicia) y 'El último encuentro' de Sándor Márai. Pero también me compré tres libros usados al simbólico precio de un euro: uno de narraciones de Pushkin y dos de literatura catalana del siglo XIX (una antología de sainetes y una novela romántica llamada 'Julita'). Pero la verdad es que ya había empezado a celebrar el día del libro el lunes comprándome 'Adiós, hasta mañana' de William Maxwell (porque 'Vinieron como golondrinas' me encantó) y 'El imperio del sol' de J.G. Ballard. Y lo cierto es que la resaca ha durado hasta hoy, porque hoy me he comprado dos más (dos que hacía tiempo que había pedido a la biblioteca de mi pueblo y que por fin han llegado): 'Todos los jóvenes tristes y literarios' de Keith Gessen y 'El joven audaz sobre el trapecio volante' de William Saroyan.

Así que si recapitulamos, tenemos que esta semana me he comprado nueve libros y sólo he leído unas 100 páginas de 'Camino a Los Angeles' de John Fante.


Créditos: Ilustración sacada de aquí.

Declaraciones de amor a bibliotecarias (1)



viernes, 24 de abril de 2009

J.G. Ballard (1930-2009)

Borges y Ballard



Murió J.G. Ballard y, aunque sólo he leído dos libros suyos, y aunque sólo uno de ellos me ha gustado, me apenó. 'El imperio del sol' está desde hace muchos años en la lista de libros que quiero leer, porque la película me gustó mucho (de hecho, es de las pocas de Spielberg que me gustan, director que generalmente me parece demasiado sentimentalista para mi gusto). El lunes, visitando una librería en la que nunca antes había estado, en un pueblo en el que nunca antes había estado, la vi en una edición de bolsillo y me la llevé a casa.

Lo primero que leí de Ballard fue 'La isla de cemento' y no me convenció. Estaba aún en la adolescencia y, ahora que el tiempo ha pasado, he pensado en más de una ocasión que quizás debería releerla porque quizás la leí demasiado pronto. Mucho más tarde (en setiembre de 2006) (no sin algunas dificultades) leí 'Crash', porque la película me gustó mucho (a diferència de lo que me pasa con Spielberg, de Cronenberg sí que soy fan, sobre todo de sus películas ochenteras). Copio ahora aquí la reseña que en su día escribí:

Me compré 'Crash' después de quedar fascinada por la adaptación de David Cronenberg, la empecé, pero fue imposible terminarla y la tuve más de tres años abandonada en casa sin leer. Hasta que un día tuve que ir al médico por un maldito papel. Para variar estaba haciendo tarde en relación a la hora que me habían dado, pero antes tenía que coger un libro, porque de ninguna manera me iba a ir a esa sala de espera con las manos vacías, porque ya sé yo que allí me hacen esperar una eternidad. No recuerdo si lo que pasaba era que los que tenía empezados no me motivaban lo suficiente o eran demasiado gordos como para llevar en el bolso. Probablemente las dos cosas, así que me fui a mi habitación, miré a las dos montañas de libros que tengo en el suelo y los que tengo apilonados de cualquier manera en la mesilla de noche, buscando uno que fuera fácil de llevar y que me pudiera llegar a motivar, y decidí volver a arriesgarme con 'Crash'. Me tuvieron una hora esperando por un miserable papel, así es que no tuve más remedio que leer. El caso es que al principio 'Crash' no me estaba gustando nada, empezaba a entender por qué lo había dejado la primera vez, empezaba a sentirme derrotada otra vez. Pero como no tenía nada mejor que hacer, seguía leyendo, aunque fuera monótono y repetitivo, hasta que el final ocurrió el milagro: quedé enganchada.
Sí, es un libro monótono y repetitivo, pero éste es su encanto. Una vez aceptas que allí no va a pasar nada y que los personajes no van a ser desarrollados, puedes empezar a disfrutarlo, digo disfrutar por decirlo de algún modo. James Ballard es un tipo algo raro que un día tiene un accidente de coche y, después de esto, un tipo muy raro llamado Vaughan empieza a acosarle hasta que por fin se conocen y le introduce en la relación entre sexo y accidentes de coche. No pasa nada más, absolutamente nada más. Todo es ir dando vueltas a lo mismo. Pero lo que importa en este libro es la sensación que te transmite, de vacío y de angustia. Todo tiene un aire de pesadilla apocalíptica. Mientras lo estaba leyendo en ningún momento dejé de tener un nudo en la garganta: te incomoda y te fascina a la vez. Y no hay nada mejor que esto. No hay nada mejor que un libro te provoque una sensación visceral, sea cuál sea. Es natural que los personajes no estén desarrollados, porque son personas alienadas, incapaces de sentir nada, que buscan cada vez experiencias más extremas, pero ni siquiera esto les hace sentir nada. Es imposible sentir empatía por ellos, o algo que se le parezca. Es todo tan frío, tan rutinario, tan vacío. Es realmente difícil de leer, pero cuando te atrapa no deja de fascinarte.


