Friday, October 30, 2009

western (2)



Continua la serie, pues. Esta vez, en formato peli de indios, con buenos, malos y una rubia. Un peliculón que baja mejor con palomitas y coca-cola. Tras el cartel, el conflicto: bad boy agrede al héroe...



Equivocar Barcelona con el Salvaje Oeste no es fácil. Si el Far West era la tierra a conquistar, Barcelona en 2009 es la tierra hastiada... El mundo que va frente al mundo que viene, como un temporizador y un cronómetro que marcaran, por un instante, la misma hora... Pero son tiempos que se alejan... Anhelo de Western es lo que hay, donde el pistolero bueno haga limpieza de los mierdas que corrompen la ciudad...


Thursday, October 22, 2009

Los de la SGAE, unos blandos.



Casualidades de la vida (si es que éstas existen): al día siguiente de incluír en este blog un par de fragmentos de "Honor de Cavalleria", de Albert Serra, una amiga muy flamenca , Cristina Arribas, va y cuelga en su Facebook unas declaraciones intempestivas en contra de la gratuidad del uso de música y vídeos que favorece internet. El tipo que raja, claro, era Albert Serra.

Se me quedó cuerpo de criminal... Me consuela que los dos pedazos de película puedan motivar a alguien a interesarse por "Honor de Cavalleria" (se lo vale), pero no sé yo qué opinión le merecerá esto a Serra, que desea la cárcel a todo aquel que robe material intelectual. "Un par de tricornios y carta blanca", es la solución que propone. Y el argumento, incontestable: si alguien quiere música en su boda, que cante, que componga una canción y la cante. Caso contrario, que pague. Como pagamos por el "Mistol" para lavar platos. Vale la pena tragarse las declaraciones, en un catalán muy expeditivo:



Ciertamente, a nivel conceptual le doy la razón. Pero hay peros.

- Como profesional liberal, no entiendo que al adquirir el material informático necesario para desempeñar mi trabajo, parte del coste vaya directamente a las arcas de la SGAE (Sociedad General de Autores de España). ¿Qué tiene que ver mi disco duro con Ricky Martin?

- La facilidad con la que uno se puede descargar material protegido por copyrights diversos, tiene algo de zanahoria para el asno: un caballo de Troya con el que hacer caer a todo quisqui en las garras de internet. ¿Beneficiados? Para empezar, sólo hay que echar un vistazo a la cuenta del teléfono de cada mes. O cómo las grandes multinacionales se convierten en entes abstractos e inaprehensibles, ante los cuales, como mucho, sólo media un teleoperador, frecuentemente automático cuando no a un par de continentes de distancia.

- Tal y como está el patio, es muy cínico criminalizar al consumidor final. No se le puede exigir a la gente una voluntariedad en el pago cuando no se desarrollan los mecanismos técnicos que conviertan al producto digital en algo tan tangible como el "Mistol" de la entrevista. Paciencia que ya llegarán.

Y es que todo esto me parece una polémica un tanto idiota. Entiendo que escueza a los que lo sufren en el bolsillo, pero el mundo es algo que se mueve. Si antes tener una carrera universitaria era un ascensor social, hoy no te garantiza ganar más que una señora de la limpieza. Y si hasta hace cuatro días te gastabas un dineral en comprarte la música que te gustaba, mañana te gastarás el mismo pastón en bajarte música a través de la red. Pero para que esto pase hace falta popularizar, como si de un juguete se tratara, esto del internet, meter dentro a todo Cristo, por lo que hoy, barra libre. Pero ya se acabará, ya... En lo que sí debemos andar metidos, es en buscar espacios de resistencia...


Monday, October 19, 2009

don Quixote de Les Corts



Cabalga el Quijote éste en "El Rincón Manchego" de bajo el Miniestadi del Barça. Y de un don Quijote a otro, al del grande, enorme, cósmico y colosal don Quijote de Albert Serra, que parió el mejor Quijote del mundo mundial.

Señoras y señores, "Honor de Cavalleria":



Thursday, October 15, 2009

del pic-nic, o de un antropógrafo antropófago...


Una ricura de chica, tan preciosa como sabrosa... Esto fue en la Capadocia, en un extremo del valle de Ilhara. Ya buscábamos la carretera de vuelta cuando esta familia, un tanto zíngara, nos llamó para que nos acercásemos y les echáramos unas fotos. Ella, la tipa de la foto, se metió dentro de la olla para mostrarnos cómo la limpiaba, a base de fregar con los pies, sin jabón ni estropajo: sólo tierra con la que abrasar la suciedad. Y la limpieza de su mirada, de su sonrisa... ¿no se os aparece más apetitosa que el mejor plato de callos del mundo?



Y es que en las distancias cortas, la humanidad salpica. En Anatolia especialmente, donde la curiosidad no avergüenza a nadie, y media sonrisa vale más que un pasaporte diplomático...

Pero alejémonos unos metros del pic-nic. Tomemos esa distancia que transforma al hombre en hormiga. Otros elementos son los que aparecen. El exotismo de la otredad creo que hace más evidente ciertas pautas que, en nuestras casas, somos incapaces de percibir (aunque por eso es por lo que uno viaja, ¿no?)

Y ya que estamos en lo de distanciarse y lo del viaje, pues nos largarnos de la Capadocia para caer en Hasankeyf, en pleno Kurdistán...



Aquí empezó el pollo. Señoras y señores: el Tigris.
Sigan río abajo y se van a enterar...
Mientras, esa alfombra deshilachada de la Historia se muestra aquí y allá, sumándose a un sol hiriente y pesado.






La máquina... siempre la máquina, mitad mascota, mitad falo. Si el hombre va todo el día con los huevos a cuestas, ¿cómo no va a hacer lo mismo con el coche?



