George Pérez llegó a Fantastic Four en su número #164 (noviembre de 1975). Sería pues el sucesor de la etapa de Rick Buckler, quien a su vez había continuado la de John Buscema que se había encargado de la serie tras los números John Romita Sr. a quien le asignaron la serie tras la marcha de Jack Kirby. Vamos, que no era empresa fácil ni mucho menos ésta a la que se enfrentaba un George Pérez de apenas 25 años y el listón lo tenía verdaderamente alto. Pero tal vez que tuviera a otro nombre importante de Marvel, Joe Sinnot, entintándole en FF le ayudaría bastante a sobrellevar esta responsabilidad.
A propósito de esto, el mismo Pérez comentaba: "Los 4 Fantásticos y Los Vengadores eran series con la que había crecido. Es cierto que había cierta sensación de intimidación en el fondo, pero mi descarada juventud o la arrogancia me permitió dejar eso atrás. Era un sueño hecho realidad trabajar con Roy Thomas y Joe Sinnot. Eran auténticos iconos para mí. Cuando ví mis páginas entintadas por Joe la primera vez, fue como un Wow!! Eso hizo sentirme realizado. Joe Sinnot era una auténtica leyenda y yo me sentí verdaderamente como un artista de Los 4 Fantásticos cuando Joe me entintó. Si Joe no hubiera estado allí, yo no me habría sentido que formaba parte del mito de los FF".
Coincidiendo con la llegada de Pérez a Fantastic Four, Pérez trabaja en otras series y con otros entintadores. Al respecto comenta: " En el transcurso de un mes tuve a Joen Sinnot en Los 4 Fantásticos, a Vince Colletta en Los Vengadores, a Frank Chiaramonte en Los Inhumanos, a Jack Abel en Hijos del Tigre y a Al McWilliams en Power Man." Lo cual nos da una muestra de la increíble capacidad de trabajo de Pérez por esos años, capaz de dibujar sin problemas más de 60 páginas mensuales y en ese mes en concreto ¡¡más de 80!!
Fantastic Four #192 Pg.05 (1977)
Pero todo lo que tiene un principio tiene inevitablemente un final y la no noticia es que Pérez dejaría Fantastic Four, tras más de dos años, en su número #192 (marzo de 1978). Su sustituto sería Keith Pollard, quien tras una docena larga de números le terminaría cediendo el testigo primero a Sal Buscema y luego éste a John Byrne.
