Tenía estas galletas fichadas desde hace mucho tiempo. No he investigado mucho, pero parece que las fave dei morti son unas galletas típicas de muchas regiones italianas, especialmente en Roma y alrededores. Se llaman así porque recuerdan a un haba, que tiene una simbología muy antigua con todo el mundo de los difuntos y la otra vida. Hay varias versiones según la región o la localidad, aunque todas tienen en común la sencillez y el uso de la almendra. Realmente, bajo el nombre dolci dei morti, hay muchas especialidades italianas distintas que espero ir probando poco a poco.
Es curioso cómo en eso se parecen tanto a nuestros huesos de santo y panellets, también típicos y tradicionales en la festividad de Todos los Santos. Es una forma de conmemorar y honrar a los muertos, recordando a los seres queridos que ya no están. La almendra molida es un ingrediente fabuloso para preparar dulces sencillos y rústicos como estos, con mucha tradición en todos los pueblos mediterráneos, y también ligada a la repostería árabe.
Yo las preparé aprovechando que venían mis padres hace unas semanas, porque sé que a ellos les iban a gustar muchísimo. Yo diría que son geniales también para Navidad, con la almendra, el potente aroma a canela... les iría estupendamente un chorrito de algún licor dulce o un rebozado en más frutos secos, incluso un glaseado de limón. Nosotros las tomamos con una copita de Oporto, ligando culturas gastronómicas en una pareja deliciosa.
Receta de Fave dei morti
Inspiración: adaptada de Café Fernando
Ingredientes para unas 30-35 unidades
- 125 g de almendra molida
- 100 g de azúcar caster o normal
- 100 g de harina de repostería
- 2 cucharaditas de canela molida
- 1 buena pizca de sal
- 30 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 1 huevo L a temperatura ambiente
Precalentar el horno a 175ºC y preparar una bandeja con papel sulfurizado o engrasándola con mantequilla o aceite.
Mezclar con unas varillas en un recipiente la almendra molida, el azúcar, la harina, la canela y la sal. Añadir la mantequilla y el huevo ligeramente batido, y mezclar todo bien. Se debe obtener una masa homogénea, maleable, ligeramente húmeda.
Si estuviera muy pegajosa, añadir un poco más de harina, o mejor, llevar a la nevera media hora. Es preferible no echar demasiada harina de más.
Dividir en dos partes. Formar un cilindro con una de ellas, de aproximadamente 2 centímetros de grosor. Cortar porciones de unos 2,5 centímetros y llevar a la bandeja con el corte hacia arriba. Repetir con la otra porción.
Presionar con un dedo en el centro de cada galleta para marcar la forma de haba y dejar una forma redondeada. Hornear durante unos 23-15 minutos, hasta que se hayan dorado muy ligeramente. Dejar enfriar sobre una rejilla.
Inspiración: adaptada de Café Fernando
Ingredientes para unas 30-35 unidades
- 125 g de almendra molida
- 100 g de azúcar caster o normal
- 100 g de harina de repostería
- 2 cucharaditas de canela molida
- 1 buena pizca de sal
- 30 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 1 huevo L a temperatura ambiente
Precalentar el horno a 175ºC y preparar una bandeja con papel sulfurizado o engrasándola con mantequilla o aceite.
Mezclar con unas varillas en un recipiente la almendra molida, el azúcar, la harina, la canela y la sal. Añadir la mantequilla y el huevo ligeramente batido, y mezclar todo bien. Se debe obtener una masa homogénea, maleable, ligeramente húmeda.
Si estuviera muy pegajosa, añadir un poco más de harina, o mejor, llevar a la nevera media hora. Es preferible no echar demasiada harina de más.
Dividir en dos partes. Formar un cilindro con una de ellas, de aproximadamente 2 centímetros de grosor. Cortar porciones de unos 2,5 centímetros y llevar a la bandeja con el corte hacia arriba. Repetir con la otra porción.
Presionar con un dedo en el centro de cada galleta para marcar la forma de haba y dejar una forma redondeada. Hornear durante unos 23-15 minutos, hasta que se hayan dorado muy ligeramente. Dejar enfriar sobre una rejilla.
He escrito esta entrada en dos partes porque a mitad de la redacción me ha llamado mi suegra para ir al mercadillo. Esta vez un poco más tarde de lo habitual y ya estaba llenísimo de gente, se nota que casi todo el mundo sí ha podido dormir más. Después una visita a un gran centro comercial de las afueras para unas cosillas que nos hacían falta... y ay, ya está la Navidad por todas partes. Dulces, decoración, ropa, juguetes, perfumes... ¡pero al lado de las calabazas, esqueletos y panellets! No me gusta que se solapen las festividades, al menos podrían esperar al día 2 de noviembre. Cada cosa a su tiempo, jo, que le quitan la ilusión y la magia a todo.
Sea como sea, ¡que paséis un buen Halloween y mejor Día de Todos los Santos! Yo soñaré con el arrope y calabazate murciano que seguro que mis familia disfrutará en el campo.