lunes, 24 de diciembre de 2007

Castigado por imitar a Panenka

Por Francisco Orti.-

Ahora mismo en Talavera están maldiciendo a Antonin Panenka. El motivo de este odio hacia el checo inventor del penalti más vacilón de la historia es precisamente por su famoso penalti. Y es que un futbolista del Talavera, Jesús Rubio, intentó imitarle, pero el desenlace no fue tan positivo como en la final de la Eurocopa de 1976.

Rubio lo intentó en un escenario más modesto, pero tal vez igual de decisivo. En el grupo IV de la Segunda División B, se enfrentaban Talavera y Puertollano. Era un duelo marcado por la rivalidad regional y por las urgencias que vive el Talavera, quien ocupa la penúltima plaza de la clasificación.

El Puertollano se marchó al descanso con ventaja al marcador y Pedro Morilla, técnico del Talavera, decidió dar entrada en la segunda parte a Jesús Rubio con intención de cambiar el signo del partido.

Rubio no tardaría en tener su gran oportunidad. A los 53 minutos, Óscar Silva fue derribado en el área y Jesús Rubio asumió la responsabilidad de lanzar la pena máxima. Lo que no se podía imaginar nadie era que el jugador lo iba a lanzar a lo Panenka y encima lo fallaría. Por una frivolidad había desperdiciado una gran ocasión.

El cabreo de su entrenador fue monumental. Tanto que instantes después de fallar el penalti Jesús Rubio fue sustituido, siendo castigado públicamente. Y la cosa no quedó ahí porque en la rueda de prensa posterior al encuentro Morilla señaló que había quitado a Rubio porque no aguanta que sus jugadores hagan "gilipolleces". Jesús Rubio se lo pensará dos veces antes de volver a imitar a Panenka.

Foto: Goal.com

domingo, 23 de diciembre de 2007

El hombre de los 30 millones

Por Francisco Ortí.

Érase una vez un hombre a unos millones pegado. A treinta concretamente. Los treinta kilos que el Real Madrid pagó por él le convirtieron en el objeto de burlas durante el pasado verano y su nombre, Pepe, no ayudaba a justificar la rentabilidad de la operación. ¿Cómo un crack iba a bautizarse con un nombre tan común?, se preguntaban muchos.

Pues así era. Disfrazado tras el nombre de Pepe se escondía un magnifico central, que se ha asentado a la perfección en la siempre complicada defensa del Real Madrid, llegando a ensombrecer al mismísimo Fabio Cannavaro.

Las portadas de los periódicos y el protagonista de los resúmenes será Julio Baptista por su gol, pero siendo sinceros reconoceremos que el gran héroe de la victoria blanca en el Camp Nou fue el brasileño Pepe, que cuajó un auténtico partidazo.

El zaguero brasileño se convirtió en un muro infranqueable, especialmente para su compatriota Ronaldinho, que se estrelló una y otra vez contra él. El `10´ azulgrana estaba muy motivado, pero no encontró la manera de superar la defensa de Pepe. Lo intentó sin parar con sus rápidas fintas, pero Pepe siempre salió vencedor desde este particular duelo.

Pero Pepe no se conformó con parar a Ronaldinho. El brasileño realizó una perfecta cobertura a Sergio Ramos y Gabriel Heinze, y estuvo rápido para cerrar las bandas cuando uno de los dos laterales perdía su posición.

Ni siquiera Eto´o, que estaba en plena racha goleadora, pudo con él. El camerunés tuvo una clara ocasión para marcar, pero Pepe apareció para desviar el disparo y echar una mano a Casillas, aunque éste tampoco necesite que le ayuden muy a menudo.

Pese a todo, todavía sonarán voces críticas que aseguren que Pepe no vale ni por asomo 30 millones de euros y puede que tengan razón, pero nadie podrá discutir que es un gran central. Ronaldinho no será quien lo haga.

Foto: El Mundo

domingo, 16 de diciembre de 2007

El pequeño Al

Por Francisco Ortí.-

El pequeño Al nunca ha sabido lo que significa ser niño. Mientras niños de otras partes del mundo se aburrían con sus abundantes juguetes, Al creció entre la sangre derramada por la guerra civil de Sierra Leona y se vio obligado a madurar de golpe cuando a los cuatro años su padre fue apuñalado en una reyerta.