Enlaces: 'En qué creo', un breve texto de J.G. Ballard que es una delicia y que me ha hecho venir aún más ganas de leer (o releer) Ballard.



domingo, 19 de abril de 2009

'Alves y Compañía' de José Maria Eça de Queirós


Ésta es la historia de un hombre ridículo que no quería hacer el ridículo. Un día Godofredo da Conceiçao Alves vuelve a casa del trabajo antes de lo habitual porque es su aniversario de bodas y quiere dar una sorpresa a su mujer, pero la sorpresa se la lleva él cuando la sorprende cometiendo adulterio. Esto es una deshonra. Aquí se tiene que derramar sangre. Tiene que morir el amante o el marido, pero los dos no pueden seguir viviendo. Se estila un duelo, pero los preparativos para celebrar un duelo siempre son complicados y las cosas no salen como estaba previsto, pero al final todo acaba bien.

Con apenas 125 páginas, Eça de Queirós a partir de una anécdota trivial hace un amplio retrato de la sociedad burguesa y su presunta dignidad y su más que probada hipocresía. Está lejos de otros tours de force suyos como 'El cimen del padre Amaro', 'El Primo Basilio' o 'Los Maia' (todos ellos obras maestras), pero 'Alves y Compañía' es una pequeña joya. Tampoco tiene tanta amargura como estas magnas obras citadas, pero sí que tiene una ironía incisiva que es una delicia. También se distancia de otras historias decimonónicas sobre adulterios, porque aquí no hay villanos ni grandes pasiones, sino simplemente personajes grises, vidas banales y sentimientos pusilánimes. Eça de Queirós es tan moderno que nunca deja de sorprenderme. Y escribe de una forma tan elegante, con un sentido del humor tan punzante y con un aire entre jocoso y desencantado que leerlo es un placer.


Enlaces: Un relato de ficción medio crónica medio entrevista con Eça de Queirós, medio ensayo medio homenaje. De lo más curioso y adorable, con una ironía parecida a la del mismo Queirós. Supongo que esto debe ser fanfiction para intelectuales.


lunes, 13 de abril de 2009

'El inspector' de Nikolái Gógol


'El inspector' puede que sea la obra más divertida que he leído nunca, la comedia más perfecta que me he encontrado nunca, hilarante y seria a la vez, grotesca pero equilibrada, una sátira implacable pero también una reflexión moral de lo más pesimista.

En un pequeño pueblo ruso de provincias, delante del anuncio de la llegada de un inspector general de Moscou con instrucciones secretas, las autoridades locales (el director del hospital, la directora del colegio, el jefe de correos, el juez, el jefe de policia y sobre todo el alcalde) se acojonan de lo lindo porque todos alguna vez u otra han recibido un soborno o han cometido alguna que otra irregularidad en su oficio, nada que no sea algo habitual, pecados de nada, minucias como mandar azotar una viuda.

La obra tiene un timing cómico que es impecable y un humor absurdo de lo más inteligente. Mezcla gags clásicos y físicos con un humor inteligente basado en juegos de palabras y mordacidades incisivas. Es como un episodio del Monty Python's Flying Circus decimonónico. A ver si algún día encuentro el momento para leerme 'Las almas muertas'.

