Benditos los que guardan los secretos,
los que aplauden detrás del escenario,
los que encienden amores incendiarios,
los que escriben con prosa de sonetos;
Los que fugan a diario del libreto,
los que tratan de Usted al boticario,
los que cierran con llave el serpentario,
los Montescos que van de Capuletos.
Los ausentes, los mansos y los quietos,
los cometas de noches de ceguera,
los alfiles que comen de costado;
La lujuria del beso más secreto,
los dedos que deslizan tu pollera,
los ojos que te miran demasiado.
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6 comentarios:
De la sonrisa a la lágrima, de la quietud al estremecimiento con mano sutil, Carlos, siempre. Mil besos.
Gracias MF (Maravilla Fascinante)
Dos mil besos.
Este lugarcito, parece un barcete perdido en alguna esquina imperceptible. Poquitas mesas, baja luz, y nosotros hablando de poesía.
Sí. No está mal. Después de todo le queda bien la voz baja a la poesía. ¿Te imaginás en una pizzería céntrica, con muchas mesas apretadas y, de música de fondo, la voz del mozo gritando los pedidos a la barra? Yo, no.
Marche una de muzza / "la princesa está triste, que tendrá la princesa" / Se cierra la cuatro / "Puedo decir los versos más tristes esta noche.
Si, la verdad que no da.
Prefiero la sutil penumbra de la vela, el eco de algún piano...
y
"Amar con la garganta estremecida,
con los labios en flor, temblor ardido,
y la boca latiendo de latidos,
de luna amanecida"
Un beso.
Es lo que yo digo. ¡Me sacaste las palabras de la boca! Jaja Bravo, poeta.
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