El amor y los pepinillos son dos cosas muy distintas pero íntimamente relacionadas. Lo quieras o no, ambos te alimentan. "Amor y pepinillos" es "amor y pepinillos."
Todos hemos sido pepinillo alguna vez; los hay de todo tipo. Altos, bajitos, alargados, gruesos, juguetones, verrugosos, curvados, jumbo size, (...) Para todo gusto y apetencia.
Sin embargo, de lejos, todos son irremediablemente iguales. Todos verdes y apestando a vinagre; todos buscando ser devorados. Son perfectos para picar entre horas y además calman toscamente el apetito. Pero no sacian.
Quizá ahí radique su principal diferencia con el amor.