Historia inspirada en la serie de televisión American Horror Story.
El Ángel Raziel le otorga los derechos de esta historia a Angela Corredor Martos.
Sujeto la cuchilla con fuerza entre mis dedos temblorosos mientras contemplo mi rostro en el espejo, fijádome en que la desconocida que responde a mi mirada no es la misma, que ha cambiado.
Solía ser alguien alegre, aunque nunca terminé de encajar en ningún sitio. Me dijeron que la adolescencia sería bonita.
—Y una mierda —digo antes de apretar la afilada cuchilla en mi muñeca izquierda y deslizarla horizontalmente, dibujando una línea perfecta que comenzó a escupir sangre al instante.
Ya ni si quiera lloro cuando hago esto. Simplemente pienso, ¿por qué voy a llorar por algo que deseo tanto? Sé que el mundo sería un lugar mucho mejor sin mí.
Ni si quiera soy consciente de que hay un chico en la puerta del baño mirándome con curiosidad. Es rubio, con el pelo alborotado y unos ojos tan oscuros que bien podrían ser unos profundos pozos negros.
—Si estás tratando de suicidarte deberías realizar los cortes en vertical —dice, y entra. Creo que no es consciente de que aquél es el servicio de mujeres. Se acerca hasta mí y se remanga su jersey gris oscuro de lana para mostrarme su muñeca derecha—. ¿Ves? Casi lo consigo, en realidad.
Levanto la mirada y de repente me siento estúpida. ¿Es así como me veían los demás? ¿Débil? Porque en ese mismo momento pienso que ese chico es débil, por muy alto y fuerte que sea.
—Y sí sólo estás intentando llamar la atención —continúa, cogiendo un trozo de papel y cubriendo mi muñeca con él—, es una gilipollez. Para mí no pasarías desapercibida. Eres muy hermosa.
Noto como me sonrojo y retiro mi brazo de su mano. ¿Quién se ha creído que es?
—Supongo que si lo hago es porque tengo mis motivos.
Cojo mi bolso, que hasta entonces había estado junto al lavabo, y paso por su lado decidida a salir de allí para no volver a ver nunca más a ese desconocido.
—Me encantaría conocerlos —se apresuró a decir mientras me seguía—. Mi nombre es Owen Pale.
Me paro en seco y me enfrento a él:
—Bien, Owen. Mi vida es una mierda. Mi padre murió hace tres meses y mi madre está deprimida. No tengo amigos, no tengo más familia. Estoy completamente sola en un mundo de mierda que me trata como si fuera un maldito grano en el culo. ¿Ves a esa zorra de allí? —digo señalando a una chica que me dio una paliza el primer día de instituto—. Me ha pateado el trasero, golpeó mi cabeza contra una mesa y quemó mi taquilla. A puesto a todo el maldito instituto en mi contra, y por si no fuera suficiente, yo ya sé que soy una mierda, que no sirvo para nada y que estaría mejor muerta.
Es mucho más fácil decir todo esto cuando lo tienes asumido y ya ni si quiera lloras al darte cuenta de toda la razón que tienes. No quiero que Owen tenga compasión por mí, por eso continúo caminando antes de que sea demasiado tarde.
—El mes pasado tuve un accidente de coche —susurra. Puedo oírle porque los pasillos del instituto se han quedado vacíos debido a que tocado el timbre—. Iba con mi novia, ¿sabes? Volvíamos de una fiesta. Estaba tan borracho... Debí haber permitido que conduciera ella... Ni si quiera vi el otro coche hasta que impactamos de frente con él. Murió, y yo sobreviví, y desde entonces no soy capaz de seguir adelante porque está muerta por mi culpa. Soy yo el que merece estar muerto y no ella.
Su historia hizo que mi corazón se sobrecogiera. Me vuelvo y me acerco cuidadosamente hasta él para mirarle a esos profundos pozos negros que tiene por ojos, y que además ahora están rojos.
—Pienso que eres valiente, Owen —digo, y cojo sus manos con las mías.
—Yo pienso que tú eres una estúpida —dice él, medio sonriendo—. Lo pienso porque no estás sola. Quiero ayudarte, puedo hacerlo.
Sonrió, y por primera vez en tres meses, desde el funeral de mi padre, permito a mis ojos derramar lágrimas.
—Dios los cría y ellos se juntan. —Suelto una carcajada y él también, ambas amortiguadas por las lágrimas y los sollozos.
—¿Vas a dejarme que esté contigo...? —deja la pregunta en el aire.
Carraspeo antes de decir:
—Soy Heather. Y sí.
Entrelaza sus dedos con los míos y en ese momento soy consciente de que Owen Pale va a alborotar mi vida, mis sentimientos y toda mi forma de ser.
Forever and always,