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Alberto Girri |
INTERVALO COMO LÍRICA
1
Eleva su mano en actitud
de encontrar otra, alzándose, paralela,
con la que renovaría comparaciones
entre ambas,
sus figuras,
el largo de los dedos.
2
El yo que la induce
a hacerlo prosigue
su murmullo, habitual:
“Yo amo”,
y a la vez insiste
en no plegarse al martilleo
de la razón negativa:
“No hay tal cosa
como Amor, ese nombre contiene
sólo lo errático, la turbia
emocion del apego buscando
que su reverso, ¿el odio negativo?
lo alcance.”
3
Gira luego la mano
sobre sí misma, cambio de frente,
pasión de remover.
¿Qué yo actúa entonces?
El que cava hasta lo más
indiferenciado del recuerdo,
concluyendo: “Soy una
pura conciencia que recuerda.
y esto lo sé porque amo”;
y no le importa
que nuevamente la glacial,
ecuánime razón negativa,
lo desmienta:
“Aquello que se dijo primero sí,
lo segundo no; no puede
la pura conciencia afirmar Yo amo”
4
Con el sueño
todo contrapunto acaba,
la mano desciende, en calma
ahora sobre los labios de su dueña, ahora
sin ningún yo para aliviarla;
en conclusión, una mancha
en la penumbra, como lo único
que quedó de la mancha del amor,
de la irresistible necesidad, miseria,
del amor de entibiarse a cualquier precio,
aun con hojas secas.
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ALBERTO GIRRI. Homenaje a W.C. Williams. (1981)