Esto no era lo peor que el destino tenía preparado para el pequeño Al. Su padre era el líder de una sociedad secreta africana, una de esas que disfrazan sus actos violentos asegurando que los cometen en nombre de la libertad. Según las normas de esta tribu el primogénito varón del anterior jefe debía recoger el testigo como nuevo líder.

Al no quiso seguir los pasos de su padre y decidió fugarse a Guinea con la promesa de que allí encontraría facilidades para escapar hacia Europa. El infortunio volvería a cruzarse en el camino del pequeño Al, que estuvo a punto de ser violado, era el pequeño precio que tenía pagar para volar a Europa.

"Al me contó que lo llevaron a una casa donde quisieron venderlo a dos hombres. Intentaron violarlo, pero él se salió a la calle en ropa interior pidiendo ayuda", comentó un compañero de la actualidad de Al.

El pequeño Al ya no es tan pequeño. Tiene 18 años y se responde al nombre de Alhassan Bangura, jugador del Watford, de la segunda división inglesa. Así es, ese niño que creció en medio de una guerra se convirtió en futbolista profesional, teniendo minutos en una de las ligas más prestigiosas.

Bangura ha construido una vida en Inglaterra. Un ojeador le vio jugar en una plaza y lo fichó para el Watford. Ahora tiene mujer, un hijo y se ha convertido en uno de los ídolos de la afición del Watford. Por una vez la suerte sonreía a Al.

Una vida de cuento. Sin embargo, las leyes inglesas, que no entienden de príncipes ni princesas, pueden escribir un final inesperado para este cuento que habla de superación, sufrimiento y lucha.

El gobierno de Inglaterra se ha negado renovar el permiso de trabajo de Bangura porque es mayor de edad y no tiene contrato profesional. Deberá ser deportado, mandado de vuelta a su Sierra Leona natal. Lógicamente, Bangoura está aterrorizado ante la posibilidad de volver a su país y en especial a una tribu a la que traicionó al fugarse.

La afición del Watford se ha movilizado para recoger firmas con el fin de evitar que Bangura tenga que volver a su país. Bangura no quiere volver a ser el pequeño Al, su vida correría peligro.

Foto: Skysports

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Un corazón de pies cuadrados

Por Francisco Ortí.-

El Milan y el Celtic se enfrentan en un encuentro en el que hay poco en juego. Los dos equipos dan por bueno el resultado inicial y se limitan a estar sobre el césped viendo cómo los minutos caen uno tras otro a la espera de escuchar el pitido final del árbitro. Es un auténtico tostón. Los aficionados presentes piensan que hubiera sido mejor haber llevado al campo una almohada en lugar de la bufanda rossonera.

De repente, aplausos. Se empieza a escuchar un murmullo en la grada y los aficionados, hasta el momento dormidos, despiertan para ponerse en pie en señal de respeto. Pero… ¿qué ha pasado? No ha sido una ocasión de gol. El balón está cerca del área del Celtic y no hay ningún jugador rossonero cerca.

La respuesta está en el centro del campo. Un hombre de aspecto tosco agita los brazos con furia mientras alienta a base de gritos al conjunto local. Es Gennaro Gattuso. En un partido al que nadie le encuentra aliciente por el que luchar, él si lo hace: el honor.

Sus pies cuadrados -como él mismo los describe- nunca le permitirán aparecer entre los vídeos más vistos en Youtube, pero no le hace falta. Es el único capaz de poner en pie San Siro sin necesidad de tocar el balón. Gattuso es el corazón de este Milan.

Rhino no nació con la elegante técnica de Pirlo o Kaká, con la velocidad letal de Ronaldo ni con el goleador olfato de Inzaghi. Su don es el de la constancia, gracias al que ha conseguido convertirse en el mejor centrocampista defensivo del planeta y en el líder del gigantesco Milan.

En cuanto suena el pitido inicial comienza su trabajo. Corre y grita y roba y comete una falta y protesta y vuelve a correr y gruñe y se queja y hace un pase, lo falla y vuelve a correr y anima y recupera un balón y lo celebra y continúa corriendo. Cansa hasta leerlo, pero el calabrés más famoso del mundo podría repetirlo durante 180 minutos más gracias a sus pulmones y, sobre todo, a su garra.

Es posible que los estetas del fútbol no formen parten del club de fans de Gattuso y no coincidan con mi opinión, pero yo cada día rezo porque en el mundo del fútbol hayan más tipos como Gattuso. Sinceros, nobles, comprometidos y para los siempre haya algo en juego. Al menos no se nos castigaría con bodrios como el de anoche.

Foto: EFE