Va la última entrega del año, en este caso varias acuarelas realizadas en la segunda quincena de diciembre, entre toses y turrones. Recurro a fotos de arhivo, a apuntes de los que se van realizando en viajes y salidas de los últimos meses, a Alpera, Alicante, o hace dos años a Lisboa. La primara es la aldea del Sej, en Alpera, la segunda unos árboles en las dunas del Pinet, en la Marina de Alicante.
Salvo la tercera, una panorámica del camino a Tolosa, en la Hoz del Júcar, cerca de Alcalá y Jorquera, ruta más que recomendable, se han utilizado muy pocos colores. La mayoría son mezclas de siena tostada y azul ultramar, con toques de verde, siempre uno solo, verde vejiga o jadeíta, similar al esmeralda, que a su vez se entonan con ese abanico tonal conseguido con siena y ultramar. Con esos colores quebrados, austeros, incluso la sien¡a tostada reluce y da una nota de color sin utilizar el rojo. Para las sombras, casi siempre el ultramar con un poco de alizarina, si no se recurre al violeta ultramar. En las más intensas amatista de Daniel Smith o índigo.
El la siguiente, de la iglesia de San Francisco en Évora, en la entrada a la Capela dos Ossos, donde reposan los huesos de cientos y cientos de frailes. Eso sí, reposan en las paredes, decorando una sala en cuya entrada reza un cartel: "Nos ossos que aqui estamos per los vossos esperamos". Muy reconfortante.
Prácticamente toda la acuarela se ha pintado son mezclas de siena y ultramar y es ilustrativa de la amplia gama de tonos quebrados que pueden conseguirse con esos pìgmentos, muy adecuados para pìntar muros, paredes y piedras viejas.
Aquí se ha ampliado un poco la paleta, incorporando alizarina y ese ocre dorado de quinacridona, extraordinariamente trasparente y que mezcla más que bien con cualquier color. Alegra los verdes y las tierras y hace buenas migas al lado del violeta de las sombras, mezcla de ultramar y alizarina. Aunque es más colorida esta acuarela, se han utilizado pocos pigmentos, pues solo un verde se ha añadido a los anteriores.
Un hermoso pino salvaje, sin haber ido a la peluquería en toda su vida, no como esos olivos podados como caniches, a los que un lazo les falta, que aparecen avergonzados en rotondas y paseos de muchos lugares. Cosa horrible, infamia podatriz perpetrada a un indefenso y noble olivo viejo. Se han utilizado todos los métodos para hacer ramas, como reservas, rascados y líneas finas al final. Dos verdes, sap green y jadeíta, siena, cobalto e índigo. También algo de violeta en algunas sombras.
Por último una acuarela sobre el Museo de la Cuchillería, desde la escalera de la Catedral de San Juan en Albacete. Después de lo contado sobre los colores que se utilizan, poco queda que añadir.
Despido el año, un rato antes de cenar en esta Nochevieja, pintando unos árboles y un pájaro volando con tinta china y pincel japonés, regalo de un buen amigo que me los ha traído del país del Sol Naciente. Junto con otros muchos. Si añadimos las gavillas que mi hijo Alonso y el amigo Manuel me han traído desde China en varios viajes, tengo un surtido de tintas líquidas, pastillas, pinceles, papeles y piedras para la tinta que me tendrán ocupado una temporada. Por muchos años que viva no podré gastar todo eso.
Feliz año nuevo 2016. Y un abrazo a quienes visiten mi blog en estas fechas.