miércoles, 13 de octubre de 2010
A esta hora
casi siempre, mi amor,
recojo tus besos
en el café de las 4.
Una barca de sueños
y un bostezo en los labios,
crisálida que ovilla
en tus brazos
flores blancas de azahar.
A esta hora
casi siempre, mi vida,
la rutina es carrousel
removiendo el calendario,
porque llegan tus caricias
y me adentro en un letargo
y soy palabra
y estrofa
y soy verso
y poesía
retazo de un poema inacabado
sin principio ni fin.