Su sonrisa era lo
más lindo, pero él no se acordaba más que la tenía. Estaba sepultada bajo
escombros que no podría asegurar de qué eran. No tuve el tiempo suficiente como
para descubrir si eran de trabajo, estrés tal vez, amores amargos… pero sé que
estaba ahí en algún lugar de su ser. Me encantó la misma noche que lo conocí.
Me gustó su decisión, su voluntad, y su asertividad. Sonrisas hay muchas, y
varias de las que es peligroso no cuidarse, algunas te estafan, otras te rompen
el corazón.
La tuya es
sincera, sincera porque así te enfrentas a la vida y a las personas. Y si me engaño
no tengas miedo lindo, porque como tú, soy igual de fuerte. No de esa fuerza
que me levantó en tus brazos con el mínimo esfuerzo, pero sí de la fuerza que
no le teme a la desilusión, porque no espero nada de vos, no espero nada de
vos, y así es difícil romperme el corazón.
Me di cuenta en
tus fotografías más antiguas que las sonrisas se escapaban solas por tu boca. Hoy me tienes pensando en ti.