“Cuando encuentres a Buda, mátalo”. No lo digo yo, lo dice el proverbio. Y es que además ese cabrón se le parecía: gordo, calvo, con los ojos rasgados… si hasta vestía de naranja. Estaba claro, ¿no? ¿Quién coño iba a pensar que en China también había repartidores de butano?

CINCO CENTÍMETROS

 Gira tres veces la raqueta en su mano izquierda. Se ajusta la cinta y se coloca el pelo, primero un lado, luego el otro. Tres botes. Con la mano derecha se toca la nariz, la oreja derecha, la nariz de nuevo, la oreja izquierda. Se acomoda el pantalón, estirándolo por la parte de atrás. Respira hondo. Dos botes más y saque. Al acabar el punto, camina sobre la línea hacia su banco: allí le esperan, en precisa línea recta, tres botellas. Bebe de todas, de derecha a izquierda. El ritual se repite, punto juego tras juego, set tras set, partido tras partido.


Aquello llamaba la atención, claro, pero no pasaba de la anécdota divertida, de esas cosas con las que rellenan los programas especiales para celebrar las victorias. Ya sabes, esos vídeos de imágenes en bucle. Yo me parto con ellos. 


A ver, si es que aquello tampoco tenía nada de malo. Bueno, de cuando en cuando un “warning”, dos como mucho por partido, sobre todo en las rondas finales. Porque aquella bronca con los recogepelotas… la verdad, yo hubiera hecho lo mismo. ¿A santo de qué le movieron las toallas de sitio? ¿Que acaba el punto junto al banco y se da la vuelta a la pista para volver caminando sobre la línea? Resulta que eso va a ser lo importante ahora. El chico lo gana todo, no hay un solo torneo que se le resista. ¿No le vamos a perdonar sus manías? Si es que la envidia es el deporte nacional, que te lo digo yo…


Gira tres veces la raqueta en su mano izquierda. Se ajusta la cinta y se coloca el pelo, primero un lado, luego el otro. Tres botes. Con la mano derecha se toca la nariz, la oreja derecha, la nariz de nuevo, la oreja izquierda. Se acomoda el pantalón, estirándolo por la parte de atrás. Respira hondo. Dos botes más y saque. Al acabar el punto, camina sobre la línea hacia su banco: allí le esperan, en precisa línea recta, tres botellas. Bebe de todas, de derecha a izquierda. Coge una toalla, se seca la cara, la dobla y la coloca frente a la primera botella. Coge otra, se seca -esta vez el cuello y los brazos- y la dobla frente a la del otro extremo. La tercera se la entrega al recogepelotas, para usarla entre punto y punto. El ritual se repite, punto juego tras juego, set tras set, partido tras partido.


Y mira que la presión con los tiempos, las advertencias de los jueces de silla, el murmullo del público iban aumentando y las bolas ya no eran tan precisas, pero los resultados seguían ahí. Más luchados, pero seguían ahí. Pero él acumulando victorias, camino de convertirse en una leyenda mundial. Bueno, que ya lo es: El mejor de la historia, un orgullo patrio.


Sinceramente, yo creo que la cosa nunca hubiera ido a más de no ser por el “incidente”. ¿No te acuerdas? Cuando se metió en el vestuario y no salió a jugar el último set de la final. Se dijo de todo. Y no sería porque no saliera el entrenador a dar explicaciones. Bien clarito lo dijo: lesión muscular. Y él lo mismo, aunque yo creo que se equivocó al decir nosequé también de cansancio mental, porque la gente empezó a hacerse películas en la cabeza. Los periodistas los que más. Tenías que haberlos oído: esas voces pretendidamente autorizadas que antes lo jaleaban intentando convencernos de que ya lo venían avisando, que hacía tiempo que se veía venir. Si hasta dijeron que cuando habían ido a buscarlo al vestuario lo habían encontrado sentado en el suelo, llorando, intentando hacer una pirámide con todas las botellas de agua que había encontrado, que si no lo conseguía no podía salir porque iba a perder.


La verdad, a mí me ha parecido siempre una chorrada, puro invento para ganar audiencias. Anda que no les va el morbo. Aunque también te digo, que si al chaval le había dado una crisis de ansiedad tampoco pasaría nada. Que se nos olvida que son personas, también. ¿No le dio un medio jamacuco epiléptico a Ronaldo en la final del Mundial aquel? Yo estoy en su pellejo y me cago vivo. Pues eso. Si es que son críos y los tratamos como adultos…    


Gira tres veces la raqueta en su mano izquierda. Se ajusta la cinta y se coloca el pelo, primero un lado, luego el otro. Tres botes. Con la mano derecha se toca la nariz, la oreja derecha, la nariz de nuevo, la oreja izquierda. Se acomoda el pantalón, estirándolo por la parte de atrás. Otros tres giros de raqueta. Respira hondo. Dos botes más y saque. Al acabar el punto, camina sobre la línea hacia su banco: allí le esperan cuatro botellas, formando un rombo perfecto. Bebe de todas, en el sentido de las agujas del reloj. Coge una toalla, se seca la cara, la dobla y la coloca frente a la botella más a su derecha. Coge otra, se seca -esta vez el cuello y los brazos- y la dobla frente a la del vértice opuesto. La tercera se la entrega al recogepelotas, para usarla entre punto y punto. Vuelve al banco y siguiendo la línea, se dirige a sacar. El ritual se repite, punto juego tras juego, set tras set, partido tras partido.


Sí, le pasó unas cuantas veces más. Algunas a medio partido, otras ni siquiera se presentaba a jugar. Y los periodistas venga con la matraquilla: que si se quedaba abriendo y cerrando la puerta del vestuario, que si tenía que meter el dedo en cada hueco de la red de las raquetas… ¿Te lo puedes creer? Encima claro, seguían poniendo vídeos de esos; que sí adelante, que sí atrás, botando la pelota y tocándose la nariz, en bucle. Pero se notaba que lo hacían ya a mala leche, para hundir al chaval y reírse de él. Que no es lo mismo reírse con uno que de uno, ¿eh?


Al final se retiró, claro. Apenas se deja ver, de hecho. Normal. Con la pasta que ha ganado, yo también pasaría de aguantar las tonterías de toda esa panda de fracasados. ¿No sacaron el otro día unas imágenes en exclusiva que habían cogido con un dron? Se supone que era él en su casa. Se veía a un tío como por la piscina, abriendo y cerrando la puerta de la casa, colocando las hamacas y las toallas dobladas encima. Todo tres veces y vuelta a empezar. Pero vamos, que de estos no me creo yo ni media. Además, que estaban sacadas a distancia y podía ser cualquiera. O un montaje, directamente. Si lo hicieron con lo de la Luna, imagínate ahora con los medios que tienen. La movida es que decían que no sale de casa porque está de la cabeza. Que como antes tiene que colocar todo de determinada manera y la casa es tan grande, no acaba nunca. Pero vamos, que llevaron a psicólogos a opinar y toda la pesca. Trastorno nosequé. Que bueno, habría que ver dónde se habían sacado el títulos esos, que lo mismo ni lo tenían. Mira, de ahí lo único cierto lo de la casa, porque yo he visto imágenes y menudo casoplón tiene el colega. Vamos, que yo tampoco saldría.


En fin. Te digo y te repito: EN-VI-DIA. Lo que les pasa es que no llegaron a nada y se tuvieron que meter en la tele o en la radio, a criticar. Mira, yo al único que aguanto es a este… ¿cómo se llama? Sí, hombre, el que era jugador; el catalán que perdió un par de finales pero ganó la medalla en los Juegos. Siempre se me olvida el nombre. Bueno, da igual, sabes cuál te digo. Porque se nota que sí tiene cabeza y dos dedos de frente, que no va a hacer daño. Y sabe lo que se dice, que tiene unas frases a veces que te deja de piedra. Es como el Valdano, pero en tenis. 

¿Sabes una que dice mucho? Que la línea que separa el éxito del fracaso mide exactamente 5 cm. Un filósofo, te lo digo yo.