He cumplido un viejo anhelo: he visitado un cementerio judío y lo he hecho en Alemania. Fue una coincidencia que me estremeció por la alta carga simbólica e histórica que tiene un sitio así en un lugar como éste.
Acompané a mi hija a un control prenatal a la maternidad donde nacerá mi nieto Thomas y al pasar había un letrero senalando la existencia de un cercano y muy pequeno cementerio al lado de una sinagoga sobria. Había un instructivo sobre el modo de visitar ese sagrado lugar correctamente: los hombres con la cabeza cubierta (las mujeres no lo sé) y que al salir nos laváramos las manos, cosa que hicimos. También había una placa conmemorativa de las víctimas del Holocausto.
Me sorprendió que las lápidas estuvieran todas para el mismo lado - no tengo idea cual sería; en Chile sí me ubicaría- y que se pareciera tanto a los cementerios generales de mayoría cristiana que hay por todos lados acá y que por lo general también son pequenos. Yo sabía de la preciosa costumbre de dejar piedras en vez de flores, pero también había abundantes floreros sobre las tumbas junto con las piedras que me desilusionaron por ser chicas. Creo que yo llevaría una gran piedrota del porte de mi puno, por lo menos.
Todo el lugar era bastante nuevo, por razones conocidas, y había un sector de lápidas chicas con nombres carinosos que presumimos que eran de ninos. No quise sacar fotos por respeto y por no conocer las costumbres de nuestros "hermanos mayores en la fe" como los llamaba Juan Pablo II.
Hará unos 4 anos había visitado un gran cementerio de Stuttgart, el Prag, que tiene un sector judío que fue profanado en tiempos tremendos y luego se ha intentado reparar el dano, pero no dejan visitarlo y sólo lo vi por fuera con la frustración entonces de no poder recorrerlo. Esas tumbas sí que son viejas, testigos de la antigua cultura judía inmersa en el mundo occidental.
Que descansen en paz