" El fin siempre está cercano ya sabes
puedes esperar, puedes apostar... "
Recuerdo los días en los que el verano significaba algo para todos nosotros,
ahora solo es una estación de paso más entre la primavera y el otoño,
un largo puente de tres meses de duración entre el frio y el calor,
un tiempo para crecer, madurar y disfrutar de nuestra perdida libertad estival.
Tardes de piscina, barbacoa y aventuras con la ingenuidad por bandera,
capitanes de navios piratas de corta existencia en nuestra inquieta imaginación,
modernos superheroes de barrio ocultos bajo la capa de cualquier efímera ilusión,
liberadores de la humanidad ante cualquier invasión alienigena inventada.
Siempre fue duro ser niño ante la sensación de un mundo entero por descubrir,
pensando que ser mayor era la mayor aventura posible por vivir,
con nuestros viles padres mandándonos pronto a la cama a dormir,
a menos que fuese viernes noche y viésemos junto a ellos el Grand Prix.
Todos esos días murieron con la perdida de la inocencía y la llegada de la madurez,
los amigos surgidos en los pueblos durante las vacaciones dejaron de existir,
para dar paso a las relaciones insustanciales de nuestro futuro porvenir,
es duro descubrir que nuestras ansias de crecer han matado todos nuestros sueños de niñez.