Gógol era un escritor satírico immejorable, el mejor que he conocido, pero se ve que el pobre quería ser un moralista. Se ve que no le gustó ninguna representación de 'El inspector' que tuvo la oportunidad de ver, porque todas la representaban como si fuera una sátira y no un cuento moral. Se ve que quemó dos veces la segunda parte de 'Las almas muertas' porque era muy bueno escribiendo sátira pero cuando quería ser un escritor moralista era malísimo.

Se ve que murió medio loco por no poder aceptar que era un escritor satírico. Una pena porque la sátira cuando está bien hecha, trasciende las situaciones concretas y se acaba convirtiendo en una reflexión sobre la naturaleza humana tan profunda como cualquier otro subgénero con mayor prestigio. Pero Gógol murió medio loco por no poder aceptar lo que era. Pidió que dejaran su cuerpo sin enterrar hasta que empezara a mostrar signos de descomposición porque tenía miedo a ser enterrado vivo. Evidentemente no le hicieron caso y dice la leyenda que cuando durante el centenario de su muerte exumaron su tumba encontraron dentro del ataúd evidentes signos de lucha. No quiero intentar averiguar si esto es cierto o sólo una leyenda, porque quizás sea com Nikolái Vasílievitx y no me guste aceptar la realidad. Eso sí, espero no acabar como él.


Enlaces: una página con algunos de los cuentos de Gógol traducidos al español.

'Botchan' de Natsume Soseki


'Botchan' es un libro que cae bien. Es un libro que nunca será tu mejor amigo pero con el que es agradable pasar el rato. A ratos es muy divertido y está lleno de ternura pero sin llegar nunca a ser cursi. Son las aventuras y desventuras de un joven impulsivo de Tokio que se va a provincias a trabajar de profe de mates. La novela narra las dificultades con los alumnos, pero también con los otros profesores (oh, I can relate). Tiene un final demasiado abrupto en que todo se (mal) resuelve de manera precipitada que te deja descolocada y en general siempre da la sensación que es un poco demasiado superficial, que podría dar mucho más de lo que está dando. Aún así, es una novelita de humor muy simpática en que la comicidad nace porque el jovencito de Tokio es un ingenuo idealista que se lo toma todo a la tremenda y que es incapaz de entender el concepto de doble moral. De ahí los palos que se lleva y las metidas de pata que comete.


jueves, 2 de abril de 2009

El Diario de Hélène Berr

El Diario de Hélène Berr empieza contando como ha ido a casa de la portera de Paul Valéry a buscar un libro dedicado que se atrevió a pedirle al famoso poeta y termina con las palabras "Horror, Horror, Horror..." Al principo parece que escribe sólo por ella pero poco a poco va cambiando y acaba escribiendo para dejar constancia de las atrocidades que pasan a su alrededor.

El diario empieza la primavera de 1942 y París está ocupado pero sigue siendo precioso. Hélène va a la universidad, lee, queda con sus amigos, va de pícnic al campo con su familia, disfruta de la música, se enamora. Es una chica llena de vida y leemos sobre su felicidad con el corazón encogido porque sabemos lo que vendrá después. El primer golpe es la obligación de todos los judíos de llevar la estrella amarilla y todo empeora cuando detienen a su padre. Ella sigue intentando llevar una vida tan normal como sea posible, pero el cerco se va estrechando cada vez más.

A finales de 1942 deja de escribir en su diario y prácticamente pasa un año antes que vuelva a escribir. Cuando lo vuelve a hacer ya todo ha cambiado: ya no hay esperanza, ha visto demasiadas veces como le han arrebatado personas que quería, ahora sólo le queda esperar a que vengan a detenerla también a ella. Este hiatus marca claramente las dos partes del diario: la primera es descriptiva y está llena de vida, la segunda es mucho más reflexiva y está llena de dolor.

Confieso que he llorado. Con el epílogo. Conocía su final, pero ha sido ver escrito que murió en un campo de concentración y empezar a llorar, porque después de tantas páginas he llegado a conocer a Hélène y la he llegado a querer. Y al fin y al cabo es de esto de lo que trata el Diario: de que no podemos cerrar los ojos ante el sufrimiento, ni siquiera es aceptable compadecernos de los que sufren, porque la compasión no lleva a nada, lo único aceptable es sufrir con los que sufren.