Mientras, la gente se guarece bajo la sombra de un puño cerrado que grita: "domingueros del mundo, uníos!!!"



Sí, vistos de lejos somos esto, hormigas, una plaga. Si el mundo pudiera nos mandaba a tomar por el saco.



Por cierto, que la última gamberrada de estas hormigas va a hacer que todos aquellos que quieran pasearse por el lugar, tengan que levantar el culo bien rápido: en un par o tres de años, hará falta escafandra, que esto será el fondo de un pantano.

Wednesday, October 14, 2009

El grado cero de la escritura y la fotografía de autor.

"Fotografía de autor" es una trinchera con disparos desde todos lados. Pues juguemos a otra guerra: ¿Es posible una fotografía sin autor?




Grado cero por un lado.

Ejercicio de destilación de estilo, poda de amaneramientos, capar toda brecha de barroquismo.

El siglo XX desconfía de los estilos.

La negación del estilo se produce unas veces desde el collage: Joyce se los carga utilizándolos todos; Pesoa lo mismo pero ordenadamente, con sus heteronónimos; de hace cuatro días Antonio Tabuchi y su "Dama de Porto Pim"...

Otros usan un alambique: Charles Buckowsky que se agarra al no estilo de una prosa que roza el porno barato (y es que su gran mérito fue beber del enorme Ferdinand Cèline); Grotowsky busca las esencias con su teatro pobre; en cine tenemos a los chicos de DOGMA a la búsqueda de la esencia perdida, capitaneados por un Lars von Trier que, en "El jefe de todo esto" (que no, no es Dogma pues al susodicho el interés le duró apenas un par de películas) hasta se inventa un programa informático (Automavisión, no se lo pierdan!) que decide arbitrariamente los encuadres, como un Jean-Luc Godard (ver "À bout de souffle") llevado al extremo.

Pero, ¿qué coño tiene que ver la ausencia de estilo con la ausencia de autor?


Por un mundo automático

Acaso el hombre tenga un sueño: que el mundo sea automático. Que llegue el día en que al mundo se le pueda extirpar lo mundano. Tras el Romanticismo, hemos permanecido embriagados por la máquina, conviertiendo en mero proceso industrial no ya el Arte, sino la misma muerte...

El "momento decisivo" es ahora el "momento escogido". Sesiones fotográficas con modelos... y sin cámara fotográfica de por medio: una cámara de vídeo ya nos proporcionará el "frame" más adecuado; cámaras fotográficas que fotografían sin fotógrafo acechan cualquier campo de futbol; sensores tan holgados que permiten cualquier tipo de recorte posterior. La cámara del futuro será tal que lo fotografiará todo, siempre, automáticamente. Nos acercamos al cuento de Borges, ese del mapa tan grande como todo el país cartografiado.


La postfotografía

Ante la ingente producción fotogràfica (la misma que lleva a Fernando Puche a escribir unas interesantes reflexiones recogidas en DSLR Magazine), aparece en escena una nueva figura: la de la post-fotografía. No, no se trata del tipo que se dedica a photoshopear la instantánea tomada con la cámara automática. O no trata sólo de él. Ante tamaño océano de imágenes, no faltarán los buzos que se sumerjan en búsqueda de tesoros.

Porque Todo es lo mismo que Nada, así que alguien nos tendrá que satisfacer con Algo.

Conozco a uno de ellos. Él mismo se define, hábilmente, como refotógrafo. Vale la pena zambullirse en su "arqueologia del punt de vista".

Arqueólogos, exploradores, aventureros... Amanecen unos tiempos que me parecen fascinantes...
América ya se descubrió; a los Polos se puede ir a la pata coja; los ochomiles convertidos en destino turístico...

La tierra incógnita reside en la propia representación del Mundo.





Sunday, October 4, 2009

La derrota de la memoria



Cualquier tipo que se tome un par de semanas de vacaciones, sin tener interés especial en la fotografía, fácilmente volverá del viaje con dos o tres mil imágenes. De éstas, sólo unas pocas las pasará a papel, mediante su impresora doméstica. En un par de años, esa copia será un papel con una imagen de palidez fantasmagórica.

Cuando quiera recuperar el archivo, se puede encontrar con un extenso abanico de posibilidades: que las haya perdido porque el disco duro petó; que estén fuera de su alcance porque duermen en el ordenador de su ex; que no la encuentre entre 30.000 fotos almacenadas sin criterio alguno; que la pereza le pueda; etcéteras diversos. Esto, en dos años. La dificultad de encontrar la foto se multiplica exponencialmente con el paso del tiempo. Esa caja de zapatos con una docena de fotos de los abuelos, ¿hay alguien capaz de imaginarse su equivalente dentro de un par de generaciones?

Pero todo el mundo hace fotos. A todo lo que se mueve. A todo momento.

¿Qué empuja a un ser humano, sin una especial inclinación fotográfica, a emprender una actividad aparentemente tan vacía de significado? Gastarse centenares de euros en equipos que se deben renovar constantemente, jugarse el pellejo poniendo a prueba la paciencia de su pareja, carretear todo el día una máquina que interfiere su relación con el mundo... ¿Para qué?

Creo que la clave estriba en la derrota de la memoria. Se asume que cada momento es una pérdida, un momento que no hace falta recordar porque ya lo recoge la cámara, con una precariedad calculada para la extinción total de ese momento. Lo que se hace fotografiando es una celebración: la celebración del presente como absoluto. Es el mismo presente que nos mantiene siempre jóvenes, que destierra la vejez y los muertos, la negación del ayer y del mañana.


FICHA TÉCNICA: SONY-ERICSSON K810i