Ahora mismo en Talavera están maldiciendo a Antonin Panenka. El motivo de este odio hacia el checo inventor del penalti más vacilón de la historia es precisamente por su famoso penalti. Y es que un futbolista del Talavera, Jesús Rubio, intentó imitarle, pero el desenlace no fue tan positivo como en la final de la Eurocopa de 1976.
Rubio lo intentó en un escenario más modesto, pero tal vez igual de decisivo. En el grupo IV de la Segunda División B, se enfrentaban Talavera y Puertollano. Era un duelo marcado por la rivalidad regional y por las urgencias que vive el Talavera, quien ocupa la penúltima plaza de la clasificación.
El Puertollano se marchó al descanso con ventaja al marcador y Pedro Morilla, técnico del Talavera, decidió dar entrada en la segunda parte a Jesús Rubio con intención de cambiar el signo del partido.
Rubio no tardaría en tener su gran oportunidad. A los 53 minutos, Óscar Silva fue derribado en el área y Jesús Rubio asumió la responsabilidad de lanzar la pena máxima. Lo que no se podía imaginar nadie era que el jugador lo iba a lanzar a lo Panenka y encima lo fallaría. Por una frivolidad había desperdiciado una gran ocasión.
El cabreo de su entrenador fue monumental. Tanto que instantes después de fallar el penalti Jesús Rubio fue sustituido, siendo castigado públicamente. Y la cosa no quedó ahí porque en la rueda de prensa posterior al encuentro Morilla señaló que había quitado a Rubio porque no aguanta que sus jugadores hagan "gilipolleces". Jesús Rubio se lo pensará dos veces antes de volver a imitar a Panenka.
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