La última actividad a la que asistí con motivo de la Semana de la Ciencia fue acompañada de Iván. A Daniel también le hubiera gustado asistir, pero no pudo por la carga de exámenes y tareas que tiene a sus espaldas. ¡Y es que la cosa iba de IA! y eso llama mucho la atención. El taller se llamaba
Desatando la creatividad, Desmitificando la IA generativa- Un viaje a través de lo imaginario y lo organizaba la Universidad Nebrija.
Nada más llegar nos metimos en un laberinto de pasillos y patios con las indicaciones del bedel de la puerta para llegar al aula que nos indicaban en el email de confirmación. Aún así tuvimos que preguntar una par de veces más antes de dar con el sitio. No tuvimos que esperara mucho para sospechar que ahí no tenía pinta que se fuera a dar el taller porque estaban dando otro de energías renovables que no tenía pinta de acabar a la hora que empezaba el nuestro.
Preguntamos a un señor muy amable que nos aconsejó volver a la recepción. Nuestra cara fue un poema, pero el caso es que en el camino de vuelta por el laberinto de pasillos y patios no nos perdimos y llegamos sin problemas. Allí nos encontramos de nuevo al bedel, que intentó ayudarnos de todas las maneras posibles, pero todo daba a un callejón sin salida. Nosotros nos lo tomamos como un juego pistas para vencer al laberinto, pero el bedel no tenía tanta imaginación y se estaba agobiando muchísimo por nosotros porque no encontraba el aula a la que se le había asignado el taller.
Como última opción nos ofreció acompañarnos a buscar al organizador, que él conocía, pero con la limitación de que no podía alejarse mucho de la portería porque no la podía dejar desatendida. Ya pensábamos que nos íbamos a volver a casa derrotados por el laberinto y una extraña concurrencia de errores y maleficios del laberinto, cuando nos encontramos de frente con una angustiadísimo organizador. Parecía muy aliviado al vernos y nos guio por una camino inexplorado hacia nuestra esquiva aula. Que conste que se equivocó una vez. Cada vez estoy más segura de que esa facultad está viva y cambia los corredores a su antojo.
De la magia de mis fantasías, nos metimos de lleno en la ciencia informática. Sacamos el portátil y nos dispusimos a aprenderlo todo acerca del machine learning, deep learning, IA generativa y ChatGPT.
Lo primero que nos dejaron claro es que La IA que está detrás de la IA generativa y el ChatGPT no se parece ni de lejos a la consciencia humana, sino que está alimentada por millones y millones y mil millones de datos cruzados y ontologías (que cataloga y establece relaciones), así que no le podemos pedir peras al olmo y tenemos que tener mucho cuidado con las limitaciones que tienen estas herramientas.
Uno de esos límites, por ejemplo, es el lenguaje informal. Si lo usamos existe una alta probabilidad de que no nos entienda y nos dé una respuesta equivocada. En la clase nos pusieron como ejemplo ir suelto al baño, que ChatGPT entendió por ir solo al baño.
Otra limitación son las citas o referencias que nos presentan estas herramientas cuando les pedimos que citen de dónde podemos sacar una información u otra. A veces son documentos que se citan por Internet, pero el documento en sí no existe o es imposible encontrarlo.
Y, por último, también tiene restricciones en problemas de lógica ya que aplica directamente cálculos matemáticos, antes que un razonamiento lógico. Por ejemplo, a la pregunta de cuantas veces se puede restar 1 a 1.111, la mente humana deducirá que sólo se puede hacer una vez, ya que en la siguiente operación el 1.111 habrá sido sustituido por 1.111 con lo que ya no se cumple la premisa inicial de la pregunta, pero la máquina hará sus cálculos sin tener en cuenta esto y restará 1 1.111 veces hasta llegar a 0. Es decir, nos dará una respuesta equivocada.
Una vez nos queda claro que la IA a veces no da con la respuesta correcta comenzaron a explicarnos como usar herramientas de IA generativa para imágenes y herramientas de chat con IA. Lo más importante es ser precisos y dar descripciones lo más completas posible de lo que queremos. Y, aún, así siempre nos sorprenderán los resultados. Si no es lo que queremos, no debemos desanimarnos y volveremos a intentarlo con una descripción aún más precisa.
Los chats son muy útiles para consultarlos en investigaciones o en metodología o procedimientos en el trabajo, pero hay que tener mucho cuidado con dar datos sensibles o privados. No olvidemos que detrás siempre hay una empresa privada a la que pagamos el servicio con nuestra información. ¿U os creíais que esto era gratis? Aquí metimos el tema de cómo vendemos nuestra alma (datos personales) al hacernos perfil en cualquiera de las redes sociales a las empresas que están detrás. Y lo hacemos con gusto e inconsciencia total porque nos gusta lo que nos dan (¿Quién se lee las condiciones que hay que aceptar cuando te das de alta?). El gran hermano de George Orwell llegó hace mucho tiempo, pero con una gran diferencia, proviene del sector privado.
En esta línea, comenzamos a discutir sobre los límites de la moralidad y la legalidad en cuanto a IA. Cada uno tenía una opinión, a cada cual más interesante, pero yo sigo convencida de que la IA no se puede medir con esos parámetros, ya que lo que tienen que respetar estos límites son las personas que las programan y las que las usan. Con lo cual, estamos en las mismas de siempre. La moral y los límites los ponen los humanos y las herramientas son más o menos peligrosas según el mal uso que se haga de ellas. Pero por otro lado, pueden llegar a ser extremadamente beneficiosas si se usan bien.
También hablamos un poco del intrusismo de estas aplicaciones en ciertas profesiones vs progreso. La eterna batalla de profesiones que se crean y se destruyen o transforman y la necesidad de actualización constante en el conocimiento y técnicas de los profesionales. Un proceso que cada vez es más rápido y estresante, lo admito, pero una realidad que hay que asumir, en mi modesta opinión.
De los conocimientos con los que salí de la carrera pocos me resultan útiles a día de hoy. He tenido que reciclarme constantemente con tantos adelantos en comunicación como hay. Incluido el desarrollo en herramientas basadas en IA.
Acabamos el taller con una práctica en la que teníamos que generar la historia de un cómic de cuatro viñetas en el que estuvieran presente unas palabras concretas que nos facilitaban los profesores y luego generar las imágenes de cada una de ellas.
Fue muy entretenido y sorprendente. A veces, hasta una poco frustrante porque las IA no entendían muy bien lo que queríamos y nos presentaban unas idas de olla fascinantes y/o inquietantes.
Lo pasamos genial y aprendimos muchísimo. La verdad que ha sido una Semana de la Ciencia muy aprovechada.