Desde hace un tiempo vengo haciendo ejercicios con pluma, y si bien después varios intentos me he sentido menos incómoda con la técnica, lo cierto es que no me conforma lo que hago. Los últimos ejercicios fueron basados en obras de Miguel Ángel, y allí anduve experimentando con las Sibilas y los Profetas, con total desparpajo, porque total el autor no está en condiciones de protestar.
Ahora bien, en la clase de hoy, decidí volver a mi viejo amor, el lápiz de color, sin abandonar a Miguel Ángel, y la emprendí con el profeta Ezequiel.
He aquí el resultado:
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Mayo de 2010
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