Volví a verla con dieciocho años y no sé, sería la edad o el momento en que me pilló... el caso es que me impactó de un modo definitivo.
Desde entonces he vuelto a ella en numerosas ocasiones, casi con periodicidad anual.
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Desde entonces he vuelto a ella en numerosas ocasiones, casi con periodicidad anual.
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Una vez anduve liado con una chica que era fan fatal de Harrison Ford y que además (supuestamente, eso dijo) le molaban las pelis de ciencia ficción.
Una vez que se quedó sola en casa me dijo que llevara algún video para verlo juntos y como me dijo que nunca había visto "Blade Runner"... elegí esa.
A la media hora sus caretos de fastidio eran
evidentes. Sí, su actor favorito era el prota pero en ningún momento
entró en la peli... a los cuarenta y cinco minutos la apagó al grito de
"¡menudo coñazo!".
Cuando más tarde empezó a reprocharme haber elegido "semejante bodrio" y me espetó un "no entiendo como puede gustarte esto, si es una enorme mierda, vaya rarito que eres, uff"... no vacilé un segundo a la hora de defender mi criterio, incluso con más ardor del normal en todos aquellos detalles que ella tan gratuita y venenosamente puso a parir.
No volvimos
a ver ninguna peli juntos. Unas pocas semanas después dejó de criticar
mis gustos y aficiones, imagino que pasaría a hacerlo con el siguiente
chico con el que se enrolló... o quizás el nuevo fichaje resultó ser un
fan de "El Diario de Noa" y todo con él fue sobre ruedas.
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La siguiente vez que vi la película, después del destructivo sermón de aquella pedorra, me gustó todavía más.
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Cuando estudié en la universidad, durante tres años consecutivos tuvo lugar un curioso fenómeno. Cada vez que empezaba el mes de exámenes (tanto en enero como en junio), la víspera del primero emitían "Blade Runner" en televisión.
¿Casualidad?
¿Providencia? Intervención divina quizás: jamás suspendí ninguno de
aquellos envites precedidos por la peli de Ridley Scott.
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Hace
dos navidades tuve una cita en un bar. Quedé en la puerta de una
cervecería, mi autobús llegó antes de lo previsto así que me tocó
esperar.
En esa época del año en algunos barrios
suelen reproducir villancicos a través de una extraña megafonía,
reconozco que aparte de dar un toque curioso a la temporada me
teletransportan a mi más tierna infancia... pero curiosamente en la
esquina donde me tocó esperar en vez de sonar "hacia Belén va una burra"
o "campana sobre campana" tenían puesta a todo volumen la banda sonora de
"Blade Runner".
Entre que yo llegué diez minutos
pronto y que ella tardó otro tanto, casi me dio tiempo a escucharla
entera. Confieso que viví un instante de pura poesía callejera durante el "love
theme"... y otro no menos intenso cuando de repente se puso a llover a
cántaros y directamente fui poseido por el espíritu del agente Deckard.
La
cita resultó acorde con la puesta en escena. Era la primera vez que
veía en persona a aquella chica y tras unas pocas preguntas rutinarias
descubrí que se trataba de otra replicante más para la colección.
"Lástima que ella no pueda vivir... ¿pero quién vive?"
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El año pasado vi "Blade Runner" en jueves santo en el lugar de la costa mediterránea donde suelo escapar por esas fechas. Casualidad o no, fue el preludio de una jornada de lo más blogafantista.
Este año regresaré el mismo día al lugar del crímen pero ya iré con los deberes hechos: la semana pasada la reestrenaron en cine y por fin he tenido la oportunidad de disfrutarla en pantalla grande.
El pasado miércoles a las 10:30 de la noche éramos (para mi sorpresa) más de treinta personas en la sala... yo me senté detrás del todo, lo más apartado posible de cualquier comentario o conversación del público, con los cinco sentidos centrados en disfrutar de la experiencia.
Todos estos recuerdos, anteriormente narrados, desfilaron por mi memoria durante la proyección... y sí, también se perderán en la blogosfera, como lágrimas en la lluvia.