¡Estoy machacada! Pero feliz :)
Me he pegado un buen madrugón (ya sabéis, de esos en que las calles aún no están puestas) para poder desayunar bien antes de prepararme
para ir hacia la carrera. ¡Qué frío hacía antes de amanecer! Pero iba con mucha motivación, aunque con algo de miedo por mi pie... Al final sólo me ha dado alguna molestia al principio, espero que mañana no tenga muchas secuelas!
A pesar de ir sola me lo he pasado muy bien; había muchísima gente y eso ha ocasionado algún problema que otro con la organización de la salida y la llegada, pero yo he corrido a mi ritmo (dejándome el alma en según qué cuestas, ya podría ser Madrid más llano :P) y he podido terminar sin desfallecer los 10 km en el tiempo que tenía en mente, alrededor de una horita. La verdad es que después de un esfuerzo así (que para mí ha sido enorme) cruzar la meta te da un chute de satisfacción, orgullo personal, sensación de libertad, armonía mental... difícil de describir pero muy recomendable. Y de regalo, una mañana preciosa, el parque del Retiro ha lucido hoy en todo su esplendor otoñal.
Y bueno... es el último fin de semana de noviembre, ya hay luces de Navidad por algunas ciudades, el monotema de las fiestas es totalmente inevitable... y en mi cabeza ya lo lleva siendo varios días, para qué negarlo. Si tengo tiempo esta tarde haré el cambio de look pertinente para el blog, mientras hago experimentos dulces con el horno. Pero a pesar de todo no me olvido de las calabazas, y para demostrar que no sólo la utilizo en repostería, dejo hoy una sopita muy reconfortante, que el frío ya se empieza a notar cada vez más. No tenía claro si llamarlo sopa o crema, porque tiene una textura melosa, pero puesto que las cremas en mi casa son mucho más espesas, sopa se queda.
Parecen muchos ingredientes, pero que no os asuste, casi la mitad son especias y se pueden ajustar al gusto de cada uno ;).
- 1 chalota
- 1 ramita de apio
- 1 1 diente de ajo
- 1 trocito de jengibre fresco
- 2-3 tomates, pelados y sin semillas
- 2 zanahorias medianas
- 1 boniato no muy grande
- 1 calabaza mediana
- medio vaso de vino blanco
- 2 cucharadas de zumo de limón
- 1 cucharadita de concentrado de tomate
- 1 litro de caldo de verduras
- 1 cucharadita de mezcla de hierbas provenzales
- 1 cucharada de cúrcuma molida
- 1/4 cucharadita de canela molida
- 1/4 cucharadita de cilantro molido
- 2 hojas de laurel
- sal y pimienta
- aceite de oliva virgen extra
Empezar preparando todos los ingredientes.
Picar la chalota, el apio, el diente de ajo, los tomates y las zanahorias. Pelar y rallar el jengibre, conservando el jugo que suelte. Pelar y trocear en cubos el boniato y la calabaza, desechando las semillas (o mejor, guardándolas para tostarlas luego).
Poner una olla o cazuela con un poco de aceite a calentar. Pochar a fuego bajo la chalota con el apio, el diente de ajo y el jengibre. Incorporar los tomates y las zanahorias; subir el fuego y saltear unos minutos. Añadir el boniato y la calabaza, dando unas cuantas vueltas para que se impregnen bien con el resto de ingredientes. Regar con el vino y dejar que se evapore el alcohol. Añadir el limón, el concentrado de tomate y todas las especias, cocinando a fuego medio unos minutos. Cubrir con el caldo de verduras, bajar el fuego y dejar cocinar hasta que todas las verduras estén bien blandas. Retirar las hojas de laurel, probar el punto de sal y apartar del fuego para que repose todo un poco. Triturar con ayuda de una batidora hasta dejar una textura fina pero con cuerpo (a mí no me gusta pasar las cremas por el chino, pero eso al gusto). Volver a calentar antes de servir, acompañado, como siempre, de buen pan.
Disfrutad de lo que queda de domingo, ¡y feliz inicio de semana!