En un pueblo vizcaíno del interior, de la comarca del guerniquesado, en Rigoitia (rebautizado "errigoiti" en la jerga NaZionalista), estamos viviendo con estupor un caso de corrupción urbanística que, además viene sazonado por un ingrediente atípico: el beneficiario de la chapuza (que es el alcalde NaCionalista del PNV) parece como que no tiene nada que ver, si no lo fuera él quien se ha hecho de oro con la recalificación, porque hay un pobre individuo que (aparece como "el" txorizo oficial), que tiene el mismo nombre y apellidos que el alcalde, pero es persona distinta, con DNI y domicilio distintos. Pero en esto, que es una derivada a resolver entre Notario y Registrador de la Propiedad, no entramos (¡de momento!).
El asunto de fondo es el siguiente: se trata de una porción de terreno de 1.740 metros cuadrados de una pareja: Luisma e Inés (él en las siguientes municipales entró de concejal), el ayuntamiento en febrero de 2002 recalificó la zona para convertirla en "suelo urbano residencial", aprobó el proyecto de reparcelación ... y, para despistar, en abril de 2002 (dos meses después) el ayuntamiento impuso a la parcela una carga de 83.500 euros (que pagaron los propietarios, o sea, Luisma e Inés), pues bien, y aquí la sospecha se convierte en evidencia, unos días después (en el propio mes de abril de 2002, o quizás a principio de mayo), el parejita (el futuro concejal) vendió la parcela al alcalde en 24.000 euros, es decir, ¡casi 60.000 euros por debajo de lo que acababa de pagar al ayuntamiento!, es decir .... ¡le regaló la parcela y, además, le regaló los casi 10 millones de ptas. que acababa de pagar al ayuntamiento!, y, ya para partirnos el espinazo, el alcalde poco después hipotecó la parcela, siendo tasada en 375.000 euros (más de 62 millones de las antiguas pesetas).
Todo esto, que parece ciencia ficción, no nos lo hemos inventado, es información fehaciente obtenida de documentos notariales, registrales y fiscales ... nosotros nos hemos limitado a hacer un breve resumen de la noticia: "El registrador se culpa del baile de identidades del alcalde de Errigoiti", que el amable lector puede ver de primera mano en El Correo de 31 de julio de 2011, página